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Tiempos compuestos y formas verbales complejas
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Libro electrónico889 páginas12 horas

Tiempos compuestos y formas verbales complejas

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El presente volumen reúne doce trabajos dedicados a las formas compuestas del verbo. Junto a un recorrido desde su aparición hasta su situación actual en el continente europeo encontramos un abanico de nuevas cuestiones surgidas principalmente de la aplicación de teorías recientes sobre su significado temporal y aspectual. Los autores de esta obra colectiva son Elena Anagnostopoulou, Ana Bravo, Bruno Camus Bergareche, Ángeles Carrasco Gutiérrez, Luis García Fernández, Hamida Demirdache, Sabine Iatridou, Roumyana Izvorski, Ilpo Kempas, María Martínez-Atienza, Cecilia Poletto, Álvaro S. Octavio de Toledo y Huerta, Javier Rodríguez Molina, Tim Stowell, Myriam Uribe-Etxebarria y Karen Zagona.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 jun 2014
ISBN9783865278654
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    Tiempos compuestos y formas verbales complejas - Iberoamericana Editorial Vervuert

    editora

    EL «INVENTO» ROMÁNICO

    I

    LOS TIEMPOS COMPUESTOS DEL ESPAÑOL: FORMACIÓN, INTERPRETACIÓN Y SINTAXIS*

    ÁNGELES CARRASCO GUTIÉRREZ

    Este capítulo no tiene otro objetivo que familiarizar al lector con tres cuestiones que, a nuestro juicio, resultan centrales para entender la naturaleza de los tiempos compuestos del español y que, en consecuencia, serán de enorme utilidad a la hora de emprender la lectura del resto de las contribuciones de este volumen. La primera cuestión es la creación de las formas verbales compuestas a partir de una perífrasis Resultativa latina. La segunda, su interpretación temporal y aspectual. Y la tercera, su proyección sintáctica. Los tres grandes apartados en que se divide el capítulo abordan sucesivamente cada uno de estos aspectos.

    1. Formación de los tiempos compuestos

    En este primer apartado trazaremos, en primer lugar y muy brevemente, el recorrido desde la perífrasis Resultativa latina a las formas compuestas con las que se expresa anterioridad en las lenguas romances. En segundo lugar, nos detendremos con algo más de detalle en las explicaciones que se han dado en la bibliografía para el hecho de que para construir los tiempos compuestos de los verbos intransitivos haya sido (p.ej. en español) o sea posible (p.ej. en italiano y francés) emplear tanto el auxiliar «haber» como el auxiliar «ser»¹. Para el resto de características formales de los tiempos compuestos, remitimos al lector al capítulo II del presente volumen.

    1.1. LA PERÍFRASIS RESULTATIVA LATINA

    Una innovación de las lenguas romances con respecto al latín es la creación de formas perifrásticas verbales para la expresión de anterioridad. En (1) se ejemplifica el tipo más extendido, la combinación del auxiliar «haber» y el participio pasado del verbo. El latín clásico carecía de estas formas perifrásticas. En lugar de ha escrito, en latín se habría utilizado la forma sintética scripsit:

    El antecedente latino de las perífrasis romances tiene que buscarse en construcciones Resultativas² como la de (2), en las que encontramos: a) un verbo pleno con significado de posesión; y b) dos constituyentes, uno nominal y otro adjetival, entre los que se establece una relación de predicación. El verbo habere con el participio de otro verbo «servía para indicar la acción efectuada, pero mantenida en sí o en sus consecuencias, como en español tener («tengo estudiado el asunto»)» (véase Lapesa 1981: §17.5):

    Los complementos de habere pueden pronominalizarse por separado (véase 3). Esto demuestra que no forman un único constituyente. Por otro lado, prueba de que complementos del tipo de scriptam tienen carácter adjetival es que pueden aparecer en grado comparativo (véase 4). Tomamos (3) y (4) de Salvi (1987: 226-227):

    Para pasar de la situación ejemplificada en (2) a la ejemplificada en (1) y para la constitución posterior de todo un paradigma de formas verbales compuestas fueron necesarios los siguientes cambios: a) la gramaticalización de «haber», que es sustituido por «tener» para la expresión de los distintos matices de la posesión; b) la identificación entre el sujeto de «haber» y el sujeto agente implícito en el participio; c) la fijación del participio en masculino singular; y d) la imposibilidad casi absoluta de interposición entre el auxiliar y el participio³.

    Estos cambios pudieron verse favorecidos por una serie de factores convergentes (véase Squartini/Bertinetto 2000: 405). En la gramaticalización de «haber» pudo influir la existencia de estructuras perifrásticas formadas por un auxiliar y una forma verbal no personal⁴. Lo vemos en (5). En (5a) tenemos la estructura que se utilizaba para expresar pasado con los verbos deponentes; en (5b), la forma de pasado en voz pasiva; y en (5c), una construcción perifrástica constituida por verbos de cognición, frecuentemente atestiguada en latín clásico:

    En la fijación del participio en masculino singular, pudo tener algo que ver la pérdida de las marcas causales al final de la palabra. Finalmente, el cambio de un orden de palabras S[ujeto]O[bjeto]V[verbo] por un orden SVO pudo contribuir a fijar el orden aux+participo.

    Cerramos este breve apartado con un esquema de la evolución y al mismo tiempo de la situación actual del pretérito perfecto compuesto en algunas lenguas romances. Nos basamos en la revisión que hacen Squartini/Bertinetto (2000) de la propuesta clásica de Harris (1982)⁵. Estos autores denominan deriva de aoristo (aorist drift, en inglés) al proceso en cuatro etapas que recogemos a continuación:

    A)  El pretérito perfecto compuesto se usa para la expresión de estados presentes que resultan de acciones pasadas. No se utiliza para describir las propias acciones pasadas, ni siquiera las recientes.

    B)  El pretérito perfecto compuesto aparece en contextos marcados aspectualmente como durativos o iterativos. Esto es, se utiliza con situaciones que han dado comienzo en el pasado y continúan en el momento del habla⁶.

    C)  El pretérito perfecto compuesto describe acciones pasadas recientes o conectadas con el momento del habla.

    D)  El pretérito perfecto compuesto describe acciones pasadas no necesariamente recientes. Paralelamente, el pretérito perfecto simple suele quedar restringido a los registros formales.

    La fase A corresponde a la situación que encontramos en latín vulgar. En la actualidad, no hay ninguna lengua romance que tenga un pretérito perfecto compuesto con un valor puramente Resultativo. La fase B representaría el uso de la forma compuesta en portugués, gallego, siciliano y algunas variedades del español de América (véase a este respecto el capítulo VI del presente volumen). La fase C, el uso de la forma compuesta en español peninsular, en occitano y en catalán. Y la fase D, el uso de la forma compuesta en francés estándar, italiano del norte, rumano estándar, ladino, friulano, romanche y sardo.

