Fracatán de sentimientos
Por Nilda Martínez
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Una de las formas que el puertorriqueño se define y continúa con su puertorriqueñidad es manteniéndose en su cultura no importa en donde se encuentre. La diáspora puertorriqueña se conoce prácticamente en los Estados Unidos y es ese conglomerado de inmigrantes que se aglutinaron en específicos sectores de la Unión Norteamericana específicamente
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Fracatán de sentimientos - Nilda Martínez
Fracatán de Sentimientos
Nilda Martínez Ortiz
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Publicado por Ibukku
www.ibukku.com
Diseño y maquetación: Índigo Estudio Gráfico
Copyright © 2020 Nilda Martínez Ortiz
ISBN eBook: 978-1-64086-584-6
Índice
Dedicatoria
Introducción
Orígenes de la familia materna
Primeros Inmigrantes
La historia de mis padres
La historia de Puerto Rico en la década de los años 30 y 40
La imposición norteamericana
El surgimiento de Luis Muñoz Marín y la figura de Don Pedro Albizu Campos
Del Éxodo al Regreso: Puerto Rico 1950
Los exiliados cubanos en Puerto Rico
Reflexiones, Recuerdos y Costumbres
Puerto Rico: situación geográfica y política de una isla que resiste
En la Diáspora
Un Epílogo de sentimientos
Referencias
Bibliografía Consultada
Dedicatoria
A mi hermano Manuel, a mis hijas Margarita y Cristina. A mis familiares ausentes que vivieron la Gesta Revolucionaria del Grito de Lares el 23 de septiembre de 1868 y la Intervención norteamericana en el año de 1898 y decidieron mudarse a la ciudad de Nueva York y otros que no migraron siendo testigos de los años posteriores a la intervención norteamericana. A todos ellos les dedico este libro que forma parte de mi historia.
Introducción
Una de las formas que el puertorriqueño se define y continúa con su puertorriqueñidad es manteniéndose en su cultura no importa en donde se encuentre. La diáspora puertorriqueña se conoce prácticamente en los Estados Unidos y es ese conglomerado de inmigrantes que se aglutinaron en específicos sectores de la Unión Norteamericana específicamente en la ciudad de Nueva York donde se establecieron e iniciaron con ese encuentro que les daba cohesión e identidad para permanecer como un grupo homogéneo y sólido ante una civilización de costumbres y formas de hablar distinto aunque en la ciudad de Nueva York para principios del siglo XIX había ya un grupo de asentamientos latinos y eran bastante considerables si sumamos a los españoles, cubanos y dominicanos, siendo estos dos últimos grupos muy dedicados a la fabricación de los tabacos tan cotizados y apreciados en el mundo sajón. En el este de Harlem habrá grandes asentamientos de inmigrantes incluyendo a los puertorriqueños quienes se distinguían en los barrios pese a su pobreza, por decorar el pedazo de balcón con flores y plantas para recordar el verdor de la isla y la huella característica en su forma de hablar sin completar las palabras y preservar su colorida vestimenta singular del caribeño. Será en el este de Harlem conocido posteriormente como el Barrio donde se asentarán. Aquí los puertorriqueños irán poco a poco conquistando el sector hasta llegar a otros asentamientos de grupos de migrantes. No había confusión alguna que aquel lugar era uno típicamente puertorriqueño en todos sus sentidos pese a las franjas divisorias que los propios inmigrantes habían marcado.
Iniciaron sus comercios en la ciudad de Nueva York con la famosa "Bodega o la Marqueta y de ahí hasta la fecha desarrollaron toda una especie de pequeños restaurantes, come y vetes, (fondas) donde el consumo de comida estilo caribeño se arraigó y lograron establecer en la cultura anglosajona un lugar preponderante en el gusto gastronómico del norteamericano. Los inmigrantes que llegaron por la isla de Ellis fueron a buscar mejores formas de vida pues la pobreza que existía en la isla de Puerto Rico no mejoró después de la entrada de los norteamericanos y el éxodo masivo se inicia en los años treinta y se dedicaron en aquello que sabían hacer en la Isla, ya fueran barberías, introducción de las piraguas (raspados de hielo con jarabes de sabores) confección de puros o los mercados ambulantes en donde con la carreta pregonaban los productos típicos que se consumen en el Caribe como la yuca, plátanos, malangas, yautías, batatas y todos los tubérculos que son parte de la comida heredada por nuestro legado africano. Ahí se oían a los pregoneros cantar en forma de estribillos pegajosos lo que vendían ese día para el consumo latino. No era extraño que mientras el pregonero cantaba sus productos también daba sus pasos con su ritmo al son del estribillo.
