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Tras Las Huellas Del Silencio
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Libro electrónico243 páginas3 horas

Tras Las Huellas Del Silencio

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Ms que una simple historia de amor, esta obra es un reflejo de los conflictos humanos que forman parte de la sociedad; donde sus personajes enfrentan con vigor las adversidades que la vida les sita en el camino para impedir su felicidad; teniendo que vencer el silencio para lograrla.
Un nio separado a temprana edad de al lado de su madre es llevado a los Estados Unidos por su padre, quien en un trgico accidente muere, dejndolo solo a la edad de siete aos. Como sobreviviente del accidente, el nio, que viajaba con su padre, es encontrado por un matrimonio que inicia su proceso de adopcin y durante muchos aos le ocultan su verdadera identidad por el egosmo de no perder su cario.
Con el correr de los aos su madre adoptiva antes de morir le confiesa que el fue un nio adoptado y le da algunas pistas para que pueda encontrar su verdadera identidad e ir a la bsqueda de su madre biolgica y sus races..
Un amor sublime y apasionado surgido en las tinieblas de este conflicto se ve en peligro de sucumbir ante la incertidumbre de sus personajes envueltos en un inaudito silencio que, solo una confesin inesperada, logra romper.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento30 jul 2013
ISBN9781463360757
Tras Las Huellas Del Silencio
Autor

José Ulloa

José Ulloa nació el 19 de julio de 1949 en un pequeño pueblito de la costa norte de la provincial de Villa Clara en Cuba, Isabela de Sagua. Su infancia transcurrió en su pequeña “Venecia” bañada por la brisa del mar, entre manglares y el salitre. Fue en su pueblo natal donde terminó la enseñanza primaria, mientras que sus estudios de secundaria y pre-universitaria transcurrieron fuera de esa localidad por no existir estos niveles de enseñanza allí. Ingresó en la universidad y después abandono los estudios para dedicarse al trabajo. Su primer trabajo fue como maestro en la enseñanza primaria y de educación de adultos en su pueblo natal; pasando posteriormente a trabajar en la rama administrativa de la empresa “Terminales Mambisa”. Su condición de autodidacta le permitió realizar algunos estudios en dicha empresa y presentar diferentes tesis para obtener los títulos correspondientes, como el de técnico en contabilidad y explotación portuaria que le permitieron desempeñar los cargos de esas especialidades. Su inquietud por escribir le hizo participar en varios concursos de la prestigiosa emisora radio progreso en Cuba, donde obtuvo siempre primeros lugares; destacándose entre ellos el que tuvo como premio una vuelta a Cuba con un acompañante con todos los gastos pagados. Emigró a los Estados Unidos en octubre de 1993 a través de una peligrosa travesía por el estrecho de la fl orida que dio nombre a su primer libro publicado, “Fuga ilegal peligrosa”. En febrero del año 2003 creo una pequeña agencia de viajes a Cuba, en la ciudad de Hialeah, “Isabela Travel”, donde trabaja desde ese entonces. En el año 2014 publicó su segundo libro, un drama titulado: “Tras las huellas del silencio”.

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    Tras Las Huellas Del Silencio - José Ulloa

    TRAS LAS HUELLAS

    DEL SILENCIO

    JOSÉ ULLOA

    Copyright © 2013 por José Ulloa.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:            2013911515

    ISBN:                       Tapa Dura                                    978-1-4633-6076-4

                                     Tapa Blanda                                 978-1-4633-6074-0

                                     Libro Electrónico                        978-1-4633-6075-7

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 26/07/2013

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    ventas@palibrio.com

    475836

    ÍNDICE

    A MI PUEBLO NATAL

    PROLOGO

    1    DOLOROSA DESPEDIDA

    2    UN SECRETO SORPRENDENTE

    3    UNA NOTICIA IMPACTANTE Y DESGARRADORA

    4    UN INESPERADO HALLAZGO

    5    CONFESION DOLOROSA

    6    EN BUSCA DE SU IDENTIDAD

    7    ANGUSTIOSO ENCUENTRO CON SU PASADO

    8    REFLEXIONES DE YANIRA SOBRE SU PASADO

    9    CONFLICTOS DE UN VERDADERO AMOR

    10    INESPERADO ENCUENTRO AL PIE DE UNA TUMBA

    11    ROMPIENDO EL SILENCIO

    EPILOGO

    SOBRE EL AUTOR

    José Ulloa nació un 19 de Julio de 1949 en un pequeño pueblecito de pescadores y trabajadores portuarios en la costa norte de la provincia de Villa Clara en Cuba, Isabela de Sagua.

