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De Mis Máscaras, Mis Realidades Y Otras Revelaciones
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De Mis Máscaras, Mis Realidades Y Otras Revelaciones
Libro electrónico392 páginas5 horas

De Mis Máscaras, Mis Realidades Y Otras Revelaciones

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La brillante carrera militar de Renato Santillana y Arturo Puchero, dos oficiales de alto rango, se ve abruptamente interrumpida, cuando son acusados de conspirar para derrocar al actual presidente de la República, Ulises Sartoria. Tras realizar una fuerte resistencia y lograr escapar en un enfrentamiento a tiros con miembros de una unidad táctica del ejército Nacional, quienes realizaban un violento ataque a la aldea donde ellos se encontraban atendiendo la rendición de unos rebeldes, estos militares aparentemente involucrados en el fallido golpe de Estado, se enteran de que han sido víctimas, al igual que sus tropas, de un falso positivo dirigido por el despiadado capitán Valdomino Toscano, uno de los jefes de los servicios de inteligencia, que se dedica a buscar opositores del gobierno para eliminarlos. El ministro de Defensa Mauro Garzón cree en la inocencia de ellos y decide ayudarlos. Pero en ese proceso investigativo se da cuenta de que detrás de los ataques perpetrados por los subversivos puede haber algo mucho más importante que una guerra de poderes. Posteriormente la primera dama del país Natalia, quién también cree en la inocencia de los militares, inicia su propia investigación, la cual se desarrolla en un secreto total. Tanto ella como el ministro, intensifican sus averiguaciones siguiendo todas las pistas que se van abriendo a través del comportamiento de los hombres del presidente. Al final destapan un asunto sucio que implica al mismo presidente de la nación. La trama no se limita a los eventos políticos y abarca también como se desarrolla la vida de los personajes en todos los aspectos. Sus implicaciones en graves actos ilegales y las peripecias para sustentar la finalidad de sus acciones. El análisis de la personalidad del individuo es clave de lectura para comprender no sólo el origen de su bondad, sino su carencia total de escrúpulos y su capacidad para actuar según los cambios. Unas veces buscando apoyo a través de las alianzas, y otras, forzando las traiciones según las circunstancias y los intereses del caso.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento9 dic 2020
ISBN9781506534794
De Mis Máscaras, Mis Realidades Y Otras Revelaciones
Autor

Marlo Arturo Urueta

Marlo Arturo Urueta nació el 7 de Abril en Barranquilla, ciudad localizada en la costa norte de Colombia. Desde muy joven, éste escritor se sintió atraído por las ciencias políticas, la filosofía, la psicología, adquiriendo posteriormente amplios conocimientos sobre criminología y derecho penal. Realizó diversos cursos de especialización, con fundamentos basados en conocimientos propios del psicoanálisis. Su novela, “De la mano con mis demonios”, constituyó la primera incursión de Marlo Arturo Urueta en el campo literario. Luego publicaría libros de poemas y reflexiones con títulos como, “La única apreciación exacta”, “Al borde de mis alucinaciones” y “Algo particularmente maravilloso”. Libros de una prosa fascinante. Después sorprendería con otra gran publicación, “De mis máscaras, mis realidades y otras revelaciones”, una novela seductora y apasionante.

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    De Mis Máscaras, Mis Realidades Y Otras Revelaciones - Marlo Arturo Urueta

    Copyright © 2020 por Marlo Arturo Urueta.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivadas de los mismos.

