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Prácticamente Imperfecta
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Libro electrónico293 páginas3 horas

Prácticamente Imperfecta

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Información de este libro electrónico

Una policía en fuga. Su vecino de toda la vida: un tonto que bromea por absolutamente todo. Cuando alguien trata de matarlos a ambos, tienen que trabajar juntos para sobrevivir. ¿Qué podría salir mal?

Gemma McDougall está segura de tres cosas: Uno, nunca va a perder su vibra latina. Dos, su carrera es más importante que las relaciones terribles  (e inexistentes) que ha tenido que soportar toda su vida adulta. Tres, va a conseguir el próximo ascenso a detective aunque le cueste la vida. Pero entonces su trabajo literalmente casi le cuesta la vida, y se ve forzada a una baja médica no deseada.

Sam London está seguro de tres cosas: Uno, no tiene idea de cómo mantener una relación adulta normal y probablemente morirá frío y solo, asolado por perros salvajes. Dos, jugar a un juego de beber llamado Drinking Jenga, mientras te diviertes, también lleva a que por la noche te cueles en el patio del vecino y seas retenido a punta de pistola por su hija. Tres, no tiene ni idea de en qué clase de problemas se ha metido Gemma McDougall, pero va a ser parte de ellos, cueste lo que cueste.

Te encantará este loco misterio romántico porque es dulce y alocado y te hará reir a carcajadas. Compra Practicamente Imperfecto para alegrar tu día con un poco de amor y risas.

IdiomaEspañol
EditorialMary Frame
Fecha de lanzamiento1 mar 2020
ISBN9781071535745
Prácticamente Imperfecta
Autor

Mary Frame

To sign up for the newsletter and have the opportunity to receive advance copies of new releases, go here! www.authormaryframe.comMary Frame is a full time mother and wife with a full time job. She has no idea how she manages to write novels, except that it involves copious amounts of wine. She doesn't enjoy writing about herself in third person, but she does enjoy reading, writing, dancing, and damaging the ear drums of her co-workers when she randomly decides to sing to them.She lives in Reno, Nevada with her husband, two children and a border collie named Stella.She LOVES hearing from readers and will not only respond but likely begin stalking them while tossing out hearts and flowers and rainbows! If that doesn't creep you out, e-mail her at: maryframeauthor@gmail.comFollow her on twitter: @marewulfLike her Facebook Author page: www.facebook.com/AuthorMaryFrame

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    Vista previa del libro

    Prácticamente Imperfecta - Mary Frame

    Prácticamente

    ImPerFecta

    Por Mary Frame

    Derechos de Autor © 2016 por Mary Frame

    Diseño de portada James at goonwrite.com

    Edición Elizabeth Nover

    www.razorsharpediting.com

    Es probable que los errores que figuran en el presente documento sean el resultado de que el autor siga cambiando/editando después de que se hayan completado las ediciones de línea.

    Este libro es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del escritor, han sido usados ficticiamente y no deben ser interpretados como reales. Cualquier semejanza con personas, vivas o muertas, eventos reales, lugares u organizaciones es totalmente coincidente.

    Todos los derechos están reservados. Ninguna parte de este libro puede ser usada o reproducida de ninguna manera sin el permiso escrito del autor.

    A mis compañeros de trabajo,

    Por ser infinita fuente de inspiración.

    (Y también por todo el apoyo e impulso...

    Supongo que eso también fue de gran ayuda)

    Capítulo Uno

    Un trabajo hecho con alegría produce resultados excelentes–Aristóteles

    ––––––––

    Gemma

    Si los gritos provenientes de los vestuarios son indicativos de algo, mi compañero novato y yo vamos a pasar una noche infernal.

    Nos quedan unos diez minutos más hasta que comience nuestro turno, y con suerte, lo que sea que los chicos estén haciendo pasar a O'Connor habrá terminado para entonces.

    Tony. Me siento en la esquina de su escritorio mientras él escribe en el teclado.

    ¿Sí? pregunta, su mirada fija en la pantalla brillante. Tony era mi compañero antes de que me tocara heredar al novato.

    ¿Qué le están haciendo a O'Connor?

