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Contrainteligencia tributaria
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Libro electrónico322 páginas7 horas

Contrainteligencia tributaria

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No cabe duda de que tanto el estudio como la forma en que se aplica el sistema tributario en México deben ser conforme lo establece la ley prevista para este sistema. Ahora bien, a pesar de que se han publicado infinidad de obras muy valiosas para el estudio y la aplicación correcta de las leyes fiscales, aún no se ha establecido una forma correcta
IdiomaEspañol
EditorialIMCP
Fecha de lanzamiento9 jul 2019
Contrainteligencia tributaria
Autor

Oscar Sánchez Belmont

Licenciado en Derecho (UNAM), Maestría en Derecho (UNAM) y Doctorado en Derecho (UNAM), Tesis de Investigación: “Inteligencia sistemática, Análisis de su aplicación en la investigación del combate al crimen organizado”. Certificación en el sistema acusatorio adversarial, Técnico en idiomas certificado por el Instituto Lingüístico, idiomas: Inglés, Francés Italiano y Alemán, Constancia del idioma Italiano en nivel comprensión. Diez años de experiencia jurídica, con un enfoque en el área penal, crimen organizado y fiscal penal. Más de diez años de experiencia en el área administrativa y de análisis jurídico penal.

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    Contrainteligencia tributaria - Oscar Sánchez Belmont

    Prólogo

    Curiosidad, el abrumador deseo de saber, algo

    que no es característico de la materia muerta.

    Isaac Asimov

    Se dice mucho sobre lo que nos hace diferentes a las personas de las cosas y de los animales. Me referiré a una de ellas: el deseo de saber más allá de los instintos propios de la supervivencia. Asimov (1972) cuenta en su obra que si un animal está saciado y, en un momento dado no advierte peligro en su supervivencia, ¿qué es lo que hace? Un perro olfatea y un gato se asea, dormita o se estira. Por su parte, el mono es más inquieto y presenta mayor curiosidad por las cosas que le rodean. En cuanto más desarrollado es un cerebro, mayor es el impulso a explorar.

    El cerebro del ser humano supera los requerimientos ordinarios que la vida le demanda: recibe, organiza y almacena información con una capacidad que aún no se ha logrado determinar por su amplitud. Por eso es que las personas se aburren, por la no utilización de su capacidad mental que, incluso, en algunas ocasiones los lleva a la demencia.

    Las personas sienten por naturaleza un deseo innato por conocer algo más. En la medida en que crecen, ese deseo se alienta o se destruye, pero en algún momento estuvo presente en la persona misma. Aunque no lo parezca, esa persona que hoy vemos con la mirada perdida por el uso de estupefacientes, contaba en un principio con una curiosidad propia que le hacía preguntar, indagar, investigar y hasta acudir a lugares inhóspitos o peligrosos. Esa curiosidad bien administrada ha permitido el avance de las actividades cotidianas de la vida, el registro contable ya no es manual, sino electrónico para facilitar el trabajo; los surcos en la tierra ya no se hacen con la mano o con pala, se usan tractores autopropulsados que aligeran la fatiga del hombre y así podríamos dar cuenta de un sinnúmero de avances tecnológicos que han sido creados por curiosos que actuaron frente a lo que observaron que era una carga para la persona y decidieron actuar en beneficio.

    Tengo presente un libro de mis hijas cuando tenían escasa edad que se intitulaba: El perro filósofo. Ese can había tomado esa actividad porque no tenía nada que hacer, así que filosofaba todo el día desde su casa que daba vista a la calle. Un poco de vacile y otro poco de verdad en la afirmación de su autor. Asimov señala que las bellas artes, que están orientadas a satisfacer necesidades de tipo espiritual, nacieron en la agonía del aburrimiento. Busquemos tener ocupada nuestra mente, primero creando y después contemplando lo que se creó.

    El estímulo que nos produce una obra de arte es la grandeza que encierra, por eso la pintura, la música o la arquitectura, por mencionar solo algunas, no tienen una explicación única, su creador las hizo con un sentido y con una finalidad, buscando una expresión, pero al final el observador de esas obras puede haber hallado otros elementos que le producen otros sentimientos con igual grandeza de lo que su creador sintió al crearla.

    Incitemos pues a nuestra mente a esforzarse por obtener necesidades adicionales a las usuales o las relativas a la simple supervivencia. El uso que le damos es lo que caracteriza a una persona, si decide dedicarla para sí o destinar ese tiempo, esfuerzo y esa inteligencia al servicio de los demás. Digo tiempo y esfuerzo, pues para ayudar a los demás, adicional a una mente activa y creadora se requiere fuerza física y salud.

