Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Trilogía: La Novela Que Debe Leer
Trilogía: La Novela Que Debe Leer
Trilogía: La Novela Que Debe Leer
Libro electrónico242 páginas3 horas

Trilogía: La Novela Que Debe Leer

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

En el libro Las piedras del baco, el poeta Medar Serrata se pregunta: " Quien es el ser que mira cuando cierro los parpados?"

Y esa pregunta coloca al lector ante el enigma de que realmente somos y cuanto control tenemos de eso que creemos ser.

En su momento, la apuesta psicoanaltica tambin puso sobre el tapete la cuestin y procuro demostrar que no tenemos control

sobre nosotros mismos.

En la misma direccin, pero llevndonos mucho mas lejos, Valentin Mendoza, en su novela Triloga nos propone una visin

determinista de la vida a travs de una historia de amor atravesada por la incertidumbre y el miedo.

Los personajes, que somos todos, se descubren atrapados en una espiral de eventos sobre los que, aparentemente, hasta cierto

punto han tenido el control. Sin embargo, los detalles de la historia confirman la tesis del autor.

Triloga nos deleita con una historia que se nos sirve en el molde de una narrativa emparentada estrechamente con la tradicion oral,

marcada por la reiteracin y la fulguracion de las metforas.

Gerardo Castillo Javier.
Escritor dominicano.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento24 dic 2013
ISBN9781463368487
Trilogía: La Novela Que Debe Leer
Autor

Valentin Mendoza

Valentin Mendoza: Nacio el 14 de febrero de 1959, en Los Indios de Cenovi, San fco. de Macoris, República Dominicana. En 1988 se graduó como Lic. en Derecho. Ejerció la carrera de abogado hasta 1990, ani en que emigro a los Estados Unidos de Norteamérica. Reside en la ciudad de Paterson, en el estado de New Jersey. Comenzó escribiendo para el periódico hispano Rumbo Latino, mas tarde convertido en revista, en la cual siguió siendo colaborador. Es articulista del periódico Dominican News y de la revista El Imperio de La paz. Se ha desarrollado en el área de los negocios de restaurantes y como tal es vi-vicepresidente de la Asociación de Comerciantes Hispanos del estado de New Jersey. "ADECLANJ". Trilogía es su primera novela publicada.

Relacionado con Trilogía

Libros electrónicos relacionados

Ficción general para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Trilogía

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Trilogía - Valentin Mendoza

    Trilogía

    La novela que debe leer

    8640.png

    Valentin Mendoza

    Copyright © 2013 por Valentin Mendoza.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2013919507

    ISBN:   Tapa Dura   978-1-4633-6847-0

                 Tapa Blanda   978-1-4633-6849-4

                 Libro Electrónico   978-1-4633-6848-7

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 10/12/2013

    Para realizar pedidos de este libro, contacte con:

    Palibrio LLC

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    499511

    Indice

    Prologo

    Capítulo I

    Capítulo II

    Capítulo III

    Capítulo IV

    PROLOGO

    E L GÉNERO DE la novela es verdaderamente fascinante ya que le permite al escritor la libertad de incursionar en cualquiera área o dimensión en la búsqueda de la creación de los personajes que participan en su historia. Las primeras páginas de una obra podrían indicarnos algunos matices del cuerpo en cuestión, pero necesariamente no nos garantizan la calidad ni el valor intrínseco de la historia, es la combinación de coherencia y continuidad lo que da peso y valor al guion desde el principio hasta llegar a la oración que pone punto final a la trama.

    Es aquí la valoración y el reconocimiento al guion plasmado en esta historia, donde los personajes principales desde sus inicios se ven envueltos en incidentes que sin entender la razón, los empujan a una espiral de la cual les es imposible salir. Por su característica narrativa no cabe duda que el lector de esta obra quedará atrapado por una historia que le impulsará a seguir cada paso de sus protagonistas.

    Hábilmente, el autor de esta novela nos coge de la mano y nos seduce para que junto a todos sus personajes le acompañemos a disfrutar de momentos que sin lugar a duda nos transportarán a un pasado imaginario y caminemos por lugares, que solo una mente con el nivel de imaginación del autor puede crear.

