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Iztalan Cihua: Terror, #1
Iztalan Cihua: Terror, #1
Iztalan Cihua: Terror, #1
Libro electrónico481 páginas8 horas

Iztalan Cihua: Terror, #1

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Novela de ciencia ficción histórica ambientada en el México de principios de siglo pasado llena de magia, criaturas siniestras y personajes entrañables que no te dejarán indiferente.

IdiomaEspañol
EditorialErika Cantú
Fecha de lanzamiento22 ene 2024
ISBN9798224190218
Iztalan Cihua: Terror, #1
Autor

Erika Cantú

Erika Isabel Cantú Cavazos nació en Monterrey, Nuevo León, el 16 de septiembre de 1977. Su primer libro, Iztalan Cihua, fué publicado por editorial Colección Dorada en 2023 gozando de muy buena aceptación por los fanáticos de la ciencia ficción y el terror. En esta su segunda novela, narra con acierto una historia llena de nostalgia, amistad y amor sin dejar de lado el misterio y la magia, temas siempre recurrentes en su obra.   Actualmente trabaja en una clínica del Seguro Social como asistente médica, es estudiante de una Ingeniería en Sistemas Computacionales en la UVEG y es la orgullosa madre de tres hijos.

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    Iztalan Cihua - Erika Cantú

    Agradecimientos:

    A Emmanuel por guardar cada una de las hojas en las que yo escribía, gracias por darle valor a mi trabajo mucho antes de que yo se lo diera. 

    A mi familia por ser la guía de mis pasos.

    A mis hijos por dejarme crecer a su lado.

    A mi tío César por dejar en mí una eterna huella.

    .

    Prologo:

    Estimado lector antes de comenzar con el prólogo quisiera agradecerte por haber tomado la decisión de leer este libro, espero sinceramente que disfrutes leyéndolo tanto como yo disfrute el escribirlo.

    Para mi  definir esta historia es emocionalmente complicado ya que gran parte de mi esencia personal está plasmada en estas páginas, desde mi punto de vista Entre mujeres Cavazos es una carta de amor a las mujeres Mexicanas y muy especialmente a la mujer Neolonesa, también es un claro homenaje a mi madre, mi abuela y la señora Isabel Solís, al día de hoy sigo indecisa con el género literario con el que debería de presentar esta obra ya que más que seguir algún tipo de línea argumental propia de cualquier género, esta historia capitula mis vivencias, las de mi familia y las de la familia de mi esposo.

    Escondida dentro de estas leyendas familiares anécdotas y datos históricos se hilan de manera artesanal las páginas que compendian este escrito con situaciones a veces amenas y otras tantas devastadoras, como escritora trato de plasmar mi concepción de la vida a través de los ojos de un núcleo familiar porque creo firmemente que es a través de este que son posibles cosas como el perdón sincero, la fe, el amor, la magia y la redención.

    Escribo desde niña pero es a partir del mes de enero del 2020  que me decido a escribir como un habito diario, cada cierto tiempo a lo largo de mi vida me he puesto a escribir unas cuantas paginas para narrar historias siempre olvidándolas en casi cualquier lugar sin darles la importancia y sin imaginar en presentarlas al público, sin embargo hace algunos años conocí a un hombre de magia infinita, mi taciturno y leal Emmanuel recogió de cada rincón de la casa donde deje olvidadas mis fantasías plasmadas en papel y después las guardo con devoción en un cajón olvidado por mí de la cajonera que compartimos, mientras transcurría el mes de  octubre del 2019, poco  después de mi cumpleaños 43 mi esposo me llevo a nuestra habitación, yo emocionada acepte pensando no se en que cosas y cuando me pidió que me sentara en la cama y aguardara de ese viejo cajón mi Emmanuel saco un compendio de por lo menos 326 páginas de mis escritos y me propuso apoyarme para que conocieran la luz.

    Algunos meses más tarde de haber comenzado esta aventura un virus llamado covid – 19 comenzó a aparecer en los noticieros, redes sociales y medios impresos. En ese entonces el mundo vivía expectante ya que paulatinamente y sin que nadie pudiera hacer algo para detener su paso, esta nueva enfermedad llegaba a cada rincón sobre la tierra, mi ciudad es una de las ciudades más grandes de México por lo que la plaga se propagó a niveles alarmantes. Trabajo en el área de la salud por lo que la probabilidad de adquirirla es mucho mayor y a su vez lidio con la enfermedad y la pérdida cada día , de modo que me llevó a reflexionar mucho  en el valor de la vida pero sobre todo en el de los sueños.