    Lo anterior no implica que la lectura o la reflexión no se ejerzan solo porque sí, sin ninguna otra intencionalidad más que por el placer de retarnos a nosotros mismos, pero cuán bueno es que esa reflexión no se quede en el interior de la persona, sino que se exteriorice y se exponga a terceros, quienes quizá obtengan los mismos beneficios que su iniciador, ¿qué acaso no saben que es absurdo prender una vela y ponerla debajo de la mesa? La vela se pone en lo más alto de la casa para que alumbre a todos, no se guarda en el armario bajo llave.

    Escuché varias ponencias sobre la inteligencia y la contrainteligencia, en una ocasión que el autor presentó otra de sus obras. Decían que todos la practicamos en algún momento y citaban como ejemplo el niño que no quiere entregar sus calificaciones a su madre y usa la inteligencia para ocultar que trae una boleta en su mochila. Por su parte, la madre debe usar la contrainteligencia para encontrar el elemento que se le busca esconder. Eso es cierto, pero solo en parte. Es decir, cuando me refiero a la curiosidad y a las preguntas de la vida, no estoy pensando solo en responder la interrogante: ¿por qué el aire tira las hojas?, o ¿cuántos metros mide ese monte? Mi intención es el conocimiento aplicado.

    Tampoco es mi interés la cotidianidad de las acciones del hombre, sino el conocimiento epistémico, la epistemología, el interés consciente por elsaber, el conocimiento que se encuentra porque se busca y el que se busca además con un procedimiento organizado, lógico, comprobable, repetible, el conocimiento científico y no solo la aplicación de la doxa o el simple sentido común. Difiero, por lo tanto, de las explicaciones simplistas en lo que a inteligencia y contrainteligencia se refiere, o ¿acaso es esto lo que plantea el autor en su obra? La respuesta es no. No se refiere solo a la intuición de asumir lo que la contraparte haría y actuar en consecuencia. Otra vez, esperamos respuestas generales, plausibles, satisfactorias, comprensibles.

    Entonces, ¿investigación pura o aplicada? A decir: pasar del por qué cae la lluvia a para qué cae la lluvia. ¿Una explicación de su origen o una consecuencia de su suceder? La lluvia fertiliza la tierra, crea plantas para adornar, comer o curar. Escudriñar la obra que prologamos para saber qué es la inteligencia o para saber cómo opera ésta y así actuar en consecuencia (aplicando incluso la contra-contrainteligencia en un círculo que gira y gira hasta encontrar la verdad legal). La inteligencia tributaria del Estado para fiscalizar, al mismo tiempo que la contrainteligencia de ese mismo Estado para combatir las prácticas inteligentes de elusión fiscal. ¿Para qué más? ¿En uso de qué se presenta esta investigación?

    Este libro es un arma inofensiva o demasiado violenta, según el uso que se le otorgue. Abre los ojos a comprender la manera en que las personas analizan nuestros pensamientos, nuestras estrategias y, a la vez, nos explica cómo debemos comprender la actuación de aquel que se halla frente a nosotros, en un negocio o en una contienda. Esta información enfocada en el sistema financiero, en la fiscalidad, en la simulación de operaciones, en la norma que impone deberes contributivos, entre otras, que se enmarca en lo que el autor ha denominado Teoría de Sistemas Integral.

    Con base en la aportación que se describe en la obra ¿podemos formular generalizaciones? ¿Podemos identificar axiomas (verdades que son tan evidentes que no requieren demostración) en la inteligencia y en la contrainteligencia tributaria? El mismo Isaac Asimov nos recuerdala historia en que un alumno de Platón increpó a su maestro y le dijo: ¿para qué sirve todo esto? Platón pide que le entreguen una moneda a ese estudiante y le dice que ahora ya no podría decir que su instrucción no le sirvió para nada. Después de ese incidente el alumno fue despedido. ¿Es el conocimiento terreno o espiritual? ¿Investigamos e indagamos para facilitar nuestra vida mundana o lo hacemos por obtener una verdad que llene nuestra alma y satisfaga a nuestro espíritu?

