Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El ocultismo y su reino
El ocultismo y su reino
El ocultismo y su reino
Libro electrónico1158 páginas16 horas

El ocultismo y su reino

Calificación: 3.5 de 5 estrellas

3.5/5

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

El ocultismo y su reino presenta el oportuno seguimiento a El reino de los cultos, el best seller del doctor Walter Martin. Este libro toma el amplio conocimiento y el dinámico estilo de enseñanza del doctor Martin y forja un arma poderosa contra el mundo del ocultismo. Los capítulos incluyen temas como: brujería y wicca, satanismo, religiones paganas, herramientas del ocultismo, posesión demoníaca y exorcismo, guerra espiritual, ¡y más!

IdiomaEspañol
EditorialThomas Nelson
Fecha de lanzamiento7 may 2012
ISBN9781418581534
El ocultismo y su reino
Autor

Walter Martin

Dr. Walter Ralston Martin (1928 - 1989), was a Christian apologist who founded the Christian Research Institute in 1960 specializing in information in both general Christian and counter-cult apologetics. He is best known for his long-running radio program, “The Bible Answer Man,” and as author of the definitive work on cults, The Kingdom of the Cults.  

Relacionado con El ocultismo y su reino

Libros electrónicos relacionados

Religión comparada para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para El ocultismo y su reino

Calificación: 3.5 de 5 estrellas
3.5/5

6 clasificaciones1 comentario

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

  • Calificación: 5 de 5 estrellas
    5/5
    ggg

Vista previa del libro

El ocultismo y su reino - Walter Martin

El ocultismo y su reino

Title page with Thomas Nelson logo

© 2009 por Grupo Nelson®

Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.

Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece

completamente a Thomas Nelson, Inc.

Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc.

www.gruponelson.com

Título en inglés: The Kingdom of the Occult

© 2008 por Jill Martin Rische

Publicado por Thomas Nelson, Inc.

Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá

ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o

transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos,

fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas

impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.

A menos que se especifique lo contrario, las citas bíblicas usadas

son de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960

© 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina,

© renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas.

Usadas con permiso.

Citas bíblicas marcadas BLA son de

La Biblia de las Americas®, © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation.

Usada con persmiso.

Citas bíblicas marcadas NVI son de

la Nueva Versión Internacional® NVI®

© 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Usada con permiso.

Adaptación del diseño al español: Grupo Nivel Uno, Inc.

ISBN: 978-1-60255-016-2

Impreso en Estados Unidos de América

09 10 11 12 13 HCI 9 8 7 6 5 4 3 2 1

Información en cuanto a los enlaces externos de este libro electrónico

Tenga en cuenta que las notas a pie de página de este libro electrónico pueden presentar vínculos a sitios externos como parte de las citas bibliográficas. Estos vínculos no han sido activados por el editor y no puede verificar la exactitud de los enlaces más allá de la fecha de publicación.

Dedicatoria

A Darlene Martin, con amor. Gracias por confiar en mí en cuanto a algo tan querido: el legado de Walter Martin. No podría haberlo hecho sin ti.

Y a Carol Rische, una suegra que me dio el amor de una madre y me enseñó a estar contento. Ausente del cuerpo y presente ante el Señor. Te añoramos, mami.

«Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada» (Pr. 31.28).

—JILL MARTIN RISCHE

A mi esposa, Cindy, que tuvo abundante paciencia y amor a lo largo de este proyecto.

Y a toda la familia Martin, cuyo amor por la verdad de Dios no tiene fin. Cuando el doctor Martin ofició nuestra boda en 1980, nos bendijo a mi esposa y a mí con una bendición que todavía perdura. Gracias de corazón a la familia Martin por invitarme a este proyecto y por su amor, oraciones y apoyo a nuestra labor misionera entre las sectas y el ocultismo todos estos años.

«Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres» (Col. 3.23).

—KURT VAN GORDEN

Contenido

Agradecimientos

Introducción

1. El ocultismo y su reino

2. La revolución ocultista

3. Doctrina de demonios

4. Paganismo antiguo

5. La cábala

6. El misticismo oriental y la Nueva Era

7. Fenómenos psíquicos o parapsicológicos

8. Astrología

9. Herramientas del ocultismo

10. Ovnis

11. Satanismo

12. La adoración a la Diosa, la brujería y la Wicca

13. Religiones tradicionales

14. Posesión demoníaca y exorcismo

15. El Jesús del ocultismo

16. Guerra espiritual

17. La orientación cristiana y el ocultismo

18. Evangelismo: Cómo alcanzar los corazones

Apéndice A: Preguntas y respuestas sobre el ocultismo

Apéndice B: Hoja de evaluación para asesoramiento

Bibliografía

Índice

Acerca de los autores

ACERCA DEL DIRECTOR EDITORIAL

KEVIN RISCHE es fundador y director de Walter Martin Ministries, situado en Minneapolis, Minnesota. Es el productor del programa radiofónico de ámbito nacional Essential Christianity, que presenta al doctor Walter Martin como «el original hombre de las respuestas bíblicas». Kevin diseñó, desarrolló y mantiene el sitio web de Walter Martin Ministries www.waltermartin.com, que incluye su extensa audioteca y el catálogo de CD, DVD y casetes. Suya es también la responsabilidad de la conservación de los cientos de conferencias y otros recursos del doctor Martin. Kevin es graduado en la Universidad de Concordia, St. Paul, Minnesota.

