Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Criminalmente Imperfecta
Criminalmente Imperfecta
Criminalmente Imperfecta
Libro electrónico315 páginas3 horas

Criminalmente Imperfecta

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Cuando Freya Morgan necesitó vengarse del imbécil de su exnovio, pensó que contratar al chico malo del campus para asustarlo era una gran idea. Y lo fue... al principio. De hecho, novias despreciadas de todo el campus empezaron a contratarlo para vengarse de sus ex.

Pero ahora algunos de esos ex están apareciendo muertos, y él es la única conexión entre ellos.

Dean Collins está en problemas y todo es culpa de Freya. Ella es la que lo metió en el negocio de la venganza en primer lugar, por lo que debería ayudarlo a salirse de este problema.

Cuando Freya accede a ayudar a Dean a encontrar al verdadero asesino, descubre que este chico malo no es tan malo, después de todo. Descubre también que involucrarse con él significa más que resolver un asesinato, significa potencialmente perder su vida... y su corazón.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento2 jun 2020
ISBN9781071544860
Criminalmente Imperfecta
Autor

Mary Frame

To sign up for the newsletter and have the opportunity to receive advance copies of new releases, go here! www.authormaryframe.comMary Frame is a full time mother and wife with a full time job. She has no idea how she manages to write novels, except that it involves copious amounts of wine. She doesn't enjoy writing about herself in third person, but she does enjoy reading, writing, dancing, and damaging the ear drums of her co-workers when she randomly decides to sing to them.She lives in Reno, Nevada with her husband, two children and a border collie named Stella.She LOVES hearing from readers and will not only respond but likely begin stalking them while tossing out hearts and flowers and rainbows! If that doesn't creep you out, e-mail her at: maryframeauthor@gmail.comFollow her on twitter: @marewulfLike her Facebook Author page: www.facebook.com/AuthorMaryFrame

Lee más de Mary Frame

Autores relacionados

Relacionado con Criminalmente Imperfecta

Libros electrónicos relacionados

Misterio para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Criminalmente Imperfecta

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Criminalmente Imperfecta - Mary Frame

    Capítulo Uno

    Freya

    ––––––––

    Ama a todos los hombres; excepto a los abogados.

    —Proverbio irlandés

    Es inconfundible, el sonido que hace un cuerpo al chocar con la parte delantera de tu auto.

    Grito y freno de golpe justo a tiempo para ver las piernas agitándose en el aire antes de desaparecer en el suelo, la vista del cuerpo bloqueada por el capó redondeado de mi viejo Escarabajo Volkswagen.

    Dios mío Santo.

    Acabo de atropellar a alguien.

    Moviendo bruscamente la palanca de cambios a modo estacionar, busco a tientas el cinturón de seguridad, salgo corriendo de mi vehículo y me detengo en seco cuando veo una cabeza rubia familiar en el suelo.

    La madre de toda la mala suerte en la vida.

    No acabo de atropellar a un peatón cualquiera. Atropellé a la persona más grande, más mala, más insensible que he conocido, a quien a su vez yo le parezco la persona más estúpida e irritante que ha conocido.

    Está inconsciente. Hay libros y papeles a su alrededor y su bolso está abierto, a un metro del cuerpo.

    El cuerpo.

    No es mi culpa. Ha habido construcciones frente a mi edificio toda la semana, bloqueando la acera y obligando a los peatones a salir a la calle. Hay camiones y máquinas gigantes por todas partes, haciendo imposible ver lo que viene del más allá.

    Caí de rodillas, apoyando mi cabeza en su pecho. Todavía respira. No estoy segura de que eso sea algo bueno. Una vez que recupere la conciencia, me va a matar.

    Retiro mi cabeza de su pecho y le doy una palmadita en la mejilla.

    Chico de la mafia, digo. ¡Maldición, nunca puedo recordar su nombre!

    Nada.

    Lo golpeo un poco más fuerte. ¡Mafioso!  

    Su párpado se mueve ligeramente.

    Estoy a punto de darle un puñetazo en la cara cuando en eso abre los ojos. Parece aturdido por un segundo, pero luego esos intensos ojos azules como el láser se enfocan en mí.

    , dice.

    Sí. Soy yo, confirmo.

    Seis meses antes...

    ––––––––

    ¡Estoy buscando al mafioso! Le grito al oído al tipo que vigila la entrada del almacén convertido en combate de boxeo.

    La pelea no ha comenzado todavía. Todavía hay un millón de personas en la cola detrás de mí y he esperado treinta minutos sólo para ser informada de que necesito entregar cinco dólares para entrar a este basurero.

    El tipo no parece registrar lo que acabo de decir.