    En mi desempeño como asistente medica en un área de Urgencias he sido testigo de un sinfín de cosas dolorosas que me hacen llegar cada día a mi hogar dando gracias de estar bien y de tener a mi familia conmigo, sana y completa. También he recibido la mala noticia de la muerte de compañeros de trabajo, en esos momentos de futilidad, miedo y desazón lo único que me mantiene en pie es el saber que al terminar mi turno y llegar a mi casa voy a ver a mi hijo menor Iker y a mi esposo que me recibe con una sonrisa. Mi hermoso hijo nació trastorno del espectro autista y mi mayor preocupación es que tal vez no encuentre un lugar en este mundo gris en esta época tan triste, sin embargo al verlo sonreír con infinita inocencia pienso que todo va a salir bien porque mi hijo es perfecto y lo aseguro sin temor a equivocarme que él es feliz por convicción porque está en su esencia el serlo y no porque se lo haya dicho o porque su vida este envuelta solo con buenas noticias. En ese momento pienso que mi pequeño es un mensaje del dios al que le rezo dándome lo que necesito, sin importar cual sea el futuro que me depare el destino siempre voy a ser amada por él, y es este el centro neurálgico de mi historia, de los inevitables errores que se cometen cuando uno tiene hijos y  la metamorfosis espiritual que ocurre cuando uno se convierte en padre.

    Así que en este mundo en silencio repleto de imposiciones e infinitas restricciones pienso que la humanidad ha perdido su rumbo, como persona desconozco como resolver la complejidad de esta nueva normalidad, pero creo que valdría mucho la pena voltear a ver el pasado es por eso que decidí contar una historia que comienza en 1900. 

    Sin tener algún título que avale mis conocimientos de historia mexicana decidí hablar de las culturas de mi país específicamente la Azteca y Náhuatl de sus creencias y las leyendas que formaban su espíritu como pueblo, si me equivoque al no hablar correctamente sobre el tema o tocarlo de manera irrespetuosa como aspirante a cuentista ofrezco una disculpa.

    Mira bajo tus pies, mira sobre tu hombro, es un hecho que has sido

    usada, es una tragedia que hallas sido

    desechada. Pero tus ojos son grandes y están abiertos. Tu sacrificio vale la

    pena, no le temas a la muerte pues ya

    estás en su morada y te recibe como a una luciérnaga que danza en armonía

    con la penumbra de un mundo que no podrá ser.

    Capitulo. 1

    Prehispánica.

    Con la piel obscura casi negra los Tlaloques pequeñas partes del dios que contiene a la fuerza de la naturaleza caminan cerca de las nubes entre este plano y el Tlalocan lugar de donde brotan las aguas dadoras de vida, con cantaritos de barro los pequeños ministros de befos lacios y dientes de jaguar las llenan con las cristalinas gotas de manantial mientras con palos de carrizo las rompen justo a la orilla del Tlalticpac el mundo de los humanos, cuando escuchas poderosos truenos durante la tormenta alza tu mirada hacia el cielo agradecido pues los Tlaloques juegan con sus jarritos de barro como si estos fueran piñatas y les regalan a su pueblo la buenaventura de la fertilidad, pero espera también agravios de este dios pues para el bien y mal no existen solo la energía primordial que invade por completo la totalidad del mundo en el que habitamos, adorado por cientos de pueblos desde que la humanidad existe él es la deidad de los muchos nombres, los imperiales Aztecas lo llamaron Tlaloc, los peninsulares Mayas lo bautizaron como chaac, los Mixtecos pueblos guerreros de la región montañosa de Oaxaca y Puebla lo conocieron como Dzahui y los bravos Zapotecas le adoraron como Pitao Cosió.

    Escucha atenta esta indicación, por ningún motivo invoques a la deidad apostada en la montaña fantasma y ruégale a nuestra madre Tonantzin que el gran Tlaloc no fije su atención en ti pues es sabido por todos los pueblos mesoamericanos que los dioses buscan a ciertas personas para enriquecer sus mundos.

    Cuando Blanca María leyó esta advertencia escrita en el viejo libro de su finada abuela Antonia lo cerro al instante y debido a ese brusco movimiento de manos perdió el equilibrio cayendo impunemente al suelo de terracería color ocre, la imprudente jovencita se había acostado en una enorme piedra ovalada que se erguía a más de 1 metro de la tierra y fue esa la razón por la que perdió el equilibrio, cuando se levantó del suelo se sacudió la tierra acumulada en los olanes de su impecable vestido azul y como si se tratase de alguna epifanía Blanqui recordó que en la página 45 de su libro existía un compendio de por lómenos 12 recetas para mantener el equilibrio en el ámbito laboral, las relaciones interpersonales con figuras de autoridad, la familia y muy especialmente para mantener equilibrada las relaciones pasionales y afectivas, con una chispeante mirada Blanca regreso a la sima de su roca a releer sobre cómo se enlaza el mundo tras bambalinas. 

