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El verbo español: Aspectos morfosintácticos, sociolingüísticos y lexicogenéticos
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El verbo español: Aspectos morfosintácticos, sociolingüísticos y lexicogenéticos

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El verbo español. Aspectos morfosintácticos, sociolingüísticos y lexicogenéticos, editado por Gerd Wotjak. Las contribuciones se centran en los aspectos del tiempo y el modo y adoptan metodologías divergentes para su descripción, aunque con predominio de enfoques funcionales en sentido amplio.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 jun 2014
ISBN9783865278326
El verbo español: Aspectos morfosintácticos, sociolingüísticos y lexicogenéticos

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    El verbo español - Iberoamericana Editorial Vervuert

    1995

    Ramón Trujillo

    Universidad de La Laguna (Tenerife)

    SOBRE EL USO METAFÓRICO DE LOS MODOS EN ESPAÑOL

    Es curioso que dos cosas tan ligadas entre sí, tan inseparables, diría yo, como el tiempo y el modo, tengan, en la tradición lingüística, tratamientos tan diferentes: en los modos casi no se ve hoy otra cosa que sintaxis, mientras que en los tiempos, olvidadas las complicaciones de la consecutio temporum, todo o casi todo se reduce a la pura semántica.

    La razón está sin duda en que las relaciones entre el modo y su entorno parecen, o pueden parecer, forzadas, en tanto que las del tiempo y el suyo parecen, o pueden parecer, libres. Y así se dice, con subjuntivo forzoso, "te he traído el periódico para que lo leas, pero con una al menos aparente libertad temporal, sé que viniste, que has venido, que habías venido, que vendrás, que vendrías, que vienes. Las constricciones y las libertades, con todo, se dan tanto en el uso de los tiempos como en el de los modos, si bien con diferente intensidad según se trate de una cosa o de la otra. Así, es más probable que se diga sé que no ha venido en todo el día que sé que no vino en todo el día, como es más probable también es estupendo que ya estés curado que es estupendo que ya estás curado". Pero es evidente, sin embargo, que las cosas habrían cambiado sustancialmente, si, en el primer ejemplo, se hubiese suprimido en todo el día, y, en el segundo, ya, porque el uno representa una visión extensa del tiempo, afín al contenido de presente de ha venido, y el otro, una visión particularizadora, afín al valor no generalizador del indicativo.

    Ejemplos tan elementales como éstos ponen de manifiesto que modos y tiempos no difieren en la supuesta naturaleza sintáctica de unos y de la no menos supuesta naturaleza semántica de los otros, aunque hay que reconocer que, con los primeros, la relación o la dependencia del contexto lingüístico es un hecho que se verifica con más frecuencia que la que se da entre el tiempo y sus contextos. Pero la frecuencia no sirve para medir la naturaleza de las cosas: nada dejará de ser lo que es por acontecer sólo en raras ocasiones, ni nada será más de lo que es por poseer una frecuencia mayor.

    El hecho es que, en apariencia, sólo los tiempos son el fruto de elecciones semánticas, en tanto que tendemos a sentir las formas modales como exigidas por el contexto sintáctico. Sin embargo, la clave de la cuestión no parece estar tanto en el contexto explícito (la sintaxis, entendida de una manera simplista), como en lo que podríamos llamar el contexto implícito, que, en este caso, se halla representado por los factores semánticos que cada forma modal o temporal expresan por sí mismas, SIN NECESIDAD DE QUE SE PRODUZCA LA REPRESENTACIÓN LINGÜÍSTICA EXPLÍCITA DE TALES FACTORES. Me explico: si digo que Juan ha vivido aquí, el antepresente me excusa de la añadidura de elementos del CONTEXTO IMPLÍCITO que, en el caso de los tiempos, pueden o suelen resultar absolutamente redundantes, como sucedería, por ejemplo, en estas circunstancias, con durante toda su vida o con desde que se casó, etc. Y, de la misma manera que con las formas temporales se sugieren contenidos, es decir, componentes semánticos EFECTIVOS¹, aunque éstos no lleguen muchas veces a manifestarse físicamente, con la expresión de la modalidad se significan TAMBIÉN componentes semánticos EFECTIVOS que, por el contrario, suelen ser exigidos por razones de coherencia referencial (así, no podemos ver un propósito como si fuera un hecho particular).