    ¡Cinco dólares! grita de nuevo, por segunda vez.

    No necesito entrar, necesito encontrar al tipo que está cargo, trato de explicarle.

    Sacude su cabeza calva. Ya no viene a estas cosas. Ahora cinco dólares o lárgate de aquí. Estás bloqueando la línea.

    ¿Dónde puedo encontrarlo?

    Esta pregunta me hace parecer completamente incrédula. ¿Crees que te voy a decir dónde vive?

    Te daré los cinco dólares.

    Se ríe. Eso no vale mi cuello. Ahora muévete, dice con un tirón de su pulgar.

    Maldita sea. Sigo oyendo hablar de este mafioso, pero encontrarlo es como atrapar a un gusano bañado en aceite de bebé. Es como un acertijo, envuelto en un enigma, envuelto en el misterio, y cubierto de... algo que lo hace invisible.

    Todo esto de conseguir que un tipo le dé una paliza a mi ex es más difícil de lo que esperaba.

    ¿Puedo al menos hacerle llegar un mensaje de alguna manera?

    El tipo de la puerta comienza a molestarse conmigo. Lo sé porque dice: Eres realmente fastidiosa. Entra y busca al árbitro. Se llama José. Le reporta a Dean todas las noches después de la pelea.

    ¿Dean? 

    Se me queda viendo. Eh, ¿el tipo que estás buscando?

    Bien, bien. Asiento como si lo supiera.

    El jefe de la mafia tiene un nombre: Dean. Tendré que recordarlo.

    Entro en el almacén lleno de gente sin tener que pagar mis cinco dólares, así que le doy un gran chúpalo mental al calvo de la puerta.

    Cuando escuché por primera vez acerca de las peleas, no pensé mucho en ello. Nunca entendí la compulsión masculina de golpearse unos a otros hasta convertirse en pulpas sangrientas y luego salir amigos, como si nada. Además, verlo no es algo que disfrute. Pero cuando oí hablar del tipo que dirige estas cosas al mismo tiempo que mi novio, el super idiota, se fue al lado oscuro, lo supe. Podría contratarlo para que le patee el culo a Cameron, logrando que sufra y haciéndome sentir... mejor.

    No puedo creer lo lleno que está el almacén. Es un espacio gigante, pero está lleno de gente, la mayoría de los cuales se apiñan alrededor del ring de boxeo. No tengo ni idea de cómo se lleva a cabo esto. Hay una nueva pelea cada fin de semana, y cada vez, también hay un nuevo lugar. Nadie sabe dónde será hasta el día en cuestión, y entonces se riega la voz por el campus de la misma forma que la gente lo hace en algún Walmart en Black Friday.

    Debí haber traído a alguien conmigo, ir a los rincones oscuros de la ciudad a altas horas de la noche no parece la mejor decisión, pero la verdad es que no me provocaba contar mi triste historia a nadie después de mi horrible experiencia en la reunión de asesoría de compañeros el otro día. Me volví loca por completo. Me guindé a llorar y fui básicamente un desastre de proporciones épicas. Cuando le mencioné la idea de vengarme a la chica de la reunión, que aparentaba como dieciséis años y hablaba como si tuviera sesenta, me hizo sentir como una idiota.

    Deambulo entre la multitud, tratando de encontrar a cualquiera que parezca estar a cargo, pero todos parecen estar esperando que la lucha comience. Este José probablemente esté cerca del ring, pienso, yendo en esa dirección. La multitud se hace cada vez más densa a medida que me acerco a donde estará la acción, pero finalmente diviso a un grupo de personas que parecen saber algo. Uno de ellos lleva una camisa de rayas blancas y negras con las palabras, Fuck with the ref and die like the rest (jode al árbitro y muere como el resto) cosido en letras rojas en la espalda, y unos shorts rosados, súper ajustados y diminutos. Debe ser José.

    Me asomo fuera de su pequeño grupo por un tiempo vergonzosamente largo, tratando de llamar la atención de alguien o hacer contacto visual, pero no sucede. Capto fragmentos de su conversación.

    ¿Cuánto va? pregunta el árbitro.

    Alguien responde, pero no puedo oír la respuesta.

    ¡Me tienes que estar jodiendo!, grita una chica cubierta de tatuajes y con rastas.

    ¿Qué quieres decir con que Johnson se retira? ¡No puede hacer eso!

    Ja... Johnson se está retirando, me río. Nadie lo oye.

    Va a causar un maldito furor, dice el árbitro.

    Un tipo con lentes de sol gigantescos de los 70 y un sombrero de fieltro se acerca y dice algo que no puedo oír por toda la charla y el ruido.

