«VI EL FUTURO CUANDO ESTABA EN EL MÁS ALLÁ»
Santa de Camps vive en Tampa, Florida (EE UU), donde trabaja como psiquiatra desde 1998, año en el que se trasladó a vivir allí desde Nueva York, atraída por las oportunidades laborales que se le presentaban en su campo profesional. Acababa de dar a luz a una niña y estaba sola, pero dispuesta a empezar una nueva vida y dedicarse de lleno a su profesión. Sin embargo, al poco de llegar a su nueva ciudad, le diagnosticaron un cáncer de pulmón. Santa apenas podía creerlo, a los veintitantos y sin haber fumado nunca. Su vida se detuvo en todos los sentidos. No tenía a nadie a quien acudir y la situación se tornó tan grave que tuvo que dar a su hija en adopción, a pesar de que la propia Santa había sido abandonada de pequeña, pasando por distintos padres de adopción y hogares de acogida.
Al final, la sometieron a una operación en la que le extirparon un carcinoma de gran tamaño, aunque lo peor no fue el procedimiento quirúrgico, sino el proceso de recuperación. Su cuerpo había pasado por varios ciclos de quimioterapia y tratamiento oncológico y, a pesar de que todavía no se había producido la metástasis, el cáncer se había diseminado a otros puntos del organismo. Sencillamente, no podía más. Se había quedado en 32 kilos. «Me había convertido en una momia viviente –me contaba–. Fui decayendo y decayendo hasta que entré en coma, y ahí es cuando empecé mi experiencia, no cercana a la muerte, porque no sufrí una muerte clínica, pero sí fuera del cuerpo, si quieres llamarlo así. Crucé el techo y fui ascendiendo y viendo diferentes constelaciones. Pasé por un sitio que estaba
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