En 1925, el artista dadaísta y surrealista Max Ernst (Brühl, Alemania, 1891-París, 1976) estaba ubicado en Pornic, a unos cincuenta kilómetros de Nantes hacia la costa del Golfo de Vizcaya. En el verano de esa data lleva a cabo un experimento. Situando un folio encima de un objeto, dibuja y frota con mina de plomo sobre este, quedando la textura visible a través de los trazos. Esto se denomina frottage y es una técnica de arte nativa del surrealismo. El autor medita sobre la técnica recordando un hecho de su infancia, relacionado con la sexualidad parece que enfermiza de su padre, la cual narra generando confusión. Ernst estaba comenzando su carrera en el arte. Habiéndose instruido en las disciplinas de la historia del arte, filosofía y psiquiatría gracias a la universidad, desarrolló la pintura de forma autodidacta, caminando desde el expresionismo, pasando por el dadaísmo y luego concluyendo en el surrealismo. Su interés por quebrantar el arte mayoritario se acrecentó tras regresar de la Primera Guerra Mundial, uniéndose al grupo dadá radicado en distintas ciudades de Alemania y en Francia. A partir de 1922 se sumergió en el grupo surrealista. A partir de ahí cultiva el frottage que da lugar a «Historia natural».
¿QUÉ SON EL SURREALISMO Y EL FROTTAGE?
Cabe puntualizar que el surrealismo fue un movimiento artístico encuadrado en las primeras vanguardias del siglo xx, las cuales suceden en las primeras tres décadas de la centuria. Fue establecido oficialmente gracias al Primer manifiesto del surrealismo (1924) de la mano de André Breton, su teórico principal. El surrealismo presenta una ruptura con el arte normativo, mayoritario — academicista, realista y postimpresionista—, que para el surrealismo alude a la decadencia. Estos estilos de hacer arte fueron los estudiados en las instituciones académicas o estudios de artistas que ofrecieron las bases para que el alumnado arrancara su profesión.
El surrealismo se fundamenta en la premisa siguiente: alejamiento de la realidad