En el ámbito cultural los puertorriqueños iniciaron con mucho esfuerzo el Museo del Barrio que hoy por hoy es un recinto de cultura y exposición de grandes obras latinas. Se encuentra además el Hunters College donde se ofrece la especialización en estudios sobre la cultura e historia de Puerto Rico y del Caribe así como el Centro de Estudios Hostosianos en memoria de Don Eugenio María de Hostos conocido como el Ciudadano de América quien residió en Nueva York haciendo sus aportaciones en el ámbito de la educación, así como en toda Latinoamérica.
Lograron subir a escena en Nueva York una de las obras más características de nuestra historia puertorriqueña La Carreta
del dramaturgo René Marqués en donde se hace la referencia a una familia de jíbaros puertorriqueños que buscan una vida mejor en la ciudad de Nueva York y las vicisitudes a las cuales se enfrentan. La puesta en escena fue un éxito consolidándose la misma, como obra emblemática de la problemática social de la isla y de los inmigrantes en la gran metrópoli.
No podemos dejar de mencionar las aportaciones del actor Raúl Julia en el campo del teatro en Broadway en donde su acento puertorriqueño al hablar inglés no le impidió que fuera un actor de gran fama en los escenarios de Hollywood. Así mismo no se puede dejar de mencionar la obra cinematográfica estelarizada por la actriz puertorriqueña Rita Moreno en la película West Side Story donde deja entrever la situación tan difícil para los puertorriqueños en los barrios bajos de Nueva York y sus peleas para conservar su territorio.
Siempre la ciudad de Nueva York se ha caracterizado por su desfile del 17 de marzo en honor a San Patricio y esta festividad ha sido celebrada por más de 200 años siendo para los irlandeses un evento especial pues muestra con orgullo el grupo de descendientes de hijos de inmigrantes que llegaron de Irlanda y que también se abrieron paso con mucho esfuerzo. Con este ejemplo los puertorriqueños iniciarán en los años 50tas el primer desfile puertorriqueño que a la fecha logró aglutinar a los latinos de la ciudad de Nueva York en donde muestran su cohesión cultural, producto del orgullo e inmenso trabajo.
Hoy por hoy el desfile puertorriqueño goza de mucha popularidad y su lema ha cambiado cuando gritan al unísono ¡Yo soy boricua, pa´ que tú lo sepas!
Ha sido un desfile que sale desde la 5ta Avenida y llena la misma, con la bandera puertorriqueña y los latinos orgullosos de su lugar de origen. Elnuyorican
se siente tan puertorriqueño como aquel nacido en la isla y los padres de origen puertorriqueño les inculcarán la cultura como ha sido el caso de Tito Puente , Ray Barreto, Marc Anthony y Jennifer López , todos son del Barrio. Esta identidad se manifiesta en una cultura constante, efervescente y permanente de valores, raíces, costumbres, expresiones, música, baile, aceptación de su entorno y su puertorriqueñidad recordando siempre de dónde vienen y para donde van sin olvidar su legado histórico de los indios Taínos, de España y África, culturas fundamentales que forman la idiosincrasia de un pueblo.
¿Porque Fracatán? Porque para nosotros los boricuas implica Mucho
y de esta forma dejamos al lector el libro titulado Fracatán de Sentimientos de una boricua que también reside en la diáspora y que ama Mucho, muchísimo el Fracatán de Sentimientos que le provocan sus raíces.
Orígenes de la familia materna
Hace ya un par de años habíamos planeado con gran entusiasmo el cumpleaños de los 90 años de mi madre, es más, hasta el de los 100 pues la longevidad de nuestra familia por la parte materna era sorprendente. Mi abuela había fallecido de 97 años y su abuela de 95 así que, para nosotros, la vida era realmente una gran existencia terrenal en donde se veían venir los siglos y los adelantos tecnológicos y científicos como algo natural. El telégrafo, la luz eléctrica, el teléfono, los aviones, la llegada del hombre a la luna, la máquina de fax, el teléfono celular y el Internet, entre otros, fueron algunos de los adelantos que tanto mi madre como mis abuelos, bisabuelos y tatarabuelos vivieron en su época según avanzaban la ciencia y la tecnología de la época en que les tocó vivir. Mi abuela Tata llegó a ver el primer paso del hombre en la luna, por lo que para mí era muy natural contar con una abuela bastante mayor viviendo todos estos adelantos.
La historia de mi familia materna inicia a principios de los años 1800 en una isla del Caribe. Quizás pudo haberse iniciado mucho antes, porque los datos sobre los extranjeros no españoles que provenían de Europa para esa época no están bien documentados, ya sea porque muchos no existen debido a incendios en las casas parroquiales o porque, de existir, están en estado ilegible. Esta situación la explica muy bien la Dra. Raquel Rosario Rivera en su ensayo la Emigración en Puerto Rico en los siglos XVI al siglo XIX. Ella señala que España recelaba con gran ahínco las procedencias de gentes que no fueran de origen Hispano. De ahí las cautelas con todos los extranjeros.