    Tomando como pretexto el partido un partido de futbol para salir de su casa y así poder verse con Octavio, Blanqui había llegado a las seis de la tarde el 14 de febrero de 1918 junto con su padre y con su hermano menor Nono, el papá de los chicos era conocido como el gordo Meño, trabajaba vendiendo paletas de nieve y raspados en el centro de la ciudad de Monterrey. Había adquirido con dinero de su esposa un remolque de paletas de hielo empujado por un burrito de carga llamado el checo que compro cuando Blanqui tenía apenas 6 años de edad y que conservaba hasta esa fecha. Por las calles del barrio de San Luisito era muy común verlo montado en el remolque con su hija sentada a su lado abrazándolo y con el pequeño niño montado en el cajón donde se almacenaba la preciada mercancía ya que por su fragilidad esta debía tratarse con mucho cuidado. El regordete hombre acostumbraba pasar sonando su corneta con franco entusiasmo y girando su cabeza hacia todos lados atento al llamado de algún cliente que buscara ansiosamente algo que le refrescara del intenso calor de la tarde,

    después de terminar su ardua jornada de trabajo el gordo asistía con religiosidad los jueves a su partido, Blanca María Zamora portaba ese día un impecable vestido fabricado por ella misma en color azul cielo de un sola pieza amarrado de la cintura con un listón azul rey que terminaba en un detallado moño en la espalda, el vestido era de mangas cortas de farol y ribete fruncido con una ceñida manga en color blanco, en su pecho portaba un hermoso prendedor con la imagen de la virgen de Guadalupe, la abertura de su cuello dejaba al descubierto su marcada clavícula que se contraía y regresaba a su lugar cada vez que la señorita jalaba oxígeno a sus pulmones, con apenas 14 años de edad Blanqui cómo le decía de cariño su familia había recibido ya de 3 hombres de buena reputación ofertas serías de matrimonio pero la hija del gordo Meño había rechazado tajantemente estas proposiciones debido a que para ella resultaba imposible el separarse de su padre, la joven hija del gordo había heredado de su madre los ojos negros y el cabello obscuro, su rostro era ovalado, sus cejas y sus labios eran pequeños y delicados, su frente era amplia y su nariz era grande y un tanto aguileña esta contrastaba con todo lo demás que componía su cara y dotaba el rostro de la jovencita de una personalidad muy atrayente, cuando era una niña Blanca parecía una adulta encerrada en el cuerpo de una niña pero al llegar a la adolescencia sus facciones florecieron junto con ella y revelaron un rostro seductor que le robaba el aliento a más de un hombre que tenía la fortuna de toparse con ella, cada vez que está salía a vender paletas de hielo junto con su padre y su hermano, Blanqui acostumbraba llevar sus hermosos cabellos sueltos y solo se peinaba un flequillo que le tapaba la mitad de la frente. Las partes más peculiares de su cuerpo sin duda alguna eran sus manos y su espalda puesto que Blanca María había nacido con vitíligo esta condición solo se le había manifestado en esos lugares, en las manos desde las palmas hasta llegar a la mitad del antebrazo en esa zona su piel tenía una tonalidad morena y en la espalda comenzaba poco después del cuello y terminaba donde iniciaba la rabadilla, en su cara y el resto del cuerpo su piel era pálida como la sal, para la jovencita quien vivía tan aparte de la rígida comunidad neolonesa está condición lejos de incomodarla la llenaba orgullo ya que su rostro era blanco como el de su padre y sus manos eran tan morenas como la piel de su madre además a Blanquita siempre la volvieron loca los hombres morenos, esa había Sido la razón por la cual Blanqui se fijó en Octavio un joven de su misma edad quien trabajaba junto con su padre en el negocio de la herrería, Octavio Bartolomé Hinojosa era un joven de complexión delgada, poseía una espalda inusualmente ancha y unos brazos enormes que desembocan en unas manos duras como piedras, cada vez que Blanca se topaba con él en el camino se emocionaba ya que el joven mozo siempre se sonrojaba al verla, él era aparte de su padre y su hermano el único hombre que no la miraban de manera obscena asombrados por las tonalidades de su piel. 

    Cuando el gordo llegaba al terreno baldío donde se encontraba la cancha de futbol hecha de tierra blanda marcada con cal y provista de 2 porterías hechas de viejas tablas donadas por la iglesia de cuando se edificó la catedral este dejaba su

    triciclo frente a la gran piedra bola donde su hija se sentaba y mientras la miraba con cierta solemnidad al sonreírle le decía.

    -  Mija ahí le encargó el changarro.

    Blanqui solo respondía con una sonrisa después esté se alejaba de ella para incorporarse con su equipo de fútbol que llevaba por nombre Los Potosinos portando orgulloso su uniforme azul turquesa con medias blancas escrupulosamente lavadas por su mujer, el gordo siempre entraba al campo de futbol ubicado en el viejo llano cerca de la catedral, partiendo plaza con el balón bajo el brazo y con una actitud retadora ante sus rivales, para el gordo era muy importante ese evento ya que sentía que tenía que cuidar su reputación ante sus vecinos y clientes pero sobre todo ante su amada hija aunque la jovencita de personalidad taciturna no sentía mucho interés por el juego de su padre y mucho menos por su negocio, Blanqui le tenía un profundo amor a Meño y sabía que este no podía llevar una vida normal si ella no estaba a por lo menos 30 metros cerca de él.

