Mi guía escucha algo y, por un instante, entra en pánico. En ese momento eléctrico, Jeffrey se vuelve un mamífero más, sin utilizar su cerebro racional. Sin embargo, se da cuenta de que no hay de qué preocuparse; no fue un ataque de la manada de coatíes que nos rodean, solo se le cayó la parka de la mochila.
En Costa Rica, los ataques de los animales son excepcionales