Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Ustedes brillan en lo oscuro
Ustedes brillan en lo oscuro
Ustedes brillan en lo oscuro
Libro electrónico88 páginas1 hora

Ustedes brillan en lo oscuro

Calificación: 4 de 5 estrellas

4/5

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Los cuentos de Liliana Colanzi exploran magistralmente diversas formas de narrar el tiempo, como el viaje geológico en una cueva, la búsqueda de las raíces históricas de la explotación del caucho en las ruinas de un pueblo amazónico, o la temporalidad dislocada de una colonia religiosa en la que sus personajes ansían deshacerse de las prohibiciones que los encallan en el pasado. En este libro la radiación es un agente invisible que afecta a los jóvenes que viven cerca de una central nuclear andina y a los recolectores de chatarra de una ciudad brasileña. Ustedes brillan en lo oscuro, libro galardonado con el Premio Ribera del Duero, crea espacios espacios enrarecidos con una escritura enigmática y sensorial.
El jurado, del que formaron parte los escritores Marta Sanz, Cristian Crusat y presidido por Rosa Montero, resaltó que se trata de una obra de gran originalidad y potencia expresiva, que construye mundos extraños aunando las claves de ciencia ficción y realismo para llevar a cabo una crítica que nos sitúa ante el desconsuelo e inquietud de la vida.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 may 2022
ISBN9788483936856
Ustedes brillan en lo oscuro

Lee más de Liliana Colanzi

Relacionado con Ustedes brillan en lo oscuro

Títulos en esta serie (100)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Relatos cortos para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Ustedes brillan en lo oscuro