    En la mayoría de las ocasiones, la perfección del pensamiento no está en armonía con la imperfección de la vida. Se asumen variables (como el comportamiento de una persona) que será de tal forma y, a final de cuentas, se observa que la realidad no se ajustó al pronóstico. Me refiero a la experimentación, ¿están probadas las teorías que se exponen? ¿Existe una medición sistemática de una situación planteada que permita su afirmación o estamos frente a una simple inferencia? ¿Se sostiene la inducción sobre la deducción? Estoy pensando en el otorgamiento de conclusiones a partir de generalizaciones o quizá la realización de observaciones y que sobre ellas descansen las afirmaciones que se proponen. Esto es parte del científico moderno: la comprobación de sus dichos.

    A mi parecer esto es relevante, pues desde la época de Robert Boyle se estableció la importancia de publicar los hallazgos con el máximo detalle posible, ya que un descubrimiento o una investigación solo pueden tener valor cuando otro investigador repite el procedimiento publicado, quien después de hacer esto también confirma las mismas conclusiones. Así es como se concibe la comunidad científica, que se extiende a varias personas que comparten intereses comunes, por lo que no se puede presentar un hecho y asignarle valor si se actúa de forma aislada, es decir, bajo su propia opinión.

    Éste es uno de los elementos a destacar de la obra que ha sido comunicada a muchos eruditos previo a su publicación, todos han realizado comentarios; a la vez que, al ser publicada como se hace en este momento de manera formal, se están dando a conocer a los estudiosos los hallazgos que se han alcanzado con esta investigación, con el propósito de que sea puesta en comprobación.

    Publicar y permitir que tus investigaciones se sometan al escrutinio de otros es un elemento que a muchos molesta, aun a escritores de gran talla como Truman Capote, quien señalaba de manera expresa que no se detenía a leer las críticas que se hacían sobre sus escritos, ante la afirmación de que éstas nada aportaban a su trabajo. El investigador tiene delante una labor inmensa, debe estudiar, escribir y volver a revisar sus escritos y, en ocasiones, reescribirlos cuando por sí ha encontrado errores en sus apreciaciones o cuando alguien más se los ha hecho saber; la humildad es la base. Hacer esto no es de aficionados, sino de gente comprometida con el saber y con el avance del conocimiento. Un curioso nato.

    Después de leer el texto que hoy se publica, me preguntaba si el uso de palabras complejas aleja a los estudiantes y al gran público en general, quienes esperan hoy día que se entreguen respuestas rápidas, consejos fáciles de aplicar y que sean explicados en tres pasos. Requerimos cápsulas de 6 a 10 minutos como máximo para lograr la atención de las personas, esto me decían los administradores del canal de la e-televisión en la que me presento. No digo que estuvieran equivocados, más bien me sorprendo de esa afirmación tan contundente que exhibe a una sociedad light. Así, me atrevo a señalar que tenemos un trabajo doble:1) Quienes publicamos, buscando hacer nuestro trabajo de una forma más extensa y simple como sea posible, 2) Quienes nos leen, asumir el compromiso de prestar mayor atención sobre lo que buscan y quieren una explicación basada en la publicación de alguien más. Que se atrevan a entendernos por medio de un estudio de las obras y no solo esperar que todo les sea explicado.

    Brindar respuestas a preguntas no formuladas es un mal de quienes publicamos, que aún se extiende en el aula universitaria. Erradiquemos eso, esto solo se logra con lectores y con alumnos comprometidos con el saber, dispuestos a esforzarse para comprender el texto que se les pide revisar.

    La inteligencia y la contrainteligencia basadas en una Teoría de Sistemas Integral

    Presentar la forma de obtención de datos como la inteligencia y la manera de ejecutar sus acciones encubriéndolas como la contrainteligencia por sí mismo es retador, pues se usan expresiones no cotidianas para la población que realiza una planeación fiscal y financiera e, incluso, se expone la necesidad de realizar un análisis de la contra-contrainteligencia para percibir con exactitud el actuar correcto del criminal y, de esta forma, aplicar con exactitud la ley. Todo lo anterior, como lo expresa el autor: basado en una Teoría de Sistemas Integral. ¿A qué se refiere? Permítanme traducirlo.

    Estamos frente a un autor que ha trabajado al menos dos publicaciones sobre la inteligencia y la contrainteligencia, así que se parte de diversas premisas, una de ellas es que el lector se ha podido acercar a los posicionamientos del autor en sus trabajos anteriores y/o que comprende la Teoría General de Sistemas, sobre las que se manejan conceptos y elementos como la cibernética, investigación de operaciones, recursividad, sinergia, comprensión de sistemas abiertos y cerrados, retroalimentación, entropía y neguentropía, el mundo del equilibrio, los elementos desorganizadores de un sistema, entre otros aspectos que fueron presentados en sus inicios por un biólogo de origen alemán: Ludwig von Bertalanffy en su obra Teoría de los Sistemas Abiertos.

