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Blues bajo la sombra de la Muerte: Gran Buenos Aires Blues
Blues bajo la sombra de la Muerte: Gran Buenos Aires Blues
Blues bajo la sombra de la Muerte: Gran Buenos Aires Blues
Libro electrónico176 páginas1 hora

Blues bajo la sombra de la Muerte: Gran Buenos Aires Blues

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Información de este libro electrónico

Gran Buenos Aires Blues Vol. 1: Cuenta del inicio de mi viaje hacia la nada, amigo lector, y el extraño episodio de cuando la sombra de la Muerte empezó a seguirme para alimentarse de mi espíritu maldito. Pero mi padre, que es un viejo alemán (en ese tiempo no sabía yo quién carajos era), intercedió por mí y logró que no me hunda en la ausencia definitiva y después de unas cuantas escenas de la vida bohemia (cómicas y de corte costumbrista), andando por la noche de los bajos fondos, casi fui asesinado por unos drogadictos aprendiendo con eso, de una vez por todas, que el destino no es más que una perra alzada...

El Diablo de los Bajos Fondos

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 ene 2023
ISBN9798215401699
Blues bajo la sombra de la Muerte: Gran Buenos Aires Blues

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    Blues bajo la sombra de la Muerte - El Diablo de los Bajos Fondos

    Blues Bajo la Sombra de la Muerte

    El Diablo de los Bajos Fondos

    Contenido

    Página del título

    Derechos de autor

       Capítulo 1

    Escena I

    Escena II

    Escena III

    Escena IV

    Escena V

    Escena VI

       Capítulo 2

    Escena I

    Escena II

    Escena III

    Escena IV

    Escena V

    Escena VI

       Capítulo 3

    Escena I

    Escena II

    Escena III

    Escena IV

    Escena V

    Escena VI

    Escena VII

    Escena VIII

    Escena IX

    Escena X

    Escena XI

    Escena Final

    Derechos de autor © 2022 El Diablo de los Bajos Fondos

    Todos los derechos reservados

    Los personajes y eventos que se presentan en este libro son ficticios. Cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas, es una coincidencia y no algo intencionado por parte del autor.

    Ninguna parte de este libro puede ser reproducida ni almacenada en un sistema de recuperación, ni transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico, o de fotocopia, grabación o de cualquier otro modo, sin el permiso expreso del editor.

    ISBN-13: 9781703346176

    ISBN-10: 1703346173

    Diseño de la portada de: El Diablo de los Bajos Fondos

    Número de control de la Biblioteca del Congreso: 2018675309

    Impreso en los Estados Unidos de América

       Capítulo 1

    El rancho está hecho de maderas podridas y chapas oxidadas, el agua y el sol destruyeron todo por fuera y por dentro. Sobre un antiguo catre se encuentra echado un viejo inválido y apestoso con gangrenas en sus patas. El hombre trabajó como ayudante de albañil la mayor parte de su puerca vida hasta que sufrió un accidente y luego de eso convirtió su casa en un garito. Así se ganó la vida desde entonces, metiendo las uñas y embriagando al que esté en frente suyo.  

    Una muchacha era la única que lo ayudaba por pura lástima pues todos despreciaban a ese personaje horrible. Él se comportaba con cierta decencia frente a ella no más que para contemplarla con su asquerosa mirada llena de lascivia.  

    La joven quiere reventar con un alfiler lo que creyó que era pus en una de las patas inútiles del viejo y de allí brotan decenas de larvas que caen al suelo de contrapiso y comienzan a retorcerse como poseídas.

    Ella se aparta y mira al sujeto.

    Éste ya tiene los ojos vacíos y un gusano se va introduciendo en una de las fosas de su nariz.

    La muchacha deja todo y sale espantada del rancho.

    El hedor es insoportable.

    La Muerte se acerca al viejo y le cierra los ojos luego de alimentarse de su magro espíritu.

    Toma una biblia que hay sobre una mesa y se la coloca entre las manos inflamadas y mugrientas. El lugar ya está siendo invadido por las moscas y La Muerte se retira de ese antro miserable con mas hambre que repugnancia.  

    Cruza el viejo portón de caño y tejido, pasa por sobre el puente de madera debajo del cual hay una zanja con agua verde y renacuajos.

    Sale a la calle de tierra y sigue camino.

    Agoniza la tarde.

    Llega a una esquina y unos vagos fuman marihuana, beben, tocan la guitarra y cantan canciones de esas que ponderan a los pícaros y ladrones de los barrios bajos. Obras cuyo único valor sospecho antropológico además de ser útiles para mover el esqueleto, como se decía antiguamente.  

    Un viejo sale de su casilla en pijamas con una jarra de vino tinto en las manos y un cigarrillo en su boca, ve pasar la sombra de La Muerte y se mete de nuevo a su rancho como si hubiera visto a un espectro. Hay muchos que saben que el tiempo de ser alimento se acerca.

    Avanza La Muerte por las calles de tierra aún húmedas por la lluvia. Ya está oscuro y su obstinación por encontrar a quien pueda satisfacerla por algún tiempo la lleva a las puertas de la Taberna del Gitano.

