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Guía para el mediador profesional: Caja de herramientas y apuntes específicos
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Libro electrónico189 páginas3 horas

Guía para el mediador profesional: Caja de herramientas y apuntes específicos

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Este libro está pensado para aquellos profesionales de la mediación, que con la máxima vocación de ayuda, pretenden ejercer de una manera eficaz está apasionante disciplina. Centrado principalmente en cómo abordar mediaciones en el ámbito mercantil y en la empresa familiar, el libro ofrece desde un glosario detallado de los conceptos necesarios para manejarse en estos ámbitos hasta una explicación lo más concreta posible del proceso de mediación y las diferentes microtécnicas que los autores utilizan.
El libro pretende resultar de ayuda tanto para aquellos mediadores no habituados al ámbito mercantil y de la empresa familiar, como para aquellos que busquen una mirada práctica sobre diferentes herramientas para la gestión de conflictos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 ene 2016
ISBN9788416572212
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    Guía para el mediador profesional - Antoni Vidal Teixidó

    Antoni Vidal Teixidó

    Rafael Llinàs Salmerón

    GUÍA PARA EL MEDIADOR PROFESIONAL

    Métodos

    GUÍA PARA EL MEDIADOR

    PROFESIONAL

    Caja de herramientas

    y apuntes específicos

    sobre mediación mercantil

    y en la empresa familiar

    Antoni Vidal Teixidó

    Rafael Llinàs Salmerón

    © Antoni Vidal Teixidó y Rafael Llinàs Salmerón

    © Del prólogo: Arturo Almansa López

    Diseño de cubierta: Juan Pablo Venditti

    Primera edición: febrero de 2016

    Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

    © Editorial Gedisa, S.A.

    Avda Tibidabo, 12, 3º

    08022 Barcelona, España

    Tel. 93 253 09 04

    gedisa@gedisa.com

    www.gedisa.com

    Preimpresión:

    Moelmo S.C.P.

    Girona 53, principal – 08009 Barcelona

    eISBN: 978-84-16572-21-2

    Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de

    impresión, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o en

    cualquier otro idioma.

    Índice

    Nota de los autores

    Prólogo

    1. ¿De qué hablamos cuando hablamos de mediación?

    1.1. La cultura de la mediación: justificación ideológica desde la perspectiva del derecho

    1.2. Metodologías de resolución de conflictos: para qué utilizamos la mediación

    1.3. ¿Qué es un mediador?