Agradecimientos

Este libro no se habría escrito sin el amor y el apoyo de mi esposo, Kevin, y de nuestros hijos, Christina y Justin. También quisiera dar las gracias a todos los que nos han enviado grabaciones de Walter Martin: su bondad significa mucho. A Kathleen Rasmussen, por tu excelente labor en la transcripción de las grabaciones de mi padre: has sido una parte vital de nuestro equipo. A Steve Laube, cuya sabiduría marca la diferencia. A mi madre, Elaine Stein, por su constante estímulo. A mi hermana y mi más querida amiga, Elaine Martin, tú iluminas nuestras vidas. A mi cuñada, Lynn Friedman, por los consejos (y por todos esos divertidos viernes). A Rick y Ronaele Wolf, por amarnos: ustedes ocupan un lugar especial en mi corazón. A Jan Loewen y a su hija, Amanda, por su amistad y amor: son ustedes un regalo. Y a Jennifer Stair, por su amabilidad.

—JILL MARTIN RISCHE

Quisiera dar las gracias a Steve Laube, que ha realizado un trabajo magistral como agente, y a la persona que ha trabajado más duro a mi lado, mi esposa, Cindy, que como codirectora de nuestras misiones ha ayudado a mantener en equilibrio nuestro trabajo y ha revisado las lecturas de prueba de cada capítulo, aportando útiles sugerencias. Mark, nuestro hijo, también realizó una importante labor con las lecturas de pruebas de los capítulos manuscritos. Los amo a todos.

Por último, quisiera dar las gracias a mi antiguo amigo y mentor, doctor Walter R. Martin, que me enseñó lo necesario para la investigación e inició nuestra labor misionera entre las sectas. Sus respuestas de apologética bíblica permanecen vigentes porque la verdad es impenetrable por el error.

—KURT VAN GORDEN

Introducción

Recuerdo cómo, hace años, mi padre paseaba de un lado a otro hojeando un cuaderno de notas con referencias sobre el ocultismo. Siempre pensó escribir un volumen que acompañase a The Kingdom of the Cults, pero siempre había algo que le impedía comenzar el nuevo proyecto.

Reflexionando en ello, puedo ver que Dios tenía otros planes.

Cuando mi esposo Kevin y yo iniciamos los Ministerios Walter Martin en 1998, conversamos sobre las cosas que queríamos conseguir y El ocultismo y su reino fue lo primero de nuestra lista. Nunca pensé que sería yo quien lo escribiese; tan solo sentía que había que hacerlo. Y entonces nuestro amigo (e intrépido agente) Steve Laube nos presentó un día la imperiosa necesidad de un libro sobre ocultismo, por lo que esta vez yo supe que el plan de Dios para El ocultismo y su reino me incluía a mí. Kurt Van Gorden, el dotado investigador de mi padre y antiguo amigo de la familia, parecía dar el perfil idóneo como coautor, y entonces comenzó este viaje. Puedo decir con toda sinceridad que ha sido un peregrinaje extraordinario en muchas maneras. Nunca pensé que trabajar en un libro sobre el ocultismo sería una experiencia para toda la vida, pero se ha convertido exactamente en eso. Hay un versículo que hizo un gran aporte a mi vida y a la de Kurt durante el año pasado: «El gozo de Jehová es vuestra fuerza» (Neh. 8.10).

En medio de todas las cosas malignas que había que leer y evaluar, la presencia del Espíritu Santo nos protegió constantemente. Cada vez que nos sentábamos para escribir, orábamos por la protección de Dios, que siempre nos respondió. Rodeados de libros de brujería, satanismo y posesión diabólica, podíamos ver llenos nuestros corazones con el gozo de que Jesús derrotó a Satanás y a cada aspecto del ocultismo en la cruz. Había gozo en el hecho de que Él es más grande que todo lo que pueda venir contra nosotros, y había paz en cuanto a saber que nos ama y nos llamó a su obra. La Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo nos fortalecieron de una manera que nunca antes experimentamos. Ha sido un año maravilloso y esperamos que el abrumador sentimiento de gozo y victoria que sentimos cada día al escribir este libro brille en cada una de sus páginas.

Aunque mi padre está con el Señor, el ministerio que tuvo en la tierra como representante del evangelio de Jesucristo sigue vivo. La sabiduría de Dios es, por supuesto, eterna. Nuestra vida física en este mundo puede terminar, pero eso no significa que Dios haya dejado de usar nuestro camino y nuestro testimonio para su gloria. Mi padre siempre quiso escribir El ocultismo y su reino, y ahora, en pensamiento y palabra, lo ha hecho. A Dios le corresponde el hecho.

El ocultismo merece un sano respeto, pero no es algo por lo que un cristiano deba tener miedo. Es el enemigo por antonomasia en poder y propósito, pero Jesús enfrentó lo peor que él podía ofrecer... y venció. Somos los vencedores, los hijos escogidos de Dios. Y como amados hijos suyos, tenemos que estar preparados tanto para proclamar el evangelio como para defenderlo. Y eso es exactamente lo que mi padre, Kurt y yo hemos hecho en este libro.