    1.2. LA SELECCIÓN DEL AUXILIAR

    El ejemplo (1), Juan ha escrito la carta, representa una de las combinaciones más extendidas en las lenguas romances para la expresión de anterioridad: la combinación del auxiliar «haber» y el participio pasado del verbo. En el español de nuestros días esta es la única combinación posible. Pero no ocurría lo mismo en español antiguo. En español antiguo se combinaban necesariamente con haber los verbos transitivos. Los verbos intransitivos podían seleccionar haber o ser. Este fenómeno, que recuerda lo que ocurre en francés e italiano modernos, recibe en la bibliografía el nombre de desdoblamiento de la intransitividad (split intransitivity). Quienes han tratado de explicar este fenómeno en términos sintácticos defienden que los verbos intransitivos que seleccionan «haber» son inergativos, y los que seleccionan «ser», inacusativos. Los primeros se caracterizan por generar su único argumento en posición de sujeto. Los segundos, por generarlo en posición de objeto. La aparición del argumento de los verbos inacusativos en posición inicial se explica por movimiento. Esto es lo que se conoce como la Hipótesis Inacusativa (Unaccusative Hypothesis, Perlmutter 1978)⁷.

    Ahora bien, los verbos inacusativos que seleccionan «ser» no forman un grupo homogéneo. Por el contrario, se advierte una gran variación entre lenguas⁸. Esta es la razón por la que diversos autores han preferido dirigir su atención, bien a las propiedades semánticas de los verbos inacusativos, bien a los papeles temáticos de sus argumentos. Una propuesta en el primer sentido es la de Sorace (2000)⁹. Esta autora presenta la siguiente Jerarquía en la Selección del Auxiliar:

    Los verbos intransitivos que significan cambio de localización son los que invariablemente seleccionan «ser» (véase 7). Los verbos que significan proceso controlado sin indicación de movimiento son los que invariablemente seleccionan «haber» (véase 8). Las nociones clave que parecen estar asociadas a estos contenidos son: «cambio télico», que se relaciona estrechamente con el auxiliar «ser»; y «proceso en que interviene un agente que no resulta afectado», que se relaciona estrechamente con el auxiliar «haber»: (Tomamos 7 y 8 de Sorace 2000, ejemplos 1a, b y 33a, b.)

    Así las cosas, un menor grado de telicidad (verbos de cambio de estado, véase 9), la negación del cambio (verbos de continuación de un estado pre-existente, véase 10) o la ausencia de cambio (verbos de existencia de un estado, véase 11) suponen una fluctuación creciente en la selección del auxiliar «ser»: (Tomamos 9-11 de Sorace 2000, ejemplos 7a-c, 19a, 20a y 22a.)

    Del mismo modo, que el agente pueda resultar más o menos afectado por el evento verbal o que incluso el sujeto no pueda interpretarse como agente es lo que motiva la mayor fluctuación en la selección del auxiliar «haber» con verbos de proceso controlado con indicación de movimiento (véase 12) y con verbos de proceso no controlado (véase 13): (Tomamos 12 y 13 de Sorace 2000, ejemplos 37a, 38, 47a, 45a.)

    Otra línea de investigación del diferente comportamiento de los verbos inacusativos con respecto a la selección del auxiliar de los tiempos compuestos consiste en atender a los papeles temáticos de sus argumentos. Terminamos con una breve referencia a la propuesta de Aranovich (2003)¹⁰, quien ha defendido para el español que los verbos inacusativos con argumentos con una interpretación más próxima a la de un Paciente Prototípico han resistido durante más tiempo la extensión del auxiliar «haber». Tomamos de este autor los ejemplos de (14) (pág. 2):

    En cursiva mostramos la diferencia en la selección del auxiliar en dos momentos distintos de la historia de nuestra lengua. El verbo llegar construyó sus formas compuestas con el auxiliar ser hasta el siglo XVI, tal y como se indica en el siguiente cuadro (véase Aranovich 2003: 6, quien toma de Benzig 1931 la cronología y de Levin/Rappaport 1995 la clasificación verbal). Llegar se inscribe en el grupo de los verbos de cambio de localización dirigido (esto es, con indicación inherente de la dirección del movimiento). Estos verbos, junto con los de cambio de estado son los que tardan más tiempo en perder su capacidad de combinarse con ser:

    CUADRO I: CLASES DE VERBOS INTRANSITIVOS Y FECHA DE ÚLTIMA APARICIÓN SER

    En el trabajo de Aranovich se establece la siguiente correlación: cuanto mayor es el número de propiedades de Paciente Prototípico que exhibe el sujeto de un verbo intransitivo mayor es también el tiempo que tarda el auxiliar «haber» en desplazar a «ser». Las propiedades de Paciente Prototípico se recogen en (15) (véase Dowty 1991: 572):

    El sujeto de verbos intransitivos como trabajar o pecar, que no se han combinado con ser en ningún momento de la historia del español, no manifiesta ninguno de los comportamientos recogidos en (15). Por el contrario, estos sujetos manifiestan algunos de los comportamientos recogidos en (16), que caracterizarían al Agente Prototípico:

    Lo interesante de las propuestas de corte semántico es que ni la inacusatividad, ni la inergatividad se entienden como categorías discretas, de forma que lo esperable precisamente es la variabilidad en la selección del auxiliar de los tiempos compuestos. Para Sorace (2000), un verbo será tanto más inacusativo cuanto más próximo al significado de «cambio télico»; y será tanto más inergativo cuanto más próximo al significado de «proceso en que interviene un agente que resulta afectado». Para Aranovich (2003), un verbo será más o menos inacusativo dependiendo de que su sujeto tenga más o menos propiedades de Paciente Prototípico; y al contrario, será más o menos inergativo dependiendo de que su sujeto tenga más o menos propiedades de Agente Prototípico¹².

    2. Interpretación de los tiempos compuestos

    Si comparamos ahora el tiempo compuesto de (17a), el pretérito perfecto compuesto, con el tiempo con el que se relaciona morfológicamente, el presente, observamos que el primero añade un contenido de anterioridad a la indicación que realiza el segundo. El pretérito perfecto compuesto de (17a) es un antepresente en términos de localización temporal:

    Fijémonos ahora en (18):

    En (18) tenemos nuevamente un pretérito perfecto compuesto y, sin embargo, la indicación que realiza esta vez no es distinta de la del presente de (17b). Este pretérito perfecto compuesto no es un antepresente sino un presente en términos de localización temporal. Nótese efectivamente que (18) es agramatical con la expresión a las tres explícita, a diferencia de lo que ocurre en (17a).

