Origen del Mal en San Agustin

Por Adolfo Sagastume

Básicamente queremos tratar el problema del origen del mal. Si existe una fuente de donde proviene o si, por el contrario, surge espontáneamente. El propósito es saber si hay alguien que constantemente nos incita a obrar mal y descubrir quien es. Si existe o no existe el mal como tal o sólo es una idea incierta en nuestra mente. En principio, nosotros vislumbramos que el mal es algo que se encuentra en el ser humano, así como se encuentra también la capacidad de hacer el bien (vivir rectamente), y es aquello que se llama libre albedrío. Por lo tanto, el mal no proviene de cosa que no sea la decisión de un actuar contrario al bien. El mal, por otro lado, difícilmente puede ser alejado de las personas, puede reducirse en parte, inculcando el bien, pero no puede erradicarse del todo, pues el comportamiento que tiende hacia el bien, es poco valorado por los demás. En ese sentido, mi investigación acerca del origen del mal, está contenida en el libre albedrío, obra de San Agustín, que nos parece llena de abundantes reflexiones e intuiciones que han enriquecido el presente trabajo.

• Idioma: Español
• Editorial: Adolfo Sagastume
• Fecha de lanzamiento: 15 ene 2014
• ISBN: 9781311129833

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

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Tabla de Contenidos

Introducción

Origen del Mal

Libre Albedrío

El Mal en Teología

La Ciudad de Dios

La Divina Misericordia

La Obediencia

La Imagen del Creador

La Mala Voluntad

El Amor y la Paz de Dios

Los Vicios y la Soberbia

Conclusión

Introducción

San Agustín, cuyo nombre completo es Aurelio Agustín, nació el 13 de noviembre del año 354, en Tagaste, región con abundancia del cultivo de cereales y olivos, situada en Numidia, norte de África, lugar que entonces estaba dominada por Roma y que actualmente corresponde a Argelia.

Hijo de un Patricio, con funciones civiles, no poseían bienes materiales pero si educación y generalmente tenían una vida con ciertas comodidades. Todos sus esfuerzos se encaminaban a casarlo con alguna dama de alta posición que les diera las condiciones, en el futuro, para que el Emperador le concediera alguna provincia para gobernar. Fueron muchos los sacrificios que hicieron en su educación, se esmeraron en su formación.

San Agustín fue hijo de Mónica, cristiana, que fue canonizada y ahora es conocida como Santa Mónica. Y su padre, era pagano. Por ello en sus estudios y ensayos siempre vemos a San Agustín discutiendo temas relacionados con los postulados paganos que, en muchas ocasiones, se contraponen al cristianismo.

Fue inscripto como catecúmeno, categoría eclesiástica de fiel no bautizado, que consistía en recibir formación cristiana a la espera de la decisión personal de bautizarse, ya que en esa época el bautismo se difería hasta la madurez para que los fieles pudieran decidir por si mismos. Es decir, solo se bautizaba a las personas que voluntariamente decidían ser cristianos, se respetaba su libre albedrío. Tema que en muchas ocasiones fuera abordado con mucho ardor por nuestro personaje. Agustín tuvo por lo menos dos hermanos, Navigio que fue el que fundó un convento de monjas de la orden Agustina y Perpetua quien al quedar viuda lo dirigió.

A los 16 años tiene la oportunidad de permanecer ocioso durante un año en su ciudad natal, a la espera de que su padre reuniera el dinero suficiente para enviarlo a continuar sus estudios en Cartago. Se dedica así a la diversión y a los placeres mundanos, deleitándose en las actividades prohibidas. Una vez instalado en Cartago, continuó con sus hábitos alternando sus estudios con variadas diversiones y continuos amoríos; y a los 19 años llegó a compartir su vida con una joven, de quien no se tienen datos, con la cual tuvo su único hijo, llamado Adeodato.

En esa época descubre la filosofía a través

Comentarios para Origen del Mal en San Agustin

[Gerardo Sánchez · Calificación: 5 de 5 estrellas]

El análisis que el autor realiza, basado en las obras de San Agustín, que mediante el estudio del origen del mal, se obtienen respuestas a los problemas actuales respecto a nuestro comportamiento, dejando el mensaje esperanzador que sólo Nuestro Señor Jesucristo puede darnos a través del amor, a pesar de nuestros males.