Contorno Convexo: Relatos Cortos

Por Iturralde y Vargas

Este libro camina con exquisito tino entre la literatura
negra y la ertica, sus personajes aunque aletargados
en el mbito heroico, nos contaminan de un efecto
inquietante y morboso. Lo primero nos lleva al deseo de atisbar
al mundo verdadero el cual, pese a que se ha convertido en un
gran mercado donde todo se vende y todo se compra, es un lugar
menos provocador que los iturraldianos contornos convexos. Pero
lo segundo, el morbo puro, nos mantiene asidos a cada a una de
las lneas por el malsano deseo de enterarnos, si el corolario que
nosotros encontraremos en el cuento es el mismo que ya hemos
imaginado; desazn, deseos, infi nita tristeza y hartas ganas, son el
cmulo de sentires que viven sus personajes y no hay uno solo
que asome y viva estadios mnimos de indiferente bienestar. En
el mundo ambivalente de Iturralde & Vargas, adems del relato
bien contado, hay infl uencias o coincidencias con otros autores,
sin embargo, son asomos, afortunados indicios que muestran los
bagajes lectores de la autora, en donde el sufrir, gozar, empaparse
en el miedo y baarse de gozo parece ser el confabulado destino
para el lector quien experimentar cierta reverberacin, hechizado
por este hmedo contorno convexo.
Gamaliel

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 31 jul 2013
• ISBN: 9781463359201

Iturralde

Iturralde & Vargas Nació el 21 de Marzo en la ciudad de Chihuahua, México. Es Licenciada en Contaduría Pública. Ha tomando Talleres de Narrativa impartidos por el Gobierno del Estado y Talleres de Relato Breve en España. Además, de clases máster con escritores de talla nacional como internacional. Ramòn Olvera y Reneè Acosta (México) Ronaldo Melendez (Cuba-España) Alejandro Margulis (Argentina) y José Luis Ordónez (España) Su primera obra “La Soldadera” (2004) nos revela lo absurdo de una guerra, una batalla incomprendida por las generaciones nacidas dentro de ella. La trama nos lleva a la consagración de un capricho amoroso, la brutalidad de las cruzadas y a la fugacidad con que los grandes héroes de la Revolución Mexicana, fueron desapareciendo. “Hanna y Sinsué” (2008) es su primera novela de Literatura Juvenil, en donde la fantasía y las aventuras no tienen fin. Sinsué un niño inventor y Hanna la hija del arquero del rey, se conocerán y a través de aventuras y peligros, dejarán huella en los corazones de los lectores, una obra que va creciendo página tras página. “El Circo de la Vida” (2009) una obra dirigida a niños y, que ningún adulto debe dejar de leer. Es un relato lleno de colorido y de personajes, una mezcla de tres historias que nos hablan sobre el ciclo de vida, la relación familiar y la muerte. “El Gato Negro” (2012) Novela corta. Apuesta por temas actuales, una maraña de personajes, de situaciones que datan desde el humor negro y el erotismo. Revela la cruda realidad de las sociedades y los temas expuestos viajan desde el lesbianismo, la violencia intrafamiliar y los juegos sexuales. Obtuvo el Segundo Lugar en el Concurso Internacional de Nanocuento Fantástico y Ciencia Ficción "Androides y Mutantes" 2012 Algunas de las obras de Iturralde & Vargas, han sido publicadas en: Argentina, Venezuela, España y Cuba. En el 2012 se unió a la Asociación de Poetas del Mundo, quienes han dejado una huella imborrable en su vida… La pasión por la poesía. Ha participado en antologías "Memoria de una Isla" Cuba y en Sevilla, España. Actualmente preside la Fundación “ConSuela” quien tiene como objetivo calzar a los niños marginados en su actual ciudad, Chihuahua. El nuevo libro de relatos cortos de Iturralde & Vargas titulado “Contorno Convexo" saldrá a la luz el verano del 2013.

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Contorno Convexo

Relatos Cortos

Iturralde & Vargas

Copyright © 2013 por Iturralde & Vargas.

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

Este libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

Fecha de revisión: 29/07/2013

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ÍNDICE

I

1.- El Fantasma

2.- Como en un sueño

3.- ¿Quién es Ana, quién soy yo?

4.- Miedo

5.- Carta a Sara

6.- Con el tiempo…

7.- La cometa

8.- Con Olor a Engaño, Cerveza y Coco

II

9.- Casa de Empeño

10.- Molinos de Viento

11.- Estigma

12.- Martes, cerca de la media noche

13.- La Fantasía

14.- Habitaciones Cerradas

15.- Mil besos, novecientos noventa y nueve sobre sus labios

Iturralde & Vargas

Dedicado a los dulces fantasmas de mi alma;

para mi abuela, mi madre.

I

VIDA que no se parece a la vida

y ni se deja besar en los labios,

de su música y vuelo emocionado,

nada me detenía,

ni siquiera la muerte…

Alfredo Rodríguez

Poeta

El Fantasma

El tapiz de la casa de la abuela es amarillento, está marchito y roto, tiene un olor a naftalina tan penetrante que todo en ella huele igual, hasta el gato negro que duerme sobre el brazo del sofá, el preferido de la abuela. Hace más de tres años, llegamos a vivir aquí, mi madre, mi hermano y yo, y aún no nos hemos acostumbrado a los ruidos en el cortijo, ni a las sombras que se vislumbran a través de las cortinas de la sala, ni a los llantos que se escuchan por las noches; al fantasma.