    No obstante, hay otro sentido en el que puede seguir afirmándose que el pretérito perfecto compuesto de (18) expresa anterioridad. En (18) se habla del estado de cosas que sigue y es consecuencia de escribir la carta, a saber, haber escrito o tener escrita la carta. Este estado de cosas es simultáneo con el tiempo de la enunciación. En cambio, el evento consistente en escribir la carta es anterior. Pues bien, este contenido de anterioridad es resultado del significado aspectual de Perfecto del pretérito perfecto compuesto de (18).

    En el apartado 2.1 nos ocuparemos de la anterioridad de los tiempos compuestos entendida en términos estrictamente temporales o, lo que es lo mismo, del significado «ante-» que añaden las formas compuestas con el auxiliar «haber» a los tiempos simples con los que se relacionan morfológicamente. En el apartado 2.2 no ocuparemos de la anterioridad de los tiempos compuestos entendida en términos aspectuales. Allí comprobaremos que todas las formas verbales compuestas son ambiguas entre una interpretación Perfectiva y otra de Perfecto. La interpretación de Perfecto es la que sobresale en presencia del adverbio ya. En el resto del capítulo nos serviremos de este adverbio para diferenciar la interpretación de Perfecto de la Perfectiva.

    2.1. ANTERIORIDAD EN TÉRMINOS TEMPORALES

    Según el análisis ya clásico de Reichenbach (1947), el significado de todos los tiempos verbales se obtiene del modo en que se combinan tres entidades teóricas, a saber, el punto o tiempo del habla (S, por point of speech), que designa el momento de la enunciación; el punto o tiempo del evento (E, por point of the event), que refiere al punto de la línea temporal en el que se localiza el acontecimiento denotado por el predicado verbal; y el punto o tiempo de referencia (R, por point of reference), que se corresponde con un intervalo de tiempo relevante con respecto al cual el hablante sitúa en la línea temporal el tiempo del evento. Las distintas combinaciones entre estas tres entidades teóricas nos permiten ilustrar a modo de ejemplo el diferente contenido de dos tiempos compuestos y de los dos tiempos simples con los que están relacionados morfológicamente. Representamos la relación entre puntos temporales de dos en dos: E con respecto a R y R con respecto a S. Esta convención es común en toda la bibliografía posterior a Reichenbach (1947)¹³. La coma indica relación de simultaneidad entre puntos temporales; el guión indica relación de sucesión, esto es, el punto a la izquierda del guión precede al punto que está a la derecha; el signo + representa que el significado del tiempo verbal es suma de los dos contenidos entre paréntesis. Finalmente, asumimos con Hornstein (1990) que el orden entre dos puntos que mantienen entre sí una relación de simultaneidad es copia del orden en que aparece el par de puntos que lo precede. Esto es, E aparece a la derecha de R en la estructura temporal (ET, a partir de ahora) del presente porque R aparece también a la derecha de S; en cambio, E aparece a la izquierda de R en la ET del pretérito perfecto simple porque esta es también la posición de R con respecto a S¹⁴:

    En las EETT de arriba, los tiempos simple y compuesto de (19) y los tiempos simple y compuesto de (20) comparten la posición de R con respecto a S. En las EETT del presente y del pretérito perfecto compuesto S y R son simultáneos. En las EETT del pretérito prefecto simple y del pretérito pluscuamperfecto R es anterior a S. Este contenido puede entenderse como una indicación de la esfera temporal a la que pertenece la forma verbal. Las esferas temporales son partes en las que el hablante divide la línea con la que se representa mentalmente el transcurrir del tiempo. La esfera temporal del presente está representada con la indicación S,R y la del pasado, con la indicación R-S. Así las cosas, el presente y el pretérito perfecto compuesto situarían el evento denotado por el predicado verbal en la esfera del presente, mientras que los pretéritos perfecto simple y pluscuamperfecto lo situarían en la esfera del pasado.

    Los tiempos simples y compuestos de (19) y (20) se diferencian, en cambio, por la posición de E con respecto a R. A los tiempos simples les corresponde la indicación R,E/E,R y a los compuestos, la indicación E-R. El pretérito perfecto compuesto sitúa E en un punto de la línea temporal que es anterior al punto en que sitúa E el tiempo presente, y lo mismo cabe decir del pretérito pluscuamperfecto en relación al pretérito perfecto simple. El pretérito perfecto compuesto vendría a ser, pues, un presente anterior o antepresente y el pretérito pluscuamperfecto, un pretérito anterior o antepretérito.

    2.1.1. La relevancia en el presente

    Retomemos brevemente las EETT de los pretéritos perfecto compuesto y simple:

    Estas fórmulas tienen en común que R es simultáneo con otro punto: S, en (19b), y E, en (20a). Pues bien, hay autores que han propuesto prescindir de R precisamente en estos casos. Un ejemplo es Comrie (1981: 27-29 y 1985: cap. 6), quien piensa que R no realiza ninguna aportación al significado de los tiempos verbales cuando mantiene una relación de simultaneidad, ya sea con S, ya sea con E. La ET que este autor propone para los pretéritos perfecto compuesto y simple es la de (21):

    Una misma ET debería dar cuenta de la referencia temporal de estos dos pretéritos ya que en ambos el punto del evento precede al punto del habla. El pretérito perfecto compuesto se diferenciaría del pretérito perfecto simple por su significado de pasado con relevancia en el momento presente¹⁵. Una diferencia que, a juicio de Comrie (1981: 29), no es temporal¹⁶:

    Perfecto [esto es, el pretérito perfecto compuesto] y Pasado [el pretérito perfecto simple] no se diferencian primariamente en términos de localización en el tiempo, pues ambos localizan una situación en el pasado; se diferencian en que el Perfecto incluye como parte de su significado que la situación pasada continúa teniendo relevancia en el presente –esto claramente va más allá del tiempo verbal como gramaticalización de la localización en el tiempo.

    En contra de explicar la diferencia entre el pretérito perfecto simple y el compuesto en términos de relevancia en el presente existen, sin embargo, algunos datos que presentamos a continuación¹⁷:

    A) El pretérito perfecto simple y el compuesto se combinan con expresiones temporales diferentes¹⁸. Más en concreto, solo el pretérito perfecto compuesto es compatible con expresiones temporales que denotan un tiempo que incluye en momento del habla o está incluido en un intervalo que incluye también S¹⁹:

    Nótese que en (22c) podemos situar el evento denotado por el verbo en un día que no es el de la enunciación solo si el verbo está en pretérito perfecto simple, pero no si es un pretérito perfecto compuesto.