Calificación: 4.2 de 5 estrellas
4/5

5 clasificaciones1 comentario

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

  • Calificación: 4 de 5 estrellas
    4/5
    Naturaleza, violencia y contaminación
    Ustedes brillan en lo oscuro (Páginas de Espuma, 2022) de la escritora boliviana Liliana Colanzi (Santa Cruz de la Sierra, 1981) es el libro ganador del VII Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero. El jurado, presidido por la escritora española Rosa Montero, resaltó que los seis cuentos que componen el libro construyen mundos extraños que unen las claves de la ciencia ficción y el realismo. Ante lo dicho, se toma como antecedente el anterior libro de cuentos de Colanzi, Nuestro mundo muerto (Eterna Cadencia, 2016 [Argentina]; Santuario, 2017 [Perú]), donde se da cabida a lo sobrenatural y a lo andino. Aquí se reiteran estos tópicos, además de la presencia del mundo amazónico, del que se percibe la fuerza de su paisaje y sus recursos. A ello, se incluyen otros temas como la violencia, lo femenino, la maternidad, la familia, el miedo y la enfermedad.
    En “La cueva”, uno de los cuentos más peculiares, y que precisamente abre el libro, está compuesto por nueve textos que tienen como punto en común este espacio geológico que se mantiene a lo largo del tiempo. Este transcurrir temporal permite concebir cada personaje o diversos hechos. Es así cómo se conoce la historia de una muchacha embarazada que caza conejos. Ella se tropieza con una piedra, cae y empieza a sentir dolor en el vientre. Esto acelera el nacimiento de sus dos niños a los que amamanta enseguida solo por instinto. La decisión que ella toma después no solo sorprende, sino que perturba hasta la consternación. Algo similar produce el siguiente texto que cuenta la historia de una joven llamada Xóchitl Salazar, quien se ve atrapada en una tormenta. Ella no puede llegar a su casa, por lo que se refugia en una cueva. Allí descubre dibujos prehistóricos donde sobresalen escenas de caza y sexo grupal. Encuentra, además, la marca de una mano que calza con la suya. A la mañana siguiente, regresa a casa con la idea de contar lo que ha descubierto sin saber (o esperar) la reacción de su novio. Otro de los textos que componen este cuento, y que guarda relación con lo femenino, es el quinto texto, donde se cuenta la historia de una pareja de jóvenes amantes de dos pueblos enemigos que se refugia en una caverna para estar juntos. Ellos se juran amor eterno. Sin embargo, a la semana siguiente, la muchacha se casa con un hombre de su pueblo. Muchos años después, ella regresa a la misma caverna acompañada de su hija. A pesar del tiempo transcurrido, la memoria le resulta esquiva al querer recordar a este amante de su juventud. Lo que ocurre a continuación es una variante con los otros textos que componen este cuento y que se caracterizan por tener un trasfondo científico, biológico y hasta de ciencia ficción. Uno de ellos cuenta la historia de una peste traída por un monje dominico que ocasionará graves consecuencias en la vida de unos murciélagos mutantes que habitan una cueva. Otro texto menciona a los troglobios, unos seres que se mantenían ajenos a la luz del sol y que llegan a desaparecer sin tener contacto con otros seres. Mención aparte a la formación de las estalactitas y estalagmitas en su superficie. Se considera que las más impresionantes se encuentran en una cueva llamada Naica, en la mina de la selenita de Chihuahua. Allí mismo se encontraron bacterias congeladas que no han tenido ningún parecido a lo ya conocido. Seguirán otros nombres como el de Onyx Muller y su cercanía con animales prehistóricos, o de un ser hermafrodita que sucumbe a la oscuridad de la caverna y a los ya mencionados troglobios; o los hongos y esporas como habitantes de una caverna, amenazados por las aves, el clima y la lluvia.
    El siguiente cuento también presenta ciertos rasgos de ciencia ficción relacionados con lo mitológico y lo andino. Este lleva por título “Atomito” en mención a una mascota-niño que es tejido con determinadas características como portar capa y botas. Todo se configura a partir de la presencia de una central nuclear en los andes. Se suman los personajes juveniles que son presentados en cada fragmento o bloque que componen el cuento. Es así como se conoce a Kurmi, una muchacha que odia a su nombre y que pierde a su madre, no sin antes recibir como regalo un Atomito tejido por su progenitora. Kurmi se relaciona con otros muchachos como un DJ llamado Orki (Never Orkopata) o un repartidor de pollos de una marca bastante peculiar. Y a pesar de desarrollar cada uno sus actividades, se mantiene latente el riesgo ante una radiación. Solo la presencia viva y real de Atomito, como si se tratase de un héroe, podría considerarse como una posible solución o salvedad. Mención especial para este cuento que toma como escenarios el altiplano, la huaca, la montaña y otros hechos sobrenaturales como despertar en otro tiempo. Se incluyen imágenes que potencian su propuesta.
    El tercer cuento lleva por título “La deuda”. Su escenario es la selva boliviana. La historia gira en torno a una tía que va a cobrar una deuda. La acompaña su sobrina embarazada. Ellas hacen distintas paradas. En una de estas paradas ellas se convierten en testigos de un muerto en el río. En otro momento, la muchacha embarazada cree ver la imagen de su madre, cuya historia (o verdad) termina conociendo. A la vez, surgen recuerdos en medio del paisaje amazónico, justo antes de empezar a darse lo que tanto esperaba.
    Los siguientes cuentos “Los ojos más verdes” y “El camino angosto” tienen como punto en común el fin de la inocencia de dos personajes femeninos dentro de un espacio rural que bien corresponde al lado oriental de un país como Bolivia. Los dos personajes son bastante jóvenes. Una es Ofelia, una niña de diez años que, en el día de su cumpleaños, desea tener los ojos verdes. Para cumplir su deseo es capaz de todo con tal de conseguirlo, incluso hasta convertirse en una persona que no teme tomar la iniciativa como si se tratase de un adulto. El otro personaje es Olga, cuyo destino será impuesto por ella misma sin importar las restricciones de su padre, de su familia y de su pueblo; mucho menos de las cosas malas que suceden y que son señaladas por la Iglesia como maléficas o demoniacas. Testigo de este cambio será su propia hermana, Susana, la narradora de esta historia que se caracterizará porque cada acto de supuesta inocencia ya no tendrá más cabida. Estos mismos actos darán paso a salir de lo que se conoce como “el camino angosto” donde solo se hace lo que está permitido. Por último, el cuento “Ustedes brillan en lo oscuro” se aborda de nuevo el tema de la contaminación nuclear, aunque esta vez de una manera mucho más evidente, con consecuencias trágicas en los personajes afectados que serán separados como si se tratase de un gueto o de unos condenados. Imposible no relacionarlo con lo sucedido en la ciudad de Chernóbil, retratado por la Premio Nobel de Literatura, Svetlana Alexiévich. Esta vez se trata de un accidente nuclear que ocurrió en la vida real en la localidad de Goiâna en Brasil en 1987. Todo empieza a partir de la labor de unos chatarreros que empiezan a manipular material radiactivo sin saberlo. Es entonces que empieza el contagio y la contaminación. No importa que solo uno haya enfermado, como le sucede a la familia de la protagonista y narradora de esta historia, quienes pierden todo lo que tenían, incluyendo su casa. Tampoco importa que el tiempo haya pasado. Siempre quedará la herida, el vestigio y el recuerdo. Por eso se incluye una imagen que retrata lo sucedido, como es el caso de un mural o un grafiti. La posibilidad de la enfermedad después de lo ocurrido involucra a lo genético y a la descendencia. De ahí que el personaje esté siempre pendiente de la integridad de su hija. Por su parte, ella se dedicará al deporte para mantener una salud que podría verse amenazada cada vez que surjan más afectados con este accidente, como es el caso de los miembros de una banda de música llamada Carne Radiactiva, quienes ya no le temen al cáncer. O, también, de otras familias que siempre rezan a favor de que ocurran más milagros. Aquí el cuerpo humano también es protagonista.
    Con este libro queda confirmado que Liliana Colanzi es una de las nuevas voces renovadoras del género cuentístico, además de ser parte de una generación de escritoras latinoamericanas que cada vez más cobran un mayor protagonismo, tanto en español como en otros idiomas a los que son traducidas. No hay duda de que algo muy bueno está sucediendo con la obra escrita por mujeres pertenecientes a este continente.


