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Ocio activo para la tercera edad
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Libro electrónico306 páginas3 horas

Ocio activo para la tercera edad

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Saber aprovechar el tiempo de ocio es fundamental. Fomenta la autonomía, mejora la autoestima y ayuda a combatir la soledad. Tres factores claves para las personas mayores. Son precisamente ellas quienes, en general, disponen de más tiempo libre, aunque a veces desconocen cómo gestionarlo. Cursos, talleres y excursiones son algunas de las propuestas que les ofrecen, de manera gratuita o por un precio simbólico, los centros para mayores. Los centros sociales para personas mayores -también conocidos como hogar del pensionista o club de jubilados- fueron concebidos en su origen como lugares de encuentro. Su filosofía se centraba en proporcionar un local en el que las personas mayores se pudieran reunir para fomentar las relaciones y disfrutar del tiempo libre. Sin embargo, en la actualidad, la oferta de actividades se ha diversificado ampliamente hasta convertir a estos centros en importantes lugares de ocio y aprendizaje.
IdiomaEspañol
EditorialMELONT
Fecha de lanzamiento14 jun 2023
ISBN9791222417479
Ocio activo para la tercera edad

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    Ocio activo para la tercera edad - Mentor Julia

    Ocio activo para la tercera edad

    SUMARIO

    INTRODUCCIÓN

    Capítulo 1. Ocio activo para la tercera edad

    1.1. Ocio activo para la tercera edad

    1.2. Universitarios a los 60 años

    1.3. El voluntariado, otra alternativa

    1.4. Sumergirse en Internet

    1.5. Ventajas de la formación para la tercera edad (aparte)

    1.6. Cursos en centro cívicos

    1.7. Principios de las Naciones Unidas a favor de las personas de la tercera edad (1991)

    CAPÍTULO 2. Entretenimientos útiles para personas mayores

    2.1. Recomendaciones de diseño

    2.2. Taichí para evitar caídas en la tercera edad

    2.2.1. Taichí para cuerpo y mente

    2.2.2. Beneficio aeróbico del taichí

    2.2.3. Taichí: concentración y respiración

    2.2.4. Medicina tradicional china

    2.3 Yoga y taichi: Disciplinas milenarias que aportan equilibrio

    2.3.1. Disciplinas milenarias que aportan equilibrio

    2.3.2. Es mejor comenzar en la adolescencia

    2.3.4. Técnicas y métodos

    2.3.5. Taichi, arte marcial chino

    2.3.6. Constancia y paciencia, imprescindibles para conseguir resultados

    Capítulo 3. Envejecer: El placer de hacerse mayores

    3.1. El placer de hacerse mayores

    3.2. Viejos y felices.

    3.3. El cuerpo, para empezar.

    3.4. La mente también alimenta.

    3.5. Y con los demás…

    3.6. La vejez, etapa de los descubrimientos

    3.7. Alimentación de las personas mayores: El primer paso para una mayor calidad de vida

    3.7.1. El primer paso para una mayor calidad de vida

    3.7.2. ¿Qué relación tiene la salud con la alimentación?

    3.7.3. Necesidades de alimentos en las personas mayores

    3.7.4. Ejemplo de menú para una persona mayor sana

    Capítulo 4. Envejecer al volante

    4.1. Envejecer al volante

    4.2. Adaptar los hábitos de conducción

    4.3. La salud, el principal escollo

    4.4. Los accidentes de los mayores

    Capítulo 5.Viajar en la Tercera Edad

    5.1. Temporada alta para los mayores

    5.2. Vacaciones a precios sociales

    5.3. Para unas vacaciones con final feliz

    Capítulo 6. Los beneficios e inconvenientes de la soledad

    6.1. La soledad elegida y la que nos elige

    6.2. La soledad deseada (o sentirse bien en soledad)

    6.3. Cuando la soledad afecta

    6.4. ¿Aprender a vivir solos o animarnos a buscar relaciones?

    6.4.1. ¿Aprender a vivir solos o animarnos a buscar relaciones?

    6.4.2. La ausencia de un ser querido

    6.4.3. La soledad social

    6.4.4. Un estado transitorio, nada más

    6.4.5. Vencer la soledad no deseada: unos pasos útiles

    Capítulo 7. Hijos e hijas en las familias homoparentales

    7.1. Un nuevo modelo de familia

    7.2. Qué dicen las investigaciones

    7.3. ¿Y en España?