    ¿Lo llamaste? La chica con rastas pregunta.

    Sí, lo llamé, ¿qué carajo iba a hacer? Le responde el de lentes de sol gigantes.

    Bueno, ¿va a venir entonces?

    Está en camino, dijo que va a luchar.

    ¡No te creo!.

    Eh, ¿Dean viene en camino? Pregunto en voz alta.

    Ahora sí me escuchan. Todos los ojos me miran.

    ¿Quién eres? pregunta la chica rasta.

    Mierda. ¿Qué les digo? Esta podría ser mi única oportunidad de hablar con este tipo.

    Soy su hermana.

    La chica Dreadlock cruza sus brazos sobre su pecho y me mira de arriba a abajo. ¿Su hermana?

    Hermanastra, digo rápidamente.

    Abre la boca, pero entonces la multitud se hace más fuerte, el rugido de las voces comienza afuera y entra como una ola. No puedo oír nada excepto al árbitro que está a mi derecha.

    Ya llegó, dice.

    Y luego me empuja la gente que grita en el escenario y me sacude de un lado a otro. Por un segundo, no puedo respirar y me preocupa que me vaya a tragar la horda, pero luego el árbitro me está halando junto con él alrededor del ring y en medio de toda la locura hacia una pequeña puerta justo detrás de las cuerdas.

    Está oscuro y el espacio se siente cerrado.  Me asusto por un minuto, preguntándome por qué este tipo me arrastró hasta aquí. ¿Y si va a hacerme daño? ¿Y si sabe que estoy mintiendo y me va a atar, torturar, golpearme con nudillos de bronce y esas cosas que le arrancan las uñas a la gente hasta que me quiebre?

    Soy una completa cobarde, no duraré ni un segundo. Estoy a punto de gritar, ¡No soy su hermana! cuando una luz se enciende. Parpadeo contra el brillo repentino. La bombilla colgante se balancea para revelar una pequeña habitación. Sin ventanas, sólo un banco, un pequeño mostrador con estantes, y otra puerta que da al exterior y que el árbitro abre para dejar entrar a... Thor.

    Ok bueno no es Thor, pero sí se parece mucho a él.

    Si esto es la definición de tortura, ¡me anoto!

    Oye amigo, el árbitro le da una palmada a Thor en la espalda. Tu hermana está aquí, pensé que debía mantenerla a salvo.

    ¿Thor es el mafioso?

    Parece conmocionado y luego enojado por una fracción de segundo antes de que la calma se asiente sobre sus rasgos. ¿Mi hermana? ¿Dónde está?, pregunta, con la voz fuerte.

    Aquí. El árbitro apunta en mi dirección.

    Los ojos de Thor se dirigen hacia mí y parpadea.

    ¡Eyyy... hermano! Digo que antes de que pueda hablar. Es como si no pudiera controlarme. Sé que sabe que no soy su hermana, pero eso no me impide continuar con la farsa y abrazarlo. Incómodamente. Tiene una bolsa de gimnasio gigante atada a su hombro y le doy una palmadita a la bolsa en lugar de a su espalda.

    Eh ¿Podrías darnos un segundo? El mafioso dice. No se ha movido. Me siento como si estuviera abrazando una roca gigante e inmóvil. 

    Por un minuto, creo que me está hablando, diciéndome que me vaya, así que doy un paso atrás pero antes de que pueda llegar muy lejos, me doy cuenta de que el árbitro ya se está yendo. El ruido del exterior llena el pequeño espacio por un segundo antes de que la puerta se cierre de golpe y el sonido se reduzca a un zumbido.

    ¿Quién eres y qué quieres? Su voz es plana. Se encoge de hombros y coloca la bolsa en el mostrador.

    Tengo una propuesta para ti.

    No se da la vuelta, sólo hurga entre sus cosas, sacando guantes de boxeo y tiras de lino. Mira, no me interesa todo el asunto de los juegos de rol y no me interesa ninguna propuesta que tengas. Puedes salir por la puerta de atrás.

    Puedo sentir que me estoy sonrojando, el calor sube por mi cara.

    No es ese tipo de proposición, digo, más firmemente de lo que creía posible después de que él sólo implicara que yo estaba allí para tratar de acostarme con él o juego de roles, ¿como su hermana? ¿Le ha pasado esto antes? Qué asco.

    Entonces, ¿qué es lo que quieres? Tengo mil personas esperando ahí fuera. Hazlo rápido. Se pone la camisa en la cabeza, exponiendo una espalda musculosa y mi boca se seca.

    Sólo... quiero que le des una paliza a mi novio.

