Las grandezas de Alejandro (Anotado)
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Las grandezas de Alejandro (Anotado) - Félix Lope de Vega
Las grandezas de Alejandro
Lope de Vega
Tragicomedia dedicada al excelentísimo señor el Duque de Alcalá, virrey y capitán general en el principado de Cataluña
Cuánto importa el entretenimiento para que los cuidados no consuman el sujeto disputa Séneca en su libro de La Tranquilidad de la vida, y trae por ejemplo a Polión Asinio, aquel grande orador, que, en ciertas horas que descansaba, aun las cartas forzosas no leía Legum conditores (dice) festos instituerunt dies, ut ad hilaritatem homines publice cogerentur, tanquam necessarium laboribus interponentestemperamentum. No se puede entender esto mejor que de las comedias, que con pública alegría deleitan honestamente; y así, la autoridad de tan gran filósofo me ha dado atrevimiento de ofrecer ésta a V. Excelencia de entre la copia de cuidados de su gobierno, no para que imite tanto aquel orador riguroso, que en algún tiempo no incline los ojos a su historia, pues lo es tan verdadera siendo Las Grandezas de Alejandro, que no sólo se dirigen a V. Excelencia por este título, mas por el que pudiera merecer de sumo filósofo como lo fue Aristóteles, su maestro, pues no hay facultad en que V. Excelencia no sea eminente; cosa digna de mayor alabanza en un príncipe a quien su sola y natural virtud ha obligado a tan inmenso, estudio, pues no habiendo nada para vivir de las letras, tanto las ha estimado y adquirido que alcanzará por ellas inmortal nombre.
Capellán de V. E,LOPE DE VEGA CARPIO.
PERSONAS
- ATALO.
- PAUSANIAS.
- DARÍO,
- REY FILIPO.
- ALEJANDRO.
- LEÓNIDES.
- MENÓN.
- EFESTIÓN.
- OLIMPIAS,
- ARIOBARZANO,
- ROJANE,
- TIRRENO.
- TAMIRA.
- LISANDRA.
- ARSACES.
- FILIPO,
- LIRANO.
- Villanos.
- TEPOLEMO,
- EL DUQUE HIRCANO.
- Dos mujeres de Jerusalén.
- REY DE EPIRO.
- CAMPASPE,
- LISÍMICO.
- APELES.
- VITELO,
- AMINTA,
- DIÓGENES,
- UN CORREO.
- SEVERINO,
- TEBANDRO,
- DEYANIRA.
- POLIDORA.
- DOLOMINO,
- EL SACERDOTE JADO.
- UN ÁNGEL.
Acto I
Salen ATALO, capitán, y algunos soldados en tropa, y PAUSANIAS.
ATALO
Pasad delante, soldados:
no os paréis aquí.
PAUSANIAS
Detente;
que entre los que están parados
hay algún noble que siente
de pensamientos honrados.
Y eso de alzar el bastón,
no es hecho de capitán
con los que tan buenos son
que respetados están
por sangre de Agamenón
de su hijo Orestes fui
clarísimo descendiente.
ATALO
¿Cómo me hablas así?
PAUSANIAS
¿No es respuesta conveniente?
ATALO
¿Sabes lo que dices?
PAUSANIAS
Sí.
ATALO
¿Y que soy Atalo sabes,
cuñado del Rey?
PAUSANIAS
También;
pero los hombres tan graves
tratan sus iguales bien.
ATALO
¡Que de igualarme te alabes!
Estoy...
PAUSANIAS
Harto mejor fuera
que yo mi agravio vengara,
y no dudes que lo hiciera
si a Filipo no mirara,
y su obediencia temiera.
Pero de tu gran malicia
yo le pediré justicia,
y sabrás con su castigo
cómo se han de usar conmigo
las leyes de la milicia.
Que, a no esperar con razón
que sabrá dejar vengada
mi honra en esta ocasión,
yo te volviera la espada
por donde vino el bastón.
ATALO
¡Prendedle!
PAUSANIAS
¡Quitaos allá!
(Vase.)
ATALO
Mas dejadle, que él irá
donde le castigue el Rey;
¿así se guarda la ley,
así respuesta se da
a un capitán como yo?
(Sale el REY FILIPO de Macedonia, ALEJANDRO, su hijo LEÓNIDES y EFESTIÓN.)
FILIPO
¿Cuándo dicen que llegó?
LEÓNIDES
Ayer dijo este correo.
FILIPO
De verle tengo deseo.
EFESTIÓN
Leónides, señor, le vio.
FILIPO
Tengo notable afición
al Rey de Epiro.
ALEJANDRO
Has pagado
deudas que tan justas son.
FILIPO
Fuera de ser mi cuñado,
que era bastante razón,
a Cleopatra concerté
darle en casamiento.
ALEJANDRO
Fue
muy justo darle a mi hermana.
FILIPO
Con esto segura y llana
la dificultad dejé
de todas sus pretensiones
y podré al Asia pasar,
porque sus fieras regiones
esta vez han de temblar
mis esperados pendones.
La gente ¿está prevenida?
ATALO
Y toda tan deseosa,
gran señor, de tu partida,
que a tu corona famosa
añade el Asia rendida.
FILIPO
De un límite al otro pienso,
poner, Atalo, a tus pies.
ATALO
¡Plegue a Júpiter inmenso,
que entro los indios les des
mirra y oloroso incienso!
FILIPO
¿Qué hace Alejandro allí
con aquel lienzo en los ojos?
LEÓNIDES
Llorando está.
FILIPO
¿Lloras?
ALEJANDRO
Sí.
FILIPO
¿Qué es lo que te causa enojos?
¿Quieres tú quedarte aquí?
¿Amas la patria, o en ella
dejas algo de tu edad?
ALEJANDRO
Ni de mis gustos ni de ella,
si te han dicho el amistad,
señor, de Campaspe bella,
siento soledad aquí;
no son lágrimas livianas;
que son de envidia de ti,
porque, si tú el mundo ganas.
¿qué has de dejar para mí?
FILIPO
Todo el mundo conquistado,
Alejandro, ¿es poca herencia?
ALEJANDRO
Mal entiendes mi cuidado,
porque ésta es la diferencia
en darme el mundo heredado.
Que me dejaras quisiera
que yo el mundo conquistara,
y que a mis pies le pusiera,
para que yo me alabara
de que por mí le tuviera.
FILIPO
¿Qué dices, Efestión?
EFESTIÓN
Que es virtuosa ambición
la de Alejandro tu hijo.
FILIPO
Ganarle quiero.
EFESTIÓN
Eso dijo.
FILIPO
Buenos pensamientos son.
(Sale PAUSANIAS.)
PAUSANIAS
Si la definición de la justicia
es dar a cada cual su justa parte,
¡oh, Rey de Macedonia! el que codicia
ser justo rey, su sangre deje aparte;
al estilo común de la milicia,
disciplina política de Marte,
tuve respeto al capitán que tengo,
de cuyo agravio a querellarme vengo;
no hice poco en detener la espada,
que ya la vaína por salir rompía,
quejosa de la mano, que, agraviada,
la debida venganza suspendía;
mas la obediencia a tu valor jurada
silvió de freno cuando más corría;
di la vuelta a la cólera, aunque fiera,
porque a tus pies parase la carrera.
Detenerse en corrillo diez soldados
cuando quieres salir, no es tal delito
que merezcan por él los más honrados
perder su honor, sobre la luna escrito.
¿Bastón a un noble, a mí, que a mis pasados
añado gloria