    Nada damos como cierto, pero después de haber leído en más de una ocasión a Trilogía, nos aventuramos a decir a los lectores que siguen el género de las novelas, que en esta obra tienen una lectura sencilla y adsorbente que los mantendrá hábidos de continuar el camino que momento a momento desandan los personajes que participan en están gran historia.

    Cosas se dicen que no son ciertas, pero cada leyenda tiene algo de cierto, y sino por lo menos alguien lo ha creído.

    Antes de que el sol se oculte todo habrá concluido, y el rey su esposa, tu y yo habremos de regresar al lugar que nos corresponde desde antes de esta vida.

    Eso es tan cierto como que en poco tiempo el sol dejara de brillar.

    Estas son pinceladas de un conjunto de situaciones que se presentan en el trayecto del camino que tienen que recorrer los personajes que envuelven la trama que aquí se trata y donde su autor recrea situaciones que sin lugar a duda fascinaran al lector.

    Como señalé desde el principio, el impacto que causan las primeras páginas de una historia es un elemento de suma importancia para que el lector se interese por continuar la lectura, no pecaré de inmodesto al decir que el libro que tienes en tu mano, te presenta un buen principio, te garantiza el interés en continuar y te asegura que al llegar al punto final de la última oración que en definitiva marcará el fin de la historia, no te habrás arrepentido de haber dispuesto de tu tiempo para dedicarlo a la lectura de esta gran novela.

    Es Trilogía una obra matizada por la intensidad de su trama, que denota un movimiento fluido y que al mismo tiempo mantiene la secuencia de un suspenso constante sin perder su colorido.

    Que más podríamos decir de esta obra que no sea que su autor a través de ella nos permite viajar a una ciudad imaginaria donde junto a miles de personas seremos testigo presencial de un acontecimiento que el tiempo convirtió en un mito.

    Ricardo Castillo

    N ACIÓ EN UNA aldea Rusa en los últimos días de los zares, donde por cientos de años y tradición ancestral se habían dedicado a la crianza de ganado y el cultivo de trigo. Fue el tercer hijo de una familia de padres analfabetos. A los pocos días de nacido, y recién instalado el nuevo sistema Ruso, sus padres emprendieron un peregrinaje que los llevo a diferentes partes del mundo, hasta establecerse en una ciudad de Brasil, donde varios años atrás había comenzado a llegar una inmensa cantidad de inmigrantes de diferentes partes, pero mayoritariamente de la Europa del Este y el medio oriente, y donde ya se encontraban el padre de Alena y otros parientes. Según su madre, desde antes de nacer, comenzó a dar indicios de que vendría al mundo con condiciones especiales, pero fue a los pocos días de haber nacido Mar que Alena comenzó a darse cuenta de que su hijo era diferente a sus hermanos cuando tenían el mismo tiempo de respirar por primera vez fuera de su vientre. No solo era diferente a sus hermanos, sino a todos los niños que había conocido. Durante los nueve meses de embarazo de Mar, le estuvieron pasando cosas que no se atrevía a contar ni a su esposo que la conocía desde que era una adolescente. A pesar de que no sabía leer ni escribir, al igual su esposo, las vicisitudes que vivieron después de abandonar su tierra de origen, les permitieron desarrollar una de las mejores habilidades que puede poseer cualquier ser humano: la habilidad de observar. Ya venía Alena predispuesta a observar el más mínimo detalle de su hijo. En los primeros días del embarazo de Mar, pasó una noche entera soñando. Lo extraño no es que haya soñado, sino que a diferencia de otros sueños, este era repetitivo, se dividía en diferentes momentos y escenarios. Con el tiempo fue comprobando que cada cosa que vio en aquel sueño, iba ocurriendo, pero lo que más la intrigaba era que al volver a soñar desaparecía del sueño la escena del hecho ocurrido. Ya estando en la ciudad, en Brasil, había olvidado todo lo concerniente a la etapa de los sueños, de momentos soñaba, pero nada relacionado con aquel que le hizo ver por anticipado varios acontecimientos, inclusive todo lo relacionado a su llegada a Brasil.

