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Las llaves invisibles
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Libro electrónico78 páginas1 hora

Las llaves invisibles

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Las llaves invisibles son cuatro relatos que abren las puertas a una atmósfera surreal, a un mundo en donde todo puede estar ocurriendo dentro del sueño de un personaje o en su vigilia, o en una ficción donde ambas percepciones parecen fusionadas, parte de una sola historia. La llave de la Noche, la de Nunca Jamás, las llaves del Alba y del Crimen, son las herramientas para entrar en estos conflictos de enamoramiento, de vida y de muerte, del bien y el mal.
Si bien Rosamel del Valle (1906-1965) es reconocido por su poesía, también incursionó en la narrativa. Las llaves invisibles fue publicado originalmente por Zig-Zag en 1946. Esta colección también incluye sus novelas póstumas editadas en el extranjero Eva y la fuga y Elina, aroma terrestre.
 
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 nov 2017
ISBN9789569203527
Las llaves invisibles

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    Las llaves invisibles - Rosamel del Valle

    LAS LLAVES INVISIBLES de Rosamel del Valle

    © 1946 de la obra por ROSAMEL DEL VALLE

    © 2017 de la primera edición por LA POLLERA EDICIONES

    Primera edición, La Pollera Ediciones (2017)

    ISBN 978-956-9203-52-7

    RPI: 11.391

    Edición: Macarena Urzúa y Ergas / Leyton

    Diseño: Pablo Martínez

    Transcripción: Santiago Lorca

    Portada: Archivo del escritor / Biblioteca Nacional 

    LA POLLERA EDICIONES

    www.lapollera.cl / ediciones@lapollera.cl

    Índice

    Prólogo

    ANA LÉNQUIN o La llave de la Noche

    LOS EXTRAÑOS VISITANTES o La llave de Nunca Jamás

    HOTEL DEL MAR AMARILLO o La llave de las Albas

    DIONISIO ARCHIPESTRE o La llave del Crimen

    Prólogo

    por Macarena Urzúa Opazo

    Pero la palabra es un grano y nunca falta tierra que lo reciba.

    Del cuento Los extraños visitantes

    Llaves como huellas y relatos que son llaves invisibles. Así propongo leer estos cuentos, como huellas que guíen al lector en este encuentro con una parte de la narrativa de Rosamel del Valle, como esta obra, incluida en un proyecto de rescate que involucra dos novelas más: Elina, aroma terrestre y Eva y la fuga.

    Las llaves invisibles fue publicado originalmente en Santiago, por la editorial Zig-Zag en el año 1946, dentro de la colección dirigida por Hernán Díaz Arrieta, crítico literario chileno conocido por su seudónimo Alone. El volumen contiene cuatro relatos, prosas, pasajes, a los que digo huellas, porque estas llaves / cuentos se leen también en conjunto con sus poemas, ya que ciertos fragmentos de estas historias devienen y resuenan claramente en su poesía. Así como también en las crónicas o incluso en las cartas de Rosamel vemos emerger una y otra vez sus obsesiones, apareciendo repetidamente su constante relación con el lenguaje, el sueño y la poesía; revelados estos elementos en pequeñas cosas cotidianas, así como también en visiones de lo que se halla escondido y que de repente ve la luz; ahí se encuentra en gran parte la visión sobre la estética y la poética de Rosamel.

    Veamos una reseña aparecida en el periódico La Nación en donde se comenta la publicación de Las llaves invisibles. En esta, Francesc Trabal, un 15 de septiembre de 1946, dice lo siguiente: Rosamel del Valle quiere contar lo que sabe, lo que piensa, lo que ha visto, lo que sueña, y para ayudarnos nos va dando la llave que en cada caso necesitamos. Sin darse cuenta que lo que ha estado haciendo es entregarse en cuerpo y alma al lector. Entre el lector y Rosamel del Valle no hay más misterio… En ese libro el autor ha dibujado, ha pintado un ‘desnudo’. Y mejor todavía un ‘auto–desnudo’. Así es Rosamel del Valle: así, y así no más…. Este autor nos da una clave, o bien la llave de la llave: leer estos cuentos es leer esas obsesiones de Rosamel, donde arte y vida son inseparables, y en una obra en la que aún encontramos resabios de ideas surrealistas, sueño y vigilia también inseparables son indispensables en la génesis de la creación poética. Sin duda, como dice el reseñista, Trabal: Estamos lejos de la expresión fotográfica de nuestros estimados criollistas. Y así, encontraremos cuentos más bien plagados de presencias espectrales como Ana Lénquin o Francisco Lemuria, que nos llevan a leer en estos personajes, ciertos ecos, pisadas, huellas de personas y recuerdos, en donde todo habla y remite a uno de los tantos epígrafes de El sol es un pájaro cautivo en el reloj:

    Cada hombre está en poder de un espectro de William Blake.

    En el primer cuento del volumen, Ana Lénquin, nos encontramos con una figura femenina, una mujer melancólica que trae esos sentimientos con su sola presencia. Así se ve en un pasaje esta imagen poética y sugerente: la luz formó una especie de muro transparente entre los dos. O esta otra descripción: Eran turbios pensamientos, hasta alucinaciones, en verdad. Pero la pasión desdobla la realidad y la ilusión enloquece la mente más firme. Estos relatos pueden leerse, sin duda como largos poemas, prosas poéticas o narrativas poéticas, que son asimismo, variaciones de temas que se repiten en la obra rosameliana. Incluso el mismo lugar del Valle Húmedo aparecerá aquí en el cuento sobre Francisco Lemuria y será la locación para otro de sus relatos, Cuando el diablo estuvo en el Valle Húmedo, aparecido en la revista Mapocho póstumamente y rescatado también por La Pollera Ediciones.

    Son numerosas las expresiones poéticas repartidas a lo largo del volumen de cuentos, pasajes sobre la vida, la vejez, el amor perdido, los fantasmas y la infaltable nostalgia: Y entonces viene la nostalgia. O sea, la vejez. La nostalgia de la juventud es el porvenir. Pero la de la vejez es la penumbra donde todo se transforma sin ruido. Fantasmas nostálgicos, podríamos decir, sueños con seres extraños, paisajes chilenos teñidos de colores surreales, como la curiosa visión de una fiesta de matrimonio con aldeanos danzantes y descalzos. En otro pasaje, se encontrará un velador lleno de libros, en donde el lector interesado en el llamado campo cultural de la época, podrá ver un pequeño pero interesante canon de literatura universal y contemporánea de los años cuarenta, en el que aparentemente quisiera inscribirse el autor de este volumen. Ahí están: De Rokha, Huidobro, Ángel Cruchaga, Díaz-Casnueva, y Eliot, Hoffman y Zolá, incluso incluye País blanco y negro, de un autor poco conocido, etc., etc.. Así aparecerá también el autor como personaje, el escritor en el velador, y la idea por lo tanto de la reflexion sobre la escritura dentro de la práctica misma de ella, es decir una metaliteratura como condición de la literatura. El personaje lee, se pregunta por qué en la literatura nadie va al baño ni se escribe sobre esto, otros visitan el Luna Park, al igual que en un fragmento de Eva y la fuga , un parque de diversiones que se inaguró en los años veinte y que trajo la famosa rueda desde Coney Island. Paseos con fantasmas, ciudades y pueblos, visitados como en el sueño, son, entre otros, algunos de los espacios a los que la lectura de estos cuentos transportará a sus lectores.

    Luis Droguett en la revista Pro Arte hacia el año 1948, comenta lo siguiente, refiriéndose a Rosamel del Valle: "Un

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