    Existía una marcada diferencia entre Blanca y Arnoldo quien había heredado el don de gente de su padre y la astucia maliciosa de su madre, él era menos soñador que su hermana mayor y se sentía muy involucrado con el negocio de su padre a pesar de tener tan solo 7 años, el pequeño hombrecito atraía mucha clientela plantándose frente a la carreta de paletas gritando a todo pulmón. 

    -  Hay paletas de todos los sabores y colores, raspados dulces, raspados salados, raspados fríos y si quiere también le damos su raspado caliente, lleve su raspado que le alegra el corazón y le refresca la mente.

    Casi de inmediato una horda de personas rodeaba el triciclo de paletas abrumadas por el calor sin humedad de la ciudad de Monterrey, Nono para esa edad ya es capaz de atender a las personas, servir sus raspados, cobrar y dar el cambio sin equivocarse mientras su distraída hermana se sienta en su piedra a soñar y leer, en ocasiones desesperado Arnoldo le arrea. 

    -  ¡Ándale mensa despabílate que se te van a subir las hormigas!

    Pero Blanca ni siquiera lo escuchaba ya que contemplaba el cielo en ocaso, amaba los espacios abiertos sobre todo en las tardes cuando el sol empezaba a meterse y la penumbra de la noche marcaba una línea que se mezclaba con los últimos bosquejos del día, de alguna forma y sin que nadie se lo dijera  Blanquita creía firmemente  que cuando la luz y la obscuridad se mezclan en esos morados  violetas y bermellones el mundo se detenía y ese miedo irracional que ella sentía de dejar de existir se desvanecía por completo, tal vez eran diez  minutos lo que dura ese momento al día, el resto del tiempo la jovencita vive con una opresión  en la parte superior derecha de su pecho, Blanqui no tiene ningún tipo de afección cardiaca. La única conclusión a la que yo llegue todo el tiempo que la he observado con respecto a esto es que la jovencita posee una sensibilidad exagerada, en algunas ocasiones incluso es capaz de verme, cuando eso pasa sonríe y pone su dedo índice frente a sus labios como ordenándome que guarde silencio, siempre he creído que me considera su mascota.

    Para el minuto 43 el partido ya se encuentra 2 – 1 en contra del equipo del padre de Blanqui, Meño que funge como portero y que a pesar de ser bajito y regordete mostraba una agilidad sobresaliente defiende su portería con gran habilidad. El gordo se sacude el polvo de los bigotes mientras recoge una caguama que tenía escondida detrás del arco  que había metido a la cancha de contrabando dentro de su carrito, la cancha de arena tiene un socavón al lado de la portería de Meño que provocó que en el minuto 23 del primer tiempo uno de los jugadores del equipo contrario tropezara y se estrellara con el palo izquierdo de la portería que defendían los Potosinos en ese momento todos los niños incluyendo Nono festejan ya que el delantero que había quedado inconsciente en la polvosa cancha fue el autor de los dos goles en contra del equipo de Meño, el alarido de los aficionados alcanzo los oídos del padre Scott quien se encontraba orando en el pequeño nicho de su habitación, tiempo atrás la iglesia había donado ese solar para que su comunidad lo utilizara como espacio recreativo, en la actualidad la cancha se encontraba dispuesta y en óptimas condiciones algunos años atrás el gordo Meño junto con la jueza de barrio habían organizado cuadrillas para desyerbar el lugar, limpiar el terreno, sacar las piedras y hacerlas a un lado e incluso bajar enormes lajas de la parte más alta de la loma larga para así con algo de cemento fabricar bancas alrededor de la cancha, Marciano uno de los más queridos amigos del gordo Meño se había encargado de acarrear las tablas que el arzobispo les había donado para que fabricarán las porterías y 2 letrinas en la parte más alejada del terreno, en la actualidad era obligación de cada equipo integrante de la liga de futbol el limpiarla cada 3 meses, hacía poco más de 15 días que los Dorados el equipo de fútbol al que se enfrentaban este día los Potosinos se encargó de darle el mantenimiento general al terreno tal vez si hubieran hecho un mejor trabajo rellenando con arena los huecos dentro de la cancha su delantero estrella aun seguiría jugando en ese momento. El partido de futbol dio inicio a las 6:25 de la tarde y para ese momento las imponentes cadenas montañosas que convergían en todo el valle de Monterrey hacían lo propio ocultando el paso de la luz solar con sus cumbres ya que en algunas partes de las sierras de Chipinque y las Mitras existían picos que se elevaban 2,400 metros sobre el nivel del mar, la cancha de fútbol que las familias  habían construido con tanto ahínco era cobijada por el cerro de la Loma Larga un lomerío que se encuentra entre los municipios de Monterrey y San Pedro Garza García, es también un estribo de la cierra madre oriental cuya longitud abarcaba una distancia de 10 kilómetros, aunque la Loma Larga era una elevación poco prominente en comparación con las montañas que la rodeaban para las 6 de la tarde la sombra de esta cubría con su refrescante sombra la totalidad del terreno dónde el gordo y los otros jugadores llevarían a cabo su encuentro deportivo en compañía de sus familias, la mayoría de las personas que vivían en ese lugar no eran de Monterrey si no de otros estados de la República como San Luis Potosí, Durango, Zacatecas, Coahuila y Tamaulipas en el barrio de San Luisito convergían un sin número de acentos modismos formas de pensar, vivir y actuar que dotaron al lugar de una gran riqueza cultural y un caótico haber, la historia de este sitio inicio en las últimas décadas del siglo XIX y germino a parte de la pujante urbe industrial, surgió como un asentamiento para decenas de familias que habían migrado para trabajar en las fábricas del estado como la cervecería, vidriera y muy particularmente en la fundidora de fierro y acero, los primeros colonos que se asentarán en las faldas de la Loma Larga provenían de pueblos y ejidos del estado de San Luis como Matehuala, Charcas, Venado y Real de Catorce es por eso que al Barrio se  le dio el nombre de San Luisito, para principios del siglo XX el lugar se convirtió en el centro neurálgico de la migración al estado. El barrio de San Luisito era un asentamiento construido sin un orden y se componía por algunas casonas de adobe y cientos de casuchas hechas de carrizo y paja, sus habitantes eran en su mayoría hombres fuertes honrados y trabajadores que vestían con mezclilla y sombreros de palmito, las mujeres dedicadas a su familia usaban trenzas limpias adornadas con moños de colores y faldones de algodón, la vida aquí era difícil debido al clima semi desértico del valle y sus temperaturas de casi 40 grado celsius durante el verano, la falta de servicios de todo tipo, la apatía del gobierno ante las necesidades básicas de sus habitantes y la marcada diferencia que había con colonias mejor acomodadas como las del barrio del obispado y la purísima acrecentaban de manera exponencial las diferencias sociales pero San Luisito era único en comparación con el resto de la ciudad, estaba tan cargado de sueños, ilusiones y amor autentico que la fiesta de colores fogatas y algarabía vencían siempre a cualquier necesidad.

