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PAPÁRAPTOR. El inicio de la historia.
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PAPÁRAPTOR. El inicio de la historia.
Libro electrónico105 páginas59 minutos

PAPÁRAPTOR. El inicio de la historia.

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Información de este libro electrónico

RaptorGamer parece un chico común y corriente pero ¿Cómo puede ser así si tiene aproximadamente 65 millones de años de edad? ¿Cómo llegó a esta época? ¿Cómo es su familia? ¿Tiene hermanos Raptorgamer? ¿Tiene novia RaptorGamer? ¿Dónde vive RaptorGamer? ¿Cómo se hizo Youtuber RaptorGamer?
PapaRaptor, el padre de RaptorGamer, nos trae este libro en la que encontrarás las respuestas a todas esas preguntas. Hay aventura, viajes en el tiempo, drama, romance, sacrificio, seres extraordinarios y por sobre todo, mucha amistad. Esta es la verdadera historia del Youtuber RaptorGamer.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 abr 2023
ISBN9798215299821
PAPÁRAPTOR. El inicio de la historia.

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    PAPÁRAPTOR. El inicio de la historia. - Gonzalo Coronel

    Índice

    AÑO 2012

    AÑO 1985

    BÚSQUEDA

    GUARDIANES

    CERRO DE LAS ÁNIMAS

    PLAYA BRUJA

    LA BATALLA

    DE REGRESO

    LEGADO

    EL MAL HA LLEGADO

    EL ENCANTO TAMBIÉN

    SIEMPRE HAY UNA SALIDA

    CUESTIÓN DE SEGUNDOS

    CONFUSIÓN

    SOCIALIZANDO

    CONTACTO

    PROPUESTA

    FRENTE A FRENTE

    UN ASUNTO DE SUPERVIVENCIA

    OPCIÓN

    INVITACIÓN

    LA CENA

    AÑO 2012

    Era el mes de junio y en Salinas, una ciudad costera de Ecuador, el clima frío de esa parte del año, hacía que el turismo playero disminuyera y por consecuencia, los negocios vean reducida la frenética actividad comercial de la época de calor. Aquello les daba tiempo a los habitantes para hacer otras actividades personales fuera de sus emprendimientos y lugares de trabajo

    Este detalle le permitía a Gonzalo regresar un poco más temprano de la imprenta a su hogar, y pasar el tiempo conversando con Nury en la sala de su casa, mientras los chicos jugaban a su alrededor.

    —Sabes que Ari quiso abrir la puerta de la bodega otra vez, quería saber qué guardamos ahí, lo descubrí moneando el candado. Se dio cuenta de que lo estaba observando y me enamoró con esa sonrisa enorme que suele poner cuando lo descubren haciendo travesuras —le dijo Nury.

    —¿Será que el artefacto lo atrae? No creo, es un pequeñito aún —respondió Gonzalo un poco pensativo.

    —No sé, pero en cuanto vi que se descuidó, le puse otro candado más a esa puerta —dijo Nury.

    Ambos se quedaron en silencio un momento mientras saboreaban su taza de café.

    —Es mejor tener clausurado ese lugar, creo que aún no es tiempo de que se enfrente a lo que hay dentro, solo tiene doce años. Esperemos que cuando llegue el momento, que inevitablemente llegará, él esté más grande y preparado —dijo Gonzalo.

    —Todo esto me da miedo, a pesar de que sé que su destino lo alcanzará algún día, siento mucho temor por lo que deberá enfrentar —dijo Nury.

    —Créeme, a mí también me da temor ― continuó Gonzalo.

    Dennise, Ari y Robert habían salido de sus habitaciones y se reunían con ellos en la sala para pasar un rato juntos.

    AÑO 1985

    Gonzalo estudiaba en La Libertad, en un colegio al que le tomaba veinte minutos llegar a pie desde su casa, cursaba el cuarto año de bachillerato en horario de la tarde.

    El solitario camino esta vez tenía más gente de lo acostumbrado. Desde hacía tres bloques, un hombre muy bien vestido, caminaba a unos veinte metros detrás de él.

    Gonzalo lo tenía presente desde el inicio, pero cuando se distrajo por un momento con el vehículo que venía por el frente, el tipo bien vestido aceleró su caminar para alcanzarlo. La mirada del chico estaba fija en aquel auto. Era también muy raro que un carro circule por esa calle.

    Aunque La Libertad era el poblado motor de la economía de esa zona del Ecuador, seguía siendo un lugar pequeño donde todo el tráfico vehicular se concentraba en un par de avenidas y ninguna de ellas era por la que él iba caminando.

    Justo a su altura el auto se detuvo y desde atrás sintió un empujón que lo lanzó al piso al tiempo que bajaban dos tipos que lo alzaron como si fuera de papel y lo introdujeron al vehículo. El niño de catorce años no entendía qué le estaba pasando.

    El viaje fue tortuoso, le habían cubierto el rostro con una bolsa oscura y estaba tendido en el piso del vehículo.

    Permaneció así por alrededor de una hora según sus cálculos; si intentaba moverse, inmediatamente era pisado por sus captores para que mantenga su posición.

    Después de lo que le pareció una eternidad, el auto se detuvo y lo obligaron a bajar.

    —¿Qué tienen de especial chicos? —preguntó una voz de locutor de radio —¡Fue muy fácil capturarlos! ¡Qué débiles se ven! —continuó.

    Gonzalo se mantuvo en silencio, no le habían preguntado nada, así que prefirió estar callado y escuchar.

    Permanecía atento a cualquier detalle que le explicará lo que estaba pasando, por lo pronto ya sabía que había al menos, otra víctima más pues notó que uno de los captores había hablado en plural acerca de su aparente fragilidad.

    De pronto le sacaron la máscara y sintió el placer de respirar aire fresco. Pero también entendió que eso era demasiado peligroso pues ahora iba a conocer a sus captores.

    Miró a su alrededor a unos siete tipos muy bien vestidos como aquel que lo seguía de camino al colegio y al lado suyo, una chica también de rodillas en el piso como él. Del lugar solo supo identificarlo como una bodega vacía, amplia y solitaria. Desde atrás, dos individuos les quitaban las amarras de las manos a ambos.

    La chica intentó correr, pero inmediatamente uno de los tipos le disparó una especie de rayo rojo que la paralizó en el acto, sus músculos dejaron de hacerle caso y paró su carrera tambaleándose a punto de

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