    La verdadera pregunta es ¿qué no le están haciendo a O'Connor?, responde.

    Hago un sonido de queja. "Dime por favor que no es la trifecta. ¿No tienen nada mejor que hacer?

    ¿Estás segura que quieres que responda a esa pregunta?

    Buen punto.

    La trifecta es una combinación de bromas, empezando por una simple -cambiar sus pantalones de uniforme por otro par demasiado pequeño, quitarle la placa de su sombrero y pegarla de nuevo al revés con cola loca- y terminar con un gran final: tomando prestadas las bolsas de centavos del cuarto de evidencias y poniéndolas en el casillero del novato.

    Suspiro.

    Aunque es temprano en la noche, la oficina está bastante activa y ruidosa. Hay gente charlando y moviéndose, teléfonos sonando y una fotocopiadora haciendo ruido de fondo.

    Oye, pregunto, mirando el archivo abierto en la computadora de Tony. ¿Estás revisando los archivos del caso Rosco? Tony detesta que mire por encima de su hombro, lo que me hace querer hacerlo aún más.

    Sí. Ya pronto será la cita de Larry en la corte.

    Hago una mueca. Se supone que debo servir de testigo.

    Larry Rosco es el hijo del ex-alcalde y un completo pedazo de mierda. Me involucré en su último drama cuando fue detenido una noche por otro coche patrulla. Jimmy-uno de nuestros amigos que ha sido policía por más tiempo que Tony y yo juntos-me había llamado al lugar pidiendo refuerzos cuando se dio cuenta de que había muchas personas en el auto y que probablemente tendría que arrestar a alguien.

    Tony se me queda viendo fijamente a la cara. ¿Vas a contarles lo que te dijo?

    Le volteo los ojos y me pongo de pie, moviéndome con mi voluminoso atuendo. El peso de mi chaleco antibalas debajo de mi uniforme y el cinturón lleno de armas alrededor de mi cintura siempre se me clava en las curvas.

    ––––––––

    No, a menos que pregunten, y dudo que surja en el interrogatorio que el acusado dijo 'chupo chupo por cincuenta centavos' mientras lo estaba arrestando. Levanto las cejas.

    Tony sonríe. ¿Crees que se dio cuenta de que eras policía?

    Estaba tan drogado que no me sorprendería que pensara que yo era un unicornio y tratara de cabalgarme sobre el arco iris.

    Tony se ríe, sentado en su silla y se frota la barbilla, que no parece haber visto una rasuradora en días. Escuché que Rosco padre se está postulando para gobernador el año que viene.

    Hago otra mueca. A esos Roscos definitivamente no les viene bien estar en posición de autoridad. Toda la familia está rodeada de escándalos.

    Oye, ¿recuerdas el tipo del que me hablaste, el que estaba con Larry esa noche que se fue?

    Sí, alto, moreno y guapo.

    ¿Lo escribiste en tu informe? me pregunta Tony.

    Por supuesto. Debería estar ahí.

    Frunce el ceño ante la pantalla, y aparece una hendidura entre sus cejas. Bueno, no está.

    ¿Se desapareció mi informe? Le pregunto.

    Ahí está el informe, pero no sale nada sobre el hombre misterioso.

    Permíteme ver. Me muevo alrededor del escritorio para poder leer por encima de su hombro. Mis ojos recorren el texto familiar hasta que se detienen. Esto es muy extraño, murmuro. Recuerdo específicamente haberlo escrito. Sólo lo vi por un minuto, pero me pareció familiar. Jimmy corrió tras él, pero lo perdió a dos cuadras de distancia. Me doy la vuelta y me pongo de cara a Tony. ¿Y aparece mencionado en la declaración de Jimmy?

    Tony se encoge de hombros. No sé, buena pregunta. Voy a consultarles. Aún no ha subido su información.

    Me aparto de su escritorio. Siento el impulso de querer revisar todos mis otros informes sólo para asegurarme de que nadie manipula mis archivos.

    Eso sería raro. A ver, a los chicos les gusta jugar, pero nunca con algo que pueda afectar a un caso.

