Yama Niyama: Ética Yóguica para una Mente Equilibrada

Por Ananda Tapasiddha

Un análisis en profundidad del concepto de ética dentro de la cosmovisión yóguica y como parte de la meditación espiritual, este libro discute los principios de Yama Niyama desde la perspectiva de la psicología y la filosofía en un lenguaje moderno adecuado para el estudiante occidental.  Yama Niyama se considera como la base sobre la cual

• Idioma: Español
• Editorial: Alimentanima
• Fecha de lanzamiento: 20 mar 2022
• ISBN: 9780645073287

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Yama Niyama

Ética Yóguica para una Mente Equilibrada

Yama Niyama

Avt.  Ananda Tapasiddha Ac.

Copyright © 2020 Avt.  Ananda Tapasiddha Ac. 

Translated by: Franscisco Guerra

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A todos aquéllos que siguen creyendo que merece la pena esforzarse por ser mejor persona, y que ello es una parte esencial del ser humano.

CONTENTS

INTRODUCCIÓN

Para comprender una idea, siempre es necesario captar no solo su apariencia, sino también su espíritu interno. Sobre esto, se debe llegar a una apropiada conceptualización del tema y, para ello, se ha de conocer el contexto en el cual se sitúa. Para percatarse de la finalidad y del significado de las guías de conducta que el Yama-Niyama representan, se han de seguir estos principios. De hecho, uno de los apartados del Niyama, 'Svadhyaya', sugiere exactamente eso: que se debe leer con la correcta percepción no solo de lo que se dice literalmente, sino de sus implicaciones, de la esencia de las palabras. Este pequeño libro es un intento de explicar las enseñanzas de Yama-Niyama en ese sentido, generando un proceso de auto reflexión que pueda llevar hacia una profundización sobre nuestra vida ética, emocional y espiritual, a nivel individual y colectivo.

Yama-Niyama son, básicamente, un conjunto de diez ‘principios éticos’ divididos en cinco partes iguales: los ‘Yamas’ y los ‘Niyamas’. Los cinco puntos de los Yamas están diseñados para establecer una relación equilibrada entre los mundos interno y externo, entre lo subjetivo y lo objetivo; y se distinguen de los Niyamas en que no pueden ser implementados sin un objeto externo sobre el que se actúa. Los Niyamas son actitudes internas que pueden ser cultivadas sin la necesidad de una segunda entidad.¹ Surgidos en el subcontinente indio, los Yamas y Niyamas son bien conocidos por estar incluidos en los Yoga Sutras de Patanjali pero, al igual que muchas otras ideas en todo ese texto, en absoluto son originados allí. Versiones similares y otras con algunas diferencias pueden hallarse recogidas e interpretadas en numerosos textos antiguos, y fueron seguramente transmitidas oralmente, constituyendo el sistema de básicamente todas las tradiciones espirituales indias anteriores y posteriores a su registro en escritura.² Las aclaraciones que se exponen en este libro se basan en las enseñanzas de Shrii Shrii Anandamurti, fundador en el pasado siglo de la organización socio-espiritual ‘Ananda Marga’.³ Su pensamiento original se puede encontrar en el libro titulado ‘Una guía para la conducta humana’.

Anandamurti manifiesta, ya desde las primeras líneas del texto, que la moralidad no es en sí misma el objetivo último de la vida, y que Yama-Niyama son principios elaborados con un fin más allá de sí mismos, fundamentados en otros más profundos que sustentan la comprensión del propósito y el significado de la vida.⁴ No están basados en el temor, deseo de logros personales en el presente o en el futuro, o autoconfianza o virtud. Son, en esencia, un reconocimiento a esa especial capacidad humana de autorreflexión y de convertir la separación en unidad, o la impermanencia de la individualidad en lo infinito y trascendente. Esta es la base del Tantra Yoga propuesto por Anandamurti: que hay una Consciencia Universal que se refleja dentro de cada ser humano, y de hecho dentro de todo lo creado; y que es ese proceso de experimentar en algún momento esa consciencia en los niveles más profundos, lo que nos procura paz y felicidad en la vida. Al mismo tiempo, nos transformamos en mejores personas mediante la intensificación de nuestra empatía, y del sentido de responsabilidad social que surge de la experiencia (y no solo de la teoría) de nuestra interconexión con toda la creación.⁵ Yama-Niyama son la base sobre la que este progreso puede ocurrir. Son, en cierto sentido, una formulación ética inspirada en nuestro ‘sentido de potencial espiritual’,⁶ una respuesta práctica a la aceptación de que:

El impulso de unir la separación entre el pequeño-yo y el Espíritu tiene tremendas consecuencias en todos los niveles y esferas de la existencia humana. Es tan central para cualquier descripción de la humanidad, como la gravedad para la descripción física del universo.⁷

Para superar esta separación, o incluso para desarrollar una clara conciencia de ese impulso que late en nuestro interior y afecta a nuestras vidas (con mayor frecuencia que de manera inconsciente), es necesaria cierta calma mental. Los principios de Yama-Niyama son una explicación codificada de las observaciones sobre cómo funciona la mente, y de las actitudes y conductas que proporcionarán a los individuos el equilibrio mental necesario para hacer realidad la inspiración de lo infinito en su interior y en su vida cotidiana. Por esta razón, son considerados como los fundamentos de cualquier práctica meditativa,⁸ sin los cuales intentar la concentración mental sería como tratar de encender un fuego con madera húmeda: mucho humo, poco calor, y frustración continua. Esta idea será más clara conforme leamos el libro.

Junto a la comprensión de la búsqueda del ser humano de lo trascendente, Yama-Niyama incorpora igualmente una dosis de relativismo, recordando que cada situación de la vida es única. Se debe aplicar el discernimiento en cada caso, no menos sino quizás incluso más que si fuéramos a vivir sin algún particular código ético. Yama-Niyama no ofrece respuestas concretas para las situaciones normales de la vida; antes, la responsabilidad para reflexionar y decidir la mejor decisión a tomar recae en el individuo.⁹ Lo que hace Yama-Niyama es ofrecer la perspectiva, la sensatez, y el ‘diseño’ mental a través del cual la persona puede decidir a partir de un mayor conocimiento de sus intenciones, conscientes o subconscientes.

Este acto de hacerse responsable del propio subconsciente es parte de lo que hace que Yama-Niyama sea efectivo, como se verá cuando se lea, por ejemplo, la sección de ‘Satya’, que expone las interacciones entre la mente consciente y subconsciente, y cómo esas relaciones adecuadamente guiadas refuerzan la autodisciplina y el coraje. Esta fortaleza psíquica es a la vez la fuente del equilibrio mental y emocional.

Antes de continuar, sería útil familiarizarse con dos principios esenciales de la filosofía del Tantra Yoga según Anandamurti, que son importantes en y por sí mismos, y también porque son diferentes al compararlos con otras escuelas de pensamiento yóguicos. Primero: ¡este mundo no es una ilusión! Al contrario que Saunkaracarya, que sostiene: 'Brahma Satyam Jagat Mithya' (‘este mundo es una ilusión y solo Brahma- la Consciencia Infinita- es la verdad’); e igualmente en contra de la filosofía Carvaka, que afirma que solo lo material es real, y que lo abstracto no existe,¹⁰ Anandamurti propuso 'Brahma Satyam Jagadapi Satyam Ápeksíkam' (‘Brahma es la Verdad Absoluta. Este universo es también Verdad, pero una verdad relativa’).¹¹ La Divinidad se verá realizada a través y dentro de este mundo, y no solo más allá de él. Lo que se propone no es rechazar lo mundano, sino transformar la propia experiencia sobre ello. La existencia del universo no es una ilusión, ni hay que apreciarla negativamente, como si fuera una distracción de la que hay que alejarse.

Negar el valor del mundo creado es en sí mismo rechazar la necesidad de cualquier clase de conducta moral, tanto como si el hedonismo, por ejemplo, no tuviera necesidad de una ética. Es también un acto de hipocresía e insensibilidad con el potencial de producir una interpretación de la espiritualidad muy retorcida, con contradicciones evidentes.¹² Yama-Niyama, en su misma existencia, clama alto y fuerte: ¡este mundo es real! Es siempre cambiante, pero ¡existe! El infinito está ahí, oculto como la esencia de