    Al final del primer tiempo el gordo Meño y su equipo se reunieron para discutir la estrategia del segundo tiempo al lado del triciclo, otra de las tareas que el gordo desempeñaba dentro del equipo era la de director técnico así que este se subió en una de las bancas de piedra para darles indicaciones y marcar la estrategia de ataque para el segundo tiempo, comenzó con Chano de 1.92 metros de estatura y piel ajada sobre todo en el rostro, las comisuras de su quijada estaban sumidas y tenía cicatrices producto de la hambruna dentro de su globo ocular izquierdo de donde también se dejaba entrever un pequeño agujero en la esclerótica muy cerca del iris, el gordo lo mira y le dice.

    -  Chano te tengo en la ofensiva por larguirucho para que interceptes mis despejes los Bajes con el pecho y la pases para que tus compañeros tiren a gol.

    Cuando Meño termino con Chano volteo a ver al Pacote este tenía la piel exageradamente blanca con rasgos de duende y una voz estridente algo femenina, vestía pantaloncillos cortos y una camisa azul desteñida de mangas largas, el gordo le dice con algo de reproche en sus palabras.

    -  Pacote te necesito corriendo para eso eres el mediocampista.

    termino sus observaciones con Chugas un hombre de pelo corto y muy delgado en algunas partes de su cráneo, el Chugas tenía en su rostro algunas cicatrices producto del acné que había padecido en su adolescencia, medía 1.70 metros de altura su frente estaba inclinada hacia atrás y su nariz aguileña contrastaba con el tamaño tan pequeño de sus ojos, el director técnico lo miro con severidad y en un tono de voz alto le dijo.

    -  Y tú Chugas eres el centro delantero y me fallaste 2 claras a gol concéntrate. 

    Al final el gordo se dirigió a el resto del equipo y con algarabía les dijo.

    -  Los demás échenle ganas equipo hay que achicarle los espacios al rival, si ganamos el partido tengo un cartón de caguamas escondido en el carrito de paletas.

    Emocionados los 11 hombres que conformaban el equipo de los Potosinos lanzaron consignas de aprecio para el gordo Meño, de la nada el Chugas sintió que algo le pasó, por un lado, el pequeño Nono indignadísimo por el marcador se paró en el centro del grupo y empezó a regañar a los jugadores.

    -  ¡He mensos estamos perdiendo métanle actitud que se vea el amor por la camiseta o no va a haber caguamas!

    Meño y todo el equipo juntaron las manos y gritaron en coro.

    -  ¡1,2,3 Potosinos!

