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¡Apresúrate! Son Las 6 De La Tarde
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¡Apresúrate! Son Las 6 De La Tarde
Libro electrónico73 páginas44 minutos

¡Apresúrate! Son Las 6 De La Tarde

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A través de los ojos de David, emprendemos la jornada más maravillosa de la historia de la humanidad. Viajando por el laberinto que es el cuerpo humano, el templo no hecho por manos de hombres, llegamos a esa fuente de la cual mana la vida. Conociendo nuestro interior nos acercamos al misterio de los tiempos y encontramos el Camino. Aunque la ciencia lo niegue, la física no lo encuentre, la metafísica aun no lo explique y el misticismo no siempre lo alcance, el cuerpo humano lo anuncia y pronuncia su Nombre.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento22 may 2017
ISBN9781543903188
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    ¡Apresúrate! Son Las 6 De La Tarde - Emilia Peña

    Capítulo 1

    El Código

    "Sus ojos me miraron, y fueron mi sol en medio de la densa oscuridad. Ya estaban escritos en Su libro todos los días que ordenó para mí, dandole propósito a cada una de las células que se movían rápidamente en mi ser mientras Él tejía mi interior. Había surcado grandes obstáculos, mientras otros se habían quedado atrapados, y algunos se habían debilitado al punto de morir por la dificultad del camino. Los más fuertes y vigorosos me acompañaron hasta el final, pero aun allí se encontraba una barrera que no todos podían atravesar. Me llevó de su mano, forjó el camino para mí y sucedió lo inevitable.

    "Con cada paso extendió su promesa llevándome a mi destino. Poco a poco fue transformado mi interior, a través de la peligrosa travesía que amenazaba mi existir. Junto a Él enfrenté grandes obstáculos que trataron de desformarme, de robarme el aliento, impedir mi crecimiento y desarraigarme de donde me había plantado. Él me escondió, y así mismo me alimentó, haciendo multiplicar y crecer cada parte de mi ser, cosas que yo no entendía. Se fue formando en mí su código celeste mientras Él me decía: ‘Mío eres tu.’ Entre lazos de amor empezó a fluir en mí fuente de vida, y latía rápidamente mi corazón, como si estuviera al final de la carrera más importante.

    "Todo mi ser siguió el cianotipo a la perfección, el ADN que no permitió desviación. De ese plano se fueron formando cada uno de los órganos que me ayudarían a funcionar independiente de esa fuente de vida que se me dio por un poco de tiempo. Velozmente mi corazón llevaba 25 cuartos de sangre al día por todo mi cuerpo, fortaleciendo y desarrollando mi interior con el sistema de defensa más poderoso del mundo, los glóbulos blancos. Cada día añadió a mi cerebro billones de neuronas a las cuales agregaría inteligencia. Mis huesos empezaron a endurecer, preparándome para el amanecer. Cada linea en mi piel, cada huella, cada pelo, las iris de mis ojos y aun cada glándula contaban de la perfección de su diseño. Verdaderamente formidables y maravillosas son las obras que su Luz me permitió ver.

    Me depositó en una fuente de restauración perfecta, que reparó toda cicatriz, y me protegió en mi hora más frágil. Desde ese escondite aprendí a escuchar, y cada sonido me hacia entender que me amaba. Y me dije: ‘¿Por qué he de detenerme ahora, al punto de nacer? ¡No! ¡No! No he de detenerme.’ Sabía que mi tiempo en lo oculto había terminado. Había llegado mi hora. El diseño estaba completo y era tiempo de ponerlo en función, de probar las defensas. Señales nerviosas, programadas por el Codificador fueron enviadas y las hormonas se pusieron de acuerdo, el camino también obedeció ordenes que me empujaron con gran fuerza.

    ¡Puja, Maria, puja! Le gritaba la enfermera desesperadamente a la joven madre que por falta de experiencia y a causa del cansancio extremo se detenía en medio de la labor más importante de su vida.

    No es el momento de descansar Maria, ya casi esta aquí, pero tienes que pujar, o tendremos que llevarte a cirugía.

    Maria empezó a gemir, había llegado demasiado lejos para detenerse ahora. No era el momento de darse por vencida, no había nada que anhelara más que ver a su bebé en sus brazos. Al final de los nueve largos meses en los cuales había pasado del sentimiento de los síntomas que produce un embarazo, al conocimiento de saber que estaba embarazada, como lo indicaba la tecnología, hasta la confirmación de empujones, latidos y cambios drásticos en todo su ser que le decían que un milagro pronto tendría.

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