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El cerebro traidor del CEO. Toma de decisiones que causan crisis en las empresas y cómo evitarlas
El cerebro traidor del CEO. Toma de decisiones que causan crisis en las empresas y cómo evitarlas
El cerebro traidor del CEO. Toma de decisiones que causan crisis en las empresas y cómo evitarlas
Libro electrónico106 páginas1 hora

El cerebro traidor del CEO. Toma de decisiones que causan crisis en las empresas y cómo evitarlas

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Información de este libro electrónico

Utilizando la técnica narrativa, Luis Castañeda describe las razones por las que CEO’s de empresas de todos los tamaños cometen errores que provocan graves crisis a sus compañías, y aporta métodos para mejorar notablemente el proceso de toma de decisiones con alta probabilidad de éxito. A lo largo del relato, el autor incluye temas de suma importancia, tales como: -Los riesgos de las “modas gerenciales”. -Las limitaciones del “benchmarkinn”. -El papel de la incertidumbre y la suerte de la toma de decisiones. -Los sesgos, vicios y tendencias cognitivas que afectan la toma de decisiones. Entre otras. El objetivo fundamental de libro es ayudar a los CEO’s de empresas pequeñas, medianas y de las llamadas Startups a tomar decisiones eficaces que aseguren la supervivencia y prosperidad de sus organizaciones.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 ene 2022
ISBN9781005249946
El cerebro traidor del CEO. Toma de decisiones que causan crisis en las empresas y cómo evitarlas

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    El cerebro traidor del CEO. Toma de decisiones que causan crisis en las empresas y cómo evitarlas - Luis Castañeda

    Durante más de veinte años he estado a la caza de errores empresariales, que he plasmado en cinco ediciones de mi libro Cómo destruir una empresa en 12 meses… o antes, y cada nueva edición contiene una mayor cantidad de yerros, muchos de ellos garrafales.

    Me he preguntado: ¿Cómo es posible que grandes líderes de la industria cometan tal o cual error, si tienen tanta experiencia y sueldos millonarios?. La conclusión a la que he llegado es que su sistema para tomar decisiones tiene fallas, y, claro, si su mente presenta defectos de pensamiento, sus decisiones son incorrectas, lo que provoca problemas en sus empresas.

    La neurociencia ha descubierto que nuestro cerebro nos lleva a pensar incorrectamente en muchas ocasiones, aun si tenemos un coeficiente intelectual superior al promedio. Ni mentes tan brillantes como la de Einstein, por ejemplo, están exentas de vicios y distorsiones.

    Dirigir una empresa no es tarea sencilla. Son demasiadas las variables que están presentes a diario en una organización, incluso en las pequeñas. Un director es como el piloto de un avión, debe ir vigilando muchos factores internos y externos al mismo tiempo, aun con la ayuda de un copiloto y del resto de la tripulación. No puede darse el lujo de descuidar ni uno solo, especialmente aquellos de los que depende la vida de los pasajeros y la propia. La diferencia que existe entre un piloto de avión y un director de empresa es que aquél se desentiende de su función cuando aterriza y los pasajeros descienden. El director de una compañía debe estar en su función 24-7-52, por lo que su mente tiene que funcionar al cien por ciento en todo momento. Sí, incluso cuando duerme. Muchas de las grandes ideas y de- cisiones empresariales han surgido durante el sueño, ya que en esta situación común es cuando se consolidan los recuerdos y se llevan a cabo asociaciones de ideas. Por algo se dice: Voy a consultarlo con la almohada. En muchas ocasiones me he levantado en la madrugada a escribir algo que se me ocurrió mientras dormía.

    No puedo entrar a la mente de los directores que han cometido decisiones erróneas, pero sí he podido analizar mis propias resoluciones fallidas mediante un análisis post mortem y caído en cuenta de que cometí algún desacierto mental o emocional.

    Muchos gerentes, como las personas obesas, buscan soluciones milagrosas embotelladas para dirigir su empresa de forma eficaz o para resolver los problemas que la aquejan esta es la razón por la que asisten a cursos y conferencias y leen libros que les ofrecen esas soluciones. Pero no se dan cuenta de que su mentalidad, su manera de pensar, es la fuente de muchos de esos problemas que quieren resolver.