    Su infancia transcurrió en su pequeña Venecia, bañada por la brisa del mar, donde cursó la escuela primaria. Sus estudios de secundaria y pre-universitario los efectuó fuera de su pueblo por no existir estos niveles de la enseñanza allí.

    Ingresó en la Universidad y después abandonó los estudios para dedicarse al trabajo. Su primera actividad como trabajador fue la de maestro de escuela primaria y de educación de adultos en su pueblo natal; pasando posteriormente a trabajar en la rama administrativa de la Empresa Terminales Mambisas donde ocupó diferentes cargos, pues su condición de autodidacta le permitieron presentar varias tesis y obtener algunas especialidades, como la de Contabilidad y Técnico en Explotación Portuaria en cuyos cargos se desempeñó con posterioridad.

    Participó en varios concursos de la prestigiosa emisora de radio, Radio Progreso en la Habana, Cuba donde obtuvo siempre primeros premios; destacándose entre ellos el de La Vuelta a Cuba con un acompañante con todos los gastos pagados.

    Inmigró a los Estados Unidos en el año 1993 tras una peligrosa travesía que dio origen a su primer libro publicado en el año 2011, FUGA ILEGAL PELIGROSA. Ahora nos presenta su segunda obra, TRAS LAS HUELLAS DEL SILENCIO.

    Actualmente es dueño de una Agencia de Viajes a Cuba fundada en el año 2003, Isabela Travel, en la ciudad de Hialeah, donde desempeña también funciones de Contador

    A MI PUEBLO NATAL

    Con ciertas excepciones, los acontecimientos más significativos en la vida de cada ser humano transcurren en su pueblo natal. Sus primeros pasos, sus primeros juegos, sus primeros estudios, sus primeros amigos, su primer amor en fin. Es por eso que dedico este libro a mi pueblo, como un sencillo homenaje a su existencia; a ese pueblito situado en la costa norte de la provincia de Villa Clara, en Cuba, Isabela de Sagua.

    PROLOGO

    Más que una simple historia de amor, esta obra es un reflejo de los conflictos humanos que forman parte de la sociedad; donde sus personajes enfrentan con vigor las adversidades que la vida les sitúa en el camino para impedir su felicidad; teniendo que vencer el silencio para lograrla.

    Un niño separado a temprana edad de al lado de su madre es llevado a los Estados Unidos por su padre, quien en un trágico accidente muere, dejándolo solo a la edad de siete años. Como sobreviviente del accidente, el niño, que viajaba con su padre, es encontrado por un matrimonio que inicia su proceso de adopción y durante muchos años le ocultan su verdadera identidad por el egoísmo de no perder su cariño.

    Con el correr de los años su madre adoptiva antes de morir le confiesa que el fue un niño adoptado y le da algunas pistas para que pueda encontrar su verdadera identidad e ir a la búsqueda de su madre biológica y sus raíces..

    Un amor sublime y apasionado surgido en las tinieblas de este conflicto se ve en peligro de sucumbir ante la incertidumbre de sus personajes envueltos en un inaudito silencio que, solo una confesión inesperada, logra romper.

    1

    DOLOROSA DESPEDIDA

    El rumor había corrido como el viento y aunque con cierta discreción, ese era el comentario que estaba en boca de todos. Ya hasta algunos jóvenes y otros no tan jóvenes se disponían a preparar sus avituallamientos para emprender el viaje hacia La Habana pero aún faltaban más elementos que corroboraran aquella noticia tan incipiente pero a su vez alentadora. Y es que no podía ser de otra manera porque el viaje a la Capital era largo. muy largo y de muchas horas y de un incesante subir y bajar de un camión hacia otro o hacia un tractor con guarandinga, un ómnibus o en fin en cualquier medio de transporte que lo fuera llevando a uno de pueblo en pueblo o de tramo en tramo en medio de un sol ardiente, un calor sofocante o durante la noche; o a veces durante el día y la noche y en ocasiones también bajo la lluvia porque así eran los viajes, impredecibles e interminables; donde siempre se sabia la hora de la partida pero no la de llegada. Aún así ya muchos se alistaban para la partida y hasta se despedían de sus amigos y de los familiares más allegados.