    1.3.1. Una cuestión difícil

    1.3.2. Un mediador es un tercero que interviene a requerimiento de las partes

    1.3.3. Un mediador ayuda a las partes a llegar a un resultado, pero son las partes las que deciden qué resultado

    1.3.4. Un mediador es un experto en comunicación humana y trabaja con el lenguaje

    2. La mediación en el ámbito mercantil

    2.1. Apuntes para el mediador mercantil: conceptos que debe conocer

    2.1.1. Conceptos y términos más usuales en el ámbito mercantil

    2.1.2. Conceptos básicos y especificidades de la empresa familiar

    2.1.2.1. Empresa familiar

    2.1.2.2. Ventajas e inconvenientes de la empresa familiar

    2.1.2.3. Tendencias actuales en la familia que afectan a la empresa familiar

    2.1.2.4. Casos frecuentes

    2.1.2.5. Glosario específico referente a la empresa familiar

    2.2. Evolución legislativa en el ámbito mercantil

    2.2.1. Evolución legislativa

    2.2.2. Ámbito mercantil de la mediación

    2.3. Diferencias entre el asesor jurídico y el mediador

    2.4. El proceso de mediación mercantil

    2.4.1. Derivación a mediación

    2.4.2. Información y sesión informativa

    2.4.3. Sesión constitutiva y de presentación inicial

    2.4.4. Sesión de información

    2.4.5. Identificación del problema

    2.4.6. Búsqueda de opciones

    2.4.7. Concreción de los acuerdos

    2.5. La mediación empresarial exprés

    2.5.1. Qué es y cuándo puede ser de utilidad

    2.5.2. Características específicas de la mediación empresarial exprés

    2.5.3. Las herramientas destacadas

    3. Caja de herramientas para el mediador: microtécnicas, entrenamiento y elementos de reflexión

    3.1. Antes de mediar: reflexión y técnicas

    3.1.1. Las responsabilidades del mediador: aquello que sí nos toca hacer a nosotros

    3.1.2. Hablemos de empatía

    3.1.3. Principios psicológicos que aparecen en el conflicto

    3.1.4. Prevenciones que debe tomar el mediador

    3.1.5. Separar el trigo de la paja: posibles causas ocultas en el conflicto

    3.1.6. La responsabilidad: de asumir el poder a potenciar a las partes

    3.1.7. Voluntariedad y confidencialidad: las garantías de la mediación

    3.1.8. Modelos de mediación: guía de degustación

    3.2. La mediación por dentro: aspectos artesanales y técnicas

    3.2.1. La escucha activa: transformando el conflicto desde el principio

    3.2.2. El arte del parafraseo

    3.2.3. La mirada del mediador: no preguntamos para buscar respuestas, sino para sembrar dudas

    3.2.4. El replanteo o reformulación

    3.2.5. La normalización

    3.2.6. El acto incondicional

    3.2.7. Enfrentar a las partes a su MAAN

    3.2.8. Técnica del «cómo empeorar»

    3.2.9. Técnica del escenario más allá del problema

    3.3. Cosas que no debe hacer un mediador

    3.3.1. Convertirse en árbitro

    3.3.2. Comprometerse con la solución

    3.3.3. Llevarse el problema a casa

    3.3.4. Pensar que las partes te están entendiendo

    3.3.5. Pensar que una parte entiende lo que dice la otra parte

    3.3.6. Aceptar chantajes

    4. Ejemplos de casos

    Caso 1. Bar Los Hermanos

    Caso 2. Empresa Procosa

    Caso 3. Un ejemplo de mediación exprés

    Bibliografía consultada

    N

    ota de los autores

    Una de las cuestiones que más se ha debatido entre los profesionales de la mediación es la conveniencia de que el mediador tenga conocimientos técnicos de la materia objeto del conflicto. El mediador debe comprender lo que las partes dicen y, si bien no debe ser un experto en la materia, sí debe tener unos conocimientos mínimos y suficientes para valorar sus posiciones, comprender sus inquietudes y sobre todo conocer sus posibilidades.

    Al haber formado a muchos profesionales, nos hemos dado cuenta de la incomodidad de los mediadores cuando se encuentran en un terreno que no es propiamente el suyo. Ello puede incidir en que un gran profesional de la mediación deba renunciar a un caso por desconocer el léxico y el ámbito del conflicto. Ocurre igual con el desconocimiento o el conocimiento insuficiente de una lengua distinta a la propia; genera imposibilidad de comunicación fluida, incomprensión y dificultad para dirigir el proceso.

    Los cursos, másteres y grados en mediación no han cubierto suficientemente todos los ámbitos y posiblemente, para los procedentes de una formación no jurídica, los módulos del ámbito del derecho no son suficientes para que el mediador parco en leyes pueda desarrollar felizmente su tarea. Puede ocurrir lo mismo para el mediador no formado en ciencias sociales, psicológicas etc. sin embargo, el tener conocimientos jurídicos permite al mediador facilitar la ampliación de sus habilidades, saber situarse en el conflicto y valorar las opciones.

    Por ello hemos considerado conveniente dar unas pautas, así como conocimientos elementales de un campo de la mediación que a los profesionales mediadores procedentes de un ámbito distinto al derecho les aterroriza y paraliza; la mediación mercantil y en especial la mediación en la empresa familiar.

    Prólogo

    Si hay personas que contienen un alma sin fronteras, una esparcida frente de mundiales cabellos, cubierta de horizontes, barcos y cordilleras, con arena y con nieve, tú eres una de aquéllas.