    Pero volvamos a nuestros ejemplos de antes: la gramática preceptiva nos enseña que debemos usar el subjuntivo en frases completivas dependientes de expresiones que significan comentarios (y, en tal sentido, vistos como subjetivos) acerca de contenidos que suponemos verdaderos, como sucede con es lamentable, es estupendo, es una pena, y otras semejantes, por lo que habrá de decirse SÓLO "es estupendo que ya estés curado, ya que, efectivamente, es estupendo que ya estás curado resultaría una secuencia un tanto extraña, al menos en la manera en que la acabo de enunciar (en la forma de un aislado ejemplo de clase). Sin embargo, basta con apelar a la sensibilidad idiomática de cualquier hispanohablante no deformado por prejuicios gramaticales para descubrir los elementos del contexto implícito significados por el indicativo, aunque no directamente visibles" en la forma física del enunciado: ‘es estupenda la situación que verifico: que ya estás curado’. No se comenta ahora algo de lo que se tiene una visión indirecta, por decirlo así, sino algo que se presenta como una percepción particular. En "es estupendo que ya estés curado, el uso del subjuntivo, por el contrario, introduce o sugiere un CONTEXTO IMPLÍCITO formado por componentes muy distintos de los que acabamos de ver en el ejemplo anterior: el estar curado no se ve ahora como un caso particular, sino como una hipótesis verosímil, es decir, como UNA GENERALIZACIÓN, aun cuando expresiones como ésas se aplican habitualmente a experiencias o a acontecimientos que nada tienen de generales o de hipotéticos considerados en sí mismos. Y, sin embargo, ES ASÍ: es estupendo que ya estés curado" NO SIGNIFICA ‘es estupendo el hecho particular de estar tú ya curado’, sino ‘es estupendo el hecho (general) de ser posible el estar tú ya curado’: la visión no es ahora particular, y, no siéndolo, hay que convenir en que no podrá ser más que general.² La visión, sin duda metafórica, que significa como hipótesis lo que en la realidad es un hecho.

    La cuestión que aquí se está planteando puede verse de dos maneras diferentes. Desde un punto de vista simplista podría decirse que las expresiones como es lamentable, es estupendo, es una pena, etc., que significan opiniones acerca de acontecimientos que se consideran verdaderos, rigen subjuntivo en las completivas dependientes de ellas. Pero aunque esta regla represente el uso más general, no refleja en absoluto la naturaleza del subjuntivo, porque ese uso más general es sólo eso, más general, es decir, aquel que se corresponde con lo que podríamos llamar las condiciones generales o teóricas del discurso: aquellas en las que el que habla no tiene en la mente el acontecimiento particular como tal, sino alguna especulación generalizadora acerca de él. La regla citada es, por ello, simplista, y se deriva de una observación superficial de los hechos idiomáticos. El hecho de que el uso tolere expresiones como "es estupendo que ya estás curado" significa, antes que nada, que la regla de que aquí se trata está, cuando menos, mal formulada.

    Esta cuestión no se resuelve con decir que, en casos como éstos, nos hallamos en una zona de inestabilidad dentro del sistema modal, como suponen Bybee y Terrell.³ Según estos autores, la elección de los modos en la subordinación sustantiva ha de asociarse con las nociones semánticas de aserción, de presuposición, o con la ausencia de una y de otra idea. La zona problemática se corresponde con la de la presuposición, relacionada a su vez con aquellos predicados que SIGNIFICAN COMENTARIO y que se refieren a cláusulas subordinadas cuyos contenidos el hablante SABE VERDADEROS. Es el caso de nuestro "es estupendo que ya estés curado, expresión en la que se comenta algo que se da por cierto, pese a lo cual se elige el subjuntivo, seguramente porque, según los autores, el contenido de este tipo de subordinadas NO SE AFIRMA, como no se afirman tampoco los que expresan duda, emoción, mandato, etc. Pero como quiera que en este tipo de expresiones es frecuente la alternancia del subjuntivo con el indicativo, los autores concluyen que o bien han analizado mal la cuestión, o bien han descubierto una zona de inestabilidad" dentro del sistema modal.

