En los escasos ratos libres que le permitían sus estudios en la Facultad de Medicina de Madrid, Fernando Jiménez del Oso (1941-2005) acostumbraba a visitar librerías antiguas y a pasear por el Rastro o la Cuesta de Moyano, donde adquiría algunas de las publicaciones que se editaban en México o Argentina sobre aquellas cuestiones que comenzaban a interesarle. Entre sus lecturas favoritas, y que más influencia ejercería en él, destacaría la revista de relatos de ciencia ficción “Más Allá”–que tiempo después inspiraría la cabecera de esta publicación–, aparecida en los kioscos argentinos en la década de 1950 y que era dirigida por el genial guionista de cómics Hector G. Oesterheld (1919-1978), creador de “El Eternauta”.
Ávido lector de toda aquella revista de fantasía o de terror que cayera en sus manos, no es de extrañar que Jiménez del Oso terminara por convertirse en artífice de aquellas mismas historias que tanto le sobrecogían en las noches en vela…
UN DÍA CUALQUIERA
Antes que divulgador e icono asociado a los temas de misterio, Jiménez del Oso fue escritor de relatos de terror. Esta afición por las historias de miedo se remontaba a su más tierna infancia, cuando, durante la época estival, pasaba las vacaciones en casa de sus abuelos paternos. Sentando en su regazo, y al calor de la pequeña hoguera de la vieja chimenea, el pequeño Fernando se deleitaba escuchando a su abuelo, que le relataba aquellos cuentos de miedo interminables, mientras él se resistía a irse a dormir y le tiraba