    B) El pretérito perfecto compuesto no puede formar parte de expresiones temporales como la de (23a), que modifica una forma verbal cuyo punto de referencia precede a S. El pretérito perfecto simple no puede formar parte, en cambio, de expresiones temporales como la de (23b), que modifica una forma verbal cuyo punto de referencia coincide con S:

    C) En un fragmento de discurso directo en el que se utiliza el presente histórico, se suele escoger el pretérito perfecto compuesto para la expresión de anterioridad, no el simple:

    D) Un pretérito perfecto simple en una oración subordinada sustantiva puede indicar simultaneidad con respecto al pretérito perfecto simple de la oración principal, pero no un pretérito perfecto compuesto. Y, al contrario, un pretérito perfecto compuesto puede emplearse para expresar simultaneidad con respecto a otro pretérito perfecto compuesto, pero no un pretérito perfecto simple:

    Todos estos datos son prueba de la distinta indicación temporal de anterioridad que realizan el pretérito perfecto compuesto y el simple y muestran la necesidad de mantener sus EETT diferenciadas²⁰.

    2.1.2. La subesfera del futuro

    El significado de anterioridad de los pretéritos perfecto compuesto y pluscuamperfecto es también compartido por otras dos formas verbales compuestas: el condicional y el futuro perfectos. En (26) damos un ejemplo del tipo de contexto en que aparecería el primero, con el propósito de mostrar que el significado de este tiempo no puede recogerse en fórmulas temporales constituidas por tres puntos temporales. Los puntos que representan las formas verbales podríamos irnos y habría acabado aparecen en el diagrama siguiente por debajo de la línea discontinua, que representa la línea temporal. La razón es que la posición exacta de estos puntos con respecto a S no está especificada²¹:

    En términos de la teoría de Reichenbach (1947), podemos describir el significado del condicional perfecto diciendo que E es anterior a un punto temporal (representado por podríamos irnos) que, a su vez, es posterior a otro punto temporal (representado por dijo) que precede a S. Dos puntos temporales, y no uno, separan E de S. Siguiendo a Vikner (1985), podemos llamar a estos puntos temporales R1 y R2 y representar como en (27) el significado del condicional perfecto:

    Vikner (1985) propone añadir un segundo punto de referencia en las EETT de todos los tiempos verbales. Con este segundo punto de referencia se marcaría la pertenencia (R1-R2) o no pertenencia (R2,R1/R1,R2) de un tiempo a la subesfera del futuro. Mencionaremos simplemente que una de las razones en las que fundamenta este autor su propuesta es la existencia en inglés de morfología de futuro diferenciada de la de pasado y combinable con ella. Este planteamiento recibe además motivación independiente en la existencia de formas verbales como el condicional perfecto del español, de cuyo significado no puede darse cuenta únicamente con tres primitivos teóricos²².

    El condicional perfecto es un tiempo de la esfera del pasado (R1-S) que situaría, pues, el evento denotado por el predicado en la subesfera del futuro (R1-R2). El futuro perfecto realizaría esta misma indicación en la esfera del presente (S,R1):

    A propósito de (19) y (20) decíamos que la indicación de anterioridad convertiría al pretérito perfecto compuesto en un antepresente y al pretérito pluscuamperfecto en un Antepretérito. Por supuesto, lo mismo puede decirse del condicional y del futuro perfectos. El primero puede considerarse un antepostpretérito; el segundo, un antepostpresente.

    Si ahora llevamos R2 a las EETT de los pretéritos perfecto compuesto y pluscuamperfecto, ya tenemos completo el inventario de formas compuestas del español²³. Ninguno de estos tiempos situaría el evento denotado por el predicado verbal en la subesfera del futuro (R1,R2/R2,R1):

    Marcar en todas las EETT tanto la pertenencia como la no pertenencia a la subesfera del futuro tiene por objeto preservar uno de los principales atractivos de la propuesta de Reichenbach (1947), a saber, su carácter restrictivo. Estipulando que el significado de todos los tiempos verbales se obtiene a partir de la combinación del mismo número de primitivos teóricos se consigue restringir el número de tiempos posibles en las lenguas naturales. En la propuesta de Vikner (1985) son cuatro los puntos temporales con los que se construyen las EETT y dos las relaciones posibles entre ellos. Esto permite obtener un total de ocho tiempos verbales (véase el Cuadro II, más adelante).

    2.2. ANTERIORIDAD EN TÉRMINOS ASPECTUALES

    Considérense las siguientes oraciones, que plantean el mismo problema que las de (17)-(18), más arriba:

    Tanto en (30a) como en (30b) tenemos un pretérito pluscuamperfecto en la oración subordinada. Adviértase, sin embargo, que la indicación que realiza este tiempo en una y otra oración no es la misma²⁵. Solo en (30a) se comporta el pretérito pluscuamperfecto como un verdadero antepretérito. Efectivamente, en esta oración el pretérito pluscuamperfecto sitúa en la línea temporal el evento verbal como anterior al evento denotado por el pretérito perfecto simple de la oración principal. En (30b) las cosas son bien distintas. En esta oración, el pretérito pluscuamperfecto sitúa en la línea temporal, no el evento verbal, sino el estado de cosas que le sigue y es consecuencia o resultado de él. Y este estado de cosas es simultáneo con el evento denotado por el pretérito perfecto simple de la oración principal. De ahí la agramaticalidad de (30b) con la expresión exactamente a las dos explícita. El pretérito pluscuamperfecto de (30b) no puede, pues, ser considerado como un antepretérito desde el punto de vista de su significado temporal. Este pretérito pluscuamperfecto es un Pretérito.

    Según lo visto en el apartado anterior, a un Pretérito le correspondería una fórmula como la de (31), en la que ya se han incorporado los dos puntos de referencia R1 y R2:

    Con la fórmula del pretérito perfecto simple de (31) deberíamos también poder dar cuenta de la interpretación del pretérito pluscuamperfecto en oraciones como la de (30b). Esto no es posible, sin embargo, porque lo que situamos en la línea temporal con este último tiempo no es E, sino un estado de cosas que sigue a E.

    Las fórmulas de corte reichenbachiano pretenden recoger las indicaciones temporales que realizan las formas verbales. Esto se consigue mediante primitivos teóricos que nos dan la posición del evento verbal en la línea temporal con respecto al momento del habla. Ahora bien, con estas fórmulas no se distingue si es todo el evento lo que sitúa la forma verbal en la línea temporal, o si es tan solo una parte, o incluso si se trata de un estado de cosas que sigue a la terminación del evento o de un estado de cosas que coincide con la intención o predisposición de llevar a cabo el evento. Todas estas situaciones dependen de la información gramatical de Aspecto. Por tanto, para una comprensión completa del significado de los tiempos verbales se hace necesario hallar un mecanismo que facilite la incorporación de los contenidos aspectuales a las EETT. Como veremos en el subapartado 2.2.1, ese mecanismo consistirá en sustituir E por otro primitivo teórico, F, que representa, no el tiempo total o real del evento, sino el tiempo tan solo de la parte del evento de la que se habla en la oración. La incorporación de F a las EETT de todos los tiempos nos permitirá dar cuenta de la ambigüedad de formas verbales compuestas como las de los ejemplos de (30a, b), pero en el subapartado 2.2.2 mostraremos, además, que la estipulación de que las expresiones deícticas modifican F proporciona una explicación sencilla para la agramaticalidad de oraciones como la de (30b), Juan dijo a las tres que María ya se había ido (*exactamente a las dos), con la expresión temporal exactamente a las dos explícita.

