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Bögart Ii: Venganza Brutal
Bögart Ii: Venganza Brutal
Bögart Ii: Venganza Brutal
Libro electrónico515 páginas7 horas

Bögart Ii: Venganza Brutal

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La clnica privada Juan Lunes Puarn se encuentra al tope de actividad. El 20 de abril de 1989 a las cinco en punto de la tarde, nace un beb concebido mediante Inyeccin Intracitoplsmica de Espermatozoides combinado con un programa gentico ultra secreto: Eros Sky.
Abre los ojos al mundo una criatura con la misma identidad biolgica que su predecesor y en el momento preciso en que deba hacerlo.
El da del nacimiento del nio corresponde fielmente con el del Fhrer, un siglo despus.
Segn el sagrado libro maya, el nmero uno acaba de ser expuesto.
El nico impedimento para continuar con las etapas que desencadenarn el Holocausto se encuentra en la piel del molesto Coronel Walter Hollebeck Rodrguez. Se emiti la orden para borrarlo de la faz de la tierra junto a su familia.

Bgart II Venganza Brutal, sorprende por la bien hilvanada trama y el acertado trazo de sus entraables personajes.

Con una accin vibrante que nos arrastra de desconcierto en sobresalto, esta nueva entrega de Francisco Ral supera con creces
las expectativas creadas por su predecesora.
La pregunta es:
Cundo disfrutaremos de Bgart III?
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento1 may 2015
ISBN9781463399702
Bögart Ii: Venganza Brutal
Autor

Francisco Raúl

Bajo el alias Francisco Raúl, el escritor, premiado en 2011 por “Latin Heritage” con su cuento “La espera”, prefiere mantener el anonimato y continuar lidiando con las turbias y estremecedoras historias entre telones gubernamentales, intrigas internacionales y acción, en un país que se cae a pedazos.

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    Bögart Ii - Francisco Raúl

    Copyright © 2015 por Francisco Raúl.

    Designed Cover Concept: Francisco Raúl

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2015902180

    ISBN:   Tapa Dura                                                                        978-1-4633-9972-6

                Tapa Blanda                                                                      978-1-4633-9971-9

                Libro Electrónico                                                              978-1-4633-9970-2

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 19/03/2015

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    704809

    INDICE

    PRÓLOGO COORDINANDO FÚNEBRES

    CONDICIONES TERMINALES.

    LIBRO CUATRO

    LA REVANCHA DEL SARÍN

    EL MAGO Y SUS FALLIDAS ARTIMAÑAS HIPODÉRMICAS.

    CAPITULO XV DETROIT ADQUIERE UN NUEVO ROSTRO.

    CAPITULO XVI LA SOLUCIÓN DEL CONDENADO.

    CAPITULO XVII NACE UNA ESTRELLA.

    CAPITULO XVIII TE AMO, INFILTRADA.

    CAPITULO XIX ENCLAUSTRADA EN LA DACHA.

    CAPITULO XX VAS A MORIR, WALTER.

    CAPITULO XXI LA FUGA.

    LIBRO CINCO

    LA PUNTA DEL OVILLO

    LOS S.A.T. NO SON IMBÉCILES.

    CAPITULO XXII TE EXTRAÑO, PAPÁ.

    CAPITULO XXIII ENTONCES: ¿ERES FERDINAND?

    CAPITULO XXIV UN GIGANTE QUEDÓ SIN PODER DORMIR.

    CAPITULO XXV PIPITO ES EL SUSTITUTO IDÓNEO.

    LIBRO SEIS

    PHANTOM FORCE

    PABLO DECIDE VISITAR SÃO PAULO.

    CAPITULO XXVI CALONNE SE LUCE.

    CAPITULO XXVII SALIK LE TEME A LAS ALTURAS.

    CAPITULO XXVIII PÁ CUBA.

    CAPITULO XXIX AUMENTO DE PLANTILLA.

    CAPITULO XXX ¿QUIÉN INFORMÓ A YAKUZA?

    EPÍLOGO

    LO PRÓXIMO.

    BÖGART III. FINANZIER.

    (FRAGMENTO INÉDITO SIN REVISIÓN FINAL)

    CAPITULO XXXVIII EL VALOR DE UNA INCISIÓN.

    OTROS TÍTULOS PUBLICADOS DEL AUTOR

    PRÓXIMAS ENTREGAS DEL AUTOR.

    EN EL TINTERO

    DEDICATORIA

    Bögart y yo le debemos a mi esposa el haber mantenido la ternura que hizo reencontrarme con las fuerzas para erguir la pluma y orientarla. Te amo Bb.

    Comisión de los asuntos jurídicos y de los derechos de los ciudadanos. Problemas éticos y jurídicos de la manipulación genética y de la fecundación artificial humana.

    PARLAMENTO EUROPEO | Marzo 16, 1989 |

    Luxemburgo.

    Artículo 41.

    La prohibición bajo sanción es la única reacción viable a la posibilidad de producir seres humanos mediante clonación, así como con respecto a los experimentos que tengan como fin la clonación de seres humanos.

    PRÓLOGO

    COORDINANDO FÚNEBRES CONDICIONES TERMINALES.

    ≈ 1 DE ENERO - 1984.≈

    No es moral, por lo tanto, manejar vidas humanas en un laboratorio al nivel de experimento, tratando a los embriones como un simple producto, cosificando al ser humano.