El ocultismo y su reino es el resultado de una particular mezcla de ideas. El trabajo de mi padre en torno al ocultismo puso el fundamento sobre el que edificamos Kurt y yo. Editamos manuscritos de sus conferencias y secciones de sus escritos, añadiendo nuestros capítulos, comentarios y críticas donde hacía falta. En la medida de lo posible, mantuvimos literalmente sus palabras. Solo se han realizado cambios o añadidos para incluir asuntos que mi padre apenas había enseñado o para facilitar la fluidez del manuscrito. Se ha preservado con cuidado el significado de sus palabras y, en todo material nuevo, se ha expresado con claridad su posición. Muchos de los estudios monográficos de este libro reflejan las experiencias de mi padre en su trato con el ocultismo, por lo que son valiosísimas herramientas de aprendizaje para quienes luchan contra el mundo de lo oculto.

En 1978, Walter Martin tenía estas palabras sobre la defensa de la fe:

Hoy, la iglesia no está en avance, sino en retirada. La razón de esta huida yace en que el mundo la amenaza. Por todas partes nos rodean personas que intentan desmentir las Escrituras en lugar de proclamarlas. Recibimos ataques por parte de filósofos, psicólogos y psiquiatras; por parte del sólido frente del mal y vestido de diversas maneras. La idea es derribar a la iglesia. Y solo hay un modo en que ustedes puedan resistir esa fuerza: «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos» (Zac. 4.6). Se trata de cimentarse en la Palabra de Dios, de la plenitud en el Espíritu y en la vida, de tomar conciencia de que, si vamos a ser más que conquistadores en Cristo, debemos tener en orden nuestras prioridades y tenemos que introducirnos en las Escrituras y salir con las respuestas...

Cuando usted hable con personas inmersas en el ocultismo, recuerde que son seres humanos de carne y hueso, no personajes sobrenaturales. Tienen necesidades y anhelos, sangrarán si les clava una aguja y llorarán si se les muere un ser querido. No han renunciado a su ciudadanía en la raza humana porque hayan sido cautivados por el diablo. Usted debe ser capaz de identificarse con ellos. Debe darse cuenta de que podría ser uno de ellos, si no fuese por la gracia de Dios. Es de enorme importancia entender que son personas con valor y dignidad para Dios, que todas las blasfemias, rabia y cosas terribles que puedan decirle sobre Cristo las dicen en ignorancia, justo igual que el apóstol Pablo, que dijo de sí mismo que era el último de los apóstoles y alcanzó misericordia por haber hecho lo que hizo en ignorancia.

Usted y yo somos siervos ordenados y comisionados del Rey de reyes. Él nos dio la oportunidad de obtener este conocimiento. Nos dio el poder del Espíritu. Nos dio acceso a su Palabra. Nos desafió a ser más que vencedores. Él abrió los campos para la cosecha.

¿No oirá usted la voz del Señor de la viña? Vea los campos de las sectas y el ocultismo y tiéndales la mano en el nombre de Jesús.¹

No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados y potestades (Ef. 6.12). Se necesita la Palabra de Dios, su amado hijo y el asombroso poder de su Espíritu para derrotarlos.

En definitiva, El ocultismo y su reino trata acerca del magnífico poder de Dios y de su triunfo sobre el mal, la prueba de lo que mi padre siempre solía decir: «¡Ánimo! Te traigo buenas noticias: he leído el final del libro ¡y vencemos nosotros

JILL MARTIN RISCHE

KURT VAN GORDEN

15 DE SEPTIEMBRE DE 2007

1. Martin, Evangelizing People in the Cults and Occult, CD/audiocasete, Melodyland Christian Center, Anaheim, CA, agosto 1978.

Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos, y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos.

—EF. 1.18-19 NVI

BREVES APUNTES ACERCA DEL OCULTISMO Y SU REINO

• El término ocultismo procede el latín occultus, que se refiere a cosas escondidas o secretas.²

• Dios define lo oculto como algo que tiene su origen en Satanás, el diablo.

• Satanás es un ente espiritual orgulloso, un ser personal creado en otra dimensión por el ser todopoderoso, el Dios de la resurrección

• El ocultismo suele negar la Trinidad, la deidad de Cristo, su sacrificio expiatorio en la cruz por nuestros pecados y su también corporal, pero también puede promover una de creencias cristianas y ocultistas.

2. University of Notre Dame, Latin Dictionary and Grammar Aid Online, s.v. occult, [ocultismo] http://catholicarchives.nd.edu/cgi-bin/lookup.pl?stem=occulo&ending= (acceso obtenido 25 septiembre 2006). Existen numerosos diccionarios latínespañolen Internet, como por ejemplo http://www.traductorlatin.com/eslatin/dictionary.asp.

1

El ocultismo y su reino

Resulta triste y aterrador que las personas se sientan fascinadas por los secretos de las cosas «ocultas» que Dios ha condenado (Dt. 18.9-12). Uno no puede ver una película como Harry Potter o leer El exorcista, que presenta francamente a Satanás y describe la verdad de la posesión diabólica en términos que todos pueden entender, sin sumirse en el corazón del ocultismo. En la actualidad hay una tremenda fascinación por lo misterioso y lo desconocido. El gran erudito C. S. Lewis escribió: «En lo que se refiere a los diablos, la raza humana puede caer en dos errores iguales y de signo opuesto. Uno consiste en no creer en su existencia. El otro, en creer en los diablos y sentir por ellos un interés excesivo y malsano. Los diablos se sienten igualmente halagados por ambos errores, y acogen con idéntico entusiasmo a un materialista que a un hechicero».¹

La era moderna es prueba evidente de esa malsana fascinación. Las personas son atraídas por el mal y cautivadas por él. La creciente revuelta contra la ciencia y la tecnología que, por mucho que se esfuerce, no puede satisfacer el hambre espiritual de las personas ha provocado que sean vulnerables ante la tentación. Las personas se preguntan: «Si se suponía que la ciencia y la tecnología iban a hacer todo lo bueno, ¿por qué no lo consiguen?» En lugar de ello, hay una continua degradación de la personalidad. Ya no se trata a las personas como a seres humanos sino como a datos informáticos, números asignados desde la cuna a la sepultura.

