“Para luchar contra los oligopolios tienes que creerte que es posible”
Enérgica y energizante. Así es Carlota Pi. Y esto que parece un juego facilón de palabras, dado el sector en el que nos movemos, no es una elección baladí, porque los adjetivos escogidos no podían ser más propios para alguien como ella que es puro torbellino de fuerza, verbo y vitalidad. Derrocha positividad y optimismo por todos los poros, aunque sea de las que opinan que el optimismo “es una elección personal, no te viene de serie”, y lo contagia con su absoluto convencimiento de que lo que está haciendo va a contribuir a cambiar el mundo.
Todo se remonta a un MBA del IESE, donde coincidieron Oriol Vila (“Uri” como lo llama), Ferrán Nogué y la propia Carlota Pi. “Allí conocimos a José Antonio Segarra, un profesor con una energía, un optimismo y una clarividencia brutales. Yo tenía 30 años y para mí fue revelador. Él decía que una empresa que está bien gestionada y que es capaz de encontrar su camino a la rentabilidad, puede (y él añadía debe) convertirse en una herramienta para hacer del mundo algo mejor. Yo entonces, allá por el 2010, pensaba que este propósito estaba reservado a los gobiernos o a las ONG y nunca había oído hablar de que una compañía tuviese que tener un propósito transcendente, es decir, que más allá de ganar dinero o pasarlo bien, debía tener la motivación trascendente de transformar las cosas de manera profunda como compromiso con las generaciones futuras. Para mí fue una revelación brutal” afirma.
“Movidos por este
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