    A pesar de los esfuerzos de sus jugadores los Potosinos terminaron el encuentro con un marcador de 4 – 1 a favor del contrario, el clima era a falta de otra palabra insoportable, 37 grados envueltos en una noche algo melancólica, para levantar la moral de sus camaradas Meño ofrece darles de todas formas el cartón de caguamas que había traído para festejar su triunfo lo que provocó la alegría de todos pero al abrir la tapa de la hielera hecha de acero galvanizado dónde guardaba las paletas solo se encontraba un cartón vacío, consternado Meño se llevó la mano al pelo y dijo.

    -  ¡Achis! ¿y las caguamas?

    Justo en ese momento Arnoldo llego corriendo por su lado izquierdo con 2 botellas vacías, lo que provocó el asombro de su padre.

    -  ¿Qué has hecho con las caguamas? ¿te las tomaste?

    Arnoldo no le presto mucha atención a su padre y corrió directo hacia la portezuela de la hielera y de esta saco el cartón vacío, lo dejo caer al suelo y ahí deposito las botellas de vidrio que traía consigo después comenzó a contar cuantas botellas había colectado y cuantas le faltaban para llenarlo por completo, el cartón tenía la capacidad para 9 botellas de 1 litro y el pequeño hombrecito solo tenía 6 botellas lo que significaba que debía colectar los otros 3 envases que le faltaban para así poder cobrar el depósito de estas en la tiendita de don Lalo, sin dejar de hacer lo que estaba haciendo el Nono le dice a su padre. 

    -  No como crees menso, se las tomaron a los jugadores del equipo contrario.

    Consternado por la respuesta que su pequeño hijo le había dado el gordo corrió hacia el tan rápido que toda la tierra que tenía adherida a sus enormes bigotes se le desprendió de tajo, de forma colérica Meño lo amonesto. 

    -  ¡Y por qué hiciste esa babosada!

    Arnoldo quien para ese momento ya le había prestado toda su atención a su padre se dio cuenta de que este se encontraba sumamente molesto lo que provocó que el pequeño niño se pusiera nerviosos por ese gesto de profundo enojo. Con su infantil mano se quita su boina hecha de franela y comienza a rascarse la cabeza al no comprender por qué su padre se había molestado tanto con él, sin nada más que ofrecer más que la verdad Nono levanto la cabeza para ver a su padre y con la vos algo cortada le dijo. 

    -  Tu dijiste menso que se las ibas a dar si ganábamos y no ganamos.

    El gordo Meño comienza a señalar a su hijo con el dedo índice mientras con gritos ahogados y palabras ininteligibles comienza a pregonar regaños. 

    -  Y por eso le regalas mis caguamas a los contrarios.

    Arnoldo no podía dar crédito a las palabras de su padre, como era posible que el hombre que lo trajo al mundo pudiera creer que alguien como el tan apasionado por hacer negocios y recabar ganancias cometería la imprudencia de regalar mercancía en buen estado, él pequeño hombrecito se llevó la mano derecha a la frente para hacer a su padre un ademan cargado de condescendencia, después le dijo. 

    -  No menso se las vendí no se las regalé.

    Con el enojo aun a flor de piel Meño sujeto del hombro a su hijo con la intención de reprenderlo dejándolo junto a su hermana el tiempo que faltaba antes de que partieran de ese lugar, pero el delgado niño de andar escurridizo pudo zafarse de la enorme mano de su padre, corrió despavorido y fijo su atención al otro lado del campo donde se encontraba festejando su triunfo el equipo contrario, a la distancia pudo ver a tres jugadores sosteniendo en sus manos las botellas que le faltaban a su cartón, Meño le grito a su hijo. 

    -  ¡Vas a ver deja que lleguemos a la casa!

    El Nono trota hacia donde estaban los contrarios para conseguir sus botellas al otro lado la cancha de futbol, cuando el jovencito se supo a una distancia prudente de su padre le grito sin detener su paso. 

    -  También se acabaron las paletas y los raspados ahí está el dinero dónde ya sabes.

    Juan Emmanuel Zamora Solís había llegado tarde a la felicidad y está se fundamentaba en el hecho de ser padre, todos los papas en el mundo aman a sus hijos pero lo de Meño era distinto, cuando el gordo  como le dice todo aquel que lo conoce vio por primera vez a su hija Blanca recién nacida lloro tres días pese a las burlas que  hasta la fecha su esposa le hace, en su pecho el corazón había girado 180 grados y el mundo por arte de magia se había alineado en perfecta sincronía con el latido de su corazón,

    El gordo se maravillaba al ver como sus hijos crecían, el ser espectador del desarrollo de Blanqui y Nono lo llenaban de cierta nostalgia que lo hacía sentir obsoleto y orgulloso al mismo tiempo, cada ocurrencia, cada chispazo de ingenio y a beses malicia por parte de estos hacían de la vida de su padre una aventura, por esa razón cuando el gordo mira a su hijo le sonríe mientras lo observa correr con rumbo de los jugadores y se dice a sí mismo en vos baja.

