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Pastel de café asesino
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Libro electrónico83 páginas1 hora

Pastel de café asesino

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Emmy llevaba una vida perfecta en París hasta que decidió regresar a Sky Valley en Georgia, debido a que su padre le pidió ayuda para llevar a cabo el negocio familiar. La pequeña ciudad de Sky Valley guardaba muchos secretos, secretos inesperados sobre asesinatos ocultos.

Casi un año atrás, Annabeth Meyer murió en frente a Matthew, su esposo, y a Emmy. Nadie sabía lo que había ocurrido y todos creyeron que Emmy era una de las sospechosas hasta que un hombre llamado Jimmy asumió la culpa. Pero de alguna manera, las cosas no parecían estar bien…

Ruby Kline, la exnovia de Daniel, había contratado a Emmy para organizar su boda hacía seis meses atrás. Ruby murió luego de que su auto cayera en un acantilado, lo que llevó a Emmy a romper con Daniel, su exnovio.

Luego de algún tiempo y de mucha confusión, Emmy creyó que finalmente había encontrado el amor en los brazos de Frank Holt, un chico nuevo que resultó ser una persona en la que Emmy no podía confiar más, y aquel pensamiento casi la mató.

Y ahora, Emmy está al final de la cuerda pero intenta amarrarse, incluso cuando las cosas parecen no tener sentido. Dispuesta a averiguar quién está detrás de todo aquello, Emmy busca la ayuda de Daniel, su vieja amiga Audrina y en su padre (quien encuentra dificultoso enfrentar la realidad y las cosas que suceden frente a sus propios ojos) ¿Podrán descubrir que sucedió? ¿Qué es lo que harán? ¿Tendrá Emmy finalmente el final feliz que se merece? ¿O quedará atrapada entre todo lo que sucedió en el último par de meses?

Lee ahora Los Misterios de Sky Valley 4: Pastel de café asesino y entérate de los desenlaces tan esperados de esta saga. 

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento22 oct 2017
ISBN9781507193532
Pastel de café asesino

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    Pastel de café asesino - William Jarvis

    Pastel de café asesino

    Capítulo 1

    ¿Qué se propone?

    —Emmy —exclamó Lena —. Serena es mi hija.

    Emmy no podía creer lo que acababa de escuchar. Se encontraba en el porche trasero de la casa de Frank Holt y las cosas parecían ir bien hasta que de repente, le pareció que Frank le estaba tomando el pelo al decirle a su esposa Serena, a quien en principio se había referido como su «acosadora», que él en realidad no había invitado a Emmy a su casa y que no quería que ella hiciera los pasteles para su evento. Resultó ser que, en realidad, Serena era alérgica al gluten por lo que no podía consumir nada de lo que Emmy preparaba. Lo que le irritaba y dolía a Emmy era el hecho de que Frank le había mentido y ahora se comportaba como si no hubieran pasado todo ese tiempo juntos y esto era todo lo que Emmy había hecho.

    Las cosas empeoraron aún más cuando Lena McMahon, la oficial de policía que estaba a cargo de los casos de Annabeth y Ruby, llegó de repente a la fiesta. Emmy desconocía cual era el motivo por el cual ella se encontraba allí, ni siquiera pensaba que en realidad estuviese cometiendo un crimen. Luego, Lena le informó que ella era la madre de Serena. Era la madre de la persona que podría contraer alergias al gluten debido a sus pasteles. Era como si el mundo se derrumbase en Emmy; no sabía ya qué sentir.

    —No comprendo —balbuceó Emmy. Se sentía fría de pies a cabeza; la noche estaba siendo cruel y su mente se partía en pedazos. No podía creer lo que estaba sucediendo.

    —No considero confuso lo que estoy diciendo, señorita Byrne —dijo Lena —.Le dije que Serena es mi hija y creo que usted debe disculparse ¿Cómo se ha atrevido a traer sus manos homicidas a la fiesta de mi yerno?

    — ¿Disculpe?, exclamó Emmy con voz temblorosa —.No sé porqué usted me odia tanto, oficial McMahon, pero le puedo asegurar que yo no soy una asesina. Y debería controlar su lengua porque está hablando mal de mi persona y eso no ayuda.

    — ¿Y a quién le dirías eso, Emilia? inquirió Lena —.Sabes que yo controlo esta ciudad.

    Justo después, Frank se acercó al porche trasero y posó su brazo alrededor de la cintura de Serena.

    —Guau —río Emmy con falsedad —.Solo eso, guau —continuó con su discurso — ¿Así que ahora en verdad admite que tiene control sobre todo esto? ¿Qué? ¿Usted está detrás de todo esto, ¿no es así? ¿Qué se propone, Lena?

    —Oye —exclamó Frank —.Más respeto.

    Emmy se mordió los labios y respiró hondo —Tú eres el que no tiene respeto, Frank ¡Me dijiste que Serena era tu acosadora! Las palabras se sentían amargas en su boca, creando callos intangibles — ¡Y ahora actúas como si no me conocieras! Río y lloró al mismo tiempo, el dolor se inyectaba en sus venas con lentitud — ¿Tú planeaste esto, no es cierto? —dirigió su mirada desde Lena hacia Frank y viceversa —Ambos lo planearon. Observó a Frank —. Cierta vez me dijiste que harías cualquier cosa por esta figura materna tuya. Ella era Lena, ¿no es cierto? Harás cualquier cosa por Lena con tal de conseguir mi vida con malas artes, haciéndome creer que yo te gustaba y que eras mi amigo para así un día ir al frente de esto. ¡Están locos!

    —Mira quién habla —respondió Serena —.Nunca te atrevas a llamar a mi esposo o a mi madre locos. Mírate —ojeó a Emmy de pies a cabeza —. Tú eres la que parece demente. Eres la que parece no estar en sus cabales, así que ¿por qué simplemente no cierras la boca? Y recuerda, aquí yo soy a la que tú trataste de asesinar.

    —Nunca se me ocurriría hacer algo así, ¡ni siquiera te conozco! —se volvió una vez más hacia Lena. —. Usted ideó todo este asunto, ¿no es cierto?

    —No sé de lo que habla, Emilia —dijo —. Pero en lo que a mí compete, esto nos demuestra cuán vulnerable y manipulable es usted. Esto demuestra que no le importan las demás personas y que es tan sencillo para usted conseguir lo que quiere de la gente con malas artes y arruinar sus vidas mientras tanto. No será capaz de hacerle esto a mi hija y a mi yerno, no mientras yo me encuentre aquí.

    — ¡Oh, por el amor de Dios!

    —Oh, creo que tu príncipe azul ha llegado —dijo Frank con sarcasmo.

    Emmy se dio vuelta y vio que Daniel estaba allí, yendo en dirección a ellos. Ni siquiera se preocupó por si era muy tarde en la madrugada o si ellos habían terminado su relación algunos meses antes. No le importó si ella estaba siendo estúpida o el motivo por el cuál ella no llamaba a alguien más: él estaba ahí, quería estar ahí.

    Daniel no pronunció palabra alguna. Se precipitó de repente sobre Frank y le dio un puñetazo en la cara.

    — ¡Oh, Dios mío! —gritó Serena — ¡Llama a alguien, mamá! ¡Haz algo!

    Emmy se dio cuenta de que Lena McMahon estaba atónita. De hecho, ni siquiera pudo moverse por un par de segundos.

    — ¡Mamá! —repitió Serena mientras Frank se apretaba su nariz ensangrentada.

    —No —respondió

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