    De cualquier manera sentían que no había mucho que perder en aquella Empresa, sólo el tiempo que emplearían en un largo viaje y algunos pesos que se utilizarían en comer algo, si apareciera en el camino; pero había que jugársela; había que buscar otros horizontes para poder seguir viviendo, o mejor dicho, para vivir mejor.

    En la medida que pasaban las horas, como suele suceder, las noticias se iban depurando y llegaban aunque muy lentamente, con matices más claros. Ya se hablaba de un asalto a una de las Embajada en ciudad de La Habana aunque no se especificaba a que país pertenecía.

    Se decía que varias personas armadas habían irrumpido en la cede diplomática logrando tomar por rehenes a su Embajador y a todo el personal acreditado en ella. Por momentos hasta llegó a pensarse que el asalto se llevó a cabo por los propios custodios de dicha cede.

    Lo que en un principio había comenzado como un leve y discreto rumor después con el transcurso de las horas se estaba convirtiendo en un secreto a voces.

    La Embajada del Perú había sido el blanco de seis hombres que en su afán desesperado por abandonar la Isla irrumpieron en ella y, como el gobierno peruano les dio abrigo, el de Cuba, como represalia, le suspendió la custodia a la cede diplomática dejándola a merced de una avalancha humana que irrumpiría en ella sin lugar a dudas buscando una vía de escape para abandonar el país; como así sucedió, pues en solo pocas horas miles de cubanos se aglutinaron en ese recinto.

    Como era de suponer, la noticia recorrió toda la Isla en poco tiempo y hasta de los lugares más apartados y recónditos la gente se alistó para invadir la Capital y principalmente la cede diplomática peruana.

    De mi pueblo, de Isabela de Sagua, situado en la costa norte de la provincia de Villa Clara también partieron algunos aún no muy convencidos de que pudieran llegar a tiempo, al reparto del pastel, como pudiera decirse. Todos los que se lanzaban a aquella aventura sabían que tenían que actuar con extrema rapidez pues muy pronto esa vía de escape seria cerrada; ya que más que una simple forma de abandonar el país, representaba un descrédito a la Revolución y al sistema. Todos los que iban a partir sabían que tendrían una ardua tarea por delante, pues con las limitaciones del transporte en la Isla, un viaje a La Habana era un reto no muy fácil de cumplir; además significaba en ese momento, una tarea contra reloj.

    Casi siempre o siempre que fuera posible al efectuar uno de estos viajes a lugares distantes había que llevar consigo un pequeño refrigerio que incluyera al menos, un pomo con agua y algunos productos para ingerir ya que muchas veces durante el trayecto no se conseguía nada que comer ni tomar y en otras, el vehículo no se detenía a pedidos de los viajeros, sino cuando el chofer lo deseaba. Por regla general el traslado en estos vehículos es algo casi indescriptible, donde se viaja como se dice comúnmente, como sardinas en lata.

    En realidad había poco tiempo para las despedidas, no obstante entre los amigos y familiares mas allegados era casi inevitable. En una que otra esquina de algunas cuadras se observaba el panorama que en ocasiones se tornaba de risas, alegrías y jocosidad entre los amigos que se despedían y en otros, de nostalgia y tristeza para muchos familiares que veían partir los suyos, donde no faltaban los abrazos, los apretones de mano y hasta las lágrimas.