    A temprana edad, comenzó Mar a denotar cualidades poco comunes en los niños de su comunidad. Sorprendía a toda su familia y a quienes con frecuencia presenciaban sus habilidades de niño prodigio, la única que no se sorprendía por el comportamiento de Mar era su madre, el instinto le decía que había una relación entre los cambios que ella experimentó en el proceso de su embarazo y la especialidad de Mar.

    En principio, fue Alena, la madre de Mar Del Viento, la que fue adquiriendo notoriedad en su comunidad, muchas gentes comenzaron a conocerla como la madre del Rusito. Cada día surgía algo nuevo relacionado con Mar y su familia. A pesar del poco tiempo que tenían en la ciudad, ya sus nombres eran conocidos hasta por personas que no tenían ningún tipo de relación con su familia.

    Resultaba divertido ver la reacción de niños y adultos ante las ocurrencias del Rusito. En el pueblo no se celebraba un cumpleaños infantil ni de pobre ni de rico al cual no estuviera como invitada Alena y el Rusito. Terminaba Mar de cumplir tres años, y habían llegado a su casa varias invitaciones de parejas que les interesaba que Mar participara de la celebración de su hijo. Con el objetivo de no encontrar excusas de la familia, las invitaciones iban acompañadas de un certificado que le permitía a su madre costear lo que fuera necesario para que ambos fueran bien representados. Para Alena no era sorpresa ver llegar al cartero con invitaciones en sus manos, vivían en un pueblo que en los últimos años había crecido como ninguno a su alrededor. La concesión que estaba dando el gobierno para que los inmigrantes tuvieran la oportunidad de poner a producir la inmensa cantidad de tierra que había dispuesto el estado para la explotación agrícola, era un incentivo para que cientos de hombres de diferentes continentes hicieran lo posible para llegar a esa ciudad. Fueron estas las razones por las cuales en poco tiempo personas de diferentes partes del mundo convergían en esta parte de Brasil.

    Era de las pocas ciudades donde se podía encontrar hombres y mujeres de los lugares más remotos de la tierra. La situación de la familia de Mar se estaba complicando, el cúmulo de invitaciones aumentaba días tras días, y Alena no sabía qué hacer, en realidad disfrutaba lo que estaba viviendo, de buenas a primeras; en muy poco tiempo, la vida le había cambiado, eran tantas las ocupaciones que por momentos olvidaba de donde venía, cada día tenía la oportunidad de conocer a alguien diferente, esto le permitía desarrollar su conocimiento, conocimiento que podía transmitirle a sus hijos, los cuales eran la razón de su vida. Una tarde regresaba Alena de una escuela, donde buscaba información para llevar a su hijo Mar a estudiar, encontró en su casa a una mujer que nunca había visto, le esperaba para entregarle las invitaciones de cumpleaños, una de un barón de la misma edad que Mar, y la otra de una niña un año mayor que los dos. Podía distinguir gran parte de los acentos de las gentes del pueblo que no eran portugueses ni venían de Rusia, pero el acento de una de las mujeres que le habían dejado la invitación, no le era familiar. A partir de ese momento su estado de ánimo cambio, no tenía idea del porqué, pero se sentía extraña, al acaecer la tarde no estaba en ánimo de compartir con lo que más quería, su familia. Al igual que las gallinas, con los primeros reflejos de la oscuridad, se encerró en su habitación, impidiendo que se le molestara, tanto su esposo como su dos hijos mayores mostraron inquietud al ver el comportamiento de Alena, sin embargo, la actitud de Mar era la de alguien que durante mucho tiempo está en espera de algo más importante que la salud y la libertad, se mostraba jubiloso, tampoco se entendía la razón por la cual a esa edad podía actuar así.