    Fecha de revisión: 27/10/2020

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    ÍNDICE

    Prólogo

    Introducción

    1     La Acusacion

    2     Un Expediente De Terror

    3     El Despido De Martin

    4     El Derecho A La Intimidad

    5     El Juicio

    6     Ademar Y Dionisia De Platica En Un Bar

    7     El Supuesto Informante

    8     La Primera Dama Y El Coronel

    9     Las Cartas, Instrumento Idoneo De La Primera Dama Y El Coronel

    10   El Contenido De Las Cartas De Natalia

    11   Los Amorios De Hortensia Y El Presidente

    12   Ultimo Dia Del Juicio

    13   En La Sede De La Fiscalia

    14   El Plan De Dionisia

    15   Martin, Thais Y Regina

    16   La Conspiracion

    17   Daño Colateral

    18   La Realpolitik: Un Modus Vivendi

    19   La Investigacion Del Ministro

    20   El Coronel Y El Ministro Por Fin Se Ven Las Caras

    21   Al Rescate Del Ministro

    22   En La Casa Presidencial

    23   Una Teoria Conspirativa

    24   Tras El Movil De Los Asesinatos

    25   Una Diplomacia A Lo Maquiavelo

    26   Un Presidente Al Acecho De Su Presa

    27   La Emboscada

    28   El Coronel Ya No Sabe Ni Que Pensar

    29   El Coronel Y Aurora En Cuba

    30   La Reunion En El Yate

    31   La Verdadera Identidad De Martin

    32   Finalmente Martin En La Carcel

    33   Mauricio Y Regina. Sus Conclusiones

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    Pintura de Marlo Arturo Urueta, inspirada en su novela,

    De mis máscaras, mis realidades y otras revelaciones.

    PRÓLOGO

    "Desde lo profundo del alma: Dos personalidades, Errores inherentes

    y patéticos de la creación, Impactos de orden socio-económico"

    Hace un tiempo, empecé a tomar consciencia de que en mi interior habitaban dos personalidades. Una era la de un hombre tímido e inseguro que llevaba una vida ordinaria y monótona como la de cualquier individuo que ya no tiene sueños. La otra por el contrario, era la de un hombre escéptico y desconfiado que vivía en un mundo atemporal e ilimitado donde prevalecía la reflexión y la sabiduría. Comprendí después que la interacción entre estas personalidades mias, era algo normal que se desarrollaba en las personas, con la diferencia de que casi nadie tomaba conciencia de ello. Pero en lo que a mí respecta puedo decir que adquirió una significación valiosa. A veces me siento mejor en el mundo interior de la reflexión y los sentimientos, mientras que en otras, añoro el mundo de los objetos y la compañia de las personas. No me considero introvertido, pero tampoco extrovertido. Quizá porque introversión y extroversión, más que rasgos característicos de la personalidad, son estados de actitud y cada quién desarrolla su propio criterio y se desenvuelve en el ambiente social de su preferencia. Un concepto totalmente válido, puesto que las personas entienden, sienten y viven el mundo de maneras fundamentalmente diferentes. Lo digo por supuesto, atendiendo aspectos determinantes del comportamiento y la experiencia de cada persona. Lo cierto es que he abordado a través de éstas personalidades, las grandes abstracciones, la muerte, los sueños, el inconsciente, pero el tema del amor, es el que más me ha inquietado. Quizá por su parentesco con la materia o porque le sucede lo que a la belleza física, que se degrada con el paso del tiempo. Sin embargo, es través de aquella otra belleza, tan característica del alma cuando madura, que descubrimos que la imperfección y lo pasajero de la vida, fueron todos momentos en que se le exigio a la felicidad más de la cuenta. Me queda claro que mis reacciones emocionales, así como mis tristezas más profundas, obedecieron a patrones de pensamientos y sentimientos suprimidos que se amontonaron hasta establecer una constelación alrededor de mi propio mundo. Ahora bien, sí algo le exigí a la felicidad fue constancia, porque después de sacar bien las cuentas, la felicidad me quedó debiendo.

    Hoy realmente pudo comprenderme a mí mismo no solo en relación a las experiencias vividas. Aunque sean esas experiencias las que hayan caracterizado mi manera de ser, mi forma de pensar y de ver el mundo, sino también en relación a esa búsqueda constante de las cosas que me hicieran sentir bien. Hablo primordialmente de hechos anecdóticos, recuerdos de ventos trascendentales de mi vida que con el tiempo se han ido desvaneciendo, pero que aun siguen desencadenando un flujo incesante de fantasías. Por eso, mientras hacia ejercicios en un parque, me sumergía en la naturaleza y en cada árbol que observaba. Tal vez, porque me sentía inerme frente a un mundo extraño donde todo parecía difícil e incomprensible. Quizá sí no hubiese traducido las emociones en la elaboración de ésta novela, me habrían destruido los contenidos del inconsciente. Al igual que la vida de sus personajes, la trama comienza desde un punto cualquiera, y en cualquier punto, puede ya resultar compleja. Sobre todo, porque las normas que rigen en una sociedad, y que generalmente son rotas por los mismos miembros en diferente grado, se vuelven como espejos represivos de aquello que no queremos ver, dependiendo, claro está, de los objetivos personales. Todos somos potenciales infractores al orden social y moral. Debido a la complejidad y la ambigüedad del comportamieto humano y a sus propios valores invertidos, los ciudadanos optan por seguir las normas de conducta o romperlas según sus propios intereses. Es por lo tanto la misma sociedad que condena, la que ambiguamente promueve al crimen. En efecto, cuando la fuerza de los objetivos es mayor a la ética, los métodos son un desequilibrio de fuerzas entre la competencia y el beneficio.