    Un lector interesado en ésta que ha tenido aportes interesantes, sin omitir que como teoría cuenta ya con varios detractores, puede acudir a textos simples, pero de gran valía como La introducción a la Teoría General de Sistemas de Johansen, o adentrarse a textos poco más complejos como La práctica cibernética en el gobierno de Beer, General Systems Theory de Boulding o The living systems de Miller. En la obra Epistemología de Mario Bunge se describe con claridad el concepto de sistemas, cuando explica con buen español el concepto de sociedad. Sería inagotable la cantidad de textos que se han escrito sobre la teoría de sistemas, entre las que se localiza a Niklas Luhmann. Por ello, la valía que tiene el autor es doble: 1) Presentarla para México en español, y 2) Enfocarla en la fiscalidad y en el combate de la elusión tributaria, como la simulación de actos y/o la financiación de ilícitos.

    El ejemplo clásico para explicar la Teoría de Sistemas es situar al lector en un juego de futbol, con una pequeña cámara y pedirle que enfoque a un jugador. Después de unos minutos estará aburrido y no entenderá su comportamiento, pues solo mira que corre y luego se para, levanta las manos y grita. Se lleva las manos a la cabeza, pega una bola y después es derribado. ¿Qué es eso? No se logra comprender. Una vez que se le entrega a ese espectador una cámara de mayor poder en su lente, se pide que haga una ampliación, lo que permite observar que existen otras personas que tienen el mismo uniforme. Si amplía más observará la totalidad del campo, una pelota en juego y la participación de ese individuo en el contexto completo. ¿Sistemas? ¿Subsistemas?

    Si esto no es claro, podemos pasar al cuerpo humano. El estómago no podría entenderse y estudiarse de forma aislada, se tiene que mirar dentro del sistema digestivo para apreciar su funcionamiento e importancia. Pero si éste falla, además de dañar el funcionamiento del sistema al que pertenece (digestivo), habrá ocasionado un malestar al resto de los sistemas y al individuo visto como totalidad, al grado que podría propiciar la parálisis o descomposición de todos los sistemas (que sería la muerte de la persona).

    Lo mismo sucede con un vehículo que se compone por un sistema de frenos, un sistema de encendido, un sistema de escape de gases, entre otros, que al trabajar en armonía producen que el vehículo avance con seguridad en los tiempos y formas que el conductor le ordena.

    Si transferimos este modelo a la empresa, podemos descomponerlo en sus partes, el sistema (departamento) de producción y el sistema (o departamento) de ventas, los cuales operan en armonía con el sistema (departamento) de administración. La visión de sistemas se puede hacer tan compleja como sea necesaria, pues la empresa podrá estar constituida por varias plantas de fabricación en México o en otros países, los cuales abastecen partes para la producción de otros sistemas (o empresas).

    ¿Les parece esto complejo? ¿No es más bien interesante la perspectiva a la que nos invita el autor a mirar la fiscalidad y la recaudación impositiva? ¿No es plausible aplicar la Teoría de Sistemas Integral a la interpretación fiscal como lo propone el autor? Es cierto que la multicitada teoría es mucho más compleja que la simplicidad a la que la he reducido, pero tenga presente que yo también soy un simple aprendiz. Lo plausible que debo reiterar es la osadía en su aplicación a la materia fiscal y financiera. Ya veremos si esta pretensión hace eco en órganos de fiscalización gubernamentales o en los diseñadores de estrategias fiscales. Buena suerte para el autor.

    Este libro confirma lo que siempre he sostenido de manera pública: los libros deben ser elitistas por su contenido, no por su precio.

    Juan Álvarez Villagómez,

    abril de 2016, Ciudad Universitaria, México.

    Con ideas tomadas de:

    Asimov Isaac (1972). Nueva guía de la ciencia, Biblioteca de Divulgación Científica, RBA Editores.

    Introducción

    Es común observar una gran cantidad de bibliografía en materia tributaria y financiera, sin duda un excelente material descriptivo en estas materias que, año con año presentan una dinámica en torno al esquema tributario, conforme el Estado mexicano establece nuevas estructuras en la dogmática fiscal que resulta adyacente con operaciones financieras en el marco empresarial.