    Capítulo 8. La felicidad

    8.1. ¿Un derecho, una meta o un simple sueño?

    8.2. Una búsqueda inútil

    8.3. ¿Meta o entelequia?

    8.4. Seamos positivos

    8.5. Para ser felices...

    Capítulo 9. Gestionar bien las emociones, decisivo

    9.1. Ser inteligente no supone equilibrio ni felicidad

    9.2. El coeficiente intelectual no lo es todo.

    9.3. Desde pequeños, mejor

    9.4. ¿Soy emocionalmente inteligente?: cómo saberlo

    9.5. La Inteligencia Emocional se puede cultivar

    Capítulo 10. Instalados en el pesimismo: Amargarse la vida es fácil

    10.1. Amargarse la vida es fácil

    10.2. Cómo vivir en la amargura y la infelicidad

    10.3. Una alternativa interesante

    10.4. Qué hacer para no dejarnos invadir por los pensamientos negativos

    Capítulo 11. Mindfulness

    11.1. ¿Qué es el mindfulness?

    11.2. Cómo practicar mindfulness

    11.3. Beneficios del mindfulness

    11.4. Cómo se expresan las emociones

    11.4.1. En papel de la cultura en la expresión de las emociones

    11.4.2. Ojos y boca, centro de las emociones

    11.4.3. La expresión de las emociones: ¿culturales o innatas?

    11.4.4. Emociones y expresiones faciales universales

    Capítulo 12. Balnearios

    12.1. Amplia oferta, pero un control sanitario desigual

    12.2. Tratamiento con agua no equivale a balneario

    12.3. La calidad se puede calibra

    12.4. La legionella, por fin regulada

    12.5. En los balnearios se alivia más que se cura

    12.6. Los balnearios, en euros

    12.7. Un fin de semana, a partir de 100 euros

    12.8. Para quien busca tranquilidad, evasión y ocio en un balneario

    12.9. ¿Qué es el agua minero-medicinal?

    ANEXO

    Capítulo 14. Senderismo

    Capítulo 15. Abuelos que viven en familia

    15.1. Introducción

    15.2. Abuelos que viven en familia

    15.3. Fenómeno con tendencia a la baja

    15.4. Una fuente de conflictos

    15.5. Pérdida de intimidad de la pareja

    15.6. Mejorar la comunicación con los abuelos

    15.7. El valor de los abuelos

    15.8. La sexualidad en las diferentes etapas de la vida y en situaciones especiales

    DESARROLLO

    INTRODUCCIÓN

    Las personas mayores también tienen su año internacional. Durante este 1999, diversos actos institucionales conmemorarán el Año Internacional de las Personas Mayores. Por lo tanto, es un colectivo que aumenta espectacularmente su importancia demográfica. En buena lógica, debería crecer también su influencia en la vida económica, política y cultural de nuestra sociedad.

    Deberíamos ser capaces de asumir la necesidad de (con los costes económicos y los cambios de mentalidad en los dirigentes políticos y sociales que conllevan) incorporar las aspiraciones de los mayores en todas las iniciativas de calado social. Para empezar, podríamos comprometernos con la mejora de pensiones y de la red de centros de día o residencias, con la educación y formación de los mayores que lo deseen, y, por supuesto, con la atención sanitaria y el bienestar social.

    No podemos aceptar que se valore a los mayores sólo por su afortunadamente creciente poder adquisitivo; es decir, sólo como consumidores, o en términos de marketing. Todas las sociedades tienen una deuda con sus ancianos, por algo se dice que el trato que reciben los mayores es un vivo y fiable reflejo del grado de desarrollo social de un país.

    Todos tenemos, además, que prepararnos para que cuando llegue nuestra propia tercera edad lo haga en buenas condiciones económicas y de salud física y bienestar emocional. Es lo que los teóricos denominan el envejecimiento activo. Por otra parte, el papel que las personas mayores desempeñan en los ámbitos sociales y económicos en que se mueven ha de ser más relevante: no podemos aceptar que, con la llegada de la jubilación, las personas vean tan drásticamente reducidos su reconocimiento social y su influencia en la vida comunitaria.