Hoy las personas se ven forzadas a vivir en un tremendo vacío espiritual, dado que le dieron la espalda al Dios vivo e intentaron llenar el hueco resultante con placer físico. El hombre abarrota ese vacío con todos los valores éticos y morales propios del mundo material. Una y otra vez protestan las personas: «Tiene que haber algo más que esto, porque no estamos satisfechos». La satisfacción no ha llegado con la marca del dólar. Tampoco ha llegado con la píldora. Ni el crecimiento económico, ni las conquistas políticas ni la supremacía militar nos han traído la satisfacción. Perdido en un vacío espiritual, el corazón humano busca alguna clase de realidad fuera de Dios y de su Palabra, por lo que descubre la realidad oculta procedente de otra dimensión.

En la actualidad, el reino del ocultismo abarca todo el planeta como una inmensa tela de araña, con una membresía estimada de cientos de millones de personas.² El propósito de este libro es investigar esa dimensión oscura y examinar su influencia en Estados Unidos y en todo el mundo. También nos proponemos familiarizar a los lectores con «las refrescantes verdades del evangelio de Cristo» para que puedan «ver la gran herencia que poseemos en la fe cristiana y ser desafiados» a vivir y dar testimonio del Salvador con mayor eficacia.³

Nuestro método para tratar el tema es triple: (1) análisis histórico de hechos clave conectados con el surgimiento del ocultismo, (2) evaluación teológica de las principales enseñanzas ocultistas, y (3) contraste apologético desde el punto de vista de la teología bíblica, con énfasis en la exégesis y la doctrina.⁴ El estudio del ocultismo es un asunto serio. Sus enseñanzas representan una fuerza espiritual en aumento en el mundo actual, una fuerza destinada a apartar a la gente de las iglesias cristianas establecidas y de las enseñan de la Biblia.

LA DIMENSIÓN DE LA OSCURIDAD

La Biblia es un libro dimensional, entendiendo dimensión como un reino de realidad, a veces imperceptible, pero genuina en todo caso. Los hombres viven en una dimensión sujeta a los cinco sentidos y tienden a caer en el error de creer que cualquier cosa que esté más allá de esos sentidos simplemente no existe. Desde una perspectiva bíbl un grave error aceptar semejante razonamiento.

Incluso como personas vivimos en la dimensión de la tierra, porque la Biblia dice que hay otra, la celestial, donde Dios reina como Soberano. Esta segunda dimensión, el cielo, es más real de lo que los sentidos humanos pueden captar; es una dimensión hacia la que se tendió un puente cuando Dios decidió hacerse hombre en la persona de Jesucristo. Gracias a Él, la humanidad puede ahora acceder a un reino de poder infinito, amor indescriptible y justicia cósmica.

La tercera dimensión es la de la oscuridad espiritual, controlada por Satanás y sus huestes. La Biblia la describe como el infierno, o el distanciamiento de la naturaleza espi- ritual del hombre de la comunión con su Creador. Pertenece al «príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia» (Ef. 2.2). Esta dimensión se describe en Efesios 6.10-12, donde se advierte que consiste en el dominio de unas fuerzas con incalculable maldad, presidida por aquel a quien la Biblia llama «el príncipe de este mundo» y «el dios de este siglo» (Jn. 14.30; 2 Co. 4.4). Dicho dominio se describe en la Biblia de varias formas, como «las tinieblas de afuera» (Mt. 8.12; 22.13; 25.30), «fuego» (Mt. 5.22; 13.42; 18.8, 9; 25.41; Mc. 9.22-49), «castigo del fuego eterno» (Jud. 7), la conciencia de la separación de Dios y el temor de que otros sufran lo mismo (Lc. 16.19–31), «encarcelados» (1 P. 3.19), y, metafóricamente, un gran lago de azufre, del cual no hay forma de escapar (Ap. 19.20; 20.10, 14, 15; 21.8).

Tal vez resulte mejor descrita esta dimensión en términos de la condición de sus ocupantes, que se presentan como «estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas» (Judas 13).⁵ El apóstol Pedro indica que algunos de los ángeles caídos están encadenados en la oscuridad del infierno, aguardando el juicio: «Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio» (2 P. 2.4). Por tanto, es posible que el infierno sea una dimensión con muchos niveles, algunos restrictivos y otros no, puesto que Satanás y un desconocido número de sus demonios siguen libres para deambular por la tierra.⁶

La teología bíblica enseña que Jesucristo vino al mundo para liberarnos de esa oscuridad, porque en su origen el infierno fue preparado no para el hombre sino para 003-153-ELOCULTISMO.indd 3 6/3/09 13:57:18 Satanás y sus seguidores. Ellos van allá por decreto divino, mientras que el hombre es el único ser creado que elige con libertad. Esto se desprende claramente de las palabras de Jesús: «Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles» (Mt. 25.41). Sea lo que sea la dimensión del infierno, una cosa es segura: si hizo falta que muriese el ser más perfecto que jamás para librarnos de ella, entonces hay que evitarla a toda costa.

