Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Por una apuesta
Por una apuesta
Por una apuesta
Libro electrónico110 páginas1 hora

Por una apuesta

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

El atractivo Sean Monahan aceptó la apuesta de salir con la guapísima pero un poco chiflada Autumn Pulaski durante más de un mes. Si conseguía que ella quebrase sus normas, pondría en peligro su aparente frialdad. ¿O sería él quien estuviera en peligro?
Aunque su norma de no salir con ningún hombre durante más de un mes podría parecer un poco absurda, Autumn, que había sido plantada dos veces ante el altar, no quería arriesgarse a que le rompieran el corazón. Ni siquiera por los ojos más azules del mundo. Pero cuando terminó el mes, su norma había sido reemplazada por algo que sonaba a compromiso...
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 ene 2019
ISBN9788413074740
Por una apuesta
Autor

Elizabeth Bevarly

Elizabeth Bevarly is the award-winning, nationally number one bestselling author of more than seventy novels and novellas. Her books have been translated into two dozen languages and published in three dozen countries. An honors graduate of the University of Louisville, she has called home places as diverse as San Juan, Puerto Rico and Haddonfield, New Jersey, but now resides back in her native Kentucky with her husband, her son, and two neurotic cats (as if there were any other kind).

Autores relacionados

Relacionado con Por una apuesta

Títulos en esta serie (100)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Romance para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Por una apuesta

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Por una apuesta - Elizabeth Bevarly

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra. www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47

    Editado por Harlequin Ibérica.

    Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Núñez de Balboa, 56

    28001 Madrid

    © 2000 Elizabeth Bevarly

    © 2019 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Por una apuesta, n.º 1041 - enero 2019

    Título original: Monahan’s Gamble

    Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.

    Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.

    Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.

    Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.

    ® Harlequin, Harlequin Deseo y logotipo Harlequin son marcas registradas propiedad de Harlequin Enterprises Limited.

    ® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.

    Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

    Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited.

    Todos los derechos están reservados.

    I.S.B.N.:978-84-1307-474-0

    Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.

    Índice

    Créditos

    Capítulo Uno

    Capítulo Dos

    Capítulo Tres

    Capítulo Cuatro

    Capítulo Cinco

    Capítulo Seis

    Capítulo Siete

    Capítulo Ocho

    Capítulo Nueve

    Capítulo Diez

    Capítulo Once

    Capítulo Doce

    Epílogo

    Si te ha gustado este libro…

    Capítulo Uno

    No había nada que Sean Monahan disfrutase más que un buen juego de póquer, a menos que fuera un juego de póquer con sus hermanos.

    Sean era un jugador por naturaleza y un ganador nato.

    Cuando jugaba no había nada que lo emocionase más que batir a su propia familia.

    Así era Sean Monahan.

    Él, dos de sus hermanos y dos amigos más llevaban una hora jugando al póquer y Sean iba ganando. Y lo mejor de todo era que estaba ganándole a su hermano mayor, Finn.

    Sentado en el elegante salón del dúplex de Finn, fumando un buen puro, observaba el rostro de Cullen, uno de sus tres hermanos pequeños, para intentar adivinar si llevaba buenas cartas.

    –¿Dónde está Will? –preguntó. Will Darrow era el mejor amigo de Finn y solía jugar con ellos al póquer.

    Su hermano mayor sonrió de una forma que a Sean le pareció intrigante.

    –Will está ocupado. Tiene muchas cosas en la cabeza últimamente.

    Charlie Hofstetter, otro miembro del quinteto de póquer, levantó la mirada de las cartas.

    –¿Qué le pasa? Ha estado muy raro esta semana.

    Finn seguía sonriendo misteriosamente.

    –Tiene asuntos que resolver.

    –¿Y qué asuntos son esos? –preguntó Sean.

    –Ya os enteraréis.

    –Siempre te haces el listo, hermanito.

    –Porque lo soy –replicó Finn.

    Sean hubiera deseado llevarle la contraria, pero se lo pensó mejor. Finn era realmente muy listo, algo muy desagradable en un hermano mayor.

    –Gordon tampoco ha venido esta noche. ¿Dónde está?

    Cullen suspiró dramáticamente.

    –Gordon tiene el corazón roto.

    –Yo ni siquiera sabía que Gordon tuviera corazón –rio Sean–. ¿Y quién es la afortunada?

    Cullen se quitó el puro de la boca.

