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Cuentos De Aventuras Y Magia
Cuentos De Aventuras Y Magia
Cuentos De Aventuras Y Magia
Libro electrónico139 páginas2 horas

Cuentos De Aventuras Y Magia

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Información de este libro electrónico

Los cuentos relatados en este libro los trasladar a diferentes paisajes costeros y serreos del estado de Guerrero y de su municipio importante Acapulco, en nuestro querido pas Mxico. Son temas que pueden ser ledos fcilmente por cualquier persona de diferentes edades, pero a los nios les encantarn. Algunos de ellos narran las aventuras de nios y nias que se ven envueltos en tragedias que comnmente pasan en estos pueblos costeros de nuestro querido estado, como son el abuso cruel hacia los nios, las deficiencias econmicas por las que pasan y como un ser superior los encausa y ayuda a salir del problema que estn pasando. Otros Cuentos mencionan sucesos en el Puerto de Acapulco donde se involucran la magia, seres superiores al ser humano y el amor en su expresin ms pura. Cuentos que lo mantendrn atento en todo momento.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento16 dic 2014
ISBN9781463395896
Cuentos De Aventuras Y Magia
Autor

Renato García Román

Nacido en el Puerto de Acapulco, Guerrero, México, en una familia de las colonias populares y tradicionales de esta ciudad. Por primera vez vio la luz un 14 de diciembre de 1967. El amor por la lectura le nació desde muy joven y de la escritura por los mismos años. Es el primer libro que edita. La inquietud lo llevó a escribir y a escribir, a la par con la lectura. Ha participado en diversos concursos de cuentos a nivel local y a nivel nacional aquí en México. Actualmente se dedica a la docencia, en la Universidad Tecnológica de Acapulco. Ingeniero de profesión, lector de obras clásicas, de especialidad y escritor por convicción de cuentos para todas las edades, novelas, ensayos, proyectos, etc. Casado desde hace cinco años y con una hija de cuatro años y medio. Actualmente radica en este bello puerto de Acapulco.

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    Cuentos De Aventuras Y Magia - Renato García Román

    Copyright © 2014 por Renato García Román.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2014920188

    ISBN:   Tapa Dura               978-1-4633-9591-9

                 Tapa Blanda            978-1-4633-9590-2

                 Libro Electrónico   978-1-4633-9589-6

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 12/12/2014

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    698757

    ÍNDICE

    PRÓLOGO

    EL INVITADO INESPERADO

    TODOS TENEMOS UN DESTINO

    LAS AVENTURAS DE RAFITA

    EL MISTERIO DE LOS NAHUALES

    LA COTORRA Y SU AMIGO EL GATO

    LA IGLESIA DE LA MARAÑONA

    EL HECHIZO

    EL MISTERIO DE LA BAHÍA SANTA LUCIA

    PRÓLOGO

    La palabra cuento viene del latín contar, que quiere decir narrar. Contar es una de las capacidades más antiguas del hemisferio cerebral izquierdo, el del lenguaje. Podemos pensar que el hombre y la mujer contaron desde que tuvieron uso del lenguaje.

    Todo puede ser contado, si encontramos la forma de hacerlo, y desde muy temprano, los seres humanos, a diferencia de los animales, aprendimos a contar. De ahí la frase hecha «Vivir para contarlo», con su variación, empleada por Gabriel García Márquez en sus memorias: Vivir para contarla.

    El cuento es el género que más ha evolucionado en el siglo XX, gracias a los autores de las dos literaturas más importantes de ese siglo: la norteamericana y la hispanoamericana. Ha tenido un extraordinario auge y gran cantidad de lectores en los países sudamericanos, donde la novela es un género menor, frente al relato y la poesía.

    Los grandes escritores en castellano del siglo XX fueron excelentes cuentistas: Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Juan Rulfo, Juan Carlos Arreola, Augusto Monterroso, Juan Carlos Onetti, Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa.

    Los cuentos de los que se hablará posteriormente nos trasladan al pasado del estado de Guerrero, ya que a través de ellos conoceremos las tradiciones y costumbres rurales que de alguna manera nos hace formar parte de nuestro estado, rico en cultura y literatura.