El cristiano sostiene un combate mortal contra ese dominio de oscuridad, no contra carne y sangre. Esa dimensión es la puerta sin abrir que tiene el pomo por nuestro lado en la dimensión de la tierra. El hombre abre esa puerta con las herramientas del ocultismo, y por ella entra el poder de un mal increíble. No hay fuerza en la tierra que supere a Satanás, salvo Jesús, que es la cabeza de todos los principados y potestades, y la iglesia, que es su cuerpo (Col. 1.15-20; Ef. 6.12).

SATANÁS: AYER Y HOY

A lo largo de la historia, la percepción pública de Satanás ha pasado de la fascinación a la repugnancia, y desde los primeros momentos en que los expertos pueden adentrarse en el estudio de la religión encuentran algún tipo de concepto o imagen de él (aunque su nombre varía con frecuencia). Los caldeos y los babilonios, por ejemplo, produjeron numerosas caricaturas y representaciones de Satanás. Resh Lakish comenta en el Talmud de Babilonia que «Satanás, el acusador y el Ángel de la Muerte son todos el mismo».⁸ Sin embargo, el retrato más claro de Satanás, alias el diablo, el adversario, Abadón, Belial o Beelzebú («Baalzebub», de 2 R. 1.2), aparece en el Nuevo Testamento. Para poder entender el poder del ocultismo es importante comprender la clara descripción bíblica de la naturaleza de Satanás.

Según Ezequiel 28, Satanás, llamado «rey de Tiro», fue en otro tiempo un ser creado con gran hermosura; un maravilloso mensajero de luz. El nombre original de Satanás, Lucero, significa portador de luz, y ocupaba una oposición de tremendo privilegio y responsabilidad en el reino de los cielos. En la actualidad, muchos maestros populares ense-ñan que Satanás era «la más hermosa» de las creaciones de Dios, pero esa afirmación no puede verificarse, puesto que la única descripción que se nos da es hermosura. La Biblia revela que Lucero fue arrojado de su alta posición en el cielo. Fue, casi literalmente, expulsado por el arcángel Miguel, que le combatió hasta que prevaleció el poder de Dios (Ap. 12.7-9).

En el relato del profeta Isaías, Lucero se rebeló contra el trono de Dios porque quería ser como el Altísimo, de modo que su orgullo le hizo caer de su lugar de gloria (14.12-21). Jesús dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo» (Lc. 10.18), lo cual elimina para los cristianos cualquier duda sobre la existencia y la caída de Satanás. Aunque perdió el brillo y el esplendor que se reflejaba desde el trono del Señor, y del que quedaba impregnado por su alta posición, Lucero (en este punto con el nuevo nombre de Satanás) dirigió toda la fuerza de su propio ser y de sus compañeros en la rebelión angélica hacia una gran guerra cósmica con la pretensión de perturbar el plan divino y obtener ventajas en los términos de un armisticio con el Creador, o incluso la victoria final.

Evidentemente, la estrategia de Satanás dependía de la falaz premisa de que, puesto que no había sido aniquilado por la ira divina, Dios era incapaz de dicha acción y por tanto no era infinito ni omnipotente.¹⁰ No hay mayor engaño que el que se hace uno mismo, y Satanás llegó a engañarse a sí mismo. La decisión de seguir sus propios deseos soberbios, en lugar de la voluntad del Creador, le movieron a ejercer el gran poder y autoridad a su disposición en una guerra espiritual contra el trono del Eterno.

En el tercer capítulo de Génesis, Satanás tienta a Eva para que pecara con el mismo método del orgullo con que en otra era él mismo propició su caída. Aunque su obra ya era conocida en el universo en general (que ya sufría la perturbación del pecado y sus consecuencias), Satanás todavía no había conseguido penetrar en el jardín del Edén y someter esa parte de la creación de Dios a su esfera de influencia y poder. Pero, con la caída de Adán y Eva, Satanás consiguió ese propósito también, aunque no sin incurrir en la divina profecía de que un día la simiente física de las personas a quienes había llevado a la rebelión espiritual y a la destrucción física la aplastaría y la arrojaría a su destrucción final (Gn. 3.15). Como postrer Adán, Jesucristo llevó a cabo ese triunfo por medio de su muerte y su resurrección.

EL TRIUNFO DE SATANÁS

Satanás triunfó en el Edén. El hombre fue expulsado del jardín y quedó separado de la comunión con su Creador, un hecho que sin duda alimentó la teoría que Satanás tenía de que el Creador no era omnipotente, ya que podría haber evitado la caída del hombre e incluso la de los ángeles. Al ignorar la verdad bíblica de que el amor verdadero está basado en la libertad de elección (Jn. 3.16) y que Dios había mostrado esta clase de amor al crear a los ángeles y los hombres con esa capacidad, Satanás se metió de lleno en su plan de perjudicar a la raza humana entera e interferir en la voluntad de su Creador.

A lo largo de la Escritura, lo encontramos una y otra vez intentando frustrar la voluntad divina. Fue el poder de Satanás el que facultó a los sacerdotes de los dioses demoníacos de Egipto que se opusieron a Moisés cuando intentaba liberar a Israel, fue también Satanás el que imitó los milagros de Dios para confundir a Faraón, algo que también hará durante la impresionante venida del Anticristo (Éx. 7.11-12; 2 Ts. 2.9-12).