    –Autumn Pulaski.

    –¿Autumn Pulaski? –repitió Ted Embry, el quinto miembro del grupo–. ¿Y por qué ha salido con ella? Todo el mundo sabe que Autumn nunca sale con un hombre durante más de un mes.

    –Qué chica más rara –murmuró Charlie.

    –Un espíritu libre –corrigió Finn–. Yo creo que una chica como ella es un espíritu libre.

    –Una «tía buena» querrás decir –intervino Cullen.

    Ninguno de los hombres discutió aquella afirmación.

    –Es lógico que Gordon quisiera salir con ella, pero no debería haberse dejado llevar por el corazón. La única parte de su cuerpo en la que debería haber pensado es… –empezó a decir Ted.

    –¿La visteis en la boda de Josh y Louisa? –lo interrumpió Charlie.

    Todos la habían visto. Y Sean también. Estaba como para comérsela… y para otras cosas, ninguna de ellas decente. Autumn llevaba un vestido de gasa y cada vez que pasaba por delante de una ventana, todos los hombres se quedaban sin aliento.

    Era como si no llevara nada en absoluto. Lo único malo de su atuendo era una enorme pamela que ocultaba su cara casi por completo.

    Pero, aquel día, pocos hombres se habían fijado en la cara de Autumn.

    Normalmente solían hacerlo porque, además de ser un «espíritu libre», Autumn Pulaski era una belleza. Tenía el pelo castaño rojizo y los rizos le caían hasta la mitad de la espalda. Sus ojos eran del color del whisky escocés e igualmente embriagadores. Tenía la piel dorada, una naricita preciosa y una boca…

    Oh, su boca.

    Sean podría escribir una poesía hablando de la boca de Autumn Pulaski.

    –A Gordon se le pasará –dijo Charlie–. Al final, a todos los hombres que han salido con Autumn se les pasa.

    –Pero sigo pensando que no debería haber salido con ella –intervino Ted–. Él está buscando una relación seria y todo el mundo sabe que Autumn no sale con ningún hombre más de un mes.

    –¿Y por qué hace eso? –preguntó Cullen–. Nunca lo he entendido.

    –No tengo ni idea. Pero desde que llegó a Marigold hace dos años, siempre ha hecho lo mismo. Es una norma suya –dijo Ted, echando dos cartas sobre la mesa–. Además, Gordon ha tenido suerte. Al menos, ha salido con ella durante cuatro semanas. Muchos ni siquiera llegan a un par de días. Es una chica muy rara.

    –Un espíritu libre –volvió a corregir Finn.

    –Bueno, sea lo que sea, yo no pienso salir con ella –anunció Cullen–. Ya tengo suficientes problemas con las mujeres y no me hace falta una que ponga el cronómetro en marcha cada vez que llamo a la puerta.

    –No hay un solo hombre en Indiana que pueda salir con Autumn más de un mes –dijo Charlie.

    Sean sacudió la cabeza.

    –Yo podría hacerlo.

    –¿Tú? –escuchó un coro de voces incrédulas.

    –Sí, yo. ¿Por qué os parece tan increíble?

    Los hombres se miraron en silencio.

    –¿Por qué crees que Autumn rompería sus normas por ti?

    Sean se encogió de hombros.

    –Tengo mis métodos –contestó. Sus amigos soltaron una carcajada–. ¿Qué os hace tanta gracia, listos?

    –Nada. Seguro que tienes tus métodos –rio Finn–. Pero no van a servirte de nada con Autumn.

    –Las mujeres me adoran –protestó Sean.

    –Autumn es diferente.

    Al menos no había discutido que las mujeres lo adoraban, pensó Sean. Y era cierto, las mujeres lo adoraban.

    –Autumn no es diferente. Las mujeres son todas iguales. Todas quieren lo mismo.

    Cuatro pares de ojos masculinos se clavaron en él, en respetuoso silencio.

    –¿Ah, sí? ¿Y qué es eso que todas las mujeres desean, querido y sabio hermano? –preguntó Finn, disimulando una sonrisa.

    –Igualdad de salarios –dijo Cullen, antes de que Sean pudiera contestar.

    –Un hombre que sepa cocinar –apuntó Ted.

    –Un hombre que sepa cocinar y separe la ropa por colores –dijo Charlie.

    Los cuatro hombres soltaron una carcajada.

    –Reíros, reíros –dijo

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1