    . Muevo mi mano despectivamente. Está bien. Siempre guardo una copia en mi disco duro antes de subirla al servidor. Estoy segura de que es algún tipo de falla o algo así.

    Tony asiente con la cabeza. Se lo diré al departamento de IT. Estoy seguro de que pueden investigarlo.

    Miro el reloj. Tengo menos de cinco minutos hasta que empiece mi turno. Será mejor que vaya a ver a mi nuevo chico. Asegúrate de que no pegaron su arma a la funda. Te veré más tarde. Aprieto a Tony en el hombro al pasar, dirigiéndome hacia el sitio donde escuché los gritos por última vez.

    Mi novato, O'Connor, está recién salido de la academia y es la persona más joven y más reciente adquisición del equipo. Es unos años más joven que yo, un recluta de pelo oscuro bastante atractivo a quien todavía le brillan los ojos con ideales de cambiar el mundo.

    Algo que encuentro ligeramente irritante.

    Lo consigo cerca de las puertas del frente, esperándome. Se está ajustando los pantalones, que obviamente son demasiado ajustados y por lo menos dos pulgadas demasiado cortas, exponiendo sus calcetines blancos brillantes.

    Intento fallidamente ocultar la risa.

    Amigo, le digo, ¿no pudiste encontrar pantalones de tu talla?

    Tengo miedo de ponerme mis pantalones de siempre. Había algo blanco en las piernas, y espero que haya sido polvo para la picazón y no algo peor.

    Esa fue probablemente una decisión sabia. Vamos. Asiento en dirección al coche. Vámonos.

    ¿Puedo conducir? O'Connor pregunta cuándo nos detenemos en el vehículo patrulla.

    Aún no has pasado la prueba, le digo, caminando hacia el lado del conductor y subiendo.

    La regla no oficial es que los novatos no pueden conducir hasta que no hayan atrapado a un delincuente a pie. Y tienen que atraparlos. Las fugas no cuentan.

    Después de que se sube al asiento del pasajero a mi lado, enciendo el auto y digo, Aunque tal vez esta noche sea tu noche de suerte.

    Ó Connor lanzó un quejido.

    Es una broma continua. Nuestro pueblo es bastante seguro, y la mayoría de las noches son lentas y aburridas. Me tomó casi dos años poder conducir la patrulla, y eso fue sólo porque el viejo Sr. Knight se escapó del asilo y lo localicé en su andadera a una cuadra de distancia.

    Hubo una serie de asesinatos en la universidad local, hace años. Los crímenes estaban relacionados con el uso de drogas, pero ese el caso más grande que hemos tenido en la última década.

    Unas pocas horas después de nuestro turno la tediosa noche había transcurrido maravillosamente normal. Hasta los momentos, habíamos lidiado con unas cuantas infracciones de tráfico y un par de llamadas por disturbios de ruido. Durante una pausa en medio de tanta emoción, a eso de las once de la noche, fuimos por una comida de medianoche y aparcamos en un viejo terreno vacío.

    ¿Así que tú y Tony nunca tuvieron nada en el trabajo? O'Connor pregunta.

    Nunca tuvimos nada, punto. Doy un mordisco gigante a mi hamburguesa, esperando que capte la indirecta y deje de hacer preguntas.

    No es la primera vez que me hacen esa pregunta. Tony y yo somos solteros.

    No me acuesto con otros policías. Ya no. Así que vuelve a meter tu paquete en los pantalones, Romeo. Le sonrío, haciéndole pasar un mal rato ya que sé que no intentaría nada conmigo.

    Aunque O'Connor es prácticamente un bebé, tiene una esposa y un hijo propio.

    Sólo digo, continúa O'Connor, que sería un poco caliente hacerlo en un coche de policía."

    O algo incómodo. Hay como catorce capas de ropa y un chaleco antibalas que atravesar antes que pase cualquier cosa".

    Él sacude su cabeza hacia mí. No me extraña que sigas soltera.

    ¿Qué se supone que significa eso?

    No hay necesidad de ponerse a la defensiva.

    Mi voz se intensifica. No voy a... Tomo una pausa y respiro para moderar mi tono. No estoy a la defensiva, digo con toda la calma que puedo. No tengo tiempo para citas, y cuando lo hago, el tipo suele terminar siendo un completo idiota.