En el libro de Job, Satanás acusó, atacó y tentó al justo patriarca. Satanás le dijo a Dios que Job le maldeciría en su cara, y abogó por que el poder divino dejase de proteger a Job y a su familia. Satanás esperaba fortalecer su argumento de que Dios perdería en cuanto el hombre se enfrentara a una libre elección. Pero Job comprobó que Satanás se equivocaba, ya que mantuvo su integridad espiritual. La experiencia de Job revela mucho sobre los métodos y la naturaleza del diablo. Por ejemplo, Satanás inspiró a Herodes para que asesinase a los niños, en un intento por destruir al niño Jesús (Mt. 2.16), e influyó en Judas para traicionar al Hijo de Dios (Jn. 13.27). Pero durante su ministerio en la tierra el Señor Jesucristo invadió el reino de Satanás y consiguió atarlo: se encontró con él en el monte de la tentación y ejerció la autoridad divina al derrotarle en la cruz (Lc. 4.1-13).

Cristo les dio a sus apóstoles poder sobre los demonios y la capacidad para resistir al diablo, aunque no dudó en describirlo como «el príncipe de este mundo» (Jn. 14.30). El apóstol Pablo llamó a Satanás «el dios de este siglo» (2 Co. 4.4), y urgió a la iglesia a vestirse «de toda la armadura de Dios» (Ef. 6.11-18). Otros apóstoles escribieron que hemos de resistir al diablo (Stg. 4.7; 1 P. 5.9).

EL AUTÉNTICO SATANÁS

Debemos hacer todo lo posible por no pensar en Satanás conforme a sus caricaturas históricas. No va vestido de rojo, no lleva barba ni cuernos, ni esa lasciva sonrisa con que se le suele presentar en Halloween. La pezuña hendida es un símbolo de Satanás, como lo es la cabeza de cabra o la cruz invertida, pero no se trata más que de figuras imaginarias que se le atribuyen. Satanás no huele a azufre, no tiene una cola puntiaguda ni está conectado en modo alguno con las llamas del infierno. Si nos basamos en lo que podemos aprender de la Biblia, todavía no ha estado cerca de esas llamas, ni lo desea.

Satanás no es un él en nuestro sentido de macho o hembra; él es, según la Biblia, una personalidad sin género. Satanás es un espíritu soberbio, una personalidad creada en otra dimensión por un Ser todopoderoso, el Dios de la creación. Fue creado para servir al Señor, pero recibió libre albedrío. Eligió ejercer su voluntad contra la soberanía de Dios y cayó de su inicial posición de gloria cuando pronunció esas terribles palabras: «Seré semejante al Altísimo» (Is. 14.14). «Yo seré… yo… yo» es la constante afirmación de Satanás.

En El paraíso perdido, el poeta John Milton describió a Satanás como algo semejante a un héroe. Muchos medios de comunicación, al debatir sobre el exorcismo, han enfatizado el poder de Satanás hasta tal punto que Jesucristo palidezca en la comparación. Pero nada más lejos de la realidad. Aunque el poder de Satanás es enorme, y aunque lo ejerció en el Edén para dar entrada al pecado y la muerte, Jesucristo, el postrer Adán, se enfrentó a él y lo derrotó (Ro. 5.14-15).

En Juan 14.30, Jesús dijo que había vencido a Satanás, pero que aún se mantendría con poder y gran autoridad durante un tiempo. El brillante predicador del siglo diecinueve, Donald Grey Barnhouse observó en cierta ocasión: «El príncipe de este mundo ha venido y ha encontrado abundancia en nosotros».¹¹ En todo el mundo es de sobras conocida la actividad de Satanás. Si recordamos los campos de concentración nazis de Dachau, Auschwitz, Belsen, Buchenwald o el Archipiélago Gulag de Aleksandr Solzhenitsyn, nos damos cuenta de que la actividad de Satanás no es un «mal general» sino violencia, engaño y odio personales.

Cuando los hombres tratan con Satanás, no están tratando con una ilusión ni con una proyección de la maldad humana; están tratando con una entidad real que fue total y absolutamente derrotada por Jesucristo. El final de la derrota de Satanás llegará cuando sea arrojado al lago de fuego y azufre, un lugar que la Biblia describe como eternidad sin Dios.¹² En ese lugar, Satanás y todos los que le siguieron, reconociéndole como su dios y negándose a reconocer al Dios verdadero y a su Hijo Jesucristo, encontrarán la terrible realidad del juicio eterno.


CASO REAL

Walter Martin

Cuando hablamos de ocultismo, no puedo evitar pensar en lo letal que puede llegar a ser. Hace algún tiempo estaba dictando una serie de conferencias en Nueva York y se me acercaron un ministro religioso y su esposa con una historia increíble.

—Walter, quiero contarle algo porque sé que usted me creerá —comenzó diciendo—. Si se lo contase a otro, no me haría el menor caso.

—Bueno, después de todas las cosas que he visto en veinte años, sí, pienso que puedo creerle —respondí un poco sorprendido—. ¿Quéle ocurrió?

