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Simone y Rixtar
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Libro electrónico91 páginas1 hora

Simone y Rixtar

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Rixtar encontró a alguien que lo hipnotizó, obsesionó y exitó aún más que su hobbie favorito.  Una compañera con la que puede hacer eso que tanto ama: Asesinar. 

 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 mar 2023
ISBN9798223545927
Simone y Rixtar

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    Simone y Rixtar - TOT

    Abro los ojos un segundo antes de que suene el despertador, apenas y susurra la alarma cuando mi mano apresurada oprime el botón y la silencia por completo, siento ese calor que es la satisfacción correr por mi cuerpo. Miro el techo de mi habitación, escucho el zumbido de un mosquito dando vueltas alrededor de la lámpara, supongo que no hay nada más adecuado para el día de hoy que despertar y ver a un insecto sediento de sangre en la habitación. Hay veces en las que la vida te da señales. Ya me encargaré de él más tarde, hay que darle esa idea de que no lo he descubierto, que aún tiene oportunidad de vivir  y de alimentarse de mi. Una guerra de poderes. 

    Remuevo las sábanas que cubren mi cuerpo con cuidado, generando una perfecta línea diagonal, incluso le paso la mano por encima para que genere esta idea de simetría. Me incorporo, bajo primero el pie derecho, (hoy será un buen día) lo introduzco en las sandalias en temperatura ambiente que me esperan sobre la alfombra. Enseguida bajo el pie izquierdo y repito el movimiento.

    Tras tres respiraciones profundas, me pongo de pie y camino al baño, me lavo los dientes; no soporto el aliento matutino, después orino. Alguna vez leí que orinar en la mañana ayuda a prevenir la deficiencia renal y que te ayuda a tener una erección más saludable. Fue una de esas veces en las que lees las cosas y ya no puedes evitar pensar en ellas, después de eso, no podía evitar levantarme a mear y eso destrozaba mi rutina, ya saben lo que dicen, si no puedes contra ellos, úneteles, así que lo hice parte y me tuve que levantar dos minutos antes todos los días para evitar que eso me retrasara. Dejar de hacer o hacer cosas nuevas me desequilibra por completo, me hace sentir impotente, fuera de mi, es una sensación que detesto por completo y por ende intento evitar, para mi infortunio, esta era mucho más fuerte que yo.

    Después de la rutina del baño, me dirijo a la cocina y me preparo el mismo desayuno de los últimos diez años: huevos estrellados con tocino y un pan integral. Siempre deben de ser dos y las yemas deben de caer de manera determinada en el sartén, eso es lo que le da su delicioso sabor. El pan debe de estar tostado de ambos lados, sin que esté crujiente y el tocino debe de estar perfectamente dorado sin tener rastro de quemaduras. El jugo de toronja que me sirvo debe de estar recién exprimido y fresco gracias a que descontinuaron la única marca que hacía un jugo de toronja que en verdad supiera a que es natural y no un jarabe repleto de químicos, por supuesto que la gente no logra entender ni darse cuenta cuando las cosas están bien hechas. Son esas pequeñas cosas que aprendes desde la infancia. Casi puedo escuchar a mi padre quejándose al respecto y obligando a mi madre a visitar todos los supermercados del pueblo con tal de encontrar toronjas frescas a pesar de estar fuera de temporada. Si no estaba recién exprimido sobre la mesa era capaz de rechazar el desayuno y regresar más tarde a casa quejumbroso por la terrible jaqueca que le había provocado el no desayunar. Siempre mirando con desdén a mi madre y su poco compromiso con la familia.

    No necesito mirar el reloj, ya sé que cocinar y comer me lleva veintidós minutos exactos, lo que me lleva a la siguiente actividad: vestirme. El día de hoy es un día especial por lo que la ropa de hoy saldrá de un cajón determinado que tengo debajo de mi cama resguardado por un candado. Si alguien lo encontrara seguramente pensaría que es alguna arma o un secreto oscuro, pero en realidad es una caja repleta de playeras negras y pantalones oscuros ¿Por qué alguien guardaría su más oscuro secreto dentro de su casa? ¿No es lo más obvio? Pero claro que la industria del cine no se cansa de darle señales a la gente de que son idiotas. Pobres.

    Tomo una playera, unos pantalones y los zapatos que están al fondo. Siento la adrenalina correr por mi cuerpo una vez que me paso la cabeza por el cuello de la playera y cuando me abotono el pantalón.

    Reuno mis cosas antes de salir, llaves de la casa, llaves del coche, llaves de la bodega, cartera, teléfono, miro el reloj para sentir esa satisfacción de que estoy en tiempo perfecto y salgo de mi departamento para hacer mi primera tarea del día.

    Antes de llegar a mi auto, me aseguro de sonreír y darle los buenos días a cualquier persona que se me atraviese, es parte del personaje que estoy intentando mantener.

    –¡Qué bellas son esas nuevas flores, señora! Lucen increíbles en su puerta.

    –Permítame ayudarle con esas bolsas, se ven pesadas. – Cosas por el estilo.

    Entro al auto y a pesar del calor que hace, dejo que la ventana se quede arriba, hoy no es un día para que la gente me vea más de lo que me debe ver. Lo pongo en marcha y comienzo a manejar el recorrido que he hecho un millón de veces, con aire, lluvia, luz u oscuridad.

    ¿Recuerdan eso de por qué la gente escondería su mayor secreto en el lugar más esperado? Bueno, pues había que ir a recolectar mis cosas, porque hoy después de una larga espera volvería a usarlas. Las tenía a unas bodegas de distancia del lugar en donde vivo, bajo la excusa de que guardo muebles y objetos de los que mi esposa se quería deshacer. De vez en cuando meto y saco alguno que otro y en ciertas fechas vuelvo con regalos que los niños no deben descubrir. Cualquiera pensaría que tanto show no era necesario, que estoy sobre pensando las cosas, pero vamos, yo conozco a las personas y sé que si algo les fascina es meter las narices en donde nadie les llama y créanme que en esas bodegas suceden cosas raras a diario. Hay todo tipo de gente y yo soy el más normal, me esfuerzo por serlo. Al menos puedo estar cien por ciento seguro de que al momento de desconfiar de alguien, no seré el primero en la lista.

    Llego justo a tiempo, apenas están

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