    Juan Pablo II (Encíclica EVANGELIUM VITAE, número 60)

    LA AGUDA PUNZADA SE LE FUE ENROSCANDO por el abdomen hasta que le comprimió el pecho, dejándolo inerme. Trató de extender un brazo hacia la mesita de noche y apretar el grueso botón de pánico, pero el menor movimiento le clavaba cientos de puñales en el torso: ¿Había llegado la hora de morir sin concluir la totalidad de las encomiendas?, ¿no lograría acceder a los siniestros dones depositados en AuMitlán por Ah Puch?: Impensable.

    Prausse le tenía indicado que no se la diese de glotón, más; ¿qué otra cosa puede hacer un viejo que no sea celebrar el fin de año por todo lo alto? Cierto que comió y bebió demasiado a conciencia de las consecuencias que le acarrearía tanta ansiedad. ¡Qué se le iba a hacer!, no todos los días la enorme mansión gaucha se vestía de luces de colores, música y ambiente festivo. Si de un instante de alegría dependía dejar hacer a las tripas, bienvenidos los sufrimientos.

    Chimal les había hecho compañía, lo que era todo un acontecimiento, aunque la expectativa de poder sentarse a conversar con su hijo se esfumó al aparecerse acompañado de dos rubias exóticas que se pasaron la santa noche de aquí para allá curioseándolo todo y gimiendo de placer, para disgusto de su madre, la que no obtuvo atención alguna.

    Justo antes de la medianoche se produjo el primer retorcijón. Para no malograr la fiesta con sus achaques, aguardó por las felicidades y los besos de nuevo año antes de retirarse precipitadamente a sus aposentos.

    « Cuando el síntoma se muestre, lo primero que hará consistirá en relajarse de pies a cabeza, tratando de no moverse hasta que la pitón ceda en su abrazo mortal. Suavice cada músculo corporal comenzando por las piernas y no trate de hacerse el héroe. El tratamiento para extenderle la vida hasta el centenario marcha bien, pero usted ya no es un bebé, Mein Führer. Los dolores cada día serán peores, compórtese como el guerrero que es, decidido pero a la vez perspicaz. Aflójese y piense en algo lindo hasta que la crisis desista. Le parecerá una eternidad pero a lo sumo será una hora, quizás dos… ¡Y no coma tanto, por dios!»

    Contempló el reloj de pared que lo acompañaba desde sus tiempos de gloria: las cuatro de la madrugada. No supo en que momento dormitó hasta que fue despertado por otro de los latigazos abdominales. Mientras hacía un esfuerzo por regular la respiración y sosegarse, le vino a la mente los tiempos en que, siendo un adolescente, se encontró en poder del mayor tesoro entregado a un ser humano: AuMitlán.

    Fue su primera jugada sucia de importancia, dejar tirado al teniente de infantería Kukulcán Kraus del Sol y arrebatarle el secreto. Idiota mentecato que jugó a los soldados de plomo, desprendiéndose del envoltorio con el mapa confiando que el mensajero lo entregaría en su destino. Estúpido crédulo, mereció morir encajado en la alambrada de púas como lo que fue: puerco asqueroso sin carácter.

    Feliz fue la etapa en que realizó los preparativos para la extracción del dorado metal, hasta que en el 42 se aparecieron primeramente los rusos y luego los americanos a entrometerse en una fortuna que le pertenecía. Tuvo que matarlos a todos y desaparecer la isla para que no desenmascarasen su poderío, su cualidad más importante, más que los miles de kilogramos de oro que logró extraer, más que dominar el mundo y postrarlo a sus pies, más que conquistar Europa, la torre Eiffel y escuchar gemir a los judíos: el oculto poder del renacimiento.

    No iba a negar que durante algunos años se distrajera de su principal objetivo. Fue la época en que los rusos y americanos comenzaron la ofensiva y además en aquel entonces conoció a Eva.

    Suspiró apesadumbrado, una hermosa e inocente chica que le juró amor y fidelidad eternos y que a esta hora de seguro roncaba desnuda o apenas vestida en el cuarto contiguo con el disfraz de Rodolfo el reno.

    Ingrata la vida, el escolta de turno esforzándose en dejar feliz a una vieja maniática, mientras a él ya ni fuerzas para masturbarse le quedaban. Pues bien, permanecía el éxtasis de la resurrección para poseer todas las Evas que le viniese en ganas una vez que…

    El rostro se le desdobló, contrariado por el flagelo. De lo que en su momento fue un hombre fanático al sexo, solo persistía el morbo de contemplar los gritos bestiales de su esposa y hacerse la idea que era él, y no cualquier idiota musculoso, quien la penetraba salvajemente. El placer que experimentaba cuando le enrojecía las nalgas con la fusta de emperador que antes usaba a menudo, ahora se desplazó a manos de jóvenes gigolós, contratados a su servicio seguridad y de acompañante complaciente.