    Mis pensamientos del dia, además de ser personales y autobiográficos, son también mi única manera posible de contemplar las cosas y de expresar todo aquello que observo. Mis reflexiones deberían ser un punto de conexión intelectual, pero ante mi dura visión del mundo, terminan siendo un punto de conexión emotiva. En cierto sentido, la naturaleza espiritual con la que arropo mis depresiones, es la carga que me impulsa a elaborar un mundo en consonancia con mi propia especificidad. Tal cosa es consustancial a la manera de cada quién. Sin embargo, se trata en suma de mi modo inimitable de psicoanalizar a las personas a partir de la única contemplación exacta que deja el comportamiento humano, me refiero a las individualidades de cada uno. Quizá esto sea visto, más como una critica desilusionada de la vanidad del mundo, que como escrutinio de un tipo de personalidad especifica. Lo cierto es que mis pensamientos del dia no están exentos de ideas sucias o coyunturales mezcladas con los habitos propios de la experimentación. El problema pasa por las personas que han creado un concepto erróneo del Dios generoso, basado única y exclusivamente en los logros y no en los fracasos. En otras palabras, lo que pretenden establecer éstas persona de naturaleza burda, es qué al que le va mal en la vida es porque se lo tiene merecido y Dios simplemente castiga. Sin embargo, me llama poderosamente la atención, el hecho de haber conocido muy de cerca a una mujer de una bondad extraordinaria, dada al amor del prójimo. Una mujer noble y buena que tristemente perdió a sus dos hijos adolescentes en un accidente automovilístico. Me pregunto, ¿será que el malo no sabe lo malo que es? Porque de otra manera, no se entiende que a las personas buenas le pasen cosas malas. Es verdad que la naturaleza humana es difícil de entenderla, pero deja pistas para establecer su plataforma de pensamiento. Me queda claro que la bondad está más alla de las religiones o de la misma fe en la vida eterna. Tristemente la ingratitud, la deslealtad, la avaricia, la codicia, el engaño, no son únicamente exclusividad de las personas malas, sino que esas personas malas como tal, son errores inherentes y patéticos de la creación equivocada de Dios. Uno pensaría que en algún momento sea corregida.

    Siempre que se establece el perfil de un criminal, se toma como punto de partida el estudio de su pasado y por supuesto las condiciones socio-económicas de su vida actual. Me refiero a su lugar de residencia, el tipo de actividad productiva que realiza, la escolaridad, la edad, los objetos que utiliza para cometer los ilícitos. En fin, el modus operandi del individuo. Pero en ese desglose de los elementos señalados, pocas veces incluimos factores determinantes que pueden fácilmente definir el verdadero perfil de sus acciones. Y bajo ésta perspectiva conceptual seré abogado del diablo. Una mala situación económica influye directamente en el comportamiento de ciertos grupos sociales, y mucho más en aquellos que se ven afectados por las consecuencias que trae consigo una crisis económica. Esto influye considerablemente en el incremento de los delitos, sobre todo, en el robo. Ahora bien, no justifico para nada éste tipo de comportamiento criminal, pero resulta y acontece que la mayoría de estos impactos de orden socio-económico que experimentan las clases menos favorecidas, no se dan de manera abrupta en nuestra sociedad, sino a través de la corrupción política que hace que el individuo se deba adaptar y transmutar a un nuevo orden, de donde desconoce su naturaleza y los efectos que a largo plazo influyen en él y en la gente con quién convive. La conclusión no debería estar en manos de expertos y mediadores con el poder de controlar y a menudo destruir las comunidades y las vidas de las personas. Ni tampoco en manos de los negociadores de las organizaciones burocráticas sin capacidad de reflexión y análisis. Lo verdaderamente importante sería establecer primeramente el perfil psicológico del político o funcionario corrupto y aplicar el correspondiente código penal. Luego mediante la sectorización y aplicación de conocimientos específicos a problemas específicos, conseguir acomodar la democracia económica y la social al mismo nivel de amplitud que la política y darle seguimiento a los procesos electorales y sociales desde la sociedad de clases a la sociedad de élites. Si los actuales políticos e intelectuales no han sido capaces de generar un pensamiento que florezca hacia mejores alternativas de vida, no es porque la democracia no sea necesariamente más equitativa y representativa de los intereses populares, es porque la corrupion administrativa de los gobiernos, respaldada por lideres igual de corruptos, impide el equilibrio, no sólo en lo político, sino también en lo económico y en lo socio-cultural con respecto a las oportunidades que en teoría debería tener un individuo en todo orden social.