    También tendremos que hacer hincapié en las relaciones intergeneracionales: los vínculos cotidianos entre jóvenes y personas mayores favorece el enriquecimiento cultural y vigorizan el entramado social.

    Las autoridades públicas, por su parte, deberían ajustar el empleo, la Seguridad Social y la atención sanitaria, las pautas de consumo…a una población cada vez que cada año se hace más vieja debido al bajo índice de natalidad y al aumento de los índices de esperanza de vida. En definitiva, habremos de crear una sociedad para todas las edades.

    Saber aprovechar el tiempo de ocio es fundamental. Fomenta la autonomía, mejora la autoestima y ayuda a combatir la soledad. Tres factores claves para las personas mayores . Son precisamente ellas quienes, en general, disponen de más tiempo libre, aunque a veces desconocen cómo gestionarlo. Cursos, talleres y excursiones son algunas de las propuestas que les ofrecen, de manera gratuita o por un precio simbólico, los centros para mayores. Los centros sociales para personas mayores -también conocidos como hogar del pensionista o club de jubilados- fueron concebidos en su origen como lugares de encuentro. Su filosofía se centraba en proporcionar un local en el que las personas mayores se pudieran reunir para fomentar las relaciones y disfrutar del tiempo libre. Sin embargo, en la actualidad, la oferta de actividades se ha diversificado ampliamente hasta convertir a estos centros en importantes lugares de ocio y aprendizaje.

    El objetivo es que las personas mayores sean las protagonistas. Se busca su participación en charlas, cursos y talleres. Se les anima, en definitiva, a envejecer en compañía. El diálogo y la actividad son las herramientas fundamentales. La programación atiende la variedad de gustos y se intenta cubrir todas las posibles demandas. Desde talleres de manualidades a cursos de cocina, pintura, literatura, teatro, idiomas, informática o actividades deportivas.

    Para coordinar la programación, los centros suelen contar con la figura del animador sociocultural. Esta persona se encarga de planificar las diferentes actividades, ofrecer información acerca de éstas y actuar como dinamizador. Las personas que acuden a los centros superan los 55 años y, en algunos casos, desconocen cómo ocupar su tiempo libre. El animador sociocultural se encarga de descubrir sus preferencias y motivaciones para ayudarles a aprovechar mejor los momentos de ocio. Busca impulsar su participación en la vida del centro.

    El envejecimiento activo es el fin que persiguen los centros para mayores. Se intenta fomentar la autonomía, enseñar a disfrutar y, en general, mejorar la calidad de las relaciones personales. Para ello, se organizan actividades tanto dentro como fuera de las instalaciones, de manera que las personas se puedan conocer en diferentes ambientes y compartir sus gustos o aficiones. Algunas de estas actividades no siempre son gratuitas, aunque los centros suelen ofrecer descuentos o subvenciones para reducir el coste. En otros casos, se pide a los usuarios y usuarias que abonen una cuota de socio, que permite la asistencia.

    Aunque las actividades en grupo tienen preferencia, se intenta atender todas las inquietudes. Respecto a las actividades, se da preferencia a las que se realizan en grupo. Así, se organizan bailes de salón, gimnasia de mantenimiento y yoga, además de cursos de gastronomía o reparaciones domésticas, excursiones y viajes. La oferta se completa con cursos de idiomas y nuevas tecnologías, talleres de lectura, artesanía, reciclaje, decoración o fotografía, educación para adultos, concursos y algunos centros cuentan incluso con su propia coral. Se intenta atender todas las inquietudes.

    Por otro lado, los centros para jubilados ofrecen una serie de servicios muy económicos para los socios y socias. Los más habituales son los servicios de peluquería, enfermería, pedicura, masajista, cafetería y comedor, con menús a precios económicos. También se organizan fiestas, bailes con orquesta, meriendas y sesiones de cine.

    En ocasiones, las localidades más modestas carecen de centros específicos para mayores. Son las asociaciones o los propios interesados quienes se encargan de habilitar locales u organizar actividades para cubrir la demanda de este grupo.