    Tampoco el asunto trascendía tan terrible como aparentaba. A fin de cuentas la impotencia creó tal rechazo a que tratasen infructuosamente de lograrle una erección que el solo hecho de pensar que fueran a tocarlo lo enervaba. Por tanto lo único que se ajustaba al estatus de inválido se resumía en activar el gigantesco televisor de su cuarto privado y viajar cuarenta años atrás, cuando lograba eyacular encima de varias preciosas SS escogidas por Heydrich. Las chicas, nunca mayores de veinte, penetraban en una casita a las afueras de Berlín fuertemente custodiada y dedicada a esos menesteres con sus impecables uniformes y la actitud del perfecto soldado, para luego en la cama actuar como verdaderas dementes.

    Nada lo enloquecía más que contemplarlas con el brazo extendido, gritando poseídas mientras las penetraba analmente y las fustigaba:

    — ¡Yo te juro, Adolf Hitler, Führer y canciller del Reich, fidelidad y valor! – La eyaculación salía potente, incontenible, embarrando ano, nalgas, y si lograba voltearlas a tiempo les rociaba los rostros, los cabellos, los senos -. ¡Prometo obediencia hasta la muerte a ti y a los superiores por ti designados! – graznaban casi sin fuerzas, muchas veces ahogadas con el esperma, otras lamiendo ávidas -. ¡Que Dios me ayude!

    Si tener sexo con la raza aria lo complacía enormemente, las putas extranjeras no lograban satisfacerlo en lo más mínimo. Nunca logró averiguar esa selectividad racial, pero ahí estaba, ligada insolublemente a su odio por los judíos.

    Recordó una ocasión en que Heydrich, agobiado por los fracasos y creyendo desacertadamente que se trataba de un problema de selección, le envió veinticuatro chicas de todos los tamaños, colores, constitución física, creencias y nacionalidades. Incluso una o dos se encontraban embarazadas:

    Horrible experiencia que jamás utilizó de nuevo. Lo único que generó la estrategia del Director de la Oficina de Seguridad del Reich fue asco y abominación, violencia y muerte. Al concluir el día las jóvenes se enviaron a Sobibor para ser exterminadas.

    Se encontró de súbito cavilando sobre el número veinticuatro. La imagen simbólica de ese número lo asaltaba: ¿por qué ese dígito?, ¿Ah Puch le envió un símbolo en aquella ocasión de las asquerosas chicas y debería retomar la cifra?, ¿el proyecto Pampa para Infantes requería de veinticuatro arias que resarcieran lo que en su momento no conquistaron las forasteras?

    No estaba seguro, más esa sería la cifra que se utilizaría y no otra: veinticuatro vírgenes.

    Algo en su interior le aconsejaba mover los recursos financieros y comenzar ya con las jóvenes. Algo le decía… se contempló moviendo los brazos. Milagrosamente la crisis había evacuado. Apretó el pulsador y una vieja y gorda enfermera ex Gestapo se apareció por la puerta en menos de un minuto.

    — Levánteme Frau Isabela. Debo redactar unos memos.

    — Feliz año, Mein Führer: ¿No es muy temprano a las cuatro de la madrugada? Debería descansar sus horas reglamentarias, a Herr Prausse no le gustará nada que ande de sonámbulo por la casa.

    La mirada de respuesta no dejó lugar a dudas. La enfermera lo levantó como a un bebé y lo depositó en su silla de ruedas. El hombre le dio las gracias y le hizo una señal para quedarse solo, no necesitaba más intromisiones.

    Arrastró su artilugio hacia la gigantesca oficina a través de los desolados pasillos. El amanecer estimulaba los sentidos y sumado a la quietud, el cerebro no le jugaba las malas pasadas del agotamiento producto de la avanzada edad. Se sentó en su enorme buró fabricado a mano en París y por unos instantes su mirada se posó en los cuadros que adornaban la superficie de las paredes, en varios de los cuales abrazaba a su mujer, quien le sonreía picaresca a alguien por encima de la cámara.

    « Eres la peor de las putas, Eva. Cuando te conocí presumías de mojigata y ahora mírate, toda una experta en la materia… ya veré que hago contigo ».

    El 20 de abril de 1989, el reemplazo para perpetuar la estirpe deberá encontrarse sobre el cunero. Ni un día más, ni un día menos. La cabeza de todo el involucrado en Pampa para Infantes dependerá de los resultados que se obtengan.

    En los cinco años que le quedaban de vida, esa era su misión en la tierra y la de cada soldado del Tercer Reich. Los demonios se encargarían del resto.

    Mensaje Cifrado K.R.

    Enero 1- 1984.

    De: Comandante.

    A: Mariscal Salik Koller, Comandante de Campo. Escuadrón Central KR.

    A: Doctor Rudolf Von Prausse, Director de Pampa para Infantes.

    En horas de la tarde de hoy se efectuará la transferencia para el pago de las veinticuatro receptoras. Los fondos serán suficientes para que el proyecto sea viable hasta el mes de julio de 1990.

    Las chicas abordarán la clínica a más tardar en sesenta días a partir de hoy, primero de enero de 1984. Son veinticuatro receptoras, ni una menos.

    El Primero de Enero del año 1988 a las 14.00 Hrs, encima de mi buró deberá encontrarse un documento pormenorizado que GARANTICE que al menos una de las receptoras portará al implante y entregará el feto, futuro de la nación, exactamente el 20 de abril de 1989. Feto masculino.

    Para que no quede algo al azar, verifiquen:

    *  Estado del frasco con el semen a implantar y las muestras de ADN que se encuentra en La Habana.