Vista previa del libro

Ustedes brillan en lo oscuro - Liliana Colanzi

9788483933145_04_m.jpg

Liliana Colanzi

Ustedes brillan en lo oscuro

Liliana Colanzi, Ustedes brillan en lo oscuro

Primera edición digital: mayo de 2022

ISBN epub: 978-84-8393-685-6

© Liliana Colanzi, 2022

© De la ilustración de cubierta: Marcela Ribadeneira, 2022

© De esta portada, maqueta y edición: Editorial Páginas de Espuma, S. L., 2022

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.

Nuestro fondo editorial en www.paginasdeespuma.com

Colección Voces / Literatura 329

Editorial Páginas de Espuma

Madera 3, 1.º izquierda

28004 Madrid

Teléfono: 91 522 72 51

Correo electrónico: info@paginasdeespuma.com

El día 24 de marzo de 2022, un jurado compuesto por Enrique Pascual, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, Rosa Montero, escritora y presidenta del jurado, Marta Sanz, escritora, Cristian Crusat, escritor, además de Juan Casamayor, director de la Editorial Páginas de Espuma, y Alfonso Sánchez González, secretario general del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, en calidad de secretario del jurado, ambos con voz pero sin voto, otorgó el VII Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero, por mayoría, a Ustedes brillan en lo oscuro, de Liliana Colanzi.

Para Ed

La montaña fluye, el río está sentado.

Dōgen

La cueva

1

Cayó de bruces y se golpeó la panza hinchada. No había visto la piedra. La carne del conejo se desparramó en la nieve, salpicándola de manchitas carmesí. La joven se arrastró hasta la cueva. Algo se había reventado en su interior y se le escapaba entre las piernas. Aulló su dolor: los murciélagos pasaron en tropel por encima de su cabeza.

Había empezado a hincharse hacía varias lunas después de unas fiestas a las que invitaron a los hombres de otro clan. No sabía quién la había preñado y tampoco importaba. Lo que importaba era ser hábil para cazar y ágil para correr, y se conocía que las hembras que cargaban bulto eran más lentas y se quedaban rezagadas, por lo cual debían permanecer en el asentamiento hasta que les llegara el momento de parir.

