El miedo es por eso que todavía no es la noche: Cuadernos de Antígona Mansa

Por Sofía Laborde

Más de sesenta observaciones escritas y fotografiadas por Antígona Mansa sobre la ciudad, sobre la vereda, sobre el cielo, sobre la historia, sobre la tarde, sobre el alivio, sobre la espera, sobre el insomnio, sobre el espejo, sobre el incendio, sobre la fábrica, sobre el paraíso, sobre las hermanas, sobre la verdad, sobre el descuido, sobre otra cosa.

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Todos los relatos empiezan con cuando yo era chica, como si hubiese quedado encerrada en un sintagma.
El lugar preponderante de la historia: si vale la pena contarla, a quién está dirigida, cómo presentar el conflicto y cómo resolverlo. Acá no hay nada de eso. Como en esa película que vi una vez en la que ni siquiera empaticé con la protagonista, no hay trama impuesta ni drama alguno donde me vea obligada a sobrevivir por un par de horas. Si me preguntaran de qué iba esa obra, de qué va esta obra, respondería "ni idea" sin pensarlo dos veces. Sin embargo, fue (es) de las experiencias más valiosas que viví.
No sé si había conectado con este aspecto de mi tristeza antes, una de sus manifestaciones que no conocía o no me animaba a conocer. Una tristeza ingenua, densa, pesada y completa. Estoy enloquecida, alterada en una tranquilidad que reposa sin tiempo, llena de acordes tiernos, sin nadie, sin mí. Conocí otra parte de mi tristeza, es verdad, una que me permitió irme de adentro, quedarme sin nada, sin cerebro, sin cuerpo, sin persona, sin historias.

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Antígona Mansa

• Idioma: Español
• Editorial: Bombal
• Fecha de lanzamiento: 15 ago 2020
• ISBN: 9789872284954

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El miedo es por eso que todavía no es la noche

Cuadernos de Antígona Mansa

Sofía Laborde

Sofía Laborde

Nació en 1994 en un pueblo de provincia. Se mudó a la ciudad de Buenos Aires en 2012 sin saber siquiera cómo funcionaba un subte. Actualmente estudia Letras y hace y pinta cerámicas.

El miedo es por eso que todavía no es la noche

Cuadernos de Antígona Mansa

Biografía

Antígona Sofía prólogo por Julieta Correa

Palabras de iniciación

La vista

Primeras pautas

Otra cosa

Modo seguro

Tropezarse en la calle

Manzana muerta

El mar no se va a ningún lado

Un sábado a la semana

Potranca

Tarde

Otra hembra

Cada cosa pesa su tiempo

En construcción

El miedo es por eso que todavía no es la noche

Antígona brava

No ventile el ambiente

Que me cuenten

Mi perra Robin

Pequeño monólogo que no conduce a nada

A esperar

Superpoder

Dale un beso a tu papá

No ventile el ambiente II

Mansa

No le causa gracia a nadie

Eso que nunca probé

Padre nuestro

Un rato real

Instrucciones para encontrarse en el fuego

Intervengo para dejar las cosas claras

Recién ahora el cuerpo

Porquerías

La cárcel se parece a todos los lugares que conocés

Bolita del paraíso

Los insomnios de mamá

Nadie cerca

Lista de cosas que son verdad

Todo lo que muere

Canto a crecer hermanas

Te hiciste algo en el pelo

Coincidir con los muertos

Una mujer perdida

Lo que nos meten adentro

La Patria

Igual no vengas

Nadie cerca II

Un descuido a la semana

Lo imprescindible

Lo que era

Y de golpe, otra cosa

Es la ciudad la que sabe ser cruel

A mi guarida

Antígona Sofía

Prólogo por Julieta Correa

Una fachada de un edificio es una cara, es un espejo, es una excusa. Eso que todavía no es el edificio, o la casa, el galpón. Una fachada, una puerta cerrada, dos ventanas desparejas, una pared vacía donde escribir un mensaje, dejar una marca, contar una historia. Escribir para decir acá estoy, una botella con un mensaje en una zanja, un pueblo sin eco, un grito al vacío, ¿hay alguien que escucha?

Del lado de adentro de la casa está lo doméstico, las mujeres, los secretos. Una familia espiada desde el piso de la cocina. Una familia que se forma con lo que se pudre, que es un mundo, que contiene un pueblo, una calle, el mapa de una ciudad. Y en la mano de esa chica sentada en lo oscuro hay siempre un lápiz y una hoja, o algo, una pared, cualquier cosa que sirva para guardar los recuerdos volverlos palabras, y que no se pierdan, es importante.

Hay algo escalofriante en esta chica rebelde, extrañamente lúcida, que observa y pregunta. Hay algo escalofriante pero también lleno de ternura, con una inocencia tibia que quiere mirar para adentro del secreto y quiere tocar con las manos una herida —no es miedo, no es asco, no es prejuicio— y pregunta aunque parecen querer callar. Porque es incómodo, porque duele, porque algunas palabras repetidas tantas veces terminan diciendo nada. Como pasar de nuevo por la puerta de una casa elegante o un balcón.

Antígona Sofía es mansa pero es salvaje, como un zorrx que se acerca al patio de atrás de la casa animado por el silencio y la promesa de un secreto. Observa el terreno, no sabe si confiar en lxs hombres, el hogar, pero es imprudente y se muestra. Para quienes lx vemos aparecer, de pronto: un tesoro. Una mirada rara, cuando rara parece extraña, especial, solitaria, elegante en su especie. Antígona Sofía es xl zorrx y es también la potranca de patas enredadas en el alambre de púa, y es una pieza de cerámica con los bordes apenas torcidos. Y así, un poco