    *  Bondades del año.

    *  Día exacto del implante.

    *  Cuidados ulteriores, riesgos cubiertos, logística, educación pre y post nacimiento.

    Posterior a tener el feto a buen recaudo, borren todo vestigio de la operación.

    Apliquen con absoluta rigurosidad plan FINANZIER.

    R/ Mensajes Cifrados K.R.

    Enero 3- 1984.

    De: Mariscal Salik Koller, Comandante de Campo. Escuadrón Central KR.

    ¡Sieg Heil!

    De: Doctor Rudolf Von Prausse, Director de Pampa para Infantes.

    ¿Veinticuatro receptoras? Qué bien, una cifra más que apreciable.

    ¡Sieg Heil!

    -o-

    LIBRO CUATRO

    LA REVANCHA DEL SARÍN

    ¡Pobre criaturita!

    No podía ser tan malo, no podía ser. Aunque fuera a medias de Satanás, ¿no tenía otra mitad de ella? Era medio decente, vulgar, sensible y ser humano. Si ella actuaba contra ellos, y ejercía una buena influencia para contrarrestar la suya mala…

    Ira Levin (La semilla del Diablo)

    EL MAGO Y SUS FALLIDAS ARTIMAÑAS HIPODÉRMICAS.

    ≈ 2014. ≈

    SECURITY EYE EUROPE, situada en el urbanisme No 35 en la Rúe 452 de Haussmann, en apariencia catalogaba como otro de los agraciados y floreados lugares de la geografía parisina, más sería un desliz confiar en las apariencias. Un examen integral revelaría que las paredes se encontraban desprovistas de ventanales, cámaras de circuito cerrado de televisión infrarrojas disimuladas rodeaban el inmueble, cerradura por combinación numérica / huellas digitales impedían el acceso y un material para la puerta que distaba de las maderas preciosas del resto de los pisos cubría la entrada: Plancha de cinco milímetros de acero inoxidable.

    Security Eye catalogaba como una empresa dedicada a la seguridad, pero no era para tanto las molestias en prepararla como inexpugnable fortaleza. Sí lo era para la fachada de Phantom Force Europa.

    El interior, dividido en simétricos cubículos para los analistas, montaba más tecnología que la NASA, al igual que el moderno cuarto de servidores. Una minúscula salita de reuniones que se utilizaba como salón de interrogatorios y un cuartico equipado con lo último en electrónica y electrodomésticos para el hombre de guardia, que en instantes se transformaba en una mini prisión o cuarto de seguridad, completaban el panorama.

    En Phantom Force Europa los recursos, a pesar de no ser ilimitados como en otras agencias, abundaban, sobre todo después del raid de detección y eliminación de decenas de complots orquestados por agencias gubernamentales y privadas cubanas camufladas bajo fachadas de la UE, cuyos propósitos versaban en negocios fraudulentos con dólares implicados.

    Jean Marc Tally, analista de PF, daba grandes zancadas de un extremo a otro del local sin lograr serenarse. La preocupación lo llevaba nervioso y razones tenía. A pesar de ser un entrenado hombre de la inteligencia, había descubierto una anomalía de tal importancia que de seguro acarrearía nefastas consecuencias a los implicados.

    Joven y experimentado, lo descubierto deseaba pasarlo cuanto antes a sus superiores y desentenderse definitivamente. Jean Marc fungía hoy como Operador Jefe en una oficina totalmente vacía porque resultaba su día de guardia, coincidente con el domingo.

    Sintió el cliquear de la puerta de entrada al accionarse la combinación: « Al fin », se dijo a la vez que iba al encuentro del visitante.

    Pablo Rosabal, con los alias Jonás Martínez y Roberto Aranguren Tamayo Alegría, penetró en el local, saludó al operador y se sentó frente a los enormes monitores con una jaba de papel en la mano. Extrajo dos croissants de queso, un par de jugos de arándano, dos platos desechables y servilletas. Le alcanzó uno a su colega.

    — Y bien Jean, intuí por el tono de voz que tu llamada es de urgencia y no podía esperar al lunes – le pasó uno de los panes -. Pues bien, soy todo oído. No voy a cuestionar tu falta de tacto porque sea domingo, esté molido luego de una noche de sexo loco a pesar que cumplí cincuenta y me duelan hasta las muelas. Si pudiera te rebanaría los sesos, pero como observas, soy buena gente, así que puedes decirme, siempre y cuando lo hagas rápido – y abrió la lata usando una sola mano.

    — Trataré jefe. El asunto que hizo que le fastidiara la mañana de domingo está relacionado con…

    — Espero que no sea algo relacionado con Organic Boom, los austriacos me vuelven loco. Ya sé que estamos más que atrasados en relación con desenmascarar la fachada de la empresa y el verdadero motivo de sus relaciones con Cuba: el envío de agentes químicos disimulados en bioderivados, pero hay que admitir que los tipos son buenos, muy buenos.

    El joven pecoso de gafas montadas al aire y ademán nerd haló una banqueta, se sentó enfrente y dio un mordisco al pan al tiempo que se ajustaba las monturas.

    — No, jefe, está relacionado con un viejo conocido de nombre Sarín.