. Señala, además, sobre las migraciones de ilegales, de los desertores de barcos llamados llovidos
en donde se dedicaban al vagabundaje y a la piratería. Con la Real Cédula de Gracias se vierte en Puerto Rico un claro extranjerismo europeo.
¹
Los datos obtenidos sobre la procedencia de mi familia por parte de madre revelan que una parte era de origen español, pues la isla pertenecía a España, y otra parte era de origen portugués. Correspondían a mi familia materna aquellos que se asentaron al sur de Puerto Rico en los pueblos de Juana Díaz, Coamo, Abonito y Salinas. Mis ancestros por la línea de mi padre eran originarios de Puerto Rico desde la época de la colonia española y habitaban en Aguadilla, Lares, Utuado, Hatillo y Arecibo cuya ubicación geográfica corresponde al noroeste de la isla.
Lo sorprendente de mis ancestros por parte de madre era que sus vidas estaban llenas de aventuras, luchas y vivencias en lugares fuera de su país natal. La bisabuela de mi madre, doña Enriqueta Limas de Lobato, a quien le decían de cariño "Mamá Queta", había nacido en Toa Alta en el año de 1835 de padre portugués y madre española, un municipio que corresponde a la parte norte de la isla de Puerto Rico y, que, en aquel entonces, era un pueblo y no una ciudad como lo es hoy en día. El nombre del papá de Mamá Queta era Juan Lima y el de su madre era Ruperta Lobato. En distintos censos se menciona que Ruperta era española y en otros, se identifica como inglesa de apellido Lobato o Lovato. También su padre, Juan Lima aparece como inglés. ²
Lo curioso de esta tatarabuela es que todos pensaron que era de origen peruano pero la realidad es otra, según se registró en los distintos Censos de Población que los Estados Unidos realizaron una vez que la isla de Puerto Rico dejó de pertenecer a España. Según la Heráldica de Blasones el apellido Lima proviene de Portugal y el tronco de este linaje fue de Don Juan Fernández de Lima, nieto materno del rey Don Alfonso VI de León. El apellido Lobato es originario de Galicia, de la provincia de Orense ³ . Este antecesor portugués será ejemplo de uno de tantos europeos que llegaron a la isla por la emisión de la Real Cédula de Gracias que otorgó España y que dió como resultado la proliferación de europeos considerados no españoles a quienes se les permitió la entrada a Puerto Rico ⁴ . Seguramente este matrimonio no habría tenido problema alguno para entrar a Puerto Rico pues, al ser española, la madre de Mamá Queta facilitaría su llegada a Puerto Rico y su permanencia en la isla junto a su esposo pese al origen portugués de este, si ese fuera el caso.
Antes de que los padres de Enriqueta Limas de Lobato llegaran a Puerto Rico fueron a residir a Venezuela y allá tuvieron a su primera hija, de nombre Josefina Limas de Lobato, en el año de 1820. Josefina creció en Puerto Rico y murió en Juana Díaz, Puerto Rico, en el 1899, justo un año después de la invasión norteamericana a la Isla. Seguramente la pareja Lima Lobato había decidido avecindarse en Venezuela dada las características socio económicas de esa región que era una altamente agrícola. La decisión de salirse de Venezuela seguramente fue motivada por la Guerra de Independencia de aquel país, que se dio entre los años de 1810 al 1840, y que motivó a muchos venezolanos a moverse a Puerto Rico durante esa época.
En el año de 1910, ya la Mamá Queta tenía cumplidos 75 años y aparece registrada, con su hija Daniela Rodríguez y Lima, de 35 años y con la profesión de modista, y con su nieta Dolores Rodríguez y Rodríguez, de 20 años, con un taller de sombreros en uno de los censos ⁵ tomados por el gobierno norteamericano en Puerto Rico. Mamá Queta se casó y tuvo un total de 16 hijos, según me contó mi abuela, pero solamente he encontrado rastros de 7 de sus hijas: Julia, Eduarda, Victoriana, Andrea, Daniela, Josefa y Damiana. Julia Rodríguez y Lima (1854-1897) fue la madre de mi abuela; Eduarda Rodríguez y Lima (1865), por su parte, se casó tres veces⁶; Victoriana Rodríguez y Lima (1867-1893) ⁷ murió a los 27 años de edad por tuberculosis. No hay mucha información sobre las últimas cuatro hijas: Andrea Rodríguez y Lima (1870-1937), Daniela Rodríguez y Lima (1875), Josefa Rodríguez y Lima (1883) ⁸, y la más pequeña de todas, que era Damiana Rodríguez y Lima (1885-1935). Los enredos de la familia poco a poco irán saliendo a la luz.
