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Jugar sin miedo
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Jugar sin miedo
Libro electrónico69 páginas38 minutos

Jugar sin miedo

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En un mundo lleno de escepticismo y en post pandemia, el ser humano se encuentra atrapado por el pánico y el estrés y, al cuestionar o dudar de Dios y al no tener ángel protector, está sumido en la máxima incertidumbre. "Jugar sin Miedo", el libro de Emilio Eymann, te presenta un mundo de ángeles, duendes, bosques, viajes, fantasía y realidad, para que emprendas tu propio viaje y disfrutes. Con una sola consigna: perder todo miedo.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 oct 2022
ISBN9789878730400
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    Muy bueno es jugar sin miedo gracias por las hermosas palabras

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Jugar sin miedo - Emilio Eymann

AGRADECIMIENTOS

✓ A mi Dios, por acompañarme, por pulir las asperezas del camino, por cargarme cuando mis pies se cansaron, por quitarme los miedos.

✓ A la vida que me regaló a mis dos hermosas nietas que son parte de este libro.

✓ A mis nietos: Elián, Renata, Elena, Xavi, Aaron, Eiren, que por ser tan tiernos no participaron de esta aventura, pero serán parte de las postreras.

✓ A toda mi gran familia que llena mi alma y mi mente de motivos para honrar la vida.

✓ A mi esposa— agradecimiento especial— por dar ejemplos diarios de vivir (Jugar) Sin Miedo.

El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no solo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y solo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.

Aldous Huxley (1894—1963)

Novelista, ensayista y poeta inglés.

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Es que la realidad, creo que, se nos adelanta a nosotros, los creadores. Se oculta a nuestros sentidos y la intuición lo viste de parodias. Jugar sin miedo es un compilado de cuentos producto de la creación y recreación del artista.

¿Qué es lo que te sorprende Gabriel?

¡Es el hijo haciendo milagros!

EN EL PARAISO

—El Señor me dijo que iba a morir, no entendí a qué se refería, pero tuve una extraña sensación al escuchar esas palabras. Sentí una gran angustia.

— Yo tampoco entiendo esas palabras, pero, a decir verdad, a Dios nunca lo entendí, lo que sí sé que a él no le gusta la competencia. Seguramente, les dijo que iban a morir si comen del árbol. Realmente, si comen del árbol que les prohibió serán como semidioses y sabrán todo sobre el bien y el mal.

— ¡Tú también hablas muy difícil para ser solo una serpiente!

E1000 21/01/15

GARABATOS DE CARICIAS

Estaba sumido en sus tareas, yo diría, todo el santo día. Lo que ocupaba para dormir no era mucho, y no sé si comía.

Podía pasar varias semanas sin que pisara la vereda. Siempre una nueva idea embrionaria de una nueva línea que contorneaba una nueva rima. Esa idea ponía sordina a todo llamado de afuera. Tapaba golpes en la puerta, los estruendos del tránsito. No escuchaba a los que traían correspondencia. De vez en cuando, pedidos suaves de su interior les decían a sus oídos que era la hora de una voz distinta a la que siempre él emitía. Lo que acentuaba esa necesidad era que acostumbraba a decir en voz alta sus ideas. Esas ideas que hasta tormentas tapaba. ¡Y estoy hablando de tormentas! Un día salió después de mucho tiempo y se encontró con cables cortados, árboles caídos y él nunca supo cuando pasó la señora tormenta.

El problema estaba cuando terminaba la tarea. Cuando debía esperar otra idea, ese breve tiempo de aridez, le pasaba de vez en cuando —como en ese momento— allí sentía esa profunda sensación de soledad, o mejor, esa SOLEDAD (con mayúsculas) que le ocupaba toda su alma creadora, le entraba como un puñal hasta el fondo

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