Solamente produce los respiros exactos
que necesites para este momento.
Si notas alguna ansiedad, rebájalos,
busca un ritmo más calmado, más sereno,
haciendo inhalaciones más profundas, despacio,
atreviéndote a retener, con confianza,
y expira más, vacíate más.
Cargamos tanto, más, esos temores que te inhiben,
así que concéntrate bien en tu respiración,
y lo que más, a disfrutarla, a sentirte más vital,
más despierto, y valorando este gesto, esta actitud.
Obsérvate, qué tanto vas logrando,
si eres capaz de disponerte,
de hacer que desde ti haya una respuesta hacia ti,
que sepas obedecerte, que te atiendas,
que no te recrimines nada ni te maltrates.
Ve aceptando todo lo que eres capaz
de producirte, sea lo que sea.
Ni siquiera rechaces lo que piensas, acéptalo,
por algo lo produces.
A veces es tanto lo que quieres decirte,
y ni siquiera encuentras momento.
Y, si igual nada te dices, tanto mejor.
Que tu respiro te serene, te calme, diga más.
Te vas diciendo, en perfecto silencio:
soy este sistema activo, consciente, abierto,
constante, sentido y amado.
Soy en esta actitud, tranquila, responsable.
Me valoro en mi ímpetu,
en lo que me permito saber de mí,
y lo que sé, lo acepto.
Y lo que acepto, lo considero.
Y lo que considero, lo evalúo.
Y lo que evalúo, hace que algo más me determine.
Y lo que me determina, es lo que quiero de mí.
Y lo que quiero de mí, es ser.
Y sé que soy este respiro, en principio.
¿Qué tanto soy de este respiro?
¿Y qué tanto este respiro es de mí?
¿Cómo es que, respirando, existo?
¿En qué tanto existo?
Y existo en este cuerpo.
Existo en esta alma.
Existo en esta mente.
Existo en este espacio.
Existo en este tiempo.
¿Existo en qué?
¿Qué más hay?
Existo en mi verdad,
que sería básicamente lo que soy,
lo que sé de mí, lo que sé hacer,
lo que sé decir, lo que sé sentir,
lo que sé expresar, lo que sé manifestar,
lo que sé dar.
Y el respiro sucede para decirme más,
para hacerme manifestarme más,
para saber que existo en la Conciencia.
Es donde verdaderamente existo.
Y el respiro existe en mí,
y es así como la Conciencia existe en mí.
Esa es una verdad.
¿Pero acaso la hago mi verdad?
¿Qué tanto sé, la Conciencia es?
¿Cómo se conoce la Conciencia?
¿Cómo se reconoce la Conciencia?
¿Cómo se auto conoce la Conciencia?
Y el respiro.
Y el respiro.
Y el respiro.
¿Y este temblor en mí?
¿Esto que me conmociona?
¿Y este ardor?
¿Y este silencio?
¿Y esta fuerza?
¿Y este contacto?
¿Y esta expansión?
¿Y esta Nada?
Y ni el respiro existe.
¿Qué me sostiene?
¿Quién me sostiene?
Y existe Quien me ama.
¿Y lo pregunto, o lo respondo?
¿Qué crees?
El respiro vuelve,
y desde todo lo que soy, me digo:
solo existe en mí, la fuerza que Es,
lo que eso sea.
Puedo percibirla en lo que soy
y eso me basta para saberme,
para existir en conciencia y para amarme.
No existe más.
Respiro en gratitud,
sintiéndome en todo esto que soy,
en todo esto que respiro.
Respiro profundo, acercándome,
precisando el espacio, el tiempo,
y aceptando lo que hoy soy,
lo que hoy es,
y me comprometo a hacer y ser lo que Es:
algo más de amor, algo más de verdad.
Respiro profundo y me agradezco.
Om Namaha Shivaya