    Por eso, me resulta importante hablar sobre exclusión y disgregación en las políticas de los gobernantes. Si todas las reflexiones sobre políticos y presidentes pueden enredarnos en un nudo sin cabos, es debido a que han sido los causantes de la descomposición de las condiciones de la democracia misma en sus respectivos países. Pero aún así, no se puede prescindir de tales reflexiones porque pertenecen a la esencia misma del pensamiento y a nuestra elección individual y libertad de opinión. Por lo tanto, no podemos soslayar una problemática como la pobreza ya que constituye el centro de los debates entre republicanos y demócratas, o entre moderados y extremistas liberales y conservadores. Pero resulta que me ocurre con demasiada frecuencia que cualquier planteamiento que hago sobre sus actuales políticas de exclusión y disgregación arbitraria, me vuelve objeto de señalamientos, lo que implica todo un desafío probar que sus programas de gobierno de tipo propagandístico sólo generan segregación y un modelo de sociedad donde la idea integracionista dejó de ser la base del desarrollo político y sociocultural. Mis teorías quedan en numerosas ocasiones desmentidas por los fanáticos extremistas del bipartidismo. Sin embargo, tengo que reconstruirlas porque son básicamente el único medio para lograr que los hechos hablen por sí solos. La ausencia de trabajo y el aumento del ocio forzado por causa del desempleo, entre otras cosas, ponen en evidencia, no sólo la pobre gestión llevada a cabo por los gobiernos, sino la poca madre que tiene ésta sociedad descentrada, heteródita y materialista. Muchos extremistas fanáticos cuya simpatía y obsesión por sus patrones del partido, se creó de la noche a la mañana, por pura generación espontánea, desconocen las bases de una democracia real porque nunca se interesaron en conocer la historia, los eventos que la marcaron y el liderazgo de sus figuras más relevantes. Da pena ver como la grosería, la vulgaridad y la constante falta de respeto a la libre expresión, niega el valor de las palabras, pasando rápidamente por encima de graves acontecimientos, sólo para borrar la particularidad e individualidad de políticos y presidentes en el marco de sus acciones siniestras. Cualquier discurso oscila constantemente en mostrarnos lo que no ocurrió y explicarnos lo que ya sabemos. Una primera cuestión, según mi modo de analizarlo, sería la toma de una decisión de enfoque, libre de bipartidismos y malas influencias, y desde una perspectiva sana y concreta, dejarlos enganchados sin una mínima de opciones en elecciones venideras. Hoy muchos países se han convertido en centro de atención del mundo, no sólo por el aumento de desempleados, sino por convertir en realidad la pesadilla de lo que en líneas generales representan sus gobernantes, una pesadilla al mejor estilo de las películas de Hollywood.