    Exnovio, quise decir, pero me tiene atónita con la piel y el músculo y el... un mini George Takei es lo único que está en mi cabeza.

    De repente para de buscar entre sus cosas y se vuelve hacia mí. Lentamente.

    Se ve mejor desde el frente que desde atrás. Santo cielo.

    Trago y me recuerdo a mí misma por qué estoy aquí, y no es para ligar con un tipo, aunque sea comestible. Te pagaré, añado en el silencio.

    Se queda mirándome fijamente, con la expresión plana. Tal vez la chica de la reunión de asesoramiento tenía razón. Esto es una locura. ¿Qué me hizo pensar que esto era una buena idea en primer lugar? Uf. Siempre hago esto, me lanzo a situaciones ridículas e involucrarme demasiado. ¿Cuál es mi problema?

    ¿Tu novio está esperando en el ring ahora mismo? El mafioso pregunta.

    Em... no.

    Entonces no. Se da la vuelta otra vez. Que tengas una buena vida.

    ¿Por favor? Te pagaré. Cien dólares." Sueno patética, incluso para mis propios oídos, pero he llegado demasiado lejos para volver atrás ahora.

    Mi lloriqueo debe afectarle de alguna manera.

    Arrastra una mano frustrada por su pelo rubio y peludo. ¿Por qué debería golpear a tu novio? ¿Por qué no rompes con él?

    Rompí con Cameron. Ya no es mi novio. Es un imbécil y realmente merece tener algún tipo de dolor físico.

    No estoy bromeando. Se merece algo más que dolor. Se merece algún tipo de maldición que haga que su paquete se ponga verde y se caiga.

    ¿Así que tú eres es el juez y el jurado, y yo soy el verdugo? Empieza a envolver una fina banda de tela larga alrededor de una mano, todavía hacia mí.

    Algo así.

    Se ríe, pero el sonido no es feliz. Mira, eh...

    Freya, le doy la información.

    Sí. Estoy seguro de que tu exnovio Calvin...

    Cameron.

    Lo que sea. Ya va. Se detiene y gira, sus ojos se encuentran con los míos, oscuros y concentrados. ¿Cameron qué?

    Cameron Myers.

    Lo haré.

    Responde demasiado rápido.

    Espera, ¿qué?

    Lo haré, dice un poco más alto. Págame cincuenta dólares ahora y cincuenta dólares cuando esté listo. Y tendrás tu prueba para el próximo jueves.

    Ese fue el cambio de opinión más repentino que he presenciado en la vida.

    Deja salir un suspiro irritado. Escucha, Freddie...

    Freya, corrijo, pero sigue hablando.

    No tengo tiempo para regatear contigo. Tómalo o déjalo.

    Lo tomo. Saco la mano. La mira dudosa por un segundo antes de darme un rápido y aplastante apretón de manos.

    Grandioso. Ahora lárgate de aquí. Dale el dinero al hombre de la puerta." Y entonces de nuevo me da la espalda.

    Qué imbécil.

    Bien. Estoy bastante segura de que ya cubrí mi cuota del día de cretinos en los dos minutos de esta conversación, y ahora mi vaso está rebosado, digo mientras me dirijo a la salida. No estoy segura, pero creo que lo escucho reír justo antes de que la puerta se cierre de golpe detrás de mí.

    Capítulo Dos

    Freya

    ––––––––

    Es interesante observar que los criminales se han multiplicado últimamente, y los abogados también; pero estoy siendo redundante.

    —Mark Twain 

    En la actualidad

    ¿Me acabas de atropellar?

    Eh, ¿no?

    El mafioso gruñe y se levanta en posición sentada.

    Me alejo de él, las rocas y la grava del camino se me clavan en las rodillas.

    La evidencia sugiere lo contrario, se despega de la rejilla, mirando a mi vehículo todavía encendido situado justo delante de nosotros.

    Fue un accidente.

    Eres un accidente andante y parlante.

    No pude verte detrás de la cosita esa de la máquina Hago un gesto débil y me levanto, limpiando la parte delantera de mi vestido con las manos. Qué descaro tiene hombre. Lo juro, cada interacción que he tenido con él termina conmigo sintiéndome como una idiota y queriendo darle una patada en la espinilla. Lo que podría ser una mala idea ya que acabo de atropellarlo con mi auto y estaba inconsciente hace menos de un minuto. Además, tiene aproximadamente el tamaño de una pequeña cordillera.

    Para protegerlo de más lesiones a mi cargo, no siempre puedo controlarme, me vuelvo a mi auto.

    Se pone de pie lentamente, sacudiendo los brazos y las piernas y estirando el cuello. ¿A dónde crees que vas?