    Pablo lo contempló extrañado: ¿gas Sarín a estas alturas? ¿No estaba más que estudiada la historia y atrocidades del Sarín? ¿Qué pudo desencadenar la reacción del chico que no aguardó al lunes?

    — Mire jefe, todo eso de que tuvo su orgía anoche se le va a pasar en unos minutos, ya verá – saboreó el jugo -. Igualmente los austriacos de Organic Boom tendrán que esperar su turno en la cola, porque lo que acabo de descubrir es, como dicen ustedes los cubanos: metralla pura.

    Pablo estaba entrenado para que los especialistas en rastreo de información hicieran de sus resultados los más importantes del universo, por tanto continuó sorbiendo el frío néctar mientras dejaba que el subordinado se preparara.

    — Antes de ir al grano déjeme explicarle que lo que recién detecté hubiese sido imposible hace meses. Es gracias a los nuevos filtros de imágenes y el software Dragón Flame para puntos de coincidencia de caracteres digitales que pude hallar a – Rosabal lo miró con rabia -,… mejor se lo muestro.

    Accionó una serie de botones en una enorme pizarra y en la pantalla central comenzaron a desfilar imágenes de personas entrando a un metro. Rosabal prestó atención hasta que la afluencia de asiáticos le dijo que no se trataba del metro de París. Tampoco se trataba de imágenes actuales, las vestiduras de la muchedumbre desfilando databan de varios años, entre quince a veinte. No comprendía el porqué del análisis de hechos tan antiguos, aunque estuviesen relacionados con el dichoso gas Sarín… hasta que la esposa de Walter y su hijita Marian, acompañada por una joven japonesa, pasaron sonrientes por las cámaras y penetraron en el túnel.

    A Pablo se le hizo un nudo en la garganta. Corrió hacia atrás la imagen y la congeló. La barbilla comenzó a temblarle ligeramente ante el rostro alegre y despreocupado de Doreen, una maravillosa mujer que logró hacer llevadero el caos en que Walter habitaba y al que retornó. Nadie en este mundo conocía como él lo que sufrió su amigo, nadie como él removió cielo y tierra para buscar a Jack, nadie como él había desafiado el suplicio en la mirada de un demente, nadie como él conocía los hechos a partir de los combates en Pamplona, nadie como él apoyó a su amigo cuando luego de la muerte del Jefe KR, el destrozo del Volkswagen y el camuflaje de Annie, contempló a su padre partir hacia el otro mundo al fallar su corazón.

    Retornó hacia la imagen fija en los monitores. Estaba contemplando el atentado en el metro de Tokio.

    — Lo que verá a continuación – el analista estaba tenso, sudoroso, demasiado temeroso -, desmentirá rotundamente los hechos acaecidos en el 95 como si fuesen un castillo de naipes muy bien montado por un mago que, apoyándose en ilusiones, causó el asesinato de la familia de nuestro jefe.

    Pablo dejó de atender la pantalla.

    — Deja ver si entiendo, porque no me está gustando hacia donde pretendes ir con tus argumentos. En el 95 ocurrieron los fatídicos hechos del atentado al metro de Tokio, donde murieron decenas de inocentes entre los que se encontraban la esposa y la niña de Walter. ¿Quieres decir que la asfixia originada por el gas en uno de los peores atentados de la historia tuvo que ver con el odio a los Hollebeck? Te recuerdo que dentro de las víctimas hay decenas de cadáveres y disímiles heridos graves, todos civiles, todos fortuitos.

    El joven asintió.

    — Quizás no directamente, pero de que tiene que ver, tiene que ver. Sé cómo lo hicieron jefe, y lo que le diré a continuación lo dejará más escéptico de lo que se encuentra ahora. Es más, creo conocer al responsable del hecho, o al menos a uno de ellos.

    Pablo se había quedado petrificado.

    — ¿En cuál prueba irrefutable basas tus afirmaciones, Jean? Te recuerdo que la investigación sobre el atentado fue profunda, profesional y concluyente. Te repito antes que digas una tontería: ¿basado en cuál prueba?

    — Una jeringuilla – respondió el analista con toda serenidad, a pesar del estado de nerviosismo.

    Pablo Rosabal se recostó en el sillón: ¿Una hipodérmica revocaría lo de Tokio para plantear la descabellada teoría de que Doreen y su hijita murieron a manos de nazis en vez de como parte de un fatal atentado fanático budista?

    Conocía al técnico, un chico entusiasta, de los mejores, pero de ahí a demostrar todo un andamiaje macabro paralelo a las intenciones de la secta que perpetró el crimen… no, eran puras fantasías de una mente calenturienta en un fin de semana monótono. Se levantó para irse.

    — Hijo, lo lamento, pero dejarás de inmediato lo del metro y te concentrarás en otra tarea. Agradezco el interés, pero tu investigación no conducirá a parte alguna, habremos gastado tiempo y dinero de los contribuyentes, además de llevarnos un coscorrón por idiotas. Que pases un lindo día encerrado en tu oficina. Ponte a jugar cualquier cosa, mira la TV, pero desconecta el trabajo.

    — Jefe…

    — Es una orden.

    El jovencito se ajustó las gafas y contempló a Pablo con curiosidad. No iba a ceder fácilmente.