    Ya para concluir les comento que me habría gustado ejercer como político, aunque sólo fuera con el respaldo de una minoría. Claro está, de una minoría superior y responsable. Pero si bien es cierto, mi teoría política es más protocientífica que científica y se aproxima más al arte que a la ciencia. Con esta afirmación se sintetiza toda mi tesis humanistica a través de mi novela de mis máscaras, mis realidades y otras revelaciones. Es evidente que en política todo depende de las circunstancias, y el político capaz de adactarse a las circunstancias cambiantes, asegura su continuidad en el poder. El dinero y la codicia reemplazan a la virtud y la ética. Y en política no se trata de principios, sino de poder. Y el primer principio en el poder es causalmente no tener principios. Cierro este prólogo con un pensamiento de Nicolás Maquiavelo, considerado padre de la ciencia política moderna. Filósofo, político y escritor que ejerció una gran influencia en el pensamiento humanista. Maquiavelo dijo: "Algunos piensan que debería enseñar a los hombres la forma de llegar al cielo, pero preferiría mostrarles el camino del infierno para que aprendan a evitarlo. En síntesis, de eso se trata mi novela, una trama donde la razón demuestra tener sensaciones y visiones de naturaleza dual. Y al sacudir las distintas realidades que conforman el mundo contemporaneo, las causas y los efectos que quedan de manifiesto en la vida de los perjonajes, son los mismos que anteceden los secretos de cada uno.

    INTRODUCCIÓN

    Desde el diván del psicoanálisis, un hombre intentaba darle un enfoque nuevo a su existencia y retomarla con nuevos propósitos. La psicoanalista Julia Orson lo escuchaba con especial atención mientras el hombre, reconsiderando los eventos en los cuales había participado, empezaba a comprender la experiencia vivida a partir del replanteamiento que se hacía y en el que reconsidera su vida desde las circunstancias concretas del pasado. Su relato parecía ser un análisis realizado en un momento determinado, si bien no concluido, en el que él mismo enfrentaba simultáneamente el perfil psicológico de los involucrados y las consecuencias de sus acciones. Tomando en consideración los signos visibles de su comportamiento, la psicoanalista Julia Orson analizaría su relato con la constatación del hecho, demasiado evidente, de que el individuo en algún momento, tal y como le había comentado por teléfono a la hora de concretar la cita, le hablaría de un antiguo paciente de ella. Por eso, no estaba interesada en analizar el funcionamiento sustentador de la personalidad de éste hombre, sino usarlo como un componente fundamental de la información, hasta el punto de ir de la mano con sus demonios y adquirir todos los detalles dentro del contenido y la narrativa de la historia. Casi desde el inicio, el sujeto quiso apropiarse del lenguaje y las teorías psicoanalíticas para utilizarlas en la representación de los capítulos de la historia que relataba. La psicoanalista Julia Orson se dio cuenta de la manera como éste sujeto retomaba, de manera consciente, el tema del psicoanálisis para estructurar y dar sentido a su relato. Cuando Julia le preguntó de qué quería hablar, el hombre desde el diván simplemente respondió: de mis máscaras, mis realidades y otras revelaciones; y acto seguido comenzó con su relato.

    —Tenía una cualidad, una habilidad y era el de llevarme bien con las personas y hacer que se sintieran tranquilas. Era capaz de entablar una amistad con el más complicado de los individuos, porque me resultaba fácil llevarme bien con todos. Nunca les daba la oportunidad de que me vieran de otro modo, pero en ocasiones era importante sembrar en ellos la duda. De esa forma, cuando llegaba el momento de establecer el perfil psicológico de cada uno, simplemente me enfocaba, no sólo en las reacciones de su comportamiento, sino en las individualidades y rasgos de su personalidad. Esto no me hacía un hombre brillante, pero sí listo y con muchos recursos verbales, de manera tal que podía engatusar y convencer a las personas de la verosimilitud de lo que contaba. Por lo general, cuando una persona se da cuenta de que hay un compañero de trabajo a quién no le cae bien, su reacción inmediata es demostrar a través de sus actos que su percepción es errónea. Yo hacia todo lo contrario, demostraba estar tan seguro de mi mismo que rayaba en la arrogancia. Con esto no sólo provocaba ser más insoportable, sino buscaba también que esa persona, a la cual yo no le agradaba, se derrumbara y dejara emerger su verdadera personalidad. Siempre había algo tétrico que se agitaba en el interior de las personas y yo no tardaba en descubrir los secretos más ocultos y las patrañas más sublimes de cada uno. Era muy bueno en lo que hacía.