    ¿Cuándo fue la última vez que tuviste una cita? pregunta antes de meterse una papa frita en la boca.

    No hace tanto. Doy otro pequeño mordisco a mi hamburguesa y la mastico lentamente, pensando. Fue hace un par de meses.

    Si pudiera llamarse meses a los años.

    Vaya. No me di cuenta de que había pasado tanto tiempo.

    Los dos continuamos en silencio, acostumbrados a comer rápido en caso de que nos llamasen.

    ¿Así que nunca considerarías tomarte unos tragos con Pauly? O'Connor pregunta.

    Hago una pausa mientras finjo considerar su pregunta, y luego le doy un puñetazo, fuerte, justo en el brazo.

    ¡Ouch!, grita, mientras el impacto de mi puño hace que lo que queda de su sándwich salga volando por la ventana. ¿Por qué hiciste eso?

    Esto es por hacerme preguntas en nombre de Pauly. No lo hagas de nuevo. Dile a ese pequeño listo que le cortaría las pelotas antes de salir a comer con él.

    O'Connor se frota el brazo, fingiendo hacer pucheros por un minuto antes de preguntar: ¿Entonces eres lesbiana?

    Dejé de comer. Me di la vuelta y lo miré de la misma forma en que mi madre lo hizo aquella vez que arruiné mi vestido para ir a misa o cuando decía algo inapropiado. Es aterrador. Lo sé por experiencia.

    No me hagas pegarte en las pelotas O'Connor.

    ¡Solo preguntaba! Sabes, hay mucha especulación en el trabajo. Simplemente estoy preocupado por ti. Les diré que tienes novio o algo.

    No les digas nada. Te juro por Dios, para ser un grupo de hombres adultos, son los más chismosos que he conocido.

    Cuando Tony y yo nos convertimos en compañeros de trabajo y nos hicimos amigos, todos tenían la expectativa de que tuviéramos algo juntos. Eso nunca ocurrió, y empezó el rumor de que yo prefería a las chicas. No me importaba, pues eso hacía que las críticas no fueran dirigidas hacia Tony. Desafortunadamente, en el mundo policial es más aceptable ser lesbiana que ser un hombre gay. Me gustaría pensar que los chicos del trabajo no tomarían a Tony ni toda la labor que ha hecho de alguna forma distinta simplemente por su preferencia sexual, pero... bueno; uno nunca sabe. Si esta conversación es indicativa de algo, es de que Tony seguro tiene mucho más que perder y que debe ser cauteloso.

    No tuve la oportunidad de sermonear al novato sobre cómo no ser igual al resto de los imbéciles porque recibimos una llamada por radio.

    Tenemos un potencial diez-dieciséis con disparos en Grove, la calle transversal más cercana es Madison. Unidad 91, ¿están en el área?

    O'Connor y yo intercambiamos una mirada, y luego él toma la radio. Estamos a menos de una milla de distancia.

    Aquí la unidad noventa y uno, afirmativo, en camino, con un tiempo estimado de llegada de menos de cinco minutos, cambio.

    El remitente dio la dirección exacta antes de cerrar la comunicación.

    Unos minutos más tarde, entramos en un vecindario de clase media-baja, y apago la sirena. Aparcamos frente a la casa donde se estaba produciendo el supuesto disturbio doméstico, pero todas las señales apuntaban a que estaba oscura y abandonada. Normalmente en llamadas como ésta hay gente afuera. A los vecinos les encanta saber lo que está pasando en la casa de al lado, o son los que hacen el reporte y podemos obtener una declaración. Normalmente hay al menos algunas luces o algo sucediendo en algún lugar cercano. Pero aquí... ...nada. Toda la calle está oscura.

    Me encojo de hombros ante la cara perpleja de O'Connor, y salimos del vehículo.

    El golpe rápido y el grito en la puerta no dan ningún resultado. Saco mi radio y llamo a la central para confirmar la dirección. Una vez verificado, intento abrir la puerta, pero está cerrada.

    Voy a revisar las ventanas y la parte de atrás, le digo a O'Connor. Quédate aquí. Grita si ves o escuchas algo.