    Con estas palabras del poeta Miguel Hernández, quiero glosar la bondad, ciencia, originalidad y acierto del contenido de la obra de Antoni Vidal y Rafael Llinás, quienes, más por amistad que por responsabilidad, han tenido la amabilidad de concederme la oportunidad de ofrecer a los lectores la puerta por la que se adentren en esta Guía para el mediador profesional.

    La mediación ha de ser considerada simplemente como un método adecuado para la resolución de conflictos, con sus limitaciones y fortalezas. Método que no es complementario ni alternativo al método adversarial, porque con él no se pretende llegar al mismo resultado que se obtendría con la resolución judicial que pusiera fin al conflicto. Ni su existencia y justificación depende de los juzgados, a los que de forma errónea a veces trata de vincularse por unos y por otros operadores jurídicos. Tampoco su utilización e idoneidad es consecuencia de la norma jurídica.

    Frecuentemente, y con la pretensión de rescatar aquellos conflictos de quienes en su día decidieron que era mejor que el control de los mismos y su resolución se confiara a una tercera persona —el árbitro o él juez—, se ha tratado de presentar la mediación como una actividad complementaria en el ámbito intrajudicial con lo que se pretendía convertir lo que es materia contenciosa en acuerdo o pacto de las partes. La realidad de los juzgados nos ha hecho reconocer que en muchos casos, y a pesar del aparente «acuerdo de voluntades», el auténtico conflicto se manifiesta en el momento de ejecutar lo que era fruto de ese aparente y formal mutuo acuerdo.

    El ánimo del legislador era disponer que la intervención judicial quedara postergada a aquellos casos en que el acuerdo no era posible, o éste era lesivo para alguno de los implicados en el mismo. Pero lo cierto es que el modo de trabajar los conflictos de forma autocompositiva ha puesto de manifiesto que, en muchos casos, el «acuerdo» no era tal, sino simplemente el fruto de una negociación forzada y que no había abordado el núcleo del conflicto y de la discrepancia, o éste había sido enfocado de forma parcial, por lo que más parecía que ese «mutuo acuerdo» lo era entre los abogados, en lugar de haberlo alcanzado los propios clientes.

    Un pormenorizado análisis del trabajo realizado en el intento de resolución de muchos conflictos ha evidenciado que en el aparente acuerdo no se habían utilizado las técnicas adecuadas o habían sido empleadas de forma incorrecta. En resumen, se carecía de técnicas y herramientas adecuadas.

    La definición de mediación ha sido objeto de estudio en numerosos cursos y congresos y de toda esta actividad formativa han surgido un número significativo de personas mediadoras de las que hemos podido escuchar de forma reiterada que lo importante para ellas, después de finalizar su formación, es poder acceder a la práctica de la actividad mediadora. Para todos estos mediadores, surge esta guía que, como su propio título indica, lo es para quienes desean ejercer la mediación de forma profesional.

    El trabajo de los autores es compendio de ciencia, estudio, experiencia y vivencia y reflejo de una actitud personal que los reconoce y prestigia como mediadores profesionales.

    Hemos de considerar que la mediación es definida por el papel que ocupa el mediador, y así lo reconoce la propia Ley de mediación en asuntos civiles y mercantiles 5/2015 y el reglamento que lo desarrolla en el Real Decreto 980/2013 de 13 de diciembre, porque en dichas disposiciones se configura un modelo que encuentra en la figura del mediador una de sus piezas esenciales, en cuanto es responsable de dirigir un procedimiento cuyo propósito es facilitar el consenso en situaciones de conflicto. En consecuencia, el mediador ha de manejar una serie de términos, glosarios, técnicas o herramientas que tienen naturaleza interdisciplinar.

    La obra que ahora tiene en sus manos se caracteriza por la humildad, profundidad, experiencia y rigor de sus autores, quienes han pretendido ofrecer a los mediadores profesionales un texto accesible que se convierta en «caja de herramientas». Es decir, en espacio que reúna y donde sea posible encontrar de forma ordenada ese maravilloso conjunto de piezas y útiles que, por su especialidad y características, están ideadas para una actividad concreta, para un quehacer determinado: mediar.