    Como era de esperar, en poco tiempo. esa vía de escape fue cerrada pues en tan solo cuatro días ya habían ingresado en la Embajada alrededor de diez mil ochocientos cubanos los que tuvieron que enfrentar innumerables vicisitudes por la falta de todo tipo de condiciones, asistencia y abastecimiento dentro de aquella cede diplomática

    De cualquier manera los acontecimientos de la Embajada peruana constituyeron el indicador del estado de ánimo de un gran sector de la población que, en desacuerdo con el sistema, expresaban sus deseos de abandonar el país; ante lo cual el gobierno, pocos días después decidió habilitar un puerto para permitir la salida por vía marítima a quienes lo desearan y tuvieran familiares en el extranjero dispuestos a recogerlos en dicho puerto. Así con la apertura del puerto del Mariel, situado a unos 60 kilómetros de La Habana comenzaba un nuevo capitulo en la saga del exilio cubano. Muy pronto, en el propio mes de abril, comenzaron a llegar desde Miami una flotilla de embarcaciones de todo tipo en busca de sus familiares, dando comienzo al llamado Éxodo del Mariel.

    Pocos días después de la apertura del puerto del Mariel, Eduardo un vecino de mi cuadra recibió una llamada desde Miami en la que su hermano que había abandonado el país a raíz del triunfo de la Revolución, le anunciaba que en breve vendría a recogerlo en una lancha que había comprado para efectuar la travesía; señalándole además que podría viajar acompañado de su esposa e hijo si así lo decidiera.

    Eduardo infructuosamente trató de convencer a su esposa para que lo acompañara en el viaje pero no lo logró ya que esta tenia su madre con cierta edad y enferma y no quería dejarla abandonada bajo ningún concepto. No obstante, a duras penas e insistencias, logró que Clara su esposa, le permitiera poder partir con su hijo.

    De nuevo, como en los días de los acontecimientos de la Embajada, volvían a repetirse en cada pueblo, las escenas de despedidas; aunque esta vez con mayor discreción dada por el asedio de las casas de aquellos que iban a partir hacia el Mariel y los actos de repudio orquestados por las turbas seguidoras del régimen.

    En particular me conmovió mucho la partida de Eduardo con su hijo Eduardito de apena 7 años a quien esta decisión lo separaba de su madre; de su madre adoptiva que lo había criado y mimado desde que nació al morir su madre biológica durante el parto, la primera esposa de Eduardo. En esta escena, quizás la más dramática y conmovedora que vivieron los pobladores de Isabela de Sagua, se observaba a una madre destrozada y afligida ante la partida de su único hijo; de aquel hijo que aunque no engendró en su vientre, le supo entregar todo su amor y su cariño.

    - Mi hijito, te quiero mucho y te voy a extrañar mucho decía Clara la madre del niño con voz entrecortada por los sollozos mientras lo apretaba junto a su pecho y lo besaba constantemente en medio de las lágrimas que corrían por sus mejillas de manera incontenible.

    -Mami yo también te quiero mucho, mucho, decía el niño una y otra vez mientras se aferraba al cuello de su madre en un torrente de lágrimas y profundos suspiros.

    Eduardo por su parte, aunque trataba de disipar su pena, tampoco lo lograba por completo lo que se apreciaba en su ir y venir de un lado hacia otro sin detenerse ni un instante con sus manos cruzadas a la espalda a la altura de su cintura y con su seño fruncido que expresaban su profunda preocupación y angustia.

    Como era de esperar, las muestras de cariño del pueblo de Isabela que siempre han estado presente en los momentos más difíciles y angustiosos de sus hijos volvían a expresarse una vez más ante aquella indescriptible situación. Prácticamente todo un pueblo entero se fue dando cita en aquella esquina donde en el rostro de muchos, se observaba también la angustia, el dolor y el sufrimiento que embargaba a aquella familia.

    Pero esa angustia alcanzó niveles insuperables cuando de pronto un auto que había entrado al pueblo momentos antes se detuvo en aquella esquina junto a la multitud y su chofer pregunto por el Sr. Eduardo López Sánchez. Evidentemente se trataba del auto que conduciría a Eduardo y a su hijo hacia el puerto del Mariel.

    En breve padre e hijo abordaron el auto que partió de inmediato, dejando atrás la angustia, el dolor y la pena de una madre destrozada por la separación de su hijo y de un pueblo que la consolaba mientras lloraba también junto a ella aquella partida.