    2.2.1. El Tiempo de la Situación y el Tiempo del Foco

    Antes de incorporar la información de Aspecto a las EETT de los tiempos verbales, es preciso hacer una distinción entre dos intervalos temporales. Siguiendo a Klein (1992), denominaremos Tiempo del Foco (por Topic Time) al tiempo de la parte del evento de la que realmente se habla en la oración, de la parte del evento, pues, que el Tiempo sitúa en la línea temporal. Y denominaremos Tiempo de la Situación (por Time of the Situation) al tiempo total o real del evento²⁶. Las relaciones que existen entre el Tiempo del Foco y el Tiempo de la Situación dan lugar a cuatro contenidos aspectuales (véanse Klein 1992 y Smith 1991):

    Los tiempos verbales con contenido aspectual Imperfectivo sitúan en la línea temporal solo una parte del evento. Esta parte es interna al evento, está propiamente incluida en lo que sería su duración total o real. Los límites del evento, su principio o su final, no entran en consideración. Para aclarar todo este apartado, detengámonos por un momento en la forma verbal Imperfectiva estaba de (33B):

    El pretérito imperfecto es un tiempo de la esfera del pasado con el que expresamos anterioridad con respecto al momento del habla. A esto hay que añadir que no es el evento completo, desde su principio a su fin, lo que se sitúa en la línea temporal. El pretérito imperfecto es Imperfectivo y este contenido aspectual nos permite hacer afirmaciones referidas únicamente a una parte del evento. Es esta parte lo que se sitúa en la línea temporal. Veámoslo en nuestro ejemplo. En (33B) se dice, concretamente, que el compañero de Juan estaba en Lisboa por razones de trabajo el día anterior al momento de la enunciación. Pero fijémonos en que no es posible concluir a partir de lo que se dice en (33B) que la estancia del compañero de Juan en Lisboa sea estrictamente de un día. Esto se lo relevante. En otras palabras, podría ocurrir que B contestara como lo hace en (33) en una situación en la que el compañero de Juan llevara en Lisboa varios días o, incluso, en una situación en la que no hubiera regresado aún en el momento de la enunciación. Esto es posible por la relación de inclusión que existe entre el tiempo de la parte del evento de la que se habla en la oración y el tiempo real del evento. Dado que se habla de una parte interna del evento, este se nos presenta como no acotado, no se atiende a sus límites.

    A diferencia de los tiempos Imperfectivos, los Perfectivos sitúan en la línea temporal todo el evento. El evento se nos presenta como acotado, esto es, no puede proseguir más allá del tiempo de la afirmación. Comparemos a este respecto las respuestas de B en (33) y en el ejemplo siguiente:

    El pretérito perfecto simple pertenece a la esfera del pasado y también se expresa con él anterioridad con respecto al momento del habla. Pero este tiempo es Perfectivo, lo que significa que la anterioridad tiene que ser ahora de todo el evento, desde que comienza hasta que acaba. El evento se nos presenta como cerrado, como circunscrito a un determinado intervalo temporal. Pensemos en el ejemplo de (34). Al contrario de lo que ocurría en (33), la respuesta de B solo es posible ahora en una situación en la que la estancia del compañero de Juan es Lisboa se limite al día anterior al del habla. No puede ocurrir esta vez que el compañero de Juan esté en Lisboa antes del período señalado ni que siga en esta ciudad después. La razón está en que en (34B) no existe relación de inclusión entre el tiempo de la parte del evento de la que se habla en la oración y el tiempo total o real del evento. Con el aspecto Perfectivo la relación es de coincidencia y cuando los tiempos coinciden, los límites del evento entran en consideración. Presentar el evento completo es presentarlo como acotado.

    Para terminar, diferenciemos también brevemente los contenidos aspectuales de Perfecto y Prospectivo. Estos contenidos aspectuales tienen en común que permiten hacer afirmaciones sobre estados de cosas. En las formas verbales que expresan aspecto Perfecto, este estado de cosas es resultado o consecuencia del evento y se concibe, por lo tanto, como posterior. En las formas verbales que expresan aspecto Prospectivo, se trata del estado en que se tiene la intención o se está en disposición de llevar a cabo el evento; el estado de cosas es, por consiguiente, anterior al evento. Considérense los ejemplos siguientes:

    El aspecto Prospectivo puede expresarse por medio de la perífrasis <ir a + infinitivo>. Lo relevante en este tipo de significado es que la afirmación que se hace en la oración tiene que ver con el estado de cosas que precede al tiempo total o real del evento. En nuestro ejemplo de (35a), este estado de cosas coincide con la intención del sujeto de sacarse el carné de conducir un mes antes del momento del habla. Nótese que el evento ni siquiera llega a tener lugar.

    El aspecto Perfecto se expresa por medio de las formas compuestas con el verbo haber. También en este caso la afirmación que se hace en la oración tiene que ver con un estado de cosas. Obsérvese, de nuevo, que en (35b) la expresión temporal hace un mes no está situando en la línea temporal el evento denotado por el verbo²⁷. El evento ha tenido lugar, pero de lo que se habla en la oración es de sus resultados, es decir, del estado de cosas que consiste en estar en posesión del carné de conducir.

    Puesto que este volumen está dedicado a las formas verbales compuestas del verbo, debemos aclarar que (35b) representa una variedad del contenido aspectual de Perfecto llamada Resultativa. Pero cabe diferenciar dos más. El Perfecto Experiencial y el Continuativo. En (36) se proporciona un ejemplo de Perfecto Experiencial. Lo que define a esta variedad es que el evento convierte al sujeto en poseedor de determinada experiencia:

    El Continuativo se considera otra variedad del Perfecto en la bibliografía sobre el presente perfecto inglés (véanse los trabajos clásicos de Declerck 1991, Fenn 1987 y McCoard 1978). Tal y como se muestra en las oraciones de (37), el presente perfecto Continuativo del inglés puede ponerse en correspondencia en español de forma característica, bien con un presente, bien con la perífrasis <llevar + gerundio>. En los tres ejemplos el evento verbal ha comenzado con anterioridad al momento del habla, y en el momento del habla continúa²⁸:

    Ahora podemos volver a los pluscuamperfectos de las oraciones de (30), que repetimos para mayor comodidad. En (38) se proporcionan sus EETT. El punto del evento (E) ha sido sustituido por el Tiempo del Foco (F). Este es el mecanismo que nos va a permitir incorporar los contenidos aspectuales a las EETT:

    El pretérito pluscuamperfecto de (30a) es un antepretérito Perfectivo. El pretérito pluscuamperfecto de (30b) es un Pretérito Perfecto. El primero sitúa todo el evento en la línea temporal como anterior al evento denotado por el predicado principal. El segundo sitúa en la línea temporal el tiempo de una parte del estado de cosas que es consecuencia o resultado del evento verbal. Este estado de cosas es simultáneo con el evento denotado por el predicado principal.

