Detrás del aspecto elegante y calmado de Cristina Campos, se encuentra una de las voces más valientes del panorama literario actual. Porque solo una escritora atrevida sería capaz de reflejar en una novela lo que piensan y desean las mujeres en un alarde de verdad tan certero que puede resultar provocador. «Escritoras francesas como Annie Ernaux, Leïla Slimani, Delphine de Vigan o Marguerite Duras son mi biblia. Cuando me da miedo escribir porque siento que me he desnudado psíquicamente demasiado, me digo a mí misma que si ellas lo han hecho, no debo tener miedo», confiesa la finalista del Premio Planeta con Historias de mujeres casadas, una obra sobre el deseo femenino (y su pérdida) desde una perspectiva que pocos autores han transitado. «He intentado ser muy honesta porque para mí escribir es explicar la verdad», afirma Cristina Campos. «De algún modo, quienes escribimos hablamos de nuestra propia vida. Sé cómo siente mi protagonista, me pongo en su piel, aunque yo no haya tenido sus vivencias. Escribiendo esta historia, a veces me reía y otras lloraba. Porque si no te conmueves con tu propia novela, difícilmente conseguirás que los lectores lo hagan». La sororidad también está presente en la obra porque, como dice su autora, «nos retratan como si fuéramos harpías entre nosotras, sin embargo, las amigas te salvan la vida».
Ser finalista del Premio Planeta con su «A la segunda novela, después de la repercusión de la primera, te enfrentas con pánico. Pero donde antes veía fracaso, ahora veo camino. Tengo ganas de seguir escribiendo, pero no quiero correr. Quiero volver un tiempo al cine, el ámbito del que procedo, y dejar reposar lo que me está pasando, que también abruma un poco por lo inesperado. No quiero acelerarme para sacar un tercer libro, no quiero decepcionar a nadie. Necesito parar, reflexionar e intentar superarme como escritora».