    Aunque para muchos yo resultara el perfecto villano, en el fondo no me preocupaba porque me gustaba tener ese aire de villano guapo y misterioso. Todas las personas tienen una habilidad natural y es la de crear compartimentos en la mente, pero pocas personas tienen la habilidad de meterse en la mente de las personas y revisar cada uno de esos compartimentos. Con los conocimientos propios del psicoanálisis yo lograba entrar en la psique de las personas y conocía la identidad, muchas veces maligna, que vivía en uno de esos compartimentos. Por supuesto, teniendo siempre en cuenta que ningún individuo por definición, podía compartir un mismo patrón de conducta. De ésta manera, sin bloquear lo que era puramente natural del instinto, exploraba su personalidad más íntima y lo que encontraba eran demonios disfrazados que con astucia y juegos engañosos creaban trampas. Cuando la personalidad más íntima del ser humano es negativa y la envidia le corroe, necesitará destruir la belleza que ve en los demás para sentirse realizado.

    Casi siempre, las personas buscan dotarse de otra identidad, una provisional que les dé un sentido de permanencia y les ayude a encontrar dentro de un ambiente; ya sea social o laboral, una ubicación cómoda para lucirse. En mi caso, estas personas simplemente se volvían tan predecibles que resultaba fácil para mí conocer todos sus patrones de comportamiento. Por otra parte, me resultaba aún más fácil todavía, establecer el perfil psicológico de un mitómano. Lo digo, porque en la oficina me tocaba lidiar con unos cuantos. Es verdad que la personalidad, a veces adquiere las características de un cuadro abstracto, el cual no se consigue ver con nitidez. Pues yo no necesitaba descifrar el cuadro, con sólo saber quién lo había pintado era suficiente. Cuando le presente a mi profesor de psicología y perfilación criminal, una de mis teorías psicoanalíticas del crimen, la cual se estructuraba en las distintas formas en las que un individuo subestimaba o sobreestimaba a otro, mi profesor complacido con mi trabajo me dijo: sintetízame con palabras simples, tu concepto sobre ésta teoría que has elaborado. Y le dije: "muy simple maestro, creerse más listo que los demás, es morir engañado o pensar que se puede tapar el cielo con las manos. El astuto tiene cara de tonto todo el tiempo y el equivocado de iluso.

    Esto me hacía suponer que las personas seguían siendo un conflicto de sus propios intereses; una dinámica no resuelta de sus propias vidas; y el mundo, un lugar donde los bajos instintos, la envidia, el egoísmo, los celos; las irregularidades propias de la gente corrupta y endemoniada; hacían que ésta verdad fuera más evidente de lo que parecía. Y todo eso mezclado con el más abracadabrante pandemónium de malas pasiones, ambiciones desmedidas, y odios inexplicables, dejaba más que claro, que en toda persona, por muy honesta que pareciera, existían todos los instintos; por lo tanto, todos éramos iguales. Por eso la deshumanización del hombre y de la sociedad no tenía otra redención que la del sufrimiento.

    En lo que a mi vida personal se refiere, a veces vivía momentos de depresión muy fuertes y buscaba afanosamente la soledad y generalmente, por periodos de tiempo largos e indefinidos. Por supuesto, que no era un impedimento como para no poder navegar en el ambiente social de mi preferencia. En ocasiones, cuando sentía la necesidad de relajarme o divertirme disfrutaba de la compañía de las mujeres. No en vano, tenía sangre para ellas y me apasionaban tanto como una buena conversación. Les hacía el amor y realmente me comportaba como un verdadero animal para complacerlas. Era un amante insaciable y podía durar horas sin venirme y moverme en sus cuerpos sin parar. Daba la clara impresión de que ese aguante que tenía, fluía en mí de manera natural. Pero nada más lejos de la verdad, ya que detrás de esa seguridad mía, había disciplina y muchas horas de masturbación que me ayudaban a desarrollar un total control de mi virilidad a la hora de aplicarla. Todo era planeado cuidadosamente con antelación. Cada mujer con la que estaba había pasado por un filtro psicológico. Una especie de escrutinio de la personalidad que me revelaba el comportamiento sexual de su preferencia. Lo cierto es que siempre me encontraba un deseo sexual expuesto en el más leve suspiro de sus labios, o por un gesto desprevenido, o una simple mirada suya. Observar el movimiento de sus manos y sus piernas, era tan crucial como fijarme en su modo de sentarse, de caminar, de vestirse. Todo eso me revelaba su intensidad hormonal y hasta su posición sexual favorita. Claro está, que todo esto a la inversa también funcionaba y las mujeres por naturaleza me lo aplicaban con astucia. El hecho de no fumar y de no beber, me ayudaba a mantener mi buen olor corporal. Por supuesto, acompañado de una buena higiene. Esto hacia que la química de mi piel fuera más envolvente, al punto de convertirme en el catalizador de la idealización de un apetito sexual voraz.

