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El Tesoro Del Demonio
El Tesoro Del Demonio
El Tesoro Del Demonio
Libro electrónico87 páginas1 hora

El Tesoro Del Demonio

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Macario, el nombre refiere de inmediato al Macario de Bruno Traven y al del cuento de Rulfo; el de Traven también adquiere poderes sobrenaturales de vidente/medium/curandero gracias a la Muerte. Macario es un nombre griego y significa feliz, afortunado o bendecido. El de esta historia, es un ocultista que tiene el don de llamar a los espíritus para que le indiquen en dónde aguardan valiosos tesoros. No tardará en descubrir que su don de vidente se debe a Iztacoyotl, un niño indígena albino de ocho años, quien desatará una milenaria profecía para liberar a un demonio (Tecelot) ancestral. La vida del niño penderá de un hilo y Macario será el único que podrá salvarlo. En este viaje lleno de hechizos y aventuras sobrenaturales cada quien elige su destino.

IdiomaEspañol
EditorialSam Reyes
Fecha de lanzamiento21 ago 2021
ISBN9781005084493
El Tesoro Del Demonio
Autor

Sam Reyes

Sam Reyes, director y escritor mexicano nacido en Guadalajara, Jalisco. Es egresado de la carrera de Comunicación en la Universidad Tecnológico de Monterrey Campus Guadalajara. El tesoro del demonio es su primera novela corta.

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    El Tesoro Del Demonio - Sam Reyes

    EL TESORO DEL DEMONIO

    SAM REYES

    Copyright © 2021 Sam Reyes

    Todoslos derechos reservados.

    ADVERTENCIA

    La historia que se cuenta a continuación no es totalmente una obra de ficción; es verdad que algunos nombres se han cambiado y otros se han conservado para dar coherencia histórica, sin embargo; este no es un libro de carácter histórico, pues se ha alterado buena parte de los hechos para ofrecer un relato atractivo al lector. En cuanto a los temas de ocultismo y espiritismo, debo reconocer que mi guía ha sido el libro Historia de la filosofía oculta, del filósofo, ensayista y crítico de arte Sarane Alexandrian; sin él, difícilmente este libro existiría. Lo demás parte de la imaginación y algunos recuerdos que conservo de mi infancia con respecto al tema sobrenatural. La historia que se cuenta se enfoca más en las acciones, para que de esta forma la anécdota avance con fluidez; de ahí que la extensión de la mayoría de los capítulos, en algunos casos, sea breve.

    Algunos capítulos se basan en acontecimientos o fechas históricas, pero hay que aclarar que se han alterado algunos hechos históricos, nombres o fechas con la intención de ficcionar y dar vida a esta novela.

    Para Linet y mi amado hijo Soren

    Para mis padres Samuel y Carmen

    Mis hermanos Ed y Pau

    Mi Ferni

    Mis tías

    Primos

    Para mis amigos:

    Xavier M. Sotelo

    Andrónico González

    José Ma. Rodríguez

    Antonio Orozco

    Omar Caboara

    Alex Briseño

    Álvaro Bonilla

    Rodolfo Fregoso

    Diego Milán

    Sergio Sánchez

    Prólogo

    Corría el año 1529 cuando la Corona española le otorgó a Hernán Cortés el título de Capitán General de la Nueva España, razón que lo hizo regresar a México. Nuño Beltrán de Guzmán, por su parte, decidió abandonar su cargo de presidente de la Real Audiencia y organizó una expedición militar en busca de riquezas hacia el Noroeste de México. Su ejército estaba compuesto por aproximadamente 500 españoles, 10,000 nativos del Valle de México y 10,000 de Michoacán; esta expedición, a la postre, causó estragos en los indígenas nativos de los estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Aguascalientes, San Luis Potosí y Zacatecas. La expedición es aún recordada como uno de los más brutales episodios de la conquista de México. Su táctica principal consistió en sitiar los poblados indígenas para apropiarse del maíz y otros cultivos. Arrasar e incendiar poblaciones, además de violar a sus mujeres, se sumó a los tormentos aplicados a los caciques nativos para saquear y, cuando les era posible, quedarse con su pertenencia más preciada: el oro

    Muchas de estas etnias se creían extintas hasta este momento, pero algunas otras se refugiaron en laberintos encantados y escondidos entre los cerros, para cuidar su legado, su cultura, sus creencias y su gente, sin salir a la luz en siglos.

    En algún lugar de un cerro de México. Junio de 1981.

    Unas manos sucias con uñas largas limpian algunos huesos distribuidos en el suelo. Sus brazos tienen escamas negruzcas. Puñados de alacranes caen junto los restos humanos mientras las garras continúan quitándole la carne restante. El rostro del ente que los limpia es el de un tecelotl o demonio. Sus facciones son las mismas que la de una máscara de tastoán, pero con rasgos demoníacos, ésta es real y no una réplica de madera barata. Su cabello se asemeja a las crines de un caballo y grandes colmillos que sobresalían de su hocico. El ente deja el hueso a un lado y, luego de olfatear de un lado a otro, abre su gran hocico.

    De pronto una serpiente brota de su boca para luego arrastrarse junto a los demás animales ponzoñosos apilados en el altar.

    En los límites de Zacatecas, México. Junio de 1980.

    Macario, un hombre de alrededor de 45 años, dicta en latín un conjuro. El eco de su voz es apenas audible. Frente a él se pueden observar varias velas encendidas, por cuya luz son visibles algunas partículas de polvos que flotan en la atmósfera. Con el rostro totalmente hacia arriba y ojos en blanco, el hombre levanta sus manos mientras realiza la invocación.

    Poblado de Juchipila, Zacatecas. México. Junio de 1980.

    Es de noche. Iztacoyotl, un niño indígena albino de 8 años, yace dormido en su cuarto mientras, inconscientemente, raspa con sus uñas la pared de adobe. El mismo material con el que está construida su choza. Hasta su cuarto llega el ruido de los grillos nocturnos y el olor a leña que entra desde la cocina donde está su madre. Vive a unos kilómetros del cerro del Mixtón. Acostado en su cama, Iztacoyotl suda de forma abundante. Se mueve de un lado a otro a causa de las imágenes de seres demoníacos que no logra distinguir con claridad, pero cuya presencia es suficiente como para horrorizar a un niño de su edad. A pesar de estar dormido, el menor mantiene sus ojos abiertos, aunque en ellos resalta un blanco total, como si se tratara de unos huevos cocidos. En su pesadilla, Iztacoyotl retrocede al año de 1529. Ahí, como un testigo invisible, puede observar a un hombre de barba larga, un hidalgo bien parecido que monta a caballo a través de un gentío. A su alrededor se puede escuchar y percibir el caos que producen los gritos de indígenas chichimecas y caxcanes mientras huyen; el origen de sus gritos le resulta claro enseguida: sus viviendas están siendo destruidas por las llamas de fuego implacables. Algunos guerreros caxcanes tienen puestas sus máscaras de guerra mientras luchan a muerte contra los conquistadores.

    Un caballo montado por un jinete español bien parecido, trota en un sentido, al mismo tiempo que otro animal hace lo mismo en sentido opuesto. Tienen amarrado de ambos brazos a un tlatoque o líder de edad avanzada que tiene una bolsa de piel amarrada en su cintura. Uno de los jinetes da la orden y ambos caballos se echan a correr. Muy pronto los brazos del anciano son brutalmente desprendidos de su cuerpo mientras grita por el dolor. La sangre brota incontrolablemente hasta desangrarlo.

    Los jinetes sonríen victoriosos blandiendo sus espadas y parando a sus caballos en dos patas mientras los

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