    Guerrero es un estado con problemas, como cualquier otro. Pero su gente tiene la oportunidad de vivir diversas herencias culturales, las cuales constantemente se expresan artísticamente.

    Cada cuento que se dará a conocer a continuación narra pues las riquezas del estado, las cuales nos permiten tener sentido de identidad como todo –Guerrerense.

    PROFESORA: MARBELLA VALLE OBREGON

    EL INVITADO INESPERADO

    El murmullo se reflejaba con mucho misterio a las afueras de la casa de la familia Godines, solamente el viento arremolinado con notas tétricas, encausaba situaciones especiales y anuncia sin más algún enigma, ante lo invisible, hasta formar lo extraño en las afueras de esta casa. La soledad empezaba a imponerse, formando marasmos poco comunes por las noches. En el día la gente murmuraba sin otra glosa, sino lo que pasaba cerca de la casa de los Godines. La familia por lo regular dejaba verse cuando ofrecía ofertas a sus vecinos en la venta del coco que ellos bajaban y vendían en su huerta la cual se encontraba habitada por ellos.

    Cosa rara salían de estos árboles frutales, el viento atraía un ambiente tenebroso, con sopor de un secreto enigmático, impregnando el ambiente hasta llegar con esta familia que no le quedaba otra sino escuchar y meterse en su casa, para dejarlos siguieran en este ritmo de marimbas gigantes entre los árboles frutales.

    Los Godines eran una familia sencilla, con dificultades para subsistir, los padres de Jacintito trabajaban para él. De esta forma él podía asistir a la escuela primaria, su padre dedicado al cultivo de la papaya y el coco, además lo bajaba, procesándolo si no se vendía. Su mamá llamada Leonora, se dedicaba ayudarle en ocasiones en las labores del campo costero a su esposo. El lugar era sobrio caluroso así se sentía, pero últimamente el bienestar estaba quedando a un lado y solamente la buena ventura de las cosas se reflejaban, cuando se sabía de la cosecha abundante y se comercializaba sin cesar. Don Jacinto era hombre pundonor, recio y falto de buenos modales, el campo costero y la playa fueron sus maestros, de esta manera les daba las gracias por ayudarle en la manutención de su familia. Por su parte Jacintito, era un niño que salía a jugar por las tardes después de la escuela con los vecinitos. Ellos estaban de la misma edad. El correr entre el cocotal y tropezar con los que estaban a punto quizás en dar vida, cerca de ahí se encontraba la huerta de papayo.

    Por esas tardes los niños en total aproximadamente eran cuatro, dos niñas entre ellos, aproximadamente de 8 a 12 años, se la pasaban jugando en estos lugares. El deporte número uno era el futbol socker, de la vida de por aquí. El correr a jugar, algunos juegos infantiles también era costumbre entre ellos. Estas viviendas estaban a las afueras del poblado, cerca no muy lejos de él, pero testificaban el ambiente vivido.

    Así era el quehacer diario de estos lugares cuando en uno de esos días, algo raro empezaba a escucharse por las noches en los alrededores de la casa, no se sabía que era pero daba cierto temor y hasta en el pueblo se escuchaba. ¿Qué podría ser?, eran las preguntas que salían de los labios de estos vecinos, los cuales se encontraban llenos de sorpresas por las noches.

    Estos ruidos raros acompañaban a la familia de Jacinto, quien acostumbraba a quemar la cascara del coco por las noches, para evitar el mosquito, a pesar de la existencia de los mosquiteros en sus ventanas de hueso de palmera y techo de barro la cual cubría, toda la casa de algún problema de insectos.

    Por otro lado en las oscuridades, sin luz se acostumbraba alumbrarse con veladoras y velas, dando paso a figuras reflejadas en las paredes de la casa, de tamaños y formas fantasmagóricas y monstruosas, en ocasiones, a veces salían con desdén cuando era demasiado el murmullo y ruido desbordante sin ningún impedimento y salían de la nada, escuchándose desde lo profundo misterioso de esta huerta de cocos. No se sabía exactamente cuál era el detonante de estos acontecimientos.

