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La muerte escucha a Mozart
La muerte escucha a Mozart
La muerte escucha a Mozart
Libro electrónico44 páginas30 minutos

La muerte escucha a Mozart

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Los relatos cortos de La muerte escucha a Mozart tienen un enfoque diferente y una forma particular de abordar los temas, pero todos comparten una atmósfera intensa y misteriosa que atrapa al lector. El relato que da título al libro comienza cuando alguien entra en una habitación y una ráfaga de aire frío golpea la estancia. A continuación, el foco se desplaza hacia un joven sentado junto a la ventana con la mirada perdida en el horizonte. Parece desconectado de su entorno y toma un violin, preparándose para tocar. Nos enteramos de que el narrador es la sombra del joven, su muerte.

IdiomaEspañol
EditorialO. T. Socas
Fecha de lanzamiento18 sept 2023
ISBN9798223101680
La muerte escucha a Mozart

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    La muerte escucha a Mozart - O. T. Socas

    LA MUERTE ESCUCHA A MOZART

    O. T. Socas

    ©2021, O. T. Socas

    Todos los derechos reservados

    INDICE

    La muerte escucha a Mozart

    Un hogar apacible

    Viaje

    Conversar

    La bicicleta

    Los exiliados

    El guante

    No puedo escribir

    El precio de la paz

    El accidente

    Luisa, la que amaba a los animales

    Mudanza

    La tintorería de Sandy o la puerta al caos

    La hora de dormir

    El amor incondicional, Dios y las fresas

    El héroe

    Diario de una relación tóxica

    El primer campamento de la escuela en el campo

    Ático

    En la luna

    Un asunto de tiempo

    Por un papel oficial

    Una taza de chocolate

    Los libros

    LA MUERTE ESCUCHA A MOZART

    LA MUERTE ESCUCHA A MOZART

    Alguien abre la puerta y una ráfaga de aire frío azota la habitación. El joven está sentado junto a la ventana, mirando el mar a través de una cortina de humo. No sé de qué hablan las personas que le rodean; puede que estén locas. Abre el estuche de un instrumento musical y se lo pone al hombro como si fuera a levantar el vuelo. Sólo veo siluetas, algunas más brillantes que otras, y la suya parece oscura. Yo soy su sombra.

    Decidimos dejar atrás la ridícula escena. Un viento feroz nos asalta mientras nos dirigimos a un viejo edificio. Las escaleras crujen como si las vértebras de la columna se comprimieran a cada paso. Entramos a un cuarto de paredes descascaradas. Ahora toca para mí la 40ª Sinfonía de Mozart, pero nadie sabe que no siento compasión.

    De repente, un ruido ensordecedor interrumpe la música. El piso de losas se abre y se deshace en polvo y escombros, engullendo el violín. Echo un vistazo al abismo, donde un torbellino de polvo ya lo ha sofocado todo. Echo un vistazo al abismo, donde un torbellino de polvo ya lo ha sofocado todo. Doy dos zancadas hasta la puerta, la abro, y percibo el suave vacío azul y la ausencia de gravedad.

    UN HOGAR APACIBLE

    El olor a química llenaba el aire de la noche, quizás era un presagio de tormenta. Cerré puertas y ventanas más temprano que de costumbre y me fui a la cama.

    Mis viejos libros y yo nos mudamos a esta casa en medio del bosque, cuando renuncié a la comunicación con el exterior. No tenía animales. No iba al médico en el pueblo a menos que estuviera muy mal por más de siete días.

    El olor continuó mareándome. No me asusté. Quienes vivimos solos por muchos años, tenemos que perder los miedos o nos enloquecen. De pronto empecé a sudar, todo se

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