    Camino por el lado de la casa, con mis botas crujiendo sobre la hierba seca que alguna vez fue un césped. La ola de calor del verano no está ayudando. Los arbustos que rodean la propiedad parecen grupos esqueléticos de arte esotérico.

    Este es uno de los pocos vecindarios que todavía está sufriendo las consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria.

    Cuando pongo mi linterna en una ventana lateral, todo lo que veo es un baño vacío al que le vendría bien unas cuantas rondas de limpieza.

    Hay una cerca alta de madera que rodea la parte trasera de la propiedad, y después de hacer un rápido reconocimiento, descubro que no hay ninguna puerta o portón que permita un fácil acceso.

    Maldición.

    Me lleva un par de minutos, pero me las arreglo para encontrar un punto de apoyo cerca de una roca alta, me elevo por encima de la cerca y caigo torpemente al otro lado. El patio trasero está tan silencioso y muerto como el delantero. Hay un pedazo de pasto seco, un patio de concreto agrietado con una silla desvencijada en el centro, y una puerta de vidrio que conduce a la casa. Me acerco a la puerta y enciendo mi linterna en el interior de la casa. Hay otra silla plegable que hace juego con la del patio en el centro de la sala. Está cubierta por una manta delgada. No hay nada más, ni otros muebles o signos de vida.

    Esto está muy siniestro, murmuro.

    Muevo mi linterna a través de las ventanas, tratando de ver más adentro de la casa. De repente, veo movimiento, justo al borde de donde brilla mi luz.

    Alguien definitivamente está ahí dentro.

    Toco la puerta de vidrio y muevo mi linterna gritando: ¡Policía! ¡Abran!

    Casi inmediatamente suenan disparos, pero no suenan como si vinieran de dentro de la casa. El estadillo y eco resultante resuenan desde el patio delantero.

    ¡Maldita sea! ¡O'Connor! En este momento, no tengo otra opción. Disparo a la cerradura de la puerta y la abro, sosteniendo mi pistola y la linterna juntas frente a mí.

    Silencio.

    Por lo menos, creo que hay silencio, pero es difícil de descifrar porque mis oídos siguen con el zumbido de los disparos que hice a la puerta.

    ¡O'Connor! Grito de nuevo. ¿Dónde estás?

    Me dirijo hacia la parte delantera de la casa, iluminando mi linterna en todas las direcciones mientras me muevo, rezando para que esté bien. Antes de llegar a la puerta de entrada, ésta se abre de golpe en dirección hacia a mí.

    Mi primer pensamiento es que debe ser O'Connor, pero en lugar de encontrarme un tipo relativamente pequeño con uniforme de policía mal ajustado, me encuentro es un hombre enorme, de al menos 1,80 metros. Está todo de negro, incluso tiene un pasamontaña negro cubriéndole la cara. Usa el elemento sorpresa a su favor, y antes de que pueda hacer otra cosa que no sea aterrarme, se lanza hacia mí, alcanzando la pistola que tengo en la mano.

    En ese momento pongo en práctica todo mi entrenamiento y esquivo su ataque, pero no lo suficientemente rápido. Nos caemos al suelo, y él se derrumba pesadamente sobre mí. Lucho contra él. Utiliza su peso para sujetarme mientras intenta arrancarme el arma. Me aferro a la pistola y a la linterna para salvar mi vida, pero finalmente me quita los dos objetos de las manos, haciendo que todo de vueltas antes de que se detenga.

    Sus manos alcanzan mi cuello, pero le doy un rodillazo en la ingle, lo que le hace gruñir de nuevo y gritar con voz grave: ¡Perra!

    Los siguientes minutos son una nube borrosa de puños, algunos de los cuales hacen contacto con mis costillas. No puedo zafarme con su cuerpo pesado en mi pecho. Me retuerzo lo suficiente como para hacer palanca y darle un codazo a mi atacante en la nariz.   Oigo un chasquido y sé que he dado en el clavo. Se levanta antes de que la sangre empiece a filtrarse por la máscara de algodón y sale corriendo. Lo alcanzo y consigo enganchar un poco de

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