    Hemos llegado a ese punto en nuestra conversación en el que te burlas abiertamente de mí, así que siento que vas a sobrevivir. Que tengas una buena vida.

    No puedes irte, así como así.

    Puedo hacer lo que quiero.

    No, no puedes.

    Sí puedo. Abro la puerta del auto. Tengo una cita. No sé por qué siento la necesidad de mencionarlo. No es que le importe una mierda. Además, estás bien.

    Antes de que pueda hacer un movimiento para entrar en el auto y escapar, un sonido muy familiar de iuiuiu llena el aire.

    Me doy vuelta a tiempo para ver un auto de policía estacionándose directamente detrás de mí.

    Vaya día de mierda, murmuro.

    O karma instantáneo, dice el mafioso.

    ¿Todo bien por aquí? El oficial pregunta, moviéndose hacia nosotros. Es bastante joven. Diría que tiene unos veinte y largos, treinta y pocos, con un corte de pelo alto y apretado en la parte superior de su cabeza oscura.

    Todo bien, digo.

    Me atropelló con su carro.

    ¡Cállate! Las palabras vuelan de mi boca.

    Y me está acosando verbalmente.

    ¿Le ha dado, señora? El policía está parado al otro lado de mi puerta. Me estoy agarrando a la manija como un salvavidas.

    Fue un accidente, digo.

    ¿Ha bebido algo hoy?

    Me encogí de hombros. Sólo un poco de agua con menta y limón.

    ¿Así que consentirá a que le hagan un test de alcoholemia?

    No puedo hacer nada más que mirar fijamente a sus duros y no parpadeantes ojos. Esta no es mi vida.

    Suspiro y asiento. .

    Casi una hora más tarde, me han hecho la prueba de alcoholemia, me han regañado y me han multado por conducción temeraria. He recordado que el nombre de ese mafioso es en realidad Dean (bueno, no lo recordaba realmente, el policía lo ha estado diciendo en voz alta desde que vio nuestras identificaciones).

    Tanto Dean como el oficial me informaron que también podría ser objeto de una demanda civil si Dean decide presentar cargos. El policía se ofrece a llamar una ambulancia para tratar sus heridas, pero él se niega a recibir tratamiento médico.

    ¿Vas a demandarme? Pregunto después de que el policía se vaya y Dean recoge su bolso del suelo. Estoy parada detrás de la puerta abierta de mi auto, como si fuera un escudo para su ira. No se ha molestado en ocultar su irritación hacia mí, pero eso no es nada nuevo.

    Probablemente. Su voz no tiene emociones y es monótona.

    ¿Por qué?

    ¿Por qué no? Conduces como una mujer de ochenta años con un pie de plomo y un deseo de sangre. Mete un libro en su bolso y se lo pone en el hombro.

    Pero estás bien, le digo.

    Sí, estoy bien. Unas cuantas costillas magulladas, probablemente. He sufrido cosas peores. Pero, ¿qué pasa con el siguiente pobre diablo? Podrías matar a alguien. Tal vez de esta forma tengas más cuidado.

    Bien. No tiene sentido discutir con él. Me tengo que ir. Tienes mi información. Intercambiamos números e información del seguro en algún punto entre caminar en línea recta y recitar el alfabeto al revés, lo cual es realmente difícil de hacer, debo añadir, borracho o no.

    Arranco mi auto y reviso cuidadosamente todos mis espejos, asegurándome de que Dean esté completamente fuera del camino para que no me tiente a golpearlo de nuevo, antes de salir y bajar de la carretera. Más vale que mi cita sea espectacular. Necesito algo, lo que sea, para olvidarme de la posible demanda que me está esperando. Como si no tuviera suficiente de qué preocuparme.

    Parando en un semáforo en rojo, respiro profundamente para calmar mi corazón y trato de enderezar mi cabeza antes de llegar al restaurante. No hay nada que pueda hacer sobre la situación de Dean en este momento. Tendré que esperar a que salga. Deja que se calme y trata de convencerlo de que no presente cargos. Tal vez pueda hacerlo cambiar de idea si le doy algo a cambio.

    Una repentina imagen de nosotros dos desnudos y sudorosos se infiltra en mis pensamientos.

    Estúpido cerebro.

    Sería atractivo si no fuera tan imbécil.

    Lo expulso de mi mente. Necesito concentrarme en el problema en cuestión.

    Mi cita.

    Espero que esta vez sea diferente.

    Desde que Cameron... desde que rompimos, bueno, no soporto que la gente me toque. Los hombres, específicamente. Es ridículo. Incluso una simple palmada en el hombro

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1