DESARROLLAR NUESTRA FUERZA INTERIOR NOS AYUDARA A SER MEJORES
“Había una vez un pequeño león que se perdió en la sabana. Los cazadores habían matado a su madre. Vagando, se encontró con un rebaño de ovejas. Al ser muy joven las ovejas no se inquietaron de ver un león entre ellas y el leoncito se sintió acogido y permaneció en el rebaño. Comía hierba con ellas e intentaba balar con su voz, que se hacía más y más fuerte con el paso del tiempo.
Un día, un león adulto miraba el paisaje desde un promontorio. Al ver el rebaño de ovejas observó algo extraño. ¿Qué hace un león en medio de un rebaño de ovejas? Se dijo. Intrigado, se acercó al rebaño. Las ovejas salieron corriendo, pero el leoncito no se asustó. Entonces el león adulto le pregunto al joven león qué hacía allí. Este le dijo, “es normal que esté con las ovejas, soy una oveja”. Oyéndolo, el león le cogió por el pescuezo y le llevo al rio. Allí el leoncito descubrió al mirarse en el reflejo del agua que era un león. “
Y vos, ¿qué sos, oveja o león?
Cada persona tiene una naturaleza interior que le es propia. Cuando el mundo interno y el mundo exterior van a la par, la persona se siente en plenitud y fuerza. Se dice de ella que emana fuerza interna.
No es mejor ser león que ser oveja, lo importante es ser aquel que se es. En realidad, toda persona posee aspectos de oveja y de león. Por eso, es importante que cuando necesitamos de nuestro aspecto “león”, este no esté dormido creyendo que es una oveja.
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