    Dicha mentalidad está construida firmemente con paradigmas, riesgos cognitivos y vicios mentales correspondientes con su manera de actuar. Y como es casi imposible oprimir la tecla delete para desaparecer esas formaciones mentales recurren al exterior para localizar soluciones que con frecuencia no pueden implementar por ese muro mental que no los deja actuar de manera eficiente para resolver las contrariedades de su empresa. Pero no aprenden: aplican una solución, pero no funciona. La desechan. Buscan otra, pero tampoco funciona, y el deterioro de la compañía continúa hasta el punto en que surge una crisis que, en el peor de los casos, le cuesta la vida a la empresa; y en el mejor, le cuesta la chamba a él.

    No hay que tratar de imitar lo que un director hizo en cierta situación, sino la forma en que pensó y decidió, lo cual no es fácil, a menos que lo reporte por algún medio. Aunque se lleve a cabo lo que el director realizó en dicha condición, no es posible asegurar que funcionará igual en otra empresa, por el simple factor de que, debido a las variables, es muy difícil que todas sean similares en otra corporación.

    Ninguna empresa tiene asegurado el éxito a largo plazo. Tarde o temprano el efecto gravitacional de la regresión a la media la hará convertirse en una promedio, si no es que mediocre, a menos que haga algo fuera de lo común y revierta el descenso.

    Quise presentar este libro en un formato conocido como fábula de negocios porque está probado que las historias son grandes transmisoras de conocimiento, además resultan más amenas y fáciles de leer que un texto técnico.

    Aunque esta obra aplica a todo tipo y tamaño de negocios, traté de enfocarla en mayor medida a las pequeñas y medianas empresas, en las que la mortandad es mayor. El mensaje que intento dejar en el lector es que la mayoría de las crisis empresariales comienzan en la mente del director general o CEO.

    Agradeceré cualquier comentario que los lectores me hagan acerca del contenido del libro. Pueden contactarme en luiscastanedam@yahoo.com y en luiscastanedam@gmail.com

    Introducción

    Este relato se refiere a un emprendedor, cuyo startup empezó muy bien y creció, pero desde hace dos años su desempeño comenzó a decaer notablemente. Como muchos emprendedores, éste, de nombre Roberto, utilizando sus amplios conocimientos en tecnología de Internet decidió fundar su empresa sin más re- cursos que esos conocimientos y algo de dinero. Sin embargo, le faltaba un par de herramientas vitales: conocimientos de gestión empresarial y técnicas para tomar decisiones eficaces empleando la neurociencia para evitar riesgos y vicios cognitivos, los que ocasionan que los CEO del más alto nivel y de clase mundial cometan errores que se antojan tontos.

    Afortunadamente para Roberto su principal inversionista, Andrés, quien ha tenido mucho éxito en varias empresas de su creación, está dispuesto a ayudarlo para sacar del hoyo a la compañía, pero no diciéndole qué hacer, sino enseñándole a tomar las decisiones correctas que rehabiliten su negocio, que se encuentra en estado crítico.

    El CEO

    El día era oscuro y triste como pocos. Eran las seis de la tarde y los directores de área acababan de hacer su presentación semestral de resultados a Roberto, el CEO de la empresa estos eran peores que los del semestre anterior, lo que preocupaba enormemente a Roberto. ¿Qué explicación les daría a sus inversionistas, quienes aún no habían recuperado lo que habían invertido? Las ganancias que la empresa había obtenido hasta hacía veinticuatro meses se habían utilizado para que la empresa creciera. Si la situación continuaba como la referían los resultados presentados, la compañía podría quebrar a mediano plazo, cuando mucho.

    Ya desde el semestre previo al anterior la compañía había registrado pérdidas, pero Roberto confiaba en que podía revertirlas, aunque no lo había logrado.

    Terminada la sesión en la sala de juntas fue a su oficina y se sentó en el sillón

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