    Capítulo 1. Ocio activo para la tercera edad

    1.1. Ocio activo para la tercera edad

    Envejecer no es sinónimo de enfermedad, demencia senil o ausencia de deseo sexual. Tampoco lo es de carencia de capacidad productiva o creativa ni de un estado de eterno cansancio que obliga a llevar una vida sedentaria. José Saramago, premio Nobel de Literatura en 1998, comenzó a escribir en su retiro, pero no es el único ejemplo de artistas que han logrado su máximo esplendor creativo a edades avanzadas. Y es que el envejecimiento bien llevado consiste, sencillamente, en vivir más y disfrutar del tiempo libre haciendo lo que no se pudo, no se quiso o no se supo hacer antes de alcanzar la madurez. Sin embargo, la sociedad todavía no ofrece suficientes propuestas para llenar los momentos de ocio de ese periodo de la vida y da la espalda a la realidad, a pesar de que dentro de 30 años la mitad de la población de este país estará jubilada o en vísperas de hacerlo. A esto se le añade el aumento de la esperanza de vida, situada en los 76,9 años, con lo que tras el retiro laboral quedan todavía muchos años en los que disfrutar con actividades distintas a cuidar de los nietos o pasear. Y aunque menos de las necesarias, cada vez son más las alternativas, al margen de las vacaciones en temporada baja, destinadas a esta franja de edad. Estudios universitarios, portales interactivos en Internet o programas de voluntariado son algunas de las propuestas.

    Escuchar música puede mejorar la capacidad de aprendizaje y la comunicación, ayuda a estar de buen humor e, incluso, alivia el dolor crónico. Pero no solo se obtienen beneficios de la música por el oído. Hasta ahora, se sabía que aprender a tocar un instrumento aporta aspectos positivos a niños y adultos, pero se ha demostrado que puede ayudar a discernir sonidos en la vejez. La música en la tercera edad ayuda a superar estados depresivos o de angustia y, junto con el baile, mejoraría el equilibrio y evitaría el riesgo de caídas.

    Con toda probabilidad, según afirman los autores, el motivo de este beneficio se debe a que los tonos musicales activan el sistema nervioso, que crea una especie de archivo que permanece abierto con cada sonido escuchado, además de estimular las distintas partes del cerebro que intervienen en la actividad. Estas zonas se entrenan y permiten atrasar los déficits relacionados con la vejez. De ser cierta esta hipótesis, las conclusiones de este estudio no deberían por qué limitarse al entrenamiento musical. Cualquier actividad repetitiva que entrene al cerebro durante años ayudaría a adquirir los máximos beneficios, más allá de la propia práctica. Las actividades relacionadas con el lenguaje son un buen ejemplo: al llegar a la vejez, las personas entrenadas comprenden mejor lo que leen (comprensión lectora), tienen mayor facilidad para la comprensión escrita (escribir con coherencia, signos de puntuación adecuados, textos bien estructurados...) y tienen una mejor expresión al explicarse (argumentación y riqueza léxica). La dificultad para discernir sonidos entre el ruido es una de las quejas más comunes de los adultos mayores. La consecuencia más grave de esta pérdida de audición relacionada con la edad es el aislamiento social e, incluso, estados depresivos. Según el estudio de la Universidad Northwestern, las mejoras neuronales relacionadas con la audición en los músicos no solo consisten en funcionar como amplificadoras del volumen, sino que están asociadas con una mayor capacidad para jugar con el sonido a través de los instrumentos, armonías y ritmos.

    En la Guía de la depresión y la ansiedad de la Sociedad Española de Gerontología y Geriatría, la música se destaca como parte de un tratamiento novedoso para ambos trastornos en la tercera edad. Se denomina terapia de reminiscencia y se caracteriza por el regreso y la expresión de recuerdos de experiencias pasadas, sobre todo, si fueron significativas, tanto positivas como dolorosas. La reminiscencia se consigue con la intervención de elementos facilitadores, entre los cuales figuran la música, objetos, fotografías o antiguos diarios. La música puede evocar tantos recuerdos del pasado debido a que la región del cerebro donde se almacenan y recuperan sirve como centro de unión entre estos, la música y la memoria. Este descubrimiento fue posible gracias a investigadores de la Universidad de California (EE.UU.), que explicaron así la razón por la cual la música provoca respuestas intensas en enfermos de Alzheimer. Los resultados del estudio de Northwestern concuerdan, en cierta medida, con otro trabajo reciente llevado a cabo por científicos de la Universidad de Kansas. Según sus conclusiones, publicadas en Neuropsychology, las personas con una mayor experiencia musical adquieren más agudeza mental relacionada con la memoria visual espacial, con nombrar objetos y con la capacidad del cerebro de adaptarse a información nueva (flexibilidad cognitiva). En este caso, los investigadores dirigieron la causa de este beneficio al hecho de que, dado que estudiar un instrumento requiere años de práctica y aprendizaje, quizá se creen conexiones alternativas en el cerebro, que podrían compensarse ante los declives cognitivos cuando se envejece.