El dolor la tiró de espaldas. Trató de recordar qué hacían las mujeres en esas circunstancias. Con los ojos de la mente vio a su madre de cuclillas, expulsando en el suelo crías flacas y azuladas que invariablemente morían a los pocos días. Solo ella y su hermana habían sobrevivido y eran fuertes y tenían destreza para seguir agarradas a la vida. Se puso de cuclillas y sintió de inmediato el impulso de pujar. No debió haberse alejado del asentamiento estando hinchada, pero le aburría quedarse con las viejas mientras las hembras jóvenes iban en grupo tras el rastro de los bisontes. De modo que salió sin que la vieran y fue a revisar una trampa que ella misma había armado tiempo atrás con ramas de pino: encontró al conejo temblando, atrapado entre las ramas, y sintió una alegría inocente al degollarlo.

Satisfecha de sí misma, no reparó en la piedra… Y por ese estúpido descuido estaba echando bulto antes de tiempo y sin ayuda. Por suerte la cría ya resbalaba entre sus piernas, una salamandra húmeda. La buscó a tientas, pero un estremecimiento le partió en dos el espinazo. ¡Otro bulto…! La segunda cría cayó al lado de la primera. Ella se tumbó sobre los codos, exhausta, y cortó con el cuchillo las tripas moradas que la conectaban a las criaturas recién nacidas.

Alzó a las pegajosas crías, una en cada mano: una hembra y un macho que estiraban hacia ella sus bracitos rayados por las delicadas raíces de sus venas. Aterida y ardiendo del esfuerzo al mismo tiempo, confusa en su cansancio, los miró intrigada. Acababa de ocurrirle algo terrible, aquello de lo que las viejas hablaban en susurros alrededor del fuego: había parido niños dobles. Esa era la inequívoca señal de su transgresión. Las bocas diminutas, idénticas y hambrientas, se prendieron de sus tetas, y la tracción –a la vez placentera y dolorosa– le alivió la congestión de los pezones.

A lo lejos el coyote cantó: la noche galopaba cerca. Había sobrevivido al bulto como antes había sobrevivido a los gonfotéridos y al frío y al hambre y a la fiebre. El instinto de la vida volvía a revolverse en ella, alerta y afilado. El viento empujó ráfagas de nieve entre los carámbanos y le recordó que tenía que apurarse. Desprendió a las crías de sus tetas y las acercó a la luz para contemplarlas otra vez: eran casi translúcidas, cubiertas de un vello finísimo. Las llevó hasta el fondo de la cueva y, en un gesto motivado por la curiosidad o el juego, imprimió las cuatro pequeñas plantas de esos pies ensangrentados en la pared de la caverna, y al lado estampó las palmas de sus propias manos sucias. La simetría de las huellas en la roca despertó en ella la sensación de haber logrado algo. Luego, con el mismo gesto limpio que había usado con el conejo, abrió un tajo en los cuellos de los niños dobles. Las crías lanzaron un maullido suave antes de que las tapara la oscuridad.

Ella dio un paso fuera de la cueva y, ya sin bulto, se echó a correr a través de la estepa nevada.

2

Xóchitl Salazar, ayudante de cocina de veintidós años, se perdió una noche de tormenta eléctrica mientras regresaba caminando a su pueblo después de trabajar en un puesto de tamales en la Guelaguetza. Desorientada en la oscuridad y aterrorizada por los relámpagos que cruzaban el cielo como várices, fue a dar a la cueva. Desde allí intentó comunicarse con su novio, que no había estado de acuerdo en que fuera a la fiesta. Su celular había perdido la señal, pero la luz azul de la linterna dispersó la voracidad de la sombra.

Lo que vio se quedó grabado en su retina: la pared del fondo estaba cubierta de pinturas rústicas que conformaban un complicado fresco prehistórico. Las imágenes se superponían; era evidente que habían sido añadidas por diversos artistas a lo largo de los siglos. La muchacha tuvo miedo: lo que el conjunto revelaba era un orden prohibido, una herejía. El tamaño de los animales no guardaba proporción con el de los humanos. Algunos eran grandes como hipopótamos o elefantes, aunque elefantes e hipopótamos nunca se habían visto en Oaxaca. Y las posturas de las figuras humanas

¿Disfrutas la vista previa?
Página 1 de 1