¿Siempre quisiste ser abogado? ¿Por qué estás en el Poder Judicial?
La experiencia sobre el descubrimiento de mi vocación profesional ha sido un camino largo. No siempre quise ser abogado. De hecho, aun cursando la preparatoria quería ser médico; me gustaban mucho las ciencias biológicas y de la salud y las matemáticas.
Sin embargo, cuando culminé la prepalo primero que hice fue estudiar ingeniería en sistemas computacionales y electrónica. Allí duré un semestre. En ese vaivén me fui involucrando con temas más sociales y humanísticos que tienen que ver con conocer gente y sus intereses. Tal vez por eso me gustaba la medicina, porque comparte con la abogacía un perfil de servicio humanitario, de estar con la gente, aunque son profesiones totalmente distintas. Y de ahí nació mi interés por el Derecho, porque creo que es una carrera multidisciplinaria, multifacética y en la que hay muchas áreas de oportunidad.
La verdad, no tenía claro en qué área del Derecho me iba a desempeñar: si iba a ser litigante, si iba a trabajar en el Poder Judicial, si iba a ser político: un actor político; lo que me lleva a recordar que me gustaba mucho la actuación, pues también quería ser actor. Eso ya lo sabe la ministra. Pero al final elegí Derecho por el perfil social y para estar cerca de la gente, abonando a la sociedad, construyendo un Estado de Derecho.
Cuando uno tiene 18 años de edad no sabe bien a qué se tiene que dedicar. Uno sigue corazonadas e intuiciones. Entonces, con mi intuición, elegí Derecho porque me convencí de que con esa carrera podría moverme después en el ámbito de lo social, de lo político, de lo jurisdiccional, para ser litigante.
■ ¿Has encontrado un punto en el que se encuentren el Derecho y la ingeniería?
No, pero con las matemáticas desde luego que sí. Ahora trabajo