Todas somos Bella´s

Por Amor Pérez Egea

Madres, hijas, amigas, conocidas, mujeres en general sumidas en un infierno

de incomprensión.

Personas maltratadas redimidas a través de la escritura.

DONNA BELLA ¿Víctimas o heroínas?

Nunca creí en las almas que se quedan en la tierra, hasta que me hablaron de Donna...

Donna está perdida en un mundo en el que no encaja, encuentra en Bella su reflejo y la utilizará para su propio fin. Mujeres atrapadas en la seducción, el engaño, la manipulación y la autodestrucción. Dos mujeres, dos historias enlazadas, un factor común: La terapia de la escritura.

Amor, dolor, desengaño y muerte. Cuando el placer de dominar es más fuerte que el placer sexual.

Una sociedad que mira, pero no quiere ver. Dos plumas afiladas podrán más que los gritos y las lágrimas. Donna y Bella, ¿Víctimas o heroínas?

• Idioma: Español
• Editorial: Caligrama
• Fecha de lanzamiento: 1 oct 2015
• ISBN: 9788491121145

Amor Pérez Egea

Amor Pérez Egea es Diplomada en Dietética y Nutrición por la Universidad de Navarra. Actualmente reside en Sant Cugat del Vallés y ejerce como terapeuta en su consulta de Barcelona, colaborando diariamente en programas de radio como asesora en temas de nutrición y complementos alimenticios. Su profesión le permite viajar a menudo e impregnarse del ambiente, del lugar, de las personas y convertirlos en protagonistas de sus relatos. La autora, como terapeuta, es una gran conocedora del sufrimiento humano y plasma en Todas somos Bella´s, su primera novela, la cara más oscura del amor.

Vista previa del libro

Todas somos Bella´s

AMOR PÉREZ EGEA

MGElogo%20444444%20grey-final.jpg

Título original: Todas somos Bella´s

Primera edición: Septiembre 2015

© 2015, Amor Pérez Egea

© 2015, megustaescribir

Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

Diseño cubierta Josep M. Cequiel y Amor Pérez Egea

Fotografías cubierta e interiores Josep M. Cequiel

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Índice

Donna

Bella

Ernesto

Alexander

El pasado de Donna

Silvia y Ricardo

Margarit

La Violette

Wendel

Alexander entra en la vida de Donna

El embarazo de Silvia

La seducción

Donna y Alexander regresan a La Violette

Anaïs

Matteo

Maldad en La Violette

La marcha de Anaïs y Matteo

Bella escritora

El ímpetu de Ernesto y María

El espíritu de Donna

Bella y Ernesto

Un sueño alcanzado

A mi abuela,

Quien sin saber leer ni escribir, me narró los mejores cuentos de mi infancia.

Donna

Nunca creí en las almas que se quedan en la tierra, hasta que me hablaron de Donna…

Donna es un alma perdida en un mundo donde ya no tenía cabida, pero del que le era tan difícil partir…

Tenía muchas cosas por decir, por explicar, por gritar y se aferraba con uñas y dientes a este infierno nuestro.

Donna buscaba a alguien, pero no a cualquiera. Una mujer, nadie mejor que otra mujer, podía entender su dolor. Debía ser una mujer bella —"la belleza abre puertas"—, inteligente, manipulable. No se iría sin encontrarla.

1.tif

Su espíritu vagaba día y noche.

La Sereníssima había sido el primer lugar de donde ella surgió de las aguas.

Se sumergió en el lago Lemán con la intención de suicidarse, pero ahora vagaba por los innumerables puentes de la ciudad más misteriosa del mundo, Venecia.

Cada día elegía el lugar donde sentarse y esperar a la persona que por ella escribiera, que por ella hablara, y que la liberara del peso de su espíritu que deambulaba eternamente por un mundo que ella había rechazado.

Los puentes estaban muy húmedos, pero eso no importa cuando estás muerta.

Mujeres de distintas etnias, procedencias y edades se cruzaban ante ella. -Donna las observaba, las evaluaba y las rechazaba….

Uno de sus lugares preferidos en la ciudad era La Fenice, el Ave Fénix de los teatros, consumido por el fuego y resucitado en varias ocasiones. Vivaldi, Richard Wagner, Igor Stravinski, entre otros, habían estado junto a ella, a través de la eternidad que otorga la belleza de sus composiciones.

Donna observaba algunas veces desde la Plaza San Marcos, otras desde el Palacio Ducal.