    México ha signado diferentes tratados internacionales, en especial, en el marco de seguridad nacional donde busca llevar a cabo un combate continuo a operaciones criminales, siendo el caso específico en puntos que pongan en riesgo su patrimonio financiero y fiscal, por ejemplo, la lucha en contra de operaciones con recursos de procedencia ilícita, mejor conocido como lavado de dinero, así como operaciones valoradas como ilícitos, por citar algunos: la evasión y la defraudación fiscal; respecto a esquemas financieros, delitos en contra de instituciones bancarias, espionaje industrial y un sinnúmero de operaciones ilícitas que ponen en riesgo el patrimonio, tanto empresarial y bancario, y afectan al Estado mexicano de manera indirecta.

    Debido a esta problemática se ha buscado saber cómo nace una acción ilícita hasta cómo erradicarla, es decir, conocer el mecanismo de causa y efecto, a fin de regular dicha conducta valorada como delictiva.

    Por lo anterior, ha nacido un indeterminado sistema de información para el sujeto activo en el sistema fiscal y, por ende, para el pasivo, con la finalidad de recabar información para ambas partes, siendo que para la autoridad fiscalizadora deberá contar con los medios necesarios para hacer cumplir la norma y, respecto al gobernado, cumplir éste de manera cabal con dicha norma; sin embargo, la existencia de variables genera un abuso de autoridad en la recaudación tributaria, así como acciones para evadir la norma fiscal por parte del contribuyente, no pasando por alto acciones por parte de algunos gobernados, para obtener beneficios económicos mediante diferentes mecanismos, aun cuando pongan en riesgo el patrimonio de las instituciones bancarias y del Estado.

    No cabe duda que buscar acciones de prevención trae consigo avances para evitar el impacto de funciones que ocasionan cambios materiales en quien recae dicha operación conductual, valorada como ilícita. Por tal motivo, en la presente obra se aborda un problema en torno al análisis, interpretación no de la dogmática jurídica que rige el esquema financiero y fiscal, sino a aquellos mecanismos que le dan eficacia a una acción ilícita, en relación con las operaciones financieras y fiscales.

    Al llevarse a cabo dichas operaciones, éstas pueden presentar ciertas vulnerabilidades, en cuanto hace a la participación directa o indirecta del ser humano, por lo que su estudio resulta inobservable a la tradicional investigación estructural de delitos, financieros y fiscales, en especial, en México.

    Tan es así que en México, a aquellos delitos relacionados con el sistema financiero y fiscal, se les observa como delitos especiales; etiquetados en virtud del proceso y mecanismo en que se inician y, por ende, del momento en que se consuman.

    Sin embargo, no existe algo en especial sobre delitos financieros y fiscales que, bajo la óptica dogmática y la descripción del legislador, haya presentado una contradicción de aquellos elementos que componen al tipo penal especial y su relación con la mecánica u operación que hacen objetivos a dichos ilícitos. Que debido a la complejidad objetiva y subjetiva de los citados delitos resulta difícil la recabación de datos para estructurarlos; en virtud de que los multicitados delitos no obedecen a una estructura de datos, sino a una búsqueda de estos últimos atendiendo a sus características cualitativas o funcionales, debido a que un elemento esencial de delitos relacionados con el sistema financiero y fiscal obedece a la complejidad funcional y no se presenta bajo una simplicidad estructural.

    El análisis de operaciones delictivas financieras y fiscales atenderá a una forma no de describir un hecho antijurídico que impacte a la sociedad, sino que deben ser estudiadas desde una perspectiva del análisis de contrainteligencia —concepto abordado y descrito en libros anteriores del que suscribe—, esta ciencia que atiende a una naturaleza no solo de protección de información, sino de valoración analítica de datos, derivada de aquélla recabada mediante un proceso de inteligencia, la cual presenta variabilidad de elementos para analizar mecanismos que son fundamentales para consumar acciones ilícitas de alta complejidad y observación.

    Por ejemplo, la contrainteligencia permite una correcta interpretación de operaciones simuladas, comunes en aquellas acciones para la evasión fiscal, donde resulta importante comprender los datos que dan objetividad a toda operación simulada, en la que los elementos operativos de dichas operaciones son la simulación y la disimulación; también permite operaciones bajo protocolos estructurales de simulación de una representación lícita, pero la ejecución de dichas operaciones presentan resultados que ponen en riesgo el patrimonio tributario.

    Debido a la naturaleza compleja de operaciones como el lavado de dinero o la

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