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Creemos saber, pero...
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Creemos saber, pero...
Libro electrónico134 páginas1 hora

Creemos saber, pero...

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Información de este libro electrónico

Continuamos narrando historias para el entretenimiento de uds., en este caso, en el libro que tienen en sus manos se narran las historias Triángulos amigos y la fenomenal No sabemos nada.

Esta última está vista siempre desde el punto de vista del autor, que no tiene porqué coincidir con la tuya, amable lector. En la primera se narra un encuentro ocasional con unos amigos muy especiales, con unas noticias espectaculares y no menos especiales, aunque por algunos motivos no llegan a dárselas a nuestro protagonista. Respecto a a nuestra segunda historia he de decir que; todos sabemos lo que pasa cuando fallecemos: lloros, lamentos, ayes y demás... Además, nuestro cuerpo físico empieza a desintegrarse en su eterno reposo. Pero lo que no sabemos es lo que sucede con nuestra mente en esos momentos tan temidos por algunos. Esta narración trata de explicarlo, y claro, ustedes pensarán que se trata de una historia ficticia, pero, ¿y si no lo fuese?...

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento22 abr 2015
ISBN9788416339402
Creemos saber, pero...
Autor

Carlos Plaza

Autor novel nacido en un frío día de diciembre. Hace ya algunos años, que hace lo que puede para hacer de esta vida algo llevadero. Amigo de sus amigos como el que más, solo intenta con este libro comunicarse con el lector lo más amenamente que puede.

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    Creemos saber, pero... - Carlos Plaza

    CREEMOS SABER,

    PERO…

    Carlos Plaza

    10_a_pp.jpg

    Título

    original: Creemos saber, pero…

    Primera edición: Abril 2015

    © 2015, Carlos Plaza

    © 2015, megustaescribir

    Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    CONTENIDO

    TRIÁNGULOS AMIGOS

    Capítulo 1 TOMA DE CONTACTO

    Capítulo 2 ESO

    Capítulo 3 DENTRO

    Capítulo 4 LO QUE HA DE ACONTECER

    Capítulo 5 LUZ

    Capítulo 6 FUTRO INCIERTO

    Capítulo 7 DESPEDIDAS

    Capítulo 8 SE VAN

    NO SABEMOS NADA

    Capítulo 1 ¿ACCIDENTE O INCIDENTE NECESARIO?

    Capítulo 2 ACELERONES Y DEMÁS

    Capítulo 3 VOZ

    Capítulo 4 GABRIEL

    Capítulo 5 PLANES

    Capítulo 6 VUELTA A LA VIDA

    Capítulo 7 UNA NUEVA PERSONA

    Capítulo 8 CAMBIOS SUSTANCIALES

    Capítulo 9 MURIEL

    Capítulo 10 CALAMIDAD

    Capítulo 11 ANDREA Y ANA

    Capítulo 12 OTRA VEZ PEDRO

    GUÍA DE PERSONAJES POR ORDEN ALFABÉTICO

    A mis lectores y a

    todos los que disfrutan

    con la lectura.

    A aquello que espero.

    A mis queridos abuelos, fallecidos ya

    A las sombras y a la Voz.

    A mis padres.

    Agradecimientos a Esteban,

    que realizó la ilustración en TRIÁNGLOS AMIGOS.

    TRIÁNGULOS AMIGOS

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    CAPÍTULO UNO

    TOMA DE CONTACTO

    Y o soy un hombre solitario, taciturno, siempre pensando que existe un mundo mejor para todos nosotros, haciendo siempre lo que puedo (y lo que no puedo hacer no lo hago y ya está, no me como más el coco), y, francamente, no me va del todo mal.

    Amigo de mis amigos como el que más, quisiera un mundo sin dolor para nadie, pero con el paso de los años voy cayendo en la cuenta de que un mundo sin dolor es imposible.

    Tengo problemas de salud, que aunque no se porta del todo mal conmigo, no es la panacea.

    Me gusta la música, el cine, un poco la televisión, la lectura, dar largos paseos, y precisamente con esta última afición viví la más extraordinaria aventura que pudiese vivirse.

    Todo comenzó una noche, cuando tumbado en la cama esperando a que me rindiese el sueño, sentí como una extraña presencia a mi lado, el olor maravilloso de esa presencia me envolvía extrañamente, y yo, que creo firmemente en otras vidas, no me asusté lo más mínimo. Solo quería saber de quien se trataba.