Inmensa belleza desde donde sentarse y esperar.

Calles atestadas de turistas, puentes intransitables por la acumulación de personas intentando hacer eterna una ciudad que ya lo es.

Disfrutaba del silencio en San Giorgio Maggiore, la isla que se halla situada al final del Canal. Las mujeres de la noche no eran tan visibles para ella, se recogía en aquel lugar y soñaba con el mañana todavía por llegar.

Leía con toda la pasión de la que era capaz —"Porque, amigos, ¡la pasión nunca muere!"—.

Historia de mi vida fue uno de sus libros de referencia. Una gran obra del autor Giocomo Casanova, su escritor italiano favorito, a pesar de estar escrito en francés —seguramente debía de ser así por ser el idioma más hablado del siglo XVIII—.

Tantas amantes en su vida, tantas mujeres, tantas historias sin final feliz…

Pero la mujer que ella buscaba no se encontraba en Venecia.

Ni los bellos atardeceres que veía desde la Basílica de Santa Maria della Sallute conseguirían retenerla allí.

Se acercaban los Carnavales y el acqua alta, que inundarían muy pronto la ciudad.

Su tiempo no era eterno, debía partir hacia otro lugar.

Florencia iba a ser su próximo destino.

Los puentes atraían a Donna. Ese punto donde no perteneces a ningún lado, justo en medio. Como el momento que estaba viviendo: el lugar entre la vida y la muerte.

El Ponte Vecchio, el puente más antiguo de Florencia, el único que había sobrevivido a los bombardeos nazis de la ciudad, ese era el lugar donde ahora se hallaba Donna.

Rubias, morenas, pelirrojas, almas en tránsito por la vida, pero no encontraba en ellas la mirada perdida.

En Florencia igual que sucede en Venecia y otras muchas ciudades del mundo, aunque seas un alma, no puedes quedarte en un solo lugar, la belleza te arrastra.

Donna entró en La Basílica de Santa Maria Novella y quiso rezar. –¿Pero a quién rezan los muertos?-

Le habló a Dios y no oyó su respuesta. El lugar era el adecuado, pero quizá Dios también la había abandonado.

La ciudad del genio universal, Leonardo Da Vinci; la impregnó de sensaciones extrañas.

La escultura del David de Miguel Ángel, la lectura del "El Príncipe" de Maquiavelo, perderse en la Galería Uffici, releer "El Decameron" de Giovanni Boccaccio o perder la noción de la eternidad contemplando "El nacimiento de Venus" de Sandro Botticelli… ¡tanta belleza entretenía su búsqueda!

Se acercaba el momento de abandonar Florencia. Acabaría de leer "El Príncipe". Siempre leía por la noche. Nada mejor cuando dormir ya no es necesario e importa más llenar tus vacíos escuchando la voz de otros a través de sus palabras. La soledad no existe cuando un libro está en tus manos. Esos libros también eran la mejor compañía en las noches oscuras de Donna.

Si ella, esa alma gemela que tanto ansiaba encontrar; no aparecía, cambiaría de ciudad. En algún lugar debía encontrarse—se repetía, mientras recorría las ciudades donde a ella le gustaría estar… si no estuviera muerta.

Es mejor ganar la confianza de la gente que confiar en la fuerza. Maquiavelo.

Yo, como Donna, también lo creo.

No utilizaría la fuerza que le daba su estado de alma, la atraería por la confianza.

Estaba convencida de que la encontraría, pero tal vez no aquí en Florencia.

El punto cero del Universo, donde una energía única se concentra en un sólo espacio, en ese lugar se hallaba ahora Donna. En la pirámide del Louvre en París.

-Yo también noté esa fuerza que se clava en ese espacio entre el cielo y la tierra, pero a diferencia de Donna yo no buscaba a nadie. Respiré y me fui. Mentalmente me vuelvo a colocar allí cuando noto que mi energía se agota-.

Donna pasó un largo tiempo en ese lugar.

Durante el día la gente hacía cola para poder disfrutar durante unos segundos de ese espacio. Donna vio pasar por ese lugar cientos de mujeres, pero no poseían la suficiente fuerza para asumir la misión que ella les encomendaba.

Decidió salir fuera de aquel recinto y recorrer los barrios burgueses de París, donde bellas damas paseaban con el orgullo de sentirse parisinas. Ellas poseen eso llamado "allure", un "je ne sais quoi", que se podría traducir como