    Hasta la Naturaleza parecía conmovida ante esa dramática escena, pues el día se había tornado gris y los rayos del sol ya no irradiaban con la intensidad de un día de pleno verano. Parecía que todo había cambiado repentinamente en aquel pequeño poblado de Isabela de Sagua y que hasta la alegría de sus moradores y su sonrisa se marchaban junto aquel niño para siempre.

    Ahora el tiempo y sólo el tiempo seria el único encargado de borrar aquella herida tan profunda y tan sangrante en el corazón de una mujer; de aquella madre isabelina cuyo dolor y sufrimiento evidentemente se iban hacer eternamente infinitos.

    Los días fueron trascurriendo quizás muy lentamente para Clara que no veía llegar noticia alguna de su hijo después de su partida y a la que los vecinos continuaban apoyando con sus muestras de cariño y comprensión como en el primer día. A diario concurrían a su casa siempre llevando consigo algún plato de comida, un vaso con leche, refresco o en fin cuanto sirviera para alimentarla.

    En el rostro de Clara poco a poco se fue haciendo evidente su angustia que se reflejaba en su cara alada con una sombra oscura alrededor de sus ojos producto del insomnio, sus parpados semicaídos y su mirada casi siempre fija en el horizonte, como quien busca en la distancia el consuelo que no encontraba a su alrededor. En apenas dos semanas aquella mujer relativamente joven de unos 30 o 35 años de un andar ligero, cadencioso y muy risueña se veía transformando- se increíblemente en un ser diferente, quien además de ir perdiendo parte de su peso, su alegría y su sonrisa daba la impresión que estaba perdiendo también sus ansias de vivir.

    Viendo su deterioro sistemático y progresivo producto de la perdida de su apetito, de algunos vómitos y malestares, una vecina, a duras penas, logró que Clara asistiera al médico en su compañía.

    En el hospital el médico que la atendió que era amigo de Josefina, la vecina que la acompañaba le ordenó un chequeo general que incluía entre otras cosas, análisis de sangre, de orina, toma de la presión, el peso etc etc etc, cuyos resultados solicitó de inmediato al laboratorio para en el mismo día hacer un diagnostico y que pudiera regresar a su hogar con un plan de medicamentos. Mientras se esperaban los resultados del laboratorio Clara y Josefina se trasladaron al salón de espera para que el medico continuara atendiendo a otros pacientes.

    Aguardaron allí por espacio de casi dos horas hasta que una de las enfermeras con una tablilla en la mano preguntó:

    - ¿Quien es la señora Clara González?

    - Soy yo, - contestó Clara

    - Acompáñeme, que el doctor Leonardo quiere verla, - dijo la enfermera.

    - ¿Ella puede ir conmigo? - preguntó Clara señalando hacia Josefina su amiga.

    - Si, - respondió la enfermera, - no creo que haya problema por eso.

    De inmediato las tres se dirigieron a la consulta del médico y al llegar este le sugirió a Clara y a su amiga que tomaran asiento

    - Tengo una noticia que darle, - dijo el médico dirigiéndose a Clara

    - ¿Usted quiere conocer la noticia a solas o delante de su amiga? - preguntó el médico.

    - No doctor, cualquier cosa puede decírmelo delante de ella, que goza de toda mi confianza, - respondió Clara

    - Bueno, voy a ir al grano, los exámenes arrojaron que usted se encuentra embarazada, - la felicito.

    - ¿Embarazada doctor? - preguntó Clara en un tono ansioso y sorprendida.

    - Si, señora, como le dije, está usted embarazada, con un termino de cuatro a seis semanas aproximadamente, - respondió el galeno.

    De pronto se guardó silencio mientras Clara miraba fijamente a su amiga, sorprendida y desconcertada ante aquella revelación del medico.

    - ¿No le agrada la noticia? - preguntó el medico dirigiéndose a Clara al verla tan sorprendida.

    - No, no es eso doctor, - es que estoy atravesando por momentos muy difíciles en mi vida, -respondió Clara.

    - De cualquier manera, un hijo es siempre deseado; aún en las condiciones más difíciles, - volvió a decir el médico.

    - Claro que si doctor, - pero hay momentos en los que uno no sabe si

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