    Avanzaba la noche y Alena no podía conciliar el sueño, cada vez que estaba a punto de quedar dormida, comenzaban a pasar por su mente escenas de eventos que había visto en aquel sueño durante el embarazo. Después de mucho tiempo tratando de dormir, cayó rendida y como si hubiese pasado a otra dimensión, pudo ver con claridad el desarrollo de todos los eventos que se les presentaban en los sueños durante el embarazo de Mar. A diferencias de otras veces, que salían de escena los hechos ya ocurridos, en este sueño como en el primero, se fueron mostrando todas las partes. Por momentos creía Alena que estaba despertando, sentía un gran alivio, pero era el subconsciente que les enviaba esa señal. Inmersa en un sueño profundo, vio como desaparecían todas las imágenes que había visto en otros sueños. De regreso a su aldea, apenas tenía Alena unos siete años, era el atardecer y jugaba con un vecino al que encontrara la puerta principal de un castillo imaginario. En su afán de encontrar la entrada de dicho castillo, Alena y su amigo perdieron la noción del tiempo y la distancia que los separaba de su casa, internándose en un frondoso bosque el cual no conocían. En su búsqueda, encontraron unos laberintos que los conducían a diferentes puntos, cada uno escogió el que lo llevaría a la puerta del castillo. En poco tiempo estaba Alena frente a una roca monumental, en la cual había grabada la seña de una puerta. Llena de júbilo, a todo pulmón llamó a su amigo para informarle del hallazgo; no encontró repuesta y con sus manos empujó la roca, insinuando que la estaba abriendo. Grande fue su sorpresa al escuchar el rugir y luego ver que en realidad se abría una puerta, en seguida el júbilo se transformó en temor, con cautela dio su primer paso y en seguida estaba en la antesala de un castillo. Temerosa, siguió avanzando y de repente se encontró en un salón donde estaba todo listo para celebrar una fiesta. Había movimiento por todos los lados, en la puerta principal había una joven disfrazada de princesa que era la encargada de recibir a los que iban llegando. Todos los adultos llevaban una careta puesta, y algunos niños también, la generalidad vestía como se hacía dos siglos atrás. Había un ambiente distendido y la joven disfrazada de princesa iba de un lugar a otro sonriendo a niños y adulto, no paraba de saludar. Estaba atenta a todo. Quedó paralizada al ver entrar a alguien que iba disfrazado como un anciano y en su cabeza portaba la corona de un rey. Seguía Alena atenta a cuanto ocurría en aquel salón, pero le intrigó la actitud de la joven del disfraz de princesa al ver llegar al anciano. A los pocos minutos hizo su aparición un joven que sin mucho esfuerzo, solo con su apariencia podía pasar como que andaba disfrazado, estaba Alena enfrente de la joven de princesa y a pesar de que apenas tenía siete años pudo darse cuenta del terror que sintió la que siempre estuvo sonriente al ver llegar a aquel joven. Sin embargo, Alena sintió una gran compasión por dicho joven. Despertó sobresaltada por ese sueño. Ya era sábado y para esa tarde tenía una invitación, era la fiesta del hijo de la señora de acento raro.

    Pasaba el tiempo y Alena no paraba de pensar en el sueño del castillo, quería olvidar todo lo que vio en el castillo esa noche, pero no había forma. Creía que la actividad de la tarde le haría bien y que al otro día todo estaría borrado de su memoria. El entusiasmo de Mar al saber que esa tarde iría a compartir con otros niños era desbordante.

    De camino a la fiesta comenzó Mar a decir palabras que Alena no podía entender, pero no paraba de repetirlas. Estaba Alena muy distraída, quería olvidar pero no podía, se preguntaba por qué regresó a su país como niña, en ese sueño, ¿Por qué el castillo? El rey, la princesa y joven distraído aparecían en el sueño. Volvió Mar a pronunciar las palabras que desde que salió de la casa venía pronunciando. DÍA, VIDA, HOMBRE, PARQUE, y seguía. HOMBRE, MUJER, PARQUE, VIDA. Al llegar a la casa donde se llevaba a cabo la celebración del cuarto cumpleaños del hijo de la anfitriona, observó Alena el portón que daba acceso al interior del patio, donde a una distancia de unos trescientos metros de la entrada, se podía apreciar una majestuosas mansión construida en forma de castillo, en cuya parte trasera descansaba un bosque con árboles gigantes.