    El resto de tiempos compuestos puede presentar igualmente la ambigüedad del pretérito pluscuamperfecto entre una interpretación Perfectiva y una interpretación de Perfecto. Por tanto, son dos también las EETT que cabe asignarles²⁹:

    2.2.2. La doble modificación temporal

    Las dos EETT de (38) permiten dar cuenta de la ambigüedad que se ha ejemplificado en (30). Pero tienen además otra ventaja y es que puede explicarse la agramaticalidad de (30b) con la expresión temporal exactamente a las dos explícita. Las expresiones temporales deícticas modifican F³⁰, esto es, el tiempo de la parte del evento sobre el que se hace una afirmación en la oración. E no es accesible o visible a la modificación temporal deíctica. La razón es que solo es visible la parte del evento que focaliza el Aspecto³¹ (véase García Fernández 1995). La expresión temporal a las tres sitúa en la línea temporal el Tiempo del Foco tanto de la forma verbal dijo como de la forma verbal se había ido. La agramaticalidad de (30b) con la expresión temporal exactamente a las dos explícita se debería, pues, a que la modificación de exactamente a las dos se realiza de forma vacua: no hay ningún punto en la ET del pretérito pluscuamperfecto de (30b) que pueda especificar esta expresión. Se estaría violando, en definitiva, un principio de carácter general: el Principio de interpretación plena. Considérense a este respecto las siguientes palabras de Hornstein (1990: 15-16): (La cursiva es nuestra.)

    Ningún elemento lingüístico puede aparecer en una oración de forma vacua. Debe ser interpretado. Si aparece un cuantificador, debe ligar una variable. Si aparece un modificador, debe modificar algo. Un predicado debe predicarse de algún argumento. Chomsky (1986) dio a esta prohibición contra los elementos que aparecen de forma vacua el nombre de Principio de Interpretación Plena (PIP). La prohibición contra adverbios temporales que aparecen de forma vacua (esto es, adverbios temporales que no modifican ni al punto R ni al punto E) es otro ejemplo de este mismo principio.

    Esta solución es preferible a las que dan Hornstein (1990) y Bertinetto (1982). El primero hace una estipulación de tipo pragmático. La explicación del segundo es de carácter sintáctico. Repasémoslas brevemente.

    Hornstein parte de una única ET para los tiempos compuestos. En oraciones como la de (40) a week ago y yesterday se comportan como una única expresión temporal que puede modificar, bien E (véase 40a), bien R (véase 40b). En el primer caso se obtiene la interpretación Perfectiva; en el segundo, la de Perfecto³²: (Tomamos 40 de Hornstein 1990, ejemplo 41a.)

    Pero a juicio de este autor los puntos E y R de la ET de un tiempo compuesto pueden también ser modificados simultáneamente. La condición es que se respete la Restricción sobre las Estructuras Temporales Derivadas³³. Esta restricción exige que la ET derivada que resulta de modificar los puntos temporales preserve la ET básica u originaria. Esto se consigue: a) cuando en la ET derivada no aparecen asociados (separados por una coma) puntos que no lo estuvieran en la ET básica; y b) cuando el orden entre los puntos es el mismo que en la ET básica. Tomemos las oraciones de (41) y (42) (ejemplos 41b, c de Hornstein 1990):

    En los ejemplos anteriores tenemos dos expresiones temporales que, según Hornstein, no realizan una modificación conjunta: una de ellas modifica el punto R y la otra el punto E. Una asunción importante que hace este autor es que las expresiones temporales que aparecen al principio de la oración modifican el punto R. En los ejemplos anteriores, pues, yesterday modifica el punto R en (41) porque aparece al principio de la oración, pero modifica el punto E en (42) porque hay otra expresión temporal en esta posición. Fijémonos ahora en que solamente una de las oraciones anteriores es gramatical, (41). Según Hornstein, la razón estaría en que únicamente en esta oración se respeta la Restricción sobre Estructura Temporales Derivadas. Veamos. A la izquierda de la flecha hemos colocado la ET básica u originaria perteneciente al pretérito pluscuamperfecto; a la derecha damos la ET derivada a partir de la modificación que realizan las expresiones temporales. Como se observa, la ET derivada de la representación de (41) respeta la Restricción sobre Estructuras Temporales Derivadas: no aparecen asociados puntos que no lo estuvieran en la ET básica ni se ve alterado el orden entre ellos. Por el contrario, en la ET derivada de la representación de (42) el punto R del pretérito pluscuamperfecto precede al punto E. En la ET básica, la relación que existe entre ellos es la inversa. Esta infracción de la Restricción sobre Estructuras Temporales Derivadas sería la causa de la agramaticalidad de (42).

    Nótese que una consecuencia de la doble modificación temporal es que desaparece la ambigüedad entre las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto. Puesto que estamos situando E en la línea temporal, la única interpretación posible en oraciones como (41) es la Perfectiva. No hay ninguna explicación para este hecho en el trabajo de Hornstein (1990).

    La Restricción sobre Estructuras Temporales Derivadas no nos sirve, además, para explicar la agramaticalidad de una oración como la de (43). Como vemos a continuación, esta oración es agramatical a pesar de que en la ET derivada se mantiene el orden entre los puntos temporales que existe en la ET básica y de que no aparecen asociados puntos que no lo estuvieran con anterioridad a la modificación temporal:

    Hornstein no se ocupa de ejemplos como el anterior, pero sí de oraciones que plantean el mismo problema. Véase (44):

    Obsérvese, en efecto, que la agramaticalidad de (44) no puede atribuirse tampoco a una infracción de la Restricción sobre Estructuras Temporales Derivadas. La explicación que sugiere Hornstein es de tipo pragmático. Cuando la especificación de R contribuye a fijar la posición del punto E en la línea temporal, la oración es gramatical. No lo es en caso contrario. En (44) la información aportada por la expresión temporal in a week no es relevante en este sentido ya que en su lugar podrían haber aparecido las expresiones temporales in five months», in a year, etc., y no por ello variaría la posición del punto E en la línea temporal³⁴. Si extendemos este razonamiento a (43), la información aportada por a las tres no sería relevante para fijar la posición de E en la línea temporal. No obstante, (30a) es una prueba de que a las tres puede modificar R y exactamente a las dos, E si estas expresiones temporales aparecen en oraciones diferentes:

    Las expresiones temporales son las mismas y, por tanto, no podemos decir que en (30a) a las tres sí que es relevante para establecer la posición en la línea temporal del punto E. La clave, en nuestra opinión, es que en (30a) estas expresiones temporales no modifican una única ET sino dos EETT diferentes: a las tres, la ET del pretérito perfecto simple; y exactamente a las dos, la ET del pretérito pluscuamperfecto.