    Es frecuente -afirman- que algunos hablantes utilicen el indicativo con todas las clases de complementos que se presuponen, y de ahí deducen que si el sistema cambia se estabilizará mediante la elección del indicativo para estas cláusulas de comentario cuyos contenidos se presuponen verdaderos.

    La profecía, sin embargo, no parece convincente porque si el indicativo ha de depender del carácter afirmativo (o, mejor, aseverativo) de la subordinada, no se ve cómo pueda resultar esto posible, ya que NI AFIRMA la subordinada de "es estupendo que ya estés curado, en subjuntivo, NI AFIRMA TAMPOCO la subordinada de es estupendo que ya estás curado, en indicativo, ya que lo único afirmado, es decir, predicado como verdadero, son las cláusulas principales en uno y otro caso. Es cierto que no se afirma el estar tú curado en es estupendo que ya estés curado, pero no es menos cierto que tampoco se afirma tal cosa en es estupendo que ya estás curado. Tanto en un caso como en el otro, el estar tú curado se ve como un acontecimiento verdadero, y también, tanto en un caso como en el otro, la cláusula principal, es estupendo, constituye o representa un comentario acerca de ese hecho verdadero; no su afirmación. La diferencia, que sólo es idiomática, consiste en que, en el primer caso, ese hecho verdadero se significa bajo la forma semántica de la generalización (el hecho teóricamente cierto de estar tú curado), en tanto que, en el segundo caso, se significa bajo la forma semántica de la particularización: sólo se habla de mi" experiencia concreta de tu curación, que se mira ahora como un acontecimiento particular.

    La hipótesis de Terrell y Bybee acerca de la tendencia hacia el indicativo acaso se relacione con la creencia de que indicativo es igual a aseveración, en tanto que subjuntivo es igual a no-aseveración. El concepto de comentario se aplica a verbos o expresiones que no significan ‘verdad’, por lo que la cláusula comentada seguirá siendo verdadera aun cuando la principal se niegue: "es / no es bueno que haya venido (frente a no es verdad que haya venido"). Sin embargo, existen algunas dificultades en el uso de estos conceptos:

    1. Una cosa es la afirmación y otra, la verdad. Gramaticalmente, tan afirmativa es la subordinada de no es bueno que haya venido como la de no es verdad que haya venido. La falsedad de la segunda se deriva del significado léxico de verdad y la no falsedad de la primera, del significado léxico de bueno.

    2. No me parece correcta la idea de que la subordinada de es verdad que ha venido sea una aseveración y no lo sea la de "es bueno que ha (o "haya) venido, ya que, en sí misma, que ha venido no varía de significado en un caso ni en el otro: la diferencia está en verdad y en bueno. Lo único que se asevera en ambos casos son los predicados es verdad y es bueno, como si hubiésemos dicho eso es verdad o eso es bueno. En ningún caso se entra en la cuestión de la naturaleza, verdadera o falsa, del referente de eso. Si digo eso es verdad, expreso mi punto de vista acerca de la naturaleza, no de eso, sino de su referente ocasional, y no puede ser de otra manera cuando digo es verdad que ha venido, expresión en la que no se dice ni afirma que el haber venido sea un hecho verdadero, sino que el que habla lo considera así: la única afirmación directa se halla en es verdad, en tanto que la de ha venido no pasa de estar contenida en aquélla. La diferencia entre es bueno que ha venido y es verdad que ha venido no se halla en la verdad real del haber venido, que parece sostenerse en ambos casos, sino en lo que el que habla piensa de ello. Si está convencido, por propia o ajena experiencia, del carácter particular o concreto de ese acontecimiento, podrá predicar bien su verdad o certidumbre, mediante elementos léxicos que posean tal significado (si en efecto ha visto venir a esa persona, dirá que es un hecho verdadero, cierto, indiscutible, etc.), bien tal o cual consideración acerca de lo sucedido, como su aprobación, entusiasmo, censura, etc., siempre, como es natural, mediante procedimientos léxicos. Con todo, no debe olvidarse que los predicados de que hablamos expresan, ya la verificación (es verdad que ha venido), ya el punto de vista (es bueno que haya / ha venido), ya las condiciones que ha de llenar algo para llegar a ser (es verosímil que haya venido).