    — Usted debe conocer que existe un informe del S.A.T japonés donde habla sobre un grupo de alemanes en la sede de los budistas Aum Shinrikyō en la misma fecha de los terribles sucesos – Pablo asintió algo fastidiado -. ¿Por qué los de S.A.T no informaron al resto de las agencias y así trabajar coordinados? Pues no, decidieron hacerlo por su cuenta. Revisé los despachos del aeropuerto desde y hacia Europa en ese mes. Nueve alemanes penetraron Tokio desde diferentes puntos, todos con pasaportes falsos. Mire la cantidad de alemanes que según S.A.T. rondaban a los asesinos budistas.

    Ahí estaba escrito, perfectamente visible: nueve arios.

    Por más que tratara de obviar los hechos, el chico al parecer tenía algo sólido entre manos. De ser así, se encontraba a punto de escuchar una inusitada revelación que daría al traste con lo conocido hasta el momento sobre los sucesos de Tokio, sucesos que lanzaron a su amigo a un manicomio. Escucharía lo que el especialista tenía que decir y si existía un ápice de certidumbre actuaría en consecuencia, porque se lo debía mil veces al hombre que le salvó la vida.

    Cerró los ojos para reencontrarse años atrás, cuando fue herido de muerte y dejado abandonado como un saco de papas en la isla de Granada. Fue Walter, y no alguno de los suyos, quien lo cargó en hombros y depositó en un jeep militar casi sin vida, estuvo pendiente de su lenta recuperación y posteriormente le facilitó la entrada en las fuerzas especiales norteamericanas.

    En 1987, cuatro años después de aquel octubre del 83, había tomado unas vacaciones y se dirigió a Detroit en busca de Walter, para chocar de bruces con un enorme cartel en la que otrora fuese la casa de los Hollebeck y que ahora colocaba: Obra en Construcción propiedad de Wolf´s Diesel Parts.

    Se había quedado horas parado sin saber qué hacer. Los Hollebeck ya no vivían en la linda casita verde y azul de Mónica Street, entre San Martin´s Avenue y Pembrock Avenue, casita que su amigo Walter recordara una y otra vez como el lugar donde fue concebido y se sintió feliz por ser la morada de su hermana Annie, de su primo Klaus y de Peter y Maritza. Ahora se erigía Wolf’s Diesel Parts, tienda especializada en accesorios para motores de petróleo.

    -O-

    CAPITULO XV

    DETROIT ADQUIERE UN NUEVO ROSTRO.

    ≈ 1987. ≈

    WOLF’S DIESEL PARTS CONCLUYÓ de edificarse en el verano del 87. Los constructores colocaron una empalizada metálica lo suficientemente alta para que no fuese posible husmear mientras hacían de las suyas. Cuando la retiraron, en lugar de la casa de los Hollebeck, se erigía un moderno y práctico local llamado Wolf´s Diesel Parts y cuya apertura, vaticinada en breve, abastecería de partes y piezas exclusivas a los amantes de los motores de petróleo.

    La reconversión duró aproximadamente dos años, y aunque la firma de ICB como dueña aparecía en los documentos legales, el sitio se encontraba invadido por hombres que, de estar Peter con vida, como mínimo se encontrarían tras las rejas.

    Curiosamente, Wolf´s Diesel Parts, meses después de concluida, no había abierto ni vendido un tornillo. De hecho, la estrategia de mercado tuvo que haber previsto lo saturado del mercado en Michigan, donde una nueva oferta para consumo de partes y piezas automotrices requería el apoyo de regias marcas y una calidad que cualquiera de los establecidos en Detroit se agenciaba ofertar.

    Empresas de renombre se encargaban desde años atrás de esos menesteres y no favorecían principiantes rivalidades. Entonces la pregunta que se imponía era: ¿Qué pintaba en el panorama de la automoción una sociedad como Wolf´s Diesel Parts?

    A pesar de mantener sus puertas cerradas, curiosamente se habían distribuido entre los concesionarios y mecánicos un catálogo de ventas donde aparecían las fotos de los productos y precios. Sin embargo, un fisgón se percataría al instante que no existían stocks de mercadería, ni muestrario o cosa alguna relacionada con accesorios para los susodichos motores de petróleo. De abrir sus puertas al público, entonces ocurriría lo más curioso jamás visto por un fisgón. El interior de Wolf´s Diesel Parts no tenía nada, definitivamente nada, que lo asociara a la venta de partes y piezas. Ni estanterías, ni oficinas, propagandas, vendedores ni cajas registradoras.

    En Wolf´s el interior se encontraba compuesto solamente por cuatro paredes de un blancor inmaculado y de un liso absoluto. En medio de las paredes blancas y lisas, el espacio que deberían ocupar los chiches automotrices, la antigua casa de los Hollebeck se mantenía ladrillo a ladrillo, no se había movido absolutamente nada, por tanto, la concesionaria no era otra cosa que un recubrimiento para ocultar la verde azul casita del vecindario y poder ejercer con calma su verdadero propósito: Examinarla palmo a palmo.

    Subdividida en cuadrantes de cinta amarilla, la antigua residencia Hollebeck estaba siendo investigada al milímetro por un grupo especializado en la búsqueda de un pequeño microfilm oculto entre sus paredes. La orden estricta versaba sobre el minucioso cuidado con dañar la película y la posibilidad de que el objeto se encontrara tras una trampa autodestructiva.