    Cuando me decidí a cambiar de postura, sabía que era muy probable que me topara de bruces con el extracorpóreo cuerpo de aquello, pero cuando al fin me di la vuelta, pude comprobar que allí no había nada, supuse que la aventura vivida sería una alucinación de mi mente invadida por el sueño.

    Pero… ¡un momento! El extraño olor seguía allí, haciéndome compañía en la noche tempestuosa.

    Me despabilé por completo, pensando que lo que me había pasado no era en absoluto posible, ya que ese aroma era nuevo para mi, diremos de paso que una vez despabilado seguía allí conmigo. Era un olor como de flores silvestres mezcladas con rocío mañanero, aunque olfateando con fuerza podían apreciarse matices, matices muy sutiles, pero allí estaban.

    Dijimos que la noche era tormentosa, y se podía entrever el resplandor de los rayos, y justo cuando se oyó el sonoro trueno, el ya consabido olor se hizo mas patente en mis fosas nasales, invitándome a vestirme y a asomarme a la ventana a ver que estaba pasando.

    En la calle no estaba pasando nada fuera de lo común, simplemente caían rayos lejanos, sonaban truenos, pero el extraño aroma seguía conmigo, fluctuando según oía los truenos.

    No sé lo que me impulsó a salir a la calle, tal vez fuera el deseo de comprender un suceso del todo incomprensible para mi, o tal vez fuese otra cosa. Como se verá a continuación, apreciado lector, era otra cosa. Diremos, eso sí, que el aroma se extinguió por completo.

    El caso es que salí a la calle, en ese momento se fue la luz de toda la población, dejando todo a oscuras, solo iluminado por los rayos, con esa luz cegadora e instantánea.

    Aprovechando que la tormenta iba arreciando, y que la luz empezaba a hacerse más continua, dirigí mis pasos hacia un oscuro callejón (aunque todo estaba oscuro, no solo el callejón) y me encaminé hacia campo abierto.

    En ese momento caí en la cuenta de que no había cogido ningún impermeable ni paraguas, aunque en mi fuero interno estaba seguro que no llovería, estaba seguro, no me preguntéis como.

    Pues bien, en el camino hacia el campo que había cogido, tenía que pasar forzosamente al lado de la valla del cementerio, creyendo ver luces en su interior, aunque pensé automáticamente que se debería a otra nube de tormenta que se hallase detrás de mi visual del cementerio.

    Pero lo mas extraño del caso es que desde ese punto empezó a acompañarme una extraña sombra, una sombra que según creía a la difusísima luz nocturna, cambiaba regularmente de forma.

    Cuando esto sucedió, el aroma, el ya familiar aroma, volvió, esta vez intensificado, y de verdad, si sumamos a esto que todo el entorno estaba muy oscuro (solo iluminado por los fugaces rayos), habréis de comprender que yo empezaba a estar asustado.

    Entonces sucedió algo totalmente imprevisible, que me dio un susto de los que no se olvidan fácilmente…:

    ¡¡¡LA SOMBRA HABLÓ!!!

    Y me dijo esto:

    —No te asustes, tranquilo.

    Estas palabras (que no sé si provenían del exterior o resonaban dentro de mi propia cabeza), no sé si me asustaron mas de lo que ya estaba o acabaron de tranquilizarme, pues a partir de ese momento se me quitaron las ganas de correr (que me habían entrado repentinamente) y noté una extraña paz., paz que no sentía hace mucho tiempo. Dije yo:

    —¿Quien o que eres y que quieres de mi?

    —Me conociste cuando yo estaba vivo, soy un familiar tuyo.

    —¿Pero cual?

    —No te lo puedo decir aún, solo te diré que no tienes nada que temer.

    —¿Y qué quieres que haga exactamente?

    —Quiero que me sigas.

    —Es que verás, está muy oscuro, no te veo bien, además, no sé exactamente donde quieres ir.

    —No te preocupes, tu mente te guiará, todo está preparado.

    Tomamos un camino que nos conduciría hasta campo abierto, paseando, caminando tranquilamente.

    Inexplicablemente me entraron otra vez las ganas de correr en sentido contrario, y la sombra, que no

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