    -  Ya me vendiste la mercancía de mañana, ¿ahora qué voy a vender mijo?

    Meño voltea a ver a los Potosinos esperando algún gesto o reproche, pero todos sonríen mientras Chaño se acerca a este, le toma el hombro y le dice.

    -  Nos debes un cartón para la semana que viene.

    El gordo sonríe como solo él sabe hacerlo y le responde a su amigo.

    -  Ya rugiste Chanito.

    En la vaporosa noche de febrero una niña de 14 años de nombre Blanca María duerme sobre una piedra bola, Las estrellas la cobijan mientras el sonido de las luciérnagas del terreno baldío que está a su espalda la arrullan y la abstraen del sonido de los hombres que juegan a ser hombres y el de los niños que juegan a estar vivos, recargando sus caderas en la gran piedra y con la cabeza en el remolque de raspados, mantiene sus brazos cruzados y con la palma de la mano derecha extendida se cubre el corazón quien por momentos desaparece de su pecho y reaparece para bombear la sangre a su cuerpo, en su mente se encuentra presente la idea de haber Sido plantada por Octavio un delgado muchacho con cuerpo de guerrero y rostro de pontífice, la incertidumbre la llena de preguntas sobre porque no había asistido a la cita, pero más que cualquier otra cosa lo que la preocupa realmente es saber que Chalchiuhtlicue la diosa que alumbro al mundo cuando los cielos estaban hechos de agua habitaba en su casa, la deidad se presenta ante ella como una joven moza de no más de 16 años de edad vestida con una falda verde, tenía pintada la parte inferior de su rostro con líneas verticales hechas con jade molido, en su frente lucia amarrada una diadema hecha de oro que sostenía un delicado tocado de papel, cubría su espalda con un manto hecho de quetzalli, de su falda surgía un caudal con el agua más cristalina que el hombre jamás hubiera probado y en la base de este caudal se podía apreciar las figuras de un niño y una niña hechos de agua que danzaban alrededor de la diosa, Blanqui podía verla todos los días desde hacía ya 8 años, en las mañanas cuando la joven se levantaba a tomar su desayuno siempre la descubría al lado de Alaya, mientras su madre se tomaba su tradicional café negro con piloncillo y pan dulce, la patrona Mexica de los nacimientos y reina de los bautizos permanecía inamovible acariciando con una devoción maternal el pelo de María, la unión de estas 2 mujeres ocurrió hace ya tanto tiempo en un trágico y lluviosos día de septiembre cuando la contraparte de Chalchiuhtlicue el dios Tlaloc le arrebato a María una de sus hijas que le fue ofrecida en sacrificio, la diosa conmovida al ver como Alaya defendió a su hija hasta su último aliento en contra de un dios se quedó con ella para arrullarla mientras la herida en su corazón sanaba, Blanquita desconocía el porqué de esa situación hasta esa tarde cuando ojeando el libro de la abuela Toña comprendido que nada bueno podía pasar si un dios fijaba su atención en ti, hasta ese momento no se había planteado la idea de confrontarla pues nunca tuvo el valor de dirigirse a ella, a menudo las facciones a veces hermosas a veces parcas de Chalchiuhtlicue la perseguían martirizándola en sus sueños y al despertar el imprégnate olor a mariposas panteoneras, tierra húmeda y almendras amargas que brota del piso de la casa advirtiendo su presencia provocan un incontenible temor que se esconde en sus tuétanos.

    A las 8:35 de la noche Blanca es despertaba por el Nono de golpe ya que este empieza a agitar sus hombros lo que provoca que la jovencita se levanté aterrada como si se estuviera asfixiado y pierda el equilibrio, cuando Blanqui vuelve en si voltea hacia el nono con cierto reclamo lo mira y le dice -   ¡Eres un bruto!

    El pequeño hombrecito toma a su hermana de la mano y la jala para obligarla a levantarse de su improvisada cama mientras le dice. 

    -  Ya nos vamos para la casa, oye mensilla.

    -  Si 

    -  ¿Porque eres tan callada? parece que siempre estás cansada ¿te duele algo?

    Blanqui se queda sin palabras y baja la mirada no tenía una respuesta para darle a su hermano y eso la hacía sentir como una tonta, Arnoldo arrepentido por haberla incomodado sonríe y le muestra su mano derecha en dónde traía 2 monedas de peso y le dice.

    -  mira manita lo que me dieron de propina los mensos del otro equipo ya tenemos para ir a la carpa a ver una de esas obras de teatro que a ti tanto te gustan.

    La tristeza que había entrado en Blanca se esfumo de la misma forma en que había llegado, la joven le sonrió a su hermano y le dijo 

    -  podemos ver Frankenstein de Mary Shelley.

    Arnoldo levanta su pulgar derecho como gesto de aprobación para la petición de Blanqui y le dice

    -  Ya estás peinada pa atrás mensa.

