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Sitio de mariposas
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Sitio de mariposas
Libro electrónico54 páginas38 minutos

Sitio de mariposas

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Sitio de mariposas es un libro absolutamente necesario para niños y jóvenes y también muy válido para el lector adulto por todo el universo natural e histórico que encierra. Sus narraciones son herencia de la mejor tradición literaria cubana (Onelio Jorge Cardoso), la que nunca debe ni deberá morir, sino preservarse para las nuevas y futuras generaciones. El lenguaje campesino y de montaña es utilizado aquí con belleza y autenticidad. Es un libro contemporáneo, poético y especialmente cubano. Las diecisiete narraciones que contiene Sitio de Mariposas impactan en su lectura.
IdiomaEspañol
EditorialRUTH
Fecha de lanzamiento20 ene 2023
ISBN9789590908378
Sitio de mariposas

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    Vista previa del libro

    Sitio de mariposas - Lidia Caridad Hernández Oria

    Índice de contenido

    El pez brujo

    Con los pelos de punta

    Regalo inesperado

    Madre de Agua

    Cuestión de fe

    Donde mora la magia

    Los ojos de Teo

    Si de tomeguines se trata

    La siguapa y la Luna

    Vaquitas marinas

    Cuando la Sierra da oídos

    Ríos fantasmas

    Repique en la montaña

    Guardianes

    Mirada de corazón

    Sitio de mariposas

    Paseo por la memoria

    Glosario

    Datos de la autora

    Edición y corrección : Beatriz Rodríguez Elías

    Diseño y composición : Enrique Mayol Amador

    Conversión a e-book : Pilar Sa

    © Lidia Caridad Hernádez Oria, 2020

    © Editorial JOSÉ MARTÍ, 2020

    ISBN 9789590908378

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

    INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO

    Editorial JOSÉ MARTÍ

    Publicaciones en Lenguas Extranjeras

    Calzada No. 259 entre J e I, Vedado

    La Habana, Cuba

    E-mail: direccion@ejm.cult.cu

    A mis abuelos, que me legaron la magia

    El pez brujo

    E

    l primer escalón de las terrazas es el mejor sitio para vigilar la entrada a la ciénaga. De crío veía a mi padre atravesar la arribazón de robles y curujeyes, y con un poco de imaginación, los cabreritos posados en los arbustos, las gallinetas de pico verde merodeando entre las cortaderas, y hasta el chipojo verde devorando ranas frescas. Terminada mi tarea de vigía iba con los amigos a zambullirme a la cañada, o a intercambiar trompones, e historias, sobre el maléfico pez brujo de la ciénaga.

    El día en cuestión, la reyerta se inició más temprano que de costumbre: llovían pescozones, cocotazos y zancadillas. Ninguno se ponía de acuerdo sobre cuál era el mejor de los hechizos del pez brujo. Los jimaguas, que eran los más entendidos en el tema, no se encontraban para mediar. La tropa, dividida, porfiaba y chillaba:

    –¡El mejor hechizooooo es cubrirse de las escamassss de la Madre de Aguaaaaa!

    –¡Nooooo! ¡El mejor hechizooooo es usar la cabezaaaaa del lagartooooo y el cuerpo de la palmaaaaa!

    La pelotera estaba en su apogeo, cuando llegaron los jimaguas chorreando lodo, cangrejos y…

    Al instante, supe que el causante de semejante pestilencia no podía ser otro que el condenado peje. Por temor a perder la oportunidad de un encuentro –cara a cara–, rodé loma abajo, y atravesé la arboleda.

    Recorría la orilla de la laguna repleta de cocodrilos y el susto crecía dentro de mí. Podía sentir el campaneo de toditos los huesos. Contraje las tripas, el costillaje y avancé hasta las tembladeras. Daba por seguro que no iba a vaciarme del espanto.

    A pocos metros, un tronco se movió y apareció fuera del agua la cabezota plana de lagarto con el hocico abierto. Y, boquiabierto, seguí su lento movimiento hasta que surgió el cuerpo

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