Cigarrillos, Bolan Y Los Extraños Hombres Armados

Por Gayle Ramage

Hace dos años que Darcy se trasladó de Brisbane (Australia) a Londres (Reino Unido), para estar más cerca de su ídolo del pop Marc Bolan. Estamos en 1979, Bolan se ha pasado al castillo de glam rock del cielo y Darcy ha encontrado un trabajo sin perspectivas de futuro en el que trabaja codo con codo con periodistas groseros que no creen que una palabra como «sexismo» pueda existir.
Escapa un momento de la oficina para fumar un cigarrillo y Darcy es testigo de un asesinato, pero antes de poder pedir ayuda, los asesinos le hacen una extraña oferta. Una oferta que resulta muy tentadora...La primera obra de la colección «Asesinos en el Tiempo».

• Idioma: Español
• Editorial: Babelcube Inc.
• Fecha de lanzamiento: 1 ago 1999
• ISBN: 9781633393219

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ARMADOS

ÍNDICE

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Cigarrillos, Bolan y los extraños hombres armados

CIGARRILLOS, BOLAN Y LOS EXTRAÑOS HOMBRES ARMADOS

Gayle Ramage

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Copyright © Gayle Ramage 2014

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Diseño de portada de Tomomi Ink

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Información de licencia

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Este libro es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares y sucesos o son producto de la imaginación de la autora o son usados de manera ficticia y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

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—¡Eh, Darcy, enséñanos tus koalas!

Al grito le siguieron un par de silbidos. Con un profundo suspiro, volvió de la fotocopiadora y mostró la sonrisa maliciosa anclada en su hermoso rostro.

—Claro Jim, faltaría más. ¡En cuanto me enseñes tu diyiridú[1]!

Tras una ligera vacilación, otro grito alentador emergió del grupo de hombres. Los idiotas no tenían ni idea de lo que era un diyiridú, pero mientras sonara con descaro eran felices. Darcy recogió los papeles de la bandeja de la fotocopiadora y miró al reloj de pared manchado de nicotina. Aún le quedaba media hora para terminar, aunque a juzgar por el alcohol que sus compañeros se estaban bebiendo a tragos, cualquiera habría pensado que habían fichado para salir hacía horas.

Volvió al escritorio que estaba en la esquina de la oficina sin paredes interiores, procurando no acercarse demasiado a los compañeros que ya iban entonados. El olor a alcohol podía llegar a ser abrumador en un espacio tan pequeño. Claro que a Darcy también le gustaba achisparse de vez en cuando, pero normalmente después del trabajo y en un pub. En general eran inofensivos, pero de vez en cuando se ponían un poquito demasiado tocones para su gusto. Normalmente bastaba con un pequeño