    Entra al lugar.

    El humo y el olor a alcohol derramado la atracan apenas cruza el umbral. Suena música de country esta vez y es una buena señal según su forma de interpretar la situación. Unos muchachos de ropas deportivas juegan al pool mientras que otros los miran, beben cerveza y hablan a los gritos.  

    Flanqueando una puerta que da a un pasillo que lleva al baño, a un par de piezas y al fin a un patio que se usa para montar un ring de boxeo o un escenario para que toquen las bandas del barrio, están las dos prostitutas que trabajan en la taberna y dan al Gitano su parte por la publicidad y las habitaciones.

    Una, muy flaca, se llama Roberta, vino del norte hace muchos años escapándole a un viejo que la quería matar; la otra es rellena y la habían traído como esclava, el Gitano la rescató y ella se quedó con él, su nombre es Alberta.

    Ambas trabajan de forma independiente pero el dueño del lugar les alquila las piezas, arregla con la policía y les suministra clientes.  

    Hay un par de viejos en una mesa del rincón conversando amablemente y echando humo casi todo el tiempo. Ellos toman vino Viejo Tomba que viene siempre en botella, una soda en sifón de plástico y tienen allí un recipiente con hielo a pesar de que no hace calor. En el lugar también se venden sánguches que hace la hija del Gitano y para que se entretengan los más chicos hay un par de metegoles cerca de la puerta.

    Es el fin del invierno y la criatura macabra me está buscando.

    Sentado en una mesa, solo, está Mefistófeles, amigo de ella, quien puede actuar en el mundo ordinario y en el otro de forma natural, bebiendo un Criadores con hielo. Le invita, con un gesto, a sentarse con él y comienzan a charlar de forma convencional pero sin llegar al terror de la verosimilitud.

    Escena I

    LA MUERTE: ¿Cómo está, Alemán, cómo anda? (Acomodándose a un lado suyo).

    MEFISTÓFELES: Bien, bien... ando un poco mal del hígado pero, fuera de eso, nada de que quejarme.

    LA MUERTE: Por qué no prueba con beber menos.

    MEFISTÓFELES: ¡Ni loco! Todo este circo es ya bastante aburrido como para que encima uno se prive de tomar un par de copetes que lo distraigan.

    LA MUERTE: Y si... muchas veces tengo esa misma sensación.

    MEFISTÓFELES: ¿Qué anda haciendo por acá?

    LA MUERTE: Vengo a buscar a El Diablo, así llamado.

    MEFISTÓFELES: ¿Un hombre joven?

    LA MUERTE: Si... usa barba, melena, es fumador de tabaco y un borracho asqueroso.

    MEFISTÓFELES: Sabe, ese al que usted describe con tan fría austeridad es hijo mío.

    LA MUERTE: ¡Qué desgracia!

    MEFISTÓFELES: No crea... es buen muchacho.

    LA MUERTE: Bueno, lo lamento... ¿no le advirtió usted de lo que le pasaría si se obstinaba en seguir el camino destructivo qué tomó?

    MEFISTÓFELES: Lo curioso es que él ni sospechas tiene de que soy su padre. Me acosté con su madre, usando el cuerpo de un atorrante y engañándola con mis trucos para preñarla y ver que sale... pero ya ve... las cosas casi nunca resultan como uno pretende. (Saca un cigarro armado por una norteña, lo enciende con un fósforo) ¿No es posible que le conceda un poco más de libertad... o al menos evite empujarlo al vacío de forma artera como suele hacer usted cuando está de buen apetito?

    LA MUERTE: Puede ser...

    MEFISTÓFELES: Es alguien con algo dentro suyo... ¿por qué no intenta andar un rato con él y ver lo que hace? Conozca sus pensamientos, que a veces alcanzan en ciertos momentos algún grado de profundidad, o sus sentimientos, de los que no voy a hablar para que usted los descubra... no sea sólo una egoísta que busca saciedad... yo me juego el alma que no tengo que va a salir algo terrible de ese loco... algo indefinible lo hace distinto de los demás desquiciados que usted conoce dentro de este ambiente inmundo...

    LA MUERTE: Si me lo pide de esa forma...   

    MEFISTÓFELES: Hágame el favor...  

    LA MUERTE: A usted no se lo puedo negar... se ve que siente un gran afecto por el muchacho.

    MEFISTÓFELES: La madre nunca quiso que yo me acercara a él y mucho menos que le dijera que soy su verdadero padre... fue un chiquito solitario siempre en su mundo de variaciones... lo observaba sin que él me viera y si le pudiera explicar de qué forma y con qué talento ese niño transformaba su entorno en algo fantástico… era una criatura salvaje en un momento y al siguiente podría decirse que contemplaba a las cosas y a las personas como un filósofo... era un misterio para mí y para los demás.

    LA MUERTE: Es extraño que no haya resultado un asesino.  

    MEFISTÓFELES: Mató anfibios.  

    LA

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