    En una ocasión, de todos estos ruidos extraños se escuchó el lamento, lloriqueo de un hombre quejándose muy fuerte como si su pesar fuera de fatalidad, gritaba de manera estruendosa y solía escucharse con otro de lamentación de risas y carcajadas de verdadero temor, los vecinos al escuchar estas manifestaciones por demás terroríficas, no podía si no inquietarse aún más, por estos acontecimientos poco común. Sin ningún preámbulo salieron la mayoría de los vecinos, con valentía acuestas a saber lo que pasaba. De esta forma salió don Jacinto y sus vecinos, con machete, escopeta en mano, daban aviso a las autoridades, de esta situación. Así sucedió esa noche se formaron brigadas para observar tal misterio, de pronto llegaron dos patrullas, camionetas con policías y don Jacinto con los otros vecinos se dieron a la tarea de saber también que era lo que podría acontecer. Ellos traían en si cada uno un machete y algunos escopeta, aunque las autoridades, les habían indicado no llevárselos para evitar fuera ser contraproducente, recomendaban no ir con ellos, sin embargo ellos insistieron cuando menos, para estar a lo lejos y poder ayudar en lo necesario.

    Ya en el lugar empezaron a investigar las autoridades policiacas y no encontraban nada, alumbraban en las partes altas haber si hallaban algún o algunos heridos en estos lugares. No había nada. Pero cuando se disponían a salir del lugar, el ruido comenzaba a escucharse de nueva cuenta pero muy bajito y luego desaparecía. Era evidente la rareza fluía sin corta prisas, las autoridades se encontraban turbadas tratando de sacar algunas conclusiones con respecto a esto, pero simple y sencillamente la huerta de coco estaba sola, increíblemente. El ruido fuerte que todos habían escuchado, desapareció en cuestión de minutos o al menos cuando se destinó la búsqueda. Los policías seguían en su cometido, pero finalmente de una hora y media de buscar casi palmera tras palmera y uno que otro árbol de limones, que se encontraba por ahí junto con otros arbustos cerca del lugar, decidieron retirarse con cierto estremecimiento de duda y extrañeza.

    Posteriormente como a las diez de la noche, una hora después de la expedición, el misterio se hacía más frecuente, cuando de repente el ruido llegó de nuevo, no podían creer Jacinto y los de por ahí. No sabían cómo podía suceder esto, era una situación totalmente inaudita.

    Al ruido le seguían los sollozos, estos sollozos salían del lugar de una manera desesperada y el miedo empezaba hacer presa para todos de forma cuantiosa. Les habían vuelto hablar a las autoridades, ya no quisieron regresar, el misterio con el temor era el ingrediente abundante para sacar una pasta deforme, incocinable, porque no se le encontraba ni pies ni cabeza a todo esto. Jacinto decidió encerrarse ante esta manifestación, la cual se estaba volviendo insoportable.

    Al otro día Jacinto y los vecinos con ayuda de su mujer, trataron de volver a investigar por su cuenta en pleno día, buscaban y buscaban pero no encontraban absolutamente nada. Jacintito que no había ido a la escuela, también ayudaba junto con los demás vecinitos, seguían paso a paso, daban vuelta a todo matorral, chaparral, palmeras de coco, los papayos que estaban creciendo y no se observaba nada, no se podía ocultar nadie por estos terrenos. Así siguieron todo el día hasta como por las cinco de la tarde, el resultado de esta revisión fue sin novedad.

    Al llegar a la casa después de esta búsqueda, se sentaron la familia Godines dispuestos a tomar sus alimentos, ya tarde por cuestiones de haberse tardado en hacerlo. El comal salía reluciente, con el olor de la comida en este caldo de olla, acompañado con otro olor extraño pero parecía más bien como a fruta de coco, esto causó aún más rareza en todos los ahí presentes. Ahora salía otra cosa a relucir, el caldo estaba acompañado de un

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