    Salik Koller podía pisar los Estados Unidos, puesto que no estaba fichado por agencia alguna, por tanto se encargó personalmente de la pesquisa. Eso hizo que cuando el film fue hallado, tuvo un pequeño lapso de tiempo para leerlo mientras el equipo de profesionales lo empaquetaba y era enviado hacia la Argentina.

    Dentro de un ingenioso mecanismo de autodestrucción colocado en el interior de un ámpula cubierta por C4, lo que serían datos incoherentes relucieron. Datos incoherentes menos uno: AuMitlán.

    Salik reconoció de inmediato el nombre del sitio donde su abuelo, el Comandante Heinrich Koller, murió baleado por los cubanos, o según se contaba fantásticamente entre bambalinas, a manos de un súper hombre que voló su avión enfrentándose contra dos apertrechados submarinos prestos al combate. El nombre que apareció en la cinta de celuloide: AuMitlán, no lo olvidaría jamás, como no olvidaría el rostro perturbado de su madre cuando le narraba las peripecias de su abue al frente de las operaciones en el Atlántico primeramente, y luego enfrentándose a un sin número de peligros para custodiar la fortuna más grande del mundo, las riquezas más deslumbrantes y el caudal más peligroso, rodeado por monstruos y demonios: el tesoro de AuMitlán.

    Copió apresuradamente los datos de la cinta y los guardó, quizás un día los utilizaría. Tomó el teléfono y realizó la llamada que su tutor y excéntrico personaje aguardaba.

    — ¿Señor Wolf? Lo hemos hallado.

    En París, el espectáculo de Moulin Rouge se encontraba en su apogeo. Una bailarina mediodesnuda nadaba junto a enormes serpientes acuáticas en un gigantesco estanque. C.J. aplaudía agitado ante la morbosa belleza del espectáculo hasta que recibió la noticia de su Comandante de campo. De inmediato, y a pesar de las protestas de las tres chicas que lo acompañaban, salió al exterior de una noche que se tornaría en lo que quizás fuese buena suerte.

    Caminó hacia la Plaza de Pigalle y se recostó a la entrada del Boulevard: Miró al cielo a pesar que los focos de la ciudad luz le impedían disfrutar de las estrellas y aspirando se dijo que hoy sería la noche, la noche donde Chimal Jaguar Fodola encontrase su objetivo en la vida, aquel para el que fue concebido, aquel que le pertenecía porque estaba predestinado.

    Recibió los pormenores del hallazgo y suspiró satisfecho. Las piezas del gigantesco rompecabezas comenzaban a encontrar el lugar correspondiente.

    Avisaría a su padre aunque pudiese ser que no comprendiese la importancia del hallazgo. Desde hacía un tiempo hacia acá el viejo ya no razonaba como antes, a pesar del esfuerzo de los médicos de la clínica Juan Lunes Puarón. Los desvaríos eran frecuentes, donde solamente cabían escenas de conquista europea, multitudes levantando el brazo extendido, saludando al que debió ser el nuevo César:

    « Vaya con el fósil, no se acostumbraba a la derrota ».

    Se levantó chiflando New York, New York, hasta que resonó la actuación de la revitalizada Liza Minelli en el show de la madrugada: « ¡Rayos! ».

    Semanas después recibía el film. Lo colocó en un aparato electrónico, especie de proyector, y leyó su contenido, o trató de leerlo: « Enredado el manuscrito ».

    126_100 - BALAM _ 55,85 UNIAL 1 – 4 AU - 2041889 – CHUNCAAN

    Y debajo, la siguiente estrofa:

    Conmigo en la diestra, lee mi plegaria del origen de la casta:

    Se volteará el sol, se volteará el rostro de la luna; bajará la sangre por los árboles y las piedras; arderán los cielos y la tierra por la palabra de Satay, de Itzamná, Dios de los cielos, omnipotente señor del día y la noche, las cuatro letras de Dios y el valor mágico del número cuatro. Dueño y señor de la bóveda de los no vivos – no muertos.

    Nula será la fuerza del Cielo y de la Tierra cuando el número uno se eleve al esplendor desde las tinieblas: el pudridero arde.

    ¡Asciende, asciende!

    Bajo tu férreo brazo, las ciudades grandes y los pueblos de los cinco tambores ricos y ocultos, morirán. Nulo será el poder de los Dzul cuando AuMitlán te pertenezca, y también la totalidad de los pequeños pueblos en toda la extensión del país llano de Maya Cusamil Mayapan, Golondrina-maya-su-lugar Estandarte-venado.

    Será el tiempo en que se alcen los hombres de dos días y los demonios en el rigor de la lascivia; hijos de ruines y perversos, colmo de nuestra perdición y vergüenza, a gobernar, implacable. Lo digo yo, y lo dicto en el Balam, que deberás soportar para ascender al reino de los vivos luego que asesines a los ocultos de los cinco tambores. Tú, nacido el día de Dios. Tú, incestuoso mortal decapitado. Tú serás el amo porque dueño eres: tú, emperador. Lo dice Ah Puch, satanás de los demonios, que ha estado vigilando de cerca.

    ¡Aparece, nube torbellino, aparece, ve a por él, y ofrécele los poderes!