    Pronto la familia de don Meño toma sus posiciones en el pequeño remolque mientras esté se pone el casco y los lentes comienza a arrear al checo para que se encamine a la casa, a la distancia el gordo observa como paulatinamente la cancha se va quedando sola, cuando el burrito de carga saca a Meño y su familia del solar este se incorpora a las calles empedradas del barrio de San Luisito, era hermoso el recorrer los bellos barrios Neoloneses con sus casitas de dos colores y en las banquetas sentadas en las mecedoras de palo de caña los abuelitos  arrullando su falta de sueño mientras las señoras de la casa barren su pedazo de calle, algunas sofocadas por el extenuante calor de la tarde toman el sereno nocturno y otras tantas platicando con la vecina o la comadre los nuevos chismes de la cuadra mientras el gendarme pasa por la calle asegurándose de que la calma y el buen cohabitar se mantengan intactos, el remolque avanza y Blanca se aferra a su padre con las 2 manos e inclina la cabeza hacia arriba para ver pasar las farolas de luz, la joven mujercita siente que falta poco para llegar a su casa que se encontraba a 6 calles del llano de fútbol, cuando se acercan a la esquina donde vive doña Tere quien tenía su domicilio a tres casas de la suya y que se dirigía a comprar unas cuantas piezas de pan en el expendio de don Lalo, la anciana de pausado andar alza la mano para recibirlos y grita

    -  Ese Meño ¿qué dicen los de barro?

    Doña Tere tenía 61 años y era la partera del barrio, no media más de 1.32 metros de altura de cabellos plateados, facciones pícaras, poseedora de una memoria prodigiosa, caminaba despacio y cojeaba de la pierna derecha debido a que padecía el mal de orín lo que provocaba que la señora retuviera líquidos y sintiera mucho dolor con cada paso de daba, doña Tere había traído al mundo a casi  todos los niños del barrio de San Luisito y cuando los Zamora llegaron a vivir ahí Arnoldo tenían un color de piel ocre rojizo muy claro, este se asemejaba al barro fresco y ese mismo tono se hallaba en las manos de Blanqui por esa razón cada que la anciana miraba a los niños les decía con una sonrisa en la cara ¡los de barro! apenas dos casas delante de doña Tere se encuentran al Terry un perro Husky siberiano quien los persigue a todo galope mientras les ladra, frente a su casa el Harry de Sinaloa un carretonero que vendía tierra para masetas de 1.68 metros de estatura y que al igual que Meño tenía el pelo largo hasta los hombros usaba barba de candado, de patillas largas y quijada pronunciada, vestía un pantalón de mezclilla y acostumbraba andar descamisado todo el día,  el Harry presumía cada que tenía oportunidad de haber sido parte de los dorados de Francisco Villa, este saluda de forma muy solemne a don Meño y le pregunta.

    -  ¿Cómo quedaron apá?

    Con algo de vergüenza el gordo mira a su viejo amigo de juergas y le dice.

    -  Perdimos 4 – 1 pero si hubiéramos metido otros cuatro goles seguro que les ganábamos mi Harry.

    El Harry se acerca con un gesto goloso en el rostro para ver si por casualidad el gordo tiene alguna paleta de hielo rezagada, pero al verificar a detalle que el carrito de paletas se encontraba vacío suspira con desilusión, Meño conocedor de sus intenciones le dice. 

    -  Hay para la otra mi Harry.

    Cuando Blanca escucha la plática entre su padre y el Harry de Sinaloa inclina de manera sutil su cabeza y enfoca su atención en la plática de los mayores, para la jovencita Meño era su posesión más preciada pues era el quien marcaba la dirección de su vida, la base en dónde sostenía su cordura y su ancla en el universo, cuando el Nono se baja del triciclo de paletas empieza a gritar mientras azota la puerta de madera sin pintar de la entrada de su casa por varios minutos hasta que de adentro se empieza a escuchar como la tabla que atranca la puerta es retirada de su lugar, entre forcejeos la puerta empieza a abrirse mientras produce un ruido de madera vieja desquebrajándose, la puerta esta sostenida por unas oxidadas bisagras que creaban un sonido parecido al de un lamento, de la puerta emerge una silueta delgada quien porta una vela encendida en la mano, cuando la madre de Arnoldo acerca la vela a su rostro este se ilumina y revela las facciones severas de una mujer de 33 años, su piel morena tenía un tono cobrizo, las órbitas de sus ojos ligeramente se salían de su contorno y estos se enmarcaban con una larga y poblada hilera de pestañas, de nariz respingada y de labios inusualmente pequeños, su pelo negro y profundo asemejaba la crin de un caballo este se sostenía de forma impecable con un cordel rojo escarlata, la vela también iluminaba la mano de la que se sostenía, uno podía ver unos dedos alargados con los nudillos cuadrados algo brillosos, cuando la silueta se incorpora más a la banqueta la imagen completa de la mujer se revela con las farolas de la calle, usaba unas zapatillas de piso algo viejas pero que se veían recién

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