    En cuanto a mis estados anímicos, en ocasiones aparentaba ser un tipo corriente y jovial, pero me gustaba también dar la impresión de ser un individuo esquivo y retraído. Mi manera de ser, de comportarme, mis modales, mi forma de expresarme, mi lenguaje corporal, y mi buena educación creaban la ilusión óptica de haber vivido en un mundo de alto nivel y bien organizado. Eso parecía gustarle a la gente y yo disfrutaba de sus halagos. Me encantaba hacer rutinas de ejercicio físico muy fuertes y por supuesto mi vanidad por mostrar un cuerpo envidiable me llevaba a ser exhibicionista y a tomarme fotos y compartirlas después con mis admiradoras. Estaba claro que las mujeres me amaban y yo las amaba a ellas.

    Fueron estas características mías, estas individualidades, las que llamaron la atención del reclutador de una agencia que en el papel parecía estar integrada por malos agentes de la CIA y que funcionaba con fondos privados. Sin embargo, algunos decían que era patrocinada por los mismos servicios de inteligencia, que la usaban como una simple agencia de contratistas para llevar a cabo sus fechorías. Aquellos que sabían de su existencia simplemente la llamaban la PU, Phantom Unit, Unidad Fantasma. La forma como se dio ésta conexión, fue muy simple. En el año 2005 yo trabajaba para una compañia como detective privado. Uno de mis colegas llegó a ser un gran amigo y mis concejos fueron de vital importancia para su desarrollo profesional en una carrera como agente federal.

    Sucedió que en respuesta a los atentados del 11 de Septiembre de 2001, el gobierno de George W. Buch, creó el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, The United States Department of Homeland Security, o por sus siglas, DHS. Una agencia que se encargaba de la seguridad pública del país. Mi amigo, por el currículo que tenía, fue rápidamente admitido. No sólo había sido policía del condado Miami-Dade, sino también maestro de Jiu-jitsu, arte marcial japonés y adiestrador canino.

    Recuerdo que después de su incorporación, le habló a su jefe de mí, sobre mis habilidades para establecer perfiles psicológicos y mis dones psíquicos. Su jefe, una hermosa mujer que resultó muy agradable y que con el tiempo se convertiría en mi amante, después de una larga conversación que tuvimos ese día, se lamentó mucho por no poderme ayudar. Me dijo, no sé sí para consolarme, que yo estaba mejor preparado que muchos individuos de su unidad, pero al no tener las credenciales correspondientes, y la revalidación de mi diploma, el cual sustentaba mis conocimientos en la materia, era casi imposible formar parte de la agencia en el momento. Lo entendí y le agradecí el gesto. Pero ella, no conforme, decidió que tenía que ayudarme, y lo hizo. Fue un enorme placer unos años después, ver a mi amigo aquí en la ciudad de Anniston, conformando uno de los anillos de seguridad del presidente Barack Obama en sus primeros días de gobierno. Meses más tarde, recibí la llamada del reclutador de la PU. Lo que me propuso, en el momento me indignó. No era lo que yo esperaba. Pero después, pensándolo bien, me resultaba algo divertido.

    Mi trabajo consistía en establecer perfiles psicológicos de personas normales y corrientes. Se me asignó un grupo de quinientas personas el cuál incluyó, algunos compañeros de trabajo. Después con el tiempo, me utilizaron como agente infiltrado en otras operaciones, como por ejemplo participar en el robo de avionetas Cessna en el aeropuerto de Opa-locka, Florida. Recuerdo que un piloto canadiense, a quién yo acompañé en dos o

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