Los primeros mártires de Japón (Anotado)
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Los primeros mártires de Japón (Anotado) - Félix Lope de Vega
Los primeros mártires de Japón
Lope de Vega
PERSONAJES
- TAYCO SOMA.
- EMPERADOR.
- REY DE BOMURA.
- ALCAIDE.
- REY DE AMANQUI.
- REY DE SIGUÉN.
- UN INDIO.
- UN SOLDADO.
- MANGAZIL.
- TOMÁS,
- QUILDORA.
- GUALE.
- NEREA.
- REY DE SINGO.
- UN FRAILE AGUSTINO.
- UN FRAILE DOMINICO.
- UN FRAILE FRANCISCANO.
Jornada I
Tocan cajas; sacan cuatro indios al EMPERADOR Jisonén en hombros, pónenle en un trono; delante de él salen cuatro reyes con sus coronas.
BOMURA
Emperador invicto del Poniente,
donde el sol soberano,
por coronar tu frente,
de nueva luz se ostenta más ufano:
setenta y cuatro reyes
a sujetarse vienen a tus leyes,
y en este campo ameno,
de variedad y de hermosura lleno,
como en este hemisferio
es costumbre heredada del Imperio,
para dar la obediencia,
estamos esperando tu presencia.
SINGO
Goces por tantos siglos el gobierno,
que pases de mortal a ser eterno,
y por edades tantas
te sirvan de tapetes a tus plantas
tantas coronas bellas,
porque corones más que el sol estrellas;
cuando el honor de tu poder avises,
en carro de metal dichoso pises.
AMANQUI
Y a pesar del olvido,
vivas, cuanto adorado, obedecido.
(Pónenle los tres reyes las coronas a los pies en el trono, y el REY DE SIGUÉN se queda a un lado del tablado, sin llegar.)
EMPERADOR
Rey de Siguén, ¿no llegas?
¿Cómo tú solo me obediencia niegas,
y tu corona en mi presencia tienes
sin rendilla a mis plantas con tus sienes?
SIGUÉN
Yo, Emperador, no me llego
porque no es bien que me humille
a quien con tirano imperio
el Japón hermoso rige.
Yo no vine a obedecerte,
aunque a aqueste tiempo vine;
que los vasallos leales,
a sólo su Rey se rinden.
Tayco Soma, que dichoso
en etérea mansión vive,
y al lado del sol eterno,
términos al cielo mide,
al tiempo que lo divino
de lo mortal se despide,
y su espíritu glorioso
al ajeno cuerpo asiste,
a Tayco, su hermoso hijo,
joven a quien toca libre
el cetro que agora ocupas
y la corona que ciñes,
siendo Rey, como nosotros,
te encargó, para que firme
estuviese en este Imperio,
a tus consejos humilde.
Tú, pues, que soberbio siempre,
de sola ambición te vistes,
notando que de seis años
era estorbarlo imposible,
le envías a aquesta torre,
que trepando altiva y libre
por las regiones del aire,
con las estrellas compite.
De su libertad tirano,
inocente le pusiste
donde con guardas le ocupas
y con prisiones le oprimes;
y en vez de dalle obediencia
como a Emperador insigne,
y verle tratar sin gente
que tu miedo le permite,
como a un bárbaro le tienes
solo, sin que comunique
igual a su nacimiento
las grandezas de su origen.
Quince años ha que es guardado,
y en este tiempo pudiste
atraerte a tu obediencia
tantos reyes invencibles.
Pero yo, aunque más triunfante
en este lugar te mire,
y más que en el campo flores,
corona de reyes pises,
la que mi cabeza adorna
jamás la verás rendirse
sino a legítimo dueño
de tantas islas felices.
Vuestro Rey es Tayco Soma;
y aunque como muerto vive,
no permitáis que un tirano
vuestro Emperador os quite;
dadles todos libertad,
y si queréis verle libre,
la torre de Usaca está:
seguidme todos, seguidme.
(Vase, y levántase el EMPERADOR en el trono.)
EMPERADOR
Espera, cobarde, espera;
que aunque la carrera limites
del sol, con mayor aliento
podrá mi furor seguirte;
industria, no tiranía,
estas glorias me permite,
y ninguno, por reinar,
nombre de traidor recibe.
¿Qué importa heredado imperio?
Heredado, honor, ¿qué sirve?
Quien por sí no lo merece,
de ajenas plumas se viste.
Y porque de mi poder
hoy el rigor abomines,
espera para tu muerte
que al arco la cuerda vibre.
Conocerás si es forzoso
que me adores y me envidies,
que me temas y obedezcas,
que me respetes y estimes.
(Pone la flecha en el arco, y pónense delante.)
SINGO
Espérate, Tayco Soma:
ni le, apuntes ni le tires;
que no es bien que de su sangre
tantos reyes participen.
SIGUÉN
Cuando mandaste llamarnos,
salvoconducto nos diste
de que volveremos todos
a ver nuestros reinos libres;
y si tu palabra falta,
faltaremos a servirte,
padeciendo aqueste Imperio
infames guerras civiles.
EMPERADOR
¿Quién puede al Rey de Siguén
haber dicho que me prive
de esta gloria que merezco,
atropellando imposibles?
¿Quién contra mí le aconseja?
BOMURA
Yo podré mejor decirte
la causa, porque la sé;
yo fui cristiano.
EMPERADOR
Prosigue.
BOMURA
Por conocer nuevos dioses
dejé la ley que ellos siguen,
y así sé de los cristianos
los intentos y los fines.
Estos, al Rey de Siguén
y a todos los otros dicen
que eres tirano soberbio,
y que injustamente asistes
por señor de aqueste Imperio;
que del trono te derriben,
pues no puedes poseerle
mientras Tayco Soma vive.
Son, señor, estos cristianos,
en su condición, terribles,
soberbios, locos y altivos,
y que, fingiéndose