    Muchos estudios habían revelado los beneficios de la música y de tocar un instrumento en niños: mejora de las habilidades del lenguaje, la memoria, la conducta o la inteligencia espacial. Todo englobado en el concepto de plasticidad, que es el término que los científicos usan para describir la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar como resultado de la formación y experiencia a lo largo de la vida de una persona. Las investigaciones sugieren que esta adaptación durante la formación musical también prepara al cerebro para otros aspectos de la comunicación humana a largo plazo. Pero la música no solo mejora la neuroplasticidad, sino que también permite que el sistema nervioso proporcione la capacidad para asimilar e interiorizar patrones importantes para el aprendizaje. Tocar un instrumento prepara al cerebro para elegir qué es relevante en un proceso complejo, como la lectura, recordar una puntuación o coordinarse con otros músicos. Por este motivo, muchos trabajos concluyen que los niños que aprenden a tocar un instrumento tienen un mejor vocabulario y capacidad de lectura que sus homólogos sin entrenamiento musical.

    Los ejercicios que combinan música y movimientos rítmicos pueden ayudar a reducir el riesgo de caídas en adultos mayores con problemas de equilibrio o un historial de caídas, según un estudio suizo publicado en la revista Archives of Internal Medicine. La música y el baile mejoran el equilibrio y la capacidad para caminar. El hábito de bailar podría ser, por tanto, más que un simple pasatiempo para los adultos mayores. Además de sus efectos en el equilibrio y en la disminución de caídas (uno de los principales factores de riesgo desencadenante de fracturas de cadera), el baile mejora el estado anímico, aporta estabilidad emocional y capacidad de disfrute y de sentirse útil en una actividad. Todo ello conlleva una mejora indudable de la calidad de vida.

    1.2. Universitarios a los 60 años

    Los ancianos europeos continúan prefiriendo los alimentos frescos a los preparados .Sin embargo, sus necesidades específicas de consumo no han sido suficientemente estudiadas, a pesar de que los estudios realizados hasta ahora han detectado ya que es entre la gente mayor donde se produce una mayor deficiencia nutricional. Lo que queda por determinar aún son las causas reales que llevan a una alimentación no siempre adecuada, especialmente en lo que se refiere a preparación de alimentos, las experiencias relacionadas con la alimentación varían en función de los cambios personales que se van produciendo. Para llegar a esta conclusión se ha analizado la relación entre las comidas, el bienestar nutricional, la salud y la calidad de vida en la población de más de 65 años, ponen en evidencia los problemas de aprovisionamiento alimentario y de planificación y preparación de las comidas. A pesar de que en la mayoría de las bolsas de consumidores mayores estadounidenses abundan las comidas preparadas, en las de los consumidores europeos aún son mayoría los productos frescos. Todavía persiste la idea de que las comidas preparadas como antiguamente son la base de una buena alimentación, es decir, aquellas que requieren horas y dedicación en la cocina. Pero sólo seis de cada diez encuestados, especialmente mujeres, afirma dedicar una media de dos horas a cocinar, tendencia que disminuye con la edad y en personas solas. La tercera edad representa una población cuya diversidad de situaciones y de necesidades de consumo han sido raramente evaluadas. En muchas ocasiones, la alimentación se convierte en esta franja de edad en un modo de conexión con la familia, algo que favorece «el consumo nutricional de los mayores», aseguran los expertos. La tendencia natural es que, con el paso de los años, desaparezca la motivación para comer o cocinar para alguien.

    Si bien la tendencia general es una mayor valoración de los productos frescos, en las cocinas de los hombres mayores de 65 años que viven solos suelen ser más comunes los productos congelados y precocinados. Por el contrario, entre las personas que viven en

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