    Como adelantábamos más arriba, las expresiones temporales deícticas modifican F, que representa el tiempo de la parte del evento de la que se habla en la oración. F es el único punto temporal visible para la modificación temporal. Tanto en (43) como en (44) hay una expresión temporal que realiza su modificación de forma vacua: exactamente a las dos, en la primera; in a week, en la segunda. A nuestro modo de ver, esta es la razón de la agramaticalidad de ambas oraciones. En contra de Hornstein, creemos asimismo que las oraciones de (41), Yesterday, John had left a week ago, y (42), *A week ago, John had left yesterday, nos proporcionan ejemplos de expresiones temporales que realizan su modificación conjuntamente, tal y como ocurre en (40). Desde este punto de vista, la diferencia entre una y otra oración sería una cuestión de alcance: (41) es gramatical porque la expresión temporal que sirve para fijar el punto a partir del cual se sitúa el intervalo denotado por la otra expresión aparece en primer lugar; (42) es agramatical, en cambio, porque el orden entre ambas expresiones temporales se ha invertido.

    Terminamos con la propuesta de Bertinetto (1982). Oraciones como la de (30a) sirven a este autor para postular una restricción de tipo sintáctico que prohíbe la doble modificación adverbial únicamente si se produce dentro de una misma oración. Por lo que respecta a los tiempos compuestos es la que sigue: «Cualquier oración es agramatical si contiene dentro de sus propios límites… un L y un R explícito» (pág. 65).

    La estipulación anterior impide que dos expresiones temporales modifiquen simultáneamente L y R. Para este autor, las expresiones temporales no modifican E, sino L (por Localization of the event). L aporta información extralingüística opcional acerca de la porción de la línea temporal donde se sitúa el evento y es simultáneo siempre con E. Bertinetto (1982: 48) habla de él como punto de referencia extrínseco. El punto R, en cambio, sería un punto de referencia intrínseco. R es necesario para entender el significado de los tiempos compuestos, por lo que aparece únicamente y de forma obligatoria en las EETT de todas las formas verbales compuestas por el auxiliar «haber». En concreto, R recibe el valor de punto en que se sitúa el estado de cosas posterior al evento denotado por el verbo³⁵.

    Bertinetto ofrece una única ET para cada tiempo compuesto. En todo tiempo compuesto E refiere al tiempo del evento y R es el punto desde el que el evento se contempla como completo y acabado. La relación que existe entre E y R es, por tanto, de carácter aspectual³⁶. En su opinión, además, R puede ser especificado por una expresión temporal, como a las tres en (45a), o bien permanecer implícito, como en (45b). Bertinetto afirma que en oraciones del tipo de (45b) hay un punto R, introducido previamente en el discurso, en el que se supone que el evento denotado por el verbo está ya concluso. Piénsese, por ejemplo, en un contexto en que (45b) fuera continuación de una oración como (45c). Esta última oración proporcionaría el punto R al que se refiere el autor. De alguna manera, pues, la interpretación Perfectiva y la de Perfecto están presentes a la vez:

    Asignar una única ET a los tiempos compuestos no explica, sin embargo, su diferente compatibilidad con las expresiones temporales en las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto. Si retomamos ahora la oración de (30b), comprobamos efectivamente que la restricción sintáctica de Bertinetto (1982) no sirve para dar cuenta de su agramaticalidad con la expresión temporal exactamente a las dos explícita:

    Igual que en (30a), Juan dijo a las tres que María se había ido exactamente a las dos, las expresiones temporales a las tres y exactamente a las dos aparecen en oraciones distintas. Pero a diferencia de lo que ocurre en (30a), en (30b) no es posible que ambas aparezcan simultáneamente.

    Si asignamos a los pretéritos pluscuamperfectos Perfectivo y Perfecto EETT distintas y asumimos que F es el punto modificado por la expresiones temporales deícticas, la razón por la que el pretérito pluscuamperfecto de (30b) no puede ser modificado por exactamente a las dos y el pretérito pluscuamperfecto de (30a) sí es simple. El primero es un Pretérito. Sitúa F en la línea temporal como simultáneo que el Tiempo del Foco del pretérito perfecto simple de la oración principal. Así las cosas, a las tres está localizando ambos puntos y no es posible añadir ninguna modificación temporal más:

    El pretérito pluscuamperfecto de (30a) es un antepretérito. Sitúa F en la línea temporal como anterior al Tiempo del Foco del pretérito perfecto simple de la oración principal. En consecuencia, los dos puntos temporales ocupan posiciones distintas y pueden ser modificados de modo independiente:

    A modo de recapitulación, vamos a cerrar este apartado 2, en que nos hemos ocupado de la interpretación de los tiempos compuestos, con un cuadro en el que aparecen recogidas todas las EETT correspondientes a las formas verbales del español. Estas EETT incorporan los dos puntos de referencia necesarios para marcar, en primer lugar, la pertenencia de los tiempos, bien a la esfera del presente (S,R1), bien a la del pasado (R1-S); y, en segundo lugar, su pertenencia (R1-R2) o no pertenencia (R1,R2/R2,R1) a la subesfera del futuro. Asimismo, el punto E, que representaba en el modelo de Reichenbach (1947) el tiempo total del evento, ha sido sustituido por F. Siguiendo a Klein (1992) y Smith (1991), F representaría el tiempo de la parte del evento de la que se habla en la oración. Junto a las EETT damos el significado temporal de la forma verbal y su denominación. En el caso de los tiempos compuestos con el auxiliar haber se añade una indicación a su contenido aspectual Perfectivo o de Perfecto. Por último, recuérdese que asumimos con Hornstein (1990) que el orden entre dos puntos que mantienen entre sí una relación de simultaneidad es copia del orden en que aparece el par de puntos que lo precede:

    CUADRO II. PARADIGMA DE LOS TIEMPOS DEL ESPAÑOL

    3. Sintaxis de los tiempos compuestos

    En el apartado 2 hemos visto que el significado tempo-aspectual de los tiempos compuestos puede obtenerse a partir de la combinación de cuatro primitivos teóricos: el punto del habla (S), que refiere al momento de la enunciación, el del foco (F), que denota el tiempo de la parte del evento de la que se habla en la oración, y dos puntos de referencia, R1, R2, que marcan las particiones que efectúa una lengua en la línea temporal. En la bibliografía sobre los tiempos verbales son frecuentes las propuestas que tratan de desvelar cómo se obtienen estos significados sintácticamente. En los subapartados que siguen vamos a presentar la de Carrasco Gutiérrez (1998). Esta propuesta se apoya, en primer lugar, en la asunción de trabajos como los de Belletti (1990), Chomsky (1989) y Pollock (1989) de que tanto las categorías léxicas como los morfos con información gramatical pueden proyectarse sintácticamente. En segundo lugar, se sostiene con Stowell (1993, 1995a y 1995b) y Zagona (1988, 1990 y 1995) que el contenido predicativo de los tiempos verbales puede tener reflejo en la sintaxis³⁷. Los tiempos verbales tienen contenido predicativo en el sentido de que son la expresión del orden que existe entre puntos distintos de la línea temporal. Por poner un ejemplo, en una oración como María asistió a la fiesta el pasado del verbo significa que el momento del habla es posterior a la porción de la línea temporal en que situamos el Tiempo del Foco.