    En es verdad que viene, la afirmación es verdad implica ASEVERACIÓN, porque es oración principal en indicativo, y presupone, a su vez, la ASEVERACIÓN de que viene que es lo aseverado, pero no una aseveración. Es decir, que es verdad pone la predicación (asevera) y que viene, la presupone, a partir de lo implicado en verdad. Por el contrario, en es bueno que viene (/ venga), la afirmación es bueno pone la predicación (ASEVERA), pero que viene NO PRESUPONE UNA ASEVERACIÓN que bueno no podría implicar de ninguna manera.

    2.1. Aquí parecen introducirse constricciones sintácticas que, en realidad, no lo son. Para empezar, los hechos particulares o concretos son, en la experiencia, siempre verdaderos, y cuando ha de hacerse constar este extremo no podrá aparecer otro modo que el indicativo, pues tal es el significado de estas formas. No es cierto, por ello, que, en rigor, es verdad rija indicativo, sino que, en el plano de la experiencia, de un hecho concreto sólo se puede decir, en relación con el contraste ‘verdadero’ / ‘falso’, que es verdad. La negación de la verdad, por el contrario, no se suele corresponder en la experiencia con una verificación, es decir, con un acontecimiento particular (es posible que lo que no es verdad tampoco se pueda verificar). La negación de es verdad que ha venido puede corresponderse, es cierto, con una experiencia particular ("no es verdad que ha venido, es decir, ‘no es verdad ESO’), pero se siente normalmente como algo hipotético, como la generalización de unos datos que no se han verificado o que sólo lo han sido parcialmente: no es verdad que haya venido: el haber venido puede llegar a ser siempre un hecho particular; el NO haber venido es, por el contrario, ALGO IMPOSIBLE DE VERIFICAR EN SU TOTALIDAD, y, por tanto, una deducción, generalización o conclusión que se hace a partir de unos hechos particulares objetivamente incompletos".

    2.2. Tampoco es rigurosamente cierto, como por otra parte es bien sabido, que expresiones como es estupendo, es bueno, es una pena, etc., rijan subjuntivo necesariamente, y ni siquiera que signifiquen comentarios. Son posibles, y, además, frecuentes, frases con indicativo como es bueno que has venido (o, con subjuntivo, que hayas venido), ejemplo que, a su vez, Y EN UNO U OTRO MODO, representa un comentario sobre un acontecimiento que se ha verificado y que se tiene por verdadero. Con todo, no es la condición de comentario el factor que determina la aparición del subjuntivo, ya que, como se ha visto, sin dejar de serlo, puede aparecer con indicativo, en tanto que, al revés, con subjuntivo puede no constituir nunca un comentario, hay comentario en es bueno que has / hayas venido, pero deja de haberlo con sólo cambiar el tiempo: "sería bueno que vinieras": es evidente que no se puede comentar nada que no se tenga previamente por verdadero. La noción de comentario, como la de verdad, no sólo no es idiomática, sino que tampoco es semántica.

    2.2.1. Se trata, en el caso de la hipótesis de Terrell, de una interpretación deficiente de los hechos idiomáticos. En efecto, no es la condición de comentario lo que determina la aparición del subjuntivo, sino un factor que, en cierta medida, podría acaso considerarse como cultural. ¿Por qué esa preferencia por un subjuntivo, hasta cierto punto contradictorio, para significar acontecimientos QUE SE SABEN VERDADEROS? Es éste, sin duda, un

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