La abuela dice que son alucinaciones propias de nuestra edad, la pubertad. En realidad no la juzgo, desde hace tiempo ha ido perdiendo el oído, de la misma manera que mamá ha dejado de escucharme, parece que sólo le importa papá quien lleva tiempo en el hospital. Mamá evita hablarme y curiosamente, también la entiendo, tenemos tan pocas cosas en común.

El jueves le marqué al móvil para decirle que la abuela había muerto. No contestó. La abuela estaba tendida sobre el sofá, con la boca abierta, con los ojos en blanco y los brazos colgando ¡No despertaba y ese gato del demonio no dejaba de arrojarme arañazos! Nadie me quita la idea de que la abuela viaja de vez en cuando al más allá, tal vez al purgatorio o al infierno de donde sin duda ha sacado a ese mugroso animal, al cual odio con todas mis fuerzas (en realidad últimamente odio a todo el mundo) Al poco tiempo la abuela se levantó como si nada hubiese sucedido, como si esa pequeña pausa de muerte-sueño, le hubiera inyectado jovialidad. La abuela es extraña. Prepara brebajes con hierbas, a veces los ingiere, otras veces se los unta y luego esas charlas interminables que sostiene sola; habla de la Revolución y de las Cabalgatas Villistas, me divierte; pero a Máximo le dan miedo, le teme a los revolucionarios, corre a esconderse bajo las cortinas, a enredarse en ellas hasta salir mareado y con los cabellos electrizados. Curiosamente ese hecho asusta al gato quién huye, mientras nosotros morimos de risa.

Mamá llega a casa arrastrando los pies, agotada, rendida, muda, parece no importarle nada, ni nadie. A veces observa la pantalla del celular por mucho tiempo, tele-transportándose al limbo —supongo intenta alejarse de los platos sucios—, pero al poco tiempo se enfurece y cierra con llave la puerta de su habitación ¡Demonios, tan cerca de echarle un ojo a las cajas que guarda bajo la cama!

Mamá es reservada, no cree en fantasmas ni hechicerías, pero sé esto: Ella también escucha ruidos y siente que alguien la sigue con la mirada, pero se hace la fuerte; total, no tenemos otro sitio donde vivir.

Mamá se despierta por las noches con frecuencia, sé que le preocupa algo más que papá; se dirige a la cocina destapa una botella de vino y enciende el televisor, ni siquiera lo mira. Bebe pequeños traguitos y se levanta dando trotes, olvidándose de no pisar al gato que descansa bajo sus pies. Después de un maullido intenso —que a mi madre parece no importarle—, se dirige a su habitación. De algo estoy segura: cobija un secreto dentro de esas cajas que guarda tan celosamente. Después de un tiempo para mi eterno, sale con los ojos hinchados, la botella vacía y una fotografía y, aquí viene la parte interesante de mamá: Se para frente al pasillo, mientras su vista se pierde en la oscuridad del ventanal. Al poco tiempo le viene un grito aterrador y desvaría sobre un accidente de auto, se tira al suelo, se jala el cabello y se hace nudo con la fotografía en el vientre. Máximo corre bajo las cortinas, mientras la abuela pasivamente introduce bolitas de naftalina en el papel tapiz y a mí, a mí, me toca la parte difícil, sentarme detrás de mamá, tomarla suavemente por los hombros en un intento por calmarla, mientras entrecortadamente cita nuestros nombres y el de la abuela…

Como en un sueño

Ocurrió en un autobús sin importancia, como en uno de esos que toman rutas extraviadas y los pasajeros se limitan a observar a través de las ventanas sin reconocer los tramos del camino; conforme el avance de los días, los pasajeros se van olvidando del destino final incluso, llegan a olvidar el motivo por el cual, lo abordaron. Lo hay de todo: extranjeros, fuereños, negros, excepto aire y libertad. Anselmo pidió a su hija, se acercara al conductor e intentara indagar, cuanto faltaba para llegar.

— Mija, ponga su cara de chula y pregunte, a ver si a usted le responde.

Mar, llevaba por nombre. Tenía tan solo catorce años, con seis días de viaje y dos a pura agua, tenía los ojos negros, de un negro intenso y unas pestañas que bien, podían hacerle cosquillitas al cielo. Su voz lo era aun de niña, no consentida, pero de niña. De las pocas niñas que viajaban en ese autobús. Anselmo la miró caminar dificultosamente por el pasillo; le pareció un poco más alta de cuando dejaron Veracruz: Una franja de sol colándose por el vidrio panorámico del camión, vino a acentuar su perfil y, justo cuando se recargó sobre el brazo del sillón del conductor, le hizo recordar a la mujer muerta meses atrás, a su mujer.

Tras él, un niño volvió a llorar, nadie cerca percibió su llanto, nadie cerca hizo un solo movimiento, se habían acostumbrado a su llanto. Él se incorporó y aprovechó para mirar sobre el pequeño hueco entre asiento y asiento. Miró a un bebé regordete, le habían calmado con una galleta salada y supo que era una galleta salada, pues el niño lo miró y se la puso casi dentro de la boca; el niño tenía los ojos hundidos e hinchados. Está harto de tanto viajar, pensó. Al poco rato el niño