    La representación sintáctica de la que partimos es la de (48). Los cuatro primitivos teóricos necesarios para dar cuenta del significado tempo-aspectual de los tiempos verbales son proporcionados por distintos núcleos sintácticos. Los puntos S y F se ponen en relación con los núcleos Com[plementante]⁰ y Asp[ecto]⁰, respectivamente; los nudos T[iempo]1⁰ y T[iempo]2⁰ introducirán los puntos de referencia R1 y R2. Con E nos referimos en (48) al tiempo real o extensión total del evento. Este punto no forma parte de las EETT de los tiempos verbales ya que no es visible para la modificación temporal deíctica. Solo aquella parte del tiempo del evento de la que se habla en la oración es visible para este tipo de modificación y forma parte, en consecuencia, de las distintas EETT: (Omitimos la parte de la representación que no resulta relevante.)

    El nudo Asp⁰ proporciona el punto F, precisamente, porque la categoría gramatical del Aspecto es la que nos informa acerca del tiempo de la parte real del evento de la que se afirma algo en la oración³⁸. En cambio, los morfemas temporales que se proyectan en T1⁰ y T2⁰ serán los que determinen qué orden existe entre los puntos S, R1, R2 y F.

    Este apartado está dividido en cuatro partes. En las dos primeras, más teóricas, se argumenta a favor de la naturaleza funcional de los núcleos T1⁰, T2⁰ y Asp⁰ y se aborda el problema de la proyección sintáctica de los contenidos gramaticales de Tiempo y Aspecto. La tercera es una vuelta a los tiempos compuestos. En ella se ofrecen las representaciones de las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto. En la cuarta parte, la constatación de que la misma ambigüedad se observa con una forma no personal del verbo que no puede construirse con el auxiliar haber, el participio, nos servirá como prueba independiente de que las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto se derivan de la posición que ocupe en la representación arbórea el afijo –do. Además, comprobaremos que este afijo puede proyectarse simultáneamente en las dos posiciones de las que se derivan las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto. Las pruebas que se presentan son dos: la interpretación de antepretérito Perfecto del pretérito pluscuamperfecto de oraciones del tipo de María ya había hablado con su jefe hacía tres días; y la existencia de formas verbales sobrecompuestas en lenguas como el francés.

    3.1. NATURALEZA FUNCIONAL DE LOS NÚCLEOS CON INFORMACIÓN GRAMATICAL SOBRE EL TIEMPO Y EL ASPECTO VERBALES

    En el estudio ya clásico de Fukui y Speas (1986), se postulaba la existencia de dos tipos de categorías, las léxicas y las funcionales. Entre las categorías funcionales se contaba la Flexión, que contenía la información morfológica de Tiempo y Concordancia. Las características de las categorías funcionales se recogen en (49):

    A partir de los trabajos de Chomsky (1989) y Pollock (1989), los contenidos flexivos de Concordancia y Tiempo se separan en proyecciones independientes y se cuestiona, además, la naturaleza funcional de la Flexión temporal, en particular, por lo que respecta a la propiedad (49d). Ya en Barreras, Chomsky sugería que el SV estaba marcado temáticamente por Flex[ión]⁰. En (50), por ejemplo, la huella del verbo estaría propiamente regida por su antecedente siempre y cuando se considere que SV no es una barrera para la rección:

    SV no se considera barrera para la rección porque el nudo Flex⁰ le asigna un papel temático, esto es, marca-θ a la proyección de V⁰ (véase Chomsky 1986: 144). Tras el movimiento de V⁰ a Flex⁰ para recibir las marcas de Tiempo y de Concordancia, el SV resulta, además, marcado-L, es decir, marcado temáticamente por una categoría, VFLEX, que ya es léxica.

    En los trabajos de Giorgi/Pianesi (1991, 1992 y 1997), el carácter léxico de la Flexión temporal se hace depender de la marca temática con la que legitima a su complemento, el SV⁴⁰. Pero podría señalarse también en apoyo del carácter léxico tanto del Tiempo verbal como del Aspecto que estos contenidos gramaticales no tienen una función meramente estructural, de cohesión entre predicados y argumentos, como la de Conc[ordancia]⁰ (véase Poletto 1992a: 21-22). La Concordancia pone en relación un determinado argumento con su predicado por medio de las marcas de número, persona o género. Por el contrario, los núcleos de los que nos estamos ocupando se caracterizarían por poseer cierto contenido semántico relacionado estrictamente con el predicado. Las consecuencias sintácticas de esta diferencia han sido señaladas en Giorgi/Pianesi (1991: 194-195) y Poletto (1992a: 18). Según estos artículos, solamente las marcas de Concordancia por su carácter estructural pueden saturar las palabras. Esto es, una vez que la raíz verbal las ha incorporado, se constituye en una palabra independiente.

    No obstante, y aun admitiendo sus diferentas respecto de los nudos con información morfológica de Concordancia, consideramos con Poletto (1992a) que los núcleos T1⁰, T2⁰ y Asp⁰ son categorías funcionales. Como característica estructural diferenciadora, mencionaremos la indicada en este trabajo de que los núcleos funcionales no pueden ocupar las posiciones más bajas de una proyección extendida, en términos de Grimshaw (1991), a diferencia de las categorías léxicas.

    Tras el término proyección extendida está la idea de que el nivel más alto de proyección de un núcleo léxico incluye las proyecciones de las categorías funcionales relacionadas con él. Para lo que aquí nos interesa, habría una proyección extendida que tendría los rasgos [-N, +V] y de la que formarían parte los sintagmas relacionados con la información temporal y aspectual referida al verbo: SComp, ST1, ST2, SAsp y SV. La posición más baja de esta proyección extendida la ocupa el núcleo léxico V⁰. Ningún núcleo funcional puede ser dominado por un núcleo léxico en una proyección extendida.

    Por otra parte, según el Criterio Temático Generalizado de Grimshaw (1991: 9-10), no es necesario suponer que el verbo recibe papel temático del núcleo de la proyección funcional inmediatamente superior ni que dicho núcleo es léxico por su capacidad

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