Este fue su relato:

Procedemos de una familia de espiritistas. Cada miembro de la familia practicaba como médium y realizaba sesiones espiritistas. Nací de nuevo y escapé de ello, pero mi hermana siguió. Ella practicaba con la tabla güija y pasaba por todo el proceso. Yo estaba tan preocupado por ella que una noche me presenté en su casa. De camino al lugar, le dije a mi esposa: «Esta noche haremos que enfrente el asunto».

Llegamos y entramos. Ella estaba sentada frente a una tabla güija en la mesa. Le advertí: «He venido para mostrarte que eso es algo diabólico». Ella simplemente se rió de mí. Me senté a la mesa frente a ella y comenzamos un diálogo con la tabla güija. (Parker Brothers fabrica tablas güija por millares.) Sentado allá, en esa sala, me invadió un sentimiento espeluznante. Empecé a formular preguntas a la tabla y ella me respondía.

La primera pregunta que le hice a esa «fuerza» fue: «¿Quién eres?» La fuerza deletreó «E-S-P-Í-R-I-T-U».

«¿Cómote llamas?» Se negó a responder.

«¿Estabas tú allí cuando se produjo la también de Jesucristo?» La tabla devolvió un «sí».

«¿Quéexperimentaste?» «M-I-E-D-O».

En ese momento empecé a preocuparme. «¿Qué sientes hacia mí?» «O-D-I-O».

«¿Quépiensas de la Biblia?» La respuesta fue una grosería.

En ese punto, decidí romper el contacto con la tabla güija. Entonces me levanté de la mesa, agarré mi Biblia y dije: «Ya no quiero tener nada que ver con esto. Es diabólico». Y arrojé mi Biblia al centro de la tabla.

En ese momento, la tabla levitó sobre la mesa y lanzó la Biblia al aire con tal fuerza que atravesó la sala y golpeó contra la pared. Mi hermana y mi esposa gritaron.

Mientras yo observaba la escena, algo me golpeó en el estómago y me derribó en el suelo. Yo estaba doblado del dolor, sin aliento, con la cabeza entre las rodillas, y lo único que podía decir entre jadeos era: «Jesús, Jesús, Jesús.

¡Ayúdame!» Mi hermana dijo: «Te has pasado. Ya no me engañas»..

Pero yo me encontraba en el suelo en una posición tan fuera de dudas que mi esposa y mi hermana acudieron a socorrerme. Cuando levantamos mi camiseta, ¡había una marca roja del tamaño de un puño en mi plexo solar!

En esas condiciones, mi hermana reconoció que yo había recibido un golpe de nada que fuese visible en aquella sala. Lo siguiente que recuerdo es a todos nosotros sosteniendo una reunión de oración. Mi hermana salió del ocultismo y vino a Cristo, la tabla güija acabó destrozada y quemada.

—Jamás lo habría creído, Walt, si no hubiese pasado por ello —concluyó diciendo—. ¿Quécrees que me golpeó?

—Bueno, lea el libro de los Hechos —le dije—. Los siete hijos de Esceva posiblemente se hicieron la misma pregunta. ¿Recuerda cómo intentaban expulsar a los demonios? ¿Qué ocurrió? El demonio dijo: «A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos» (Hch. 19.15-16).

—He aprendido la lección —respondió—. Le dejo la tabla güija y todas esas cosas al Espíritu Santo. Ya no volveré a meterme con ellas.

No son cosas inocuas. Son cosas peligrosas a las que los creyentes en Cristo debemos oponernos. Las personas que juegan con la güija y piensan que es divertido, las que intentan la levitación de mesas, las que leen las cartas del tarot, las que interpretan las hojas de té, las que leen las manos, las que se interesan en saber su signo del zodíaco y en lo que el periódico ha dicho hoy sobre lo que depara el mañana: todas ellas están coqueteando con el reino de lo oculto. Eso es peligroso, porque se extiende a otra dimensión y pone en riesgo el alma. No tiene usted que ir a África para encontrar demonios. África, Sudamérica, los continentes oscuros del mundo: Estados Unidos los supera en oscuridad.¹³


RESPUESTA DE LA ESCRITURA

En Hechos 13, los apóstoles Pablo y Bernabé habían sido enviados por el Espíritu Santo. Mientras pasaban por la ciudad de Pafos, se enfrentaron a un hechicero (ocultista), un falso profeta que se hacía llamar Barjesús, o «hijo de Jesús»:

Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: «¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo». E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor (vv. 6-12).

A partir de este encuentro surgen una serie de aspectos interesantes que ponen de relieve la imperturbable actitud de Dios ante toda forma de práctica ocultista y ante los que se involucran en ellas. La palabra mago viene del griego mavgos, que significa vidente o hechicero. ¹⁴ El objetivo principal de Barjesús era apartar a Sergio Paulo, gobernador de la isla, de la fe cristiana. Cuando Pablo se dirigió a Barjesús, debe destacarse que el apóstol estaba «lleno del Espíritu Santo», por lo que fue en realidad el Espíritu Santo quien pronunció las palabras condenatorias contra aquel ocultista y contra las prácticas de ese tipo en general. Las palabras del Espíritu son determinantes, imperativas y de juicio. Acusó al ocultista de fraude y de estar lleno de engaño, lo llamó hijo de Satanás y enemigo de toda justicia. Lo acusó de trastornar los caminos del Señor, que son rectos en contraste con los suyos. A continuación, a esta afirmación le siguió un juicio inmediato (ceguera). Como resultado de este juicio realizado por el Espíritu Santo, Sergio Paulo alcanzó la salvación porque vio el poder del Señor y quedó convencido de la verdad de la enseñanza de Pablo y Bernabé.