De esas hijas, Julia Rodríguez y Lima estuvo casada con Remigio Rodríguez quien fue el padre de mi abuela Tata. Mi abuela, a su vez, fue la primera nieta de Papá Andrés
, cuyo nombre completo era Andrés Rodríguez y Torres, nacido en el año de 1830 y originario de Juana Díaz. Este era el esposo de la famosa Mamá Queta
y fue la consentida de su abuelo, quien a pesar de la época le permitió hacer y deshacer lo que ella deseaba. Mi abuela materna, aunque vivió inicialmente con sus padres, se mudó con sus abuelos porque sus padres fallecieron cuando era una joven de 22 años. Mi bisabuela Julia Rodríguez y Lima falleció a los 43 años. No estuvo presente durante la invasión norteamericana en Puerto Rico, en donde los norteamericanos tenían primordial interés en conocer la riqueza del sur de La Isla.
Mi abuela Tata se llamaba Francisca Rodríguez y Rodríguez y nació el 4 de octubre de 1875 en el pueblo de Juana Díaz, Puerto Rico. Esto es, mientras estaba naciendo Daniela Rodríguez y Lima, hija de la Mamá Queta, otra hija de la Mamá Queta, Julia estaba a su vez, dando a luz a mi abuela. Los apellidos eran iguales ya que sus padres eran parientes. En mi familia era bastante común que sus miembros se casaran en la familia; por esta razón creo que tal vez a todos, al que más o el que menos, nos hace falta un tornillo. Si nos remitimos a las fuentes primarias del sur de Puerto Rico puedo decir que los Rodríguez, sin temor a equivocarme, eran bastante permisivos en cuanto a sus querencias. Así que la historia de la familia Rodríguez y la familia Ortiz cojeaban de la misma pata.
Siempre desde pequeña escuché con gran detenimiento todas las historias que me contaba mí abuela Tata. Todos le decíamos Tata de cariño, esto incluía a mis amigos y vecinos, pero realmente nunca le dije abuelita. Hasta ahora me doy cuenta que aquellas historias que contaban se limitaron nada más a las que ellos pensaron que debía conocer de pequeña. Me encantaban mucho las historias que Tata me contaba, en especial la historia de Juano, el empleado de la finca que la llevaba al colegio a caballo y quien en una ocasión la dejó caer al río involuntariamente, sin percatarse de que la niña no estaba a su lado hasta que llegó al colegio.
Disfruté inmensamente oír todo aquello que tenía relación con la escuela de monjas en donde estudiaba mi abuela. El abuelo de mi abuela, Papá Andrés, según cuenta ella, un día estaba pasando a caballo por la escuela y vio que la tenían arrodillada sobre un guayo ⁹, una forma cruel de castigo que existía hace años. Pues resulta que a mi abuela Tata la habían castigado y al ver esto Papá Andrés saltó inmediatamente de su caballo, levantó a su nieta del guayo y presionó para que regresaran a la monja a España en un abrir y cerrar de ojos.
Su abuelo, nunca quiso a los españoles y en aquella época era un luchador en contra de la Corona Española. Mi abuela Tata decía que cuando su abuelo se refería a los españoles los calificaba como sinvergüenzas y abusivos
. Mis abuelos nunca se sintieron españoles; por el contrario, ellos siempre se sintieron puertorriqueños y no recuerdo que se pavonearan de su origen español. En sus constantes conversaciones conmigo y en la familia, mi abuelita Tata explicaba cómo había sido su comportamiento de niña y cómo era la nieta preferida de papá Andrés. Ella realmente no era tan santita, pero, como era la consentida de su abuelo abusaba constantemente en sus caprichos.
Mi abuela Tata contaba que había sido nieta de un hombre con posibilidades económicas en el área agrícola y que la llevaban a la escuela en caballo, y hacía recorridos en calesa a dar la vuelta por el pequeño pueblo, después de que ya hubiesen salido de la escuela y realizado sus tareas de casa para posteriormente dar su paseo habitual. Para esa época la familia vivía en Coamo. Paseaba vestida de blanco, con abanico y paraguas para evitar que el sol les pusiera obscura la piel. Las niñas de gente bien tenían que ser blancas, paliduchas. Las otras no tan blancas serían las empleadas, las que estaban metidas en el fogón de la cocina para hacer la comida, los postres como el dulce de coco, el dulce de batata, el mampostial y todo aquello típicamente puertorriqueño que en la actualidad se conoce como la comida criolla, que en Puerto Rico es una mezcla de comida española y comida africana. Estos dos grandes grupos de