    Agarrando a Mar por una manita, avanzaba por el pasillo que la conducía a la puerta principal. Por los movimientos de niños corriendo por todo el patio, se dio cuenta de que no había sido de la primera en llegar. Ya en la entrada de la casa, pudo ver que con aire de complacencia venía a su encuentro una de las dos mujeres que días atrás le habían invitado al evento. En ese momento, estaba tan impresionada por la amplitud y comodidad de esa casa, que por momento había olvidado todas sus preocupaciones, e inclusive no se dio cuenta cuando Mar se le soltó de la mano y mirando a todos lados avanzaba un paso delante. El -que bueno que vinieron-, pronunciado a poca distancia por la señora que venía a su encuentro, la hizo reaccionar. Viendo en seguida que al lado de la anfitriona había una niña muy bien presentada, la cual a regañadientes le hacía entrega a Mar de una varita con las características de un bastón de los que usaban los magos de la antigüedad. Atravesaron un gran salón que la condujo a la parte trasera de la casa, donde se habían habilitado varias carpas que se estaban utilizando para realizar diferentes eventos propios del momento. Esto les proporcionaba facilidad a los organizadores para complacer a todos sus invitados.

    Como si todo obedeciera a un guion, había personas encargadas de cada uno de los detalles. Era la primera vez que Alena asistía a una fiesta de gente rica y esto no le estaba gustando, sentía que no estaba entre los suyos, pero por Mar debía hacer lo que fuera. Todo el entorno era un jolgorio, los niños no paraban de corretear, iban y venían de un lugar a otro, activamente participaban en cada una de las actividades, cuando así se lo requerían. Había, golosinas, frutas, música, juegos y hasta un payaso. Vio Alena cómo se agrupaban varias damas alrededor de una carpa, donde se había ensamblado una casa de juego de niños con el aspecto de un castillo, la cual estaba cubierta por un cobertizo gigante. Entre ellas, la anfitriona y la que le acompañaba cuando le llevó la invitación. Bastó una seña de una de las mujeres para que en seguida apareciera más de una docena de hombres y comenzara a quitarle el cobertizo, ya descubierta en su totalidad, pasaron a llamar a todos los niños, para que participaran de un juego que se había preparado, en el cual podían participar hembras y varones sin importar la edad. A la casita le hicieron una puerta para entrar y salir, y en todo su alrededor le habían dejado una rendija por donde se podía mirar al interior. Separaron a los niños de los adultos y los colocaron en dos filas, donde indistintamente podían estar hembras y varones, colocaron una mesa al extremos de cada lado de la puerta, y sobre ellas pusieron dos bolsas repletas de cuantas cosas podríamos imaginar, parecía que todo estaba listo para comenzar, pero antes los organizadores colocaron sillas frente a cada orificio, del mismo modo fueron colocando a las madres de los niños, para que pudieran ver lo que ocurría en el interior, sin que faltara una sola madre. Procedieron y les indicaron a los niños que se movieran en dirección a la entrada, donde como ya dijimos, en cada extremo había colocada una mesa donde descansaban sendas bolsas. La edad de los niños oscilaba entre los tres y nueve años. Colocaron dos adolescentes para que al llegar cada niño le fuera entregado una especie de disfraz que se elegía al azar. La posición en la fila no dependía de la edad, sino del orden en que se presentó en la formación. Cada bolsa tenía dos compartimientos, de un lado habían piezas de hembras y en el otro piezas y objetos que por lo natural eran usados por varones. Las bolsas se iban entregando a cada uno de los niños según su edad y sexo, En el mismo centro de la puerta se encontraba una niña que aún no había cumplido cinco años, la cual era encargada de darles la bienvenida y al mismo tiempo indicarles que hacer con la pieza u objeto que le entregaron al

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1