    Ahora, según las reglas del Chimal Balam, debía tener el ejemplar en sus manos para cuando fuese necesario utilizarlo, aunque supuso que con el pliego sería suficiente. Pero todo ese cúmulo de tareas solamente podría resultar efectivo después de que su querido hijito viera la luz en el 89. Su querido hijito que en realidad era su hermano, o mejor, la réplica exacta de papá, genéticamente hablando.

    No sabía cómo catalogar exactamente lo que nacería, pero según Star Wars, es un clon, lo que no resultaba una mala idea, nada mala, casi genial. Un doble que serviría para resucitar al viejo Dios caído, el receptáculo para que Adolfo Hitler retornara al mundo, renovado.

    Y él, Chimal Jaguar, tenía la misión de llevar a feliz término la encomienda. No creía mucho en las fantasías, pero le haría el juego a su padre y los secretos que lo acompañaban. Total, no había mucho más que probar en este aburrido mundo donde cada placer por probar pasaba por sus manos. Accionó el teléfono para comunicarse con los de Wolf´s Diesel Parts.

    — Desactiven el lugar, que no quede absolutamente un vestigio de nuestra presencia. Ni una roca.

    El doctor Rivalta no se creyó lo de la tienda de repuestos para autos. Primeramente observó cómo montaban el edificio a la velocidad de la luz. Colocaron una valla para ocultar miradas indiscretas y en días la casa de los Hollebeck desapareció para dar paso a la armazón de la tienda, ejecutada en un santiamén.

    Las sospechas se acrecentaron al constatar que los escombros de la construcción, incomprensiblemente, no habían salido a parte alguna, a no ser que lo sacaran en los bolsillos y los cascos de los constructores.

    Cada día se plantaba en el local con alguna justificación y la encontraba cerrada. Una noche, aproximadamente un mes más tarde, observó varios camiones que llegaron y comenzaron a trasladar huacales. Estaban liquidando el establecimiento, no podía ser posible.

    Rivalta lo pensó antes de comunicarse con Maritza, a la que de seguro nada de estas extrañezas le importarían para nada. De seguro le reprocharía, lo catalogaría de bretero y bembetero, frases que las escuchó de sus labios en más de una ocasión y que significaban algo así como curioso, pero en grado superlativo.

    — Puede que no les resultara rentable el negocio, Rivalta – le diría -, o que la inversión fuese excesiva.

    Pero él no creía que con tan poco tiempo los dueños pudieran tener un estimado de lo inútil de su gestión. Lo que sí hizo que se comunicara de inmediato con Maritza en las islas Aran fue que días después se aparecieron dos bulldozer y arrasaron con todo, dejando el área totalmente limpia, estéril, como si nunca hubiese existido la casita verdiazul de la familia Hollebeck

    — Primeramente no hubo movimiento de escombreo, ni un ladrillo se extrajo de la desaparecida casita familiar. Te parecerá de locos lo que te voy a decir, pero lo único que me cabe en la cabeza es que tu casa estuviese dentro del nuevo local. Ahora, sin más ni más, se van definitivamente, dejando el lugar como las nalgas de un niño.

    ¡No puede ser cierto!

    Maritza escuchaba incrédula los pormenores de la construcción de la nueva tienda especializada sin comprender cómo era posible estrenar una fachada sin demoler la anterior ni botar los escombros.

    Quizás arrojaron el despojo en la madrugada, Rivalta. Como después de tanto sexo con tu mujer caes en la cama hecho polvo, pues ni te enteraste del escombreo. Negociar piezas de automóvil en Detroit es más que complicado, así que al final se decidieron y lo abandonaron todo. Sobre lo del sexo…

    Chistosa la paciente. Ese era otro de los motivos por lo que no le gustaba llamarla.

    Walter recibió la extraña noticia de la ausencia de basura en la demolición de su casita de la infancia y se percató de que más que un establecimiento comercial, el lugar pudo haberse edificado por motivos ocultos. Tan acostumbrado se encontraba a las sorpresas que la demolición de toda la estructura y el posterior aplanado no lo desconcertó, al contrario, afianzó la creencia de los velados motivos esgrimidos por los compradores de la vivienda.

    Al parecer, toda la logística y recursos empleados en Wolf´s Diesel Parts obedecían a un objetivo mayor, específico, bien planeado y mejor ejecutado, pero no dejaban de ser suposiciones. Si alguien tenía una respuesta elocuente a la intriga, ese alguien llevaba por nombre Simón McCloud.

    — No sé de qué me hablas sobri – respondió sentado en su viejo taburete campestre mientras trasquilaba una oveja -. Quizás dejaron la basura adentro para evitar contaminación, o la recogerán más tarde, qué rayos te interesa.

    — Sin mierdas tío, que no tengo tiempo para que te me hagas el tonto – Walter lo contempló seriamente y el viejo le recordó el rostro de su padre, solo que sin los característicos rojos cabellos -. El tal Rommel fue a Pamplona en busca de mi hermana y también de algo oculto en Bögart, algo que no encontró. Da la casualidad que compran la casa, montan un establecimiento nuevo y el polvo se desaparece, se volatiliza, no existe. Concluyen lo que vinieron a hacer, lo desmontan todo como carpa de circo y no satisfechos, aplanan el terreno. Pagaron para ver Simón, pagaron para ver y encontrar lo que buscaban. No deseaban

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