    El diccionario de la Real Academia Española define las herramientas como aquellos instrumentos de los que se sirve el artesano o el técnico para materializar su idea creadora; para moldear, fabricar, trabajar, crear... En pocas palabras, para potenciar de forma precisa lo que siente, lo que por él se crea y construye. Las herramientas tienen nombre y, dentro del argot del profesional, se las identifica a veces indicando para qué sirven y la función que desarrollan o por la actividad que promueven. En consecuencia, cada una de ellas tiene un momento determinado en el que se convierte en protagonista del trabajo, en el que, sin ella, sería imposible acometer la tarea de mediar. Marinés Suares prefiere llamarlas técnicas porque, como ella dice, cuando en sus publicaciones las llamaba herramientas le parecía muy fuerte.

    En nuestro caso, las herramientas para la práctica de la mediación son técnicas que son propias de tal actividad, y que se encuentran vinculadas a procesos comunicacionales. Han sido adquiridas de distintas disciplinas y profesiones, de ahí la necesidad de reconocer la mediación como un trabajo integrador e interdisciplinar. La persona mediadora ha de conocer, cuidar y saber manejar cada una de las herramientas, pues son las que aflojan, dan firmeza, validan, limpian, restauran, aproximan, despiezan, desbloquean, analizan, legitiman, etc.; por tanto, ha de aplicarse cada una de ellas con la finalidad para la que ha sido concebida, con la idoneidad que se pretende y con el método adecuado.

    El mediador o la mediadora debe conocer su existencia y aprender a manejar todas y cada una de las herramientas o técnicas, pues cada una de ellas tiene un objeto, un momento adecuado para su utilización. Cuando un operario utiliza una sola herramienta, por buena y práctica que ésta sea, al final siempre terminará adaptado la realidad a lo que su única herramienta puede hacer. Si un artesano sólo dispone en su caja de herramientas de un martillo, todo lo tratará de arreglar o construir clavando o golpeando y no verá en su actividad otra cosa que clavos. Objetos que puedan clavarse. Finalmente, el operario pensará de forma errónea que todo se soluciona golpeando, pues él sólo sabe martillear.

    Sin lugar a duda, cada mediador se sentirá más afín o cómodo con una determinada herramienta, con una técnica concreta, bien por su formación de origen o por su adiestramiento, pero es precisamente por esta actitud selectiva, por lo que deberá trabajar y ejercitarse en aquellas otras técnicas o habilidades que le cuestan más, que le resultan más dificultosas. Ello no empece para que conozca todas las técnicas, y de modo especial las que son más útiles para su actividad. Dice el axioma: «No puede amarse lo que no se conoce»; y menos aún puede utilizarse con una mínima destreza lo que no se practica. Por ello, los profesionales de la actividad mediadora han de conocer las técnicas y herramientas, y trabajar de forma interdisciplinar ampliando su conocimiento. Todas las técnicas y herramientas pueden conocerse y practicar su uso.

    A usted, lector, que ha sentido la curiosidad de abrir este ejemplar y ha comenzado ojeando sus páginas, le invito desde este momento a que traspase el umbral del prólogo. Le animo a que realice la lectura de esta obra, sin prisa, con un lápiz en su mano, porque a bien seguro tendrá la necesidad de subrayar, releer y anotar en los márgenes sus propias reflexiones, lo que ha evocado en usted y lo que usted considera práctico para su actividad mediadora.

    Este libro es una obra interactiva en la que de forma continua el lector se asombrará, comparará la experiencia de los autores con la suya propia. El texto está redactado con sencillez y accesibilidad al contenido, pero con una profundidad que garantiza el éxito del trabajo. Cada una de sus páginas es un engarce permanente de má­ximas, de principios, de reflexiones. Todo ello, expuesto con un criterio pedagógico y práctico que hace buena, por así asumirla los autores, la máxima del gran pedagogo universal Luis Vives: «Instruir deleitado».

    El mediador necesita tener una sólida formación para vencer el prudente miedo al ejercicio de la actividad mediadora. El desasosiego que

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