La verdad de Dios

Un análisis más detallado de este encuentro de Hechos 13 revela precisamente lo que, conscientemente o no, son en realidad los practicantes del ocultismo:

1. Forman equipo con Satanás y poseen ciertos poderes sobrenaturales.

2. Son falsos profetas.

3. Procuran influir en las personas a nivel político y eclesiástico, particularmente en los que ostentan cargos de poder (vv. 6-7).

4. Se oponen a quienes predican la Palabra de Dios, para evitar que quienes procuran escucharla puedan aprender de ella (v. 8).

5. Como meta principal tratan deliberadamente de apartar de la fe a los posibles convertidos (v. 8).

En contraposición a esto, el juicio del Espíritu Santo es explícito:

1. Califica tales intentos y prácticas como «lleno de todo engaño y de toda maldad » (v. 10).

2. Señala el origen del ocultismo y sus prácticas en el diablo, al llamar a Barjesús «hijo del diablo» (v. 10).

3. Desenmascara las tácticas ocultistas y las declara enemigas de todo lo que es justo. Las denomina como trastorno para los caminos del Señor, los cuales son «rectos» o justos (v. 10).

Por si no fuera suficiente, el Espíritu dejó al ocultista (o médium) ciego y se valió de este juicio para convencer a Sergio Paulo, un buscador de la verdad, de que el evangelio de Jesucristo es la verdad y el camino del ocultismo lleva a la destrucción. La actitud de Dios hacia el ocultismo y sus prácticas se mantiene inalterable. Sigue siendo la misma tanto para los que enseñan tales prácticas como para los que las siguen para sus propios fines.

Las mentiras de Satanás

El ocultismo seduce al desprevenido con su oferta de conocimiento del futuro y supuesto control sobre las vidas de otros.¹⁵ Promete poder. Si alguien involucrado en el ocultismo puede demostrarle a un individuo que sabe cosas de él que nadie más conoce y predice algo que se cumple, entonces el ocultista tiene poder asegurado, por medio del temor, sobre la otra persona.

El ocultismo sostiene la promesa del amor, pero no el divino e incondicional amor de Dios (ágape) descrito en la Escritura. Más bien se trata del amor psicosexual (eros), lo cual explica por qué muchos de los que están en el mundo ocultista son inmorales y no reconocen más que el patrón de autoridad que establece su propio razonamiento.¹⁶ El ocultismo ofrece un pequeño nivel de certeza en un mundo de incertidumbre. Fuera de los dominios de la religión establecida, promete cosas que la iglesia prohíbe. Proporciona un sentido de pertenencia, algo que necesitan con desesperación los que rechazan el amor de Dios en Jesucristo y aceptan sucedáneos en lugar de la regeneración a imagen de Dios por medio de la fe en el Señor Jesucristo. En su corazón, el ocultismo es egocéntrico: el ocultista busca primero sus propios fines y después los de los otros. No proporciona una salida de las realidades de la vida y del problema del pecado, es meramente una desviación satánica que a menudo se enmascara tras terminología cristiana. Por eso encontramos con frecuencia iglesias espiritistas que niegan la Trinidad, la deidad de Cristo, su expiación en la cruz por nuestros pecados y su también corporal, aunque siguen utilizando terminología cristiana, citan la Biblia y cantan himnos (cambiados para encajar en su sistema teológico). Tienen la forma de la unidad cristiana, como el mago de Hechos, pero están desprovistos del evangelio histórico, que salva (2 Ti. 3.5). No debe sorprendernos que Satanás, que formó «otro Jesús… otro espíritu… otro evangelio » (2 Co. 11.4), pueda introducir prácticas disfrazadas de cristianismo que parecen seguir un modelo bíblico pero que culminan en muerte espiritual eterna.

CONCLUSIÓN

Basta con leer Deuteronomio 18.9-14 para entender que Dios consideraba las prácticas cananeas del ocultismo como «abominaciones» dignas de la pena capital:

Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios.

Dios entrega en estos versículos un índice de prácticas ocultistas. Otros pasajes, como Isaías 47.12-15 y el libro de Daniel, donde Dios condena la astrología y esas prácticas en los más rotundos términos, demuestran que Dios no cambió de parecer; sigue diametralmente opuesto a todo ocultismo.

La afirmación divina «Porque yo Jehová no cambio» (Mal. 3.6) se extiende también hacia la revelación del Nuevo Testamento. En Hechos 19.19, los que habían oído la voz del Señor y habían creído trajeron toda la utilería ocultista que poseían a los pies de los apóstoles y los quemaron, porque tales prácticas eran malditas. La práctica de la brujería se menciona concretamente y se condena con dureza en el Antiguo y el Nuevo Testamento (Éx. 22.18; Lv. 19.31; Dt. 18.9-14; 1 S. 28.7-19; Gl. 5.20). Dios identificó lo que el hombre no había conseguido reconocer: el conocimiento del futuro es algo que está en la mano de Dios, y todo intento por obtener de la mano de los demonios lo que la voluntad divina nos ha negado es un experimento lleno de riesgos y peligros que el alma humana ni imagina.

Los creyentes en Cristo debemos evitar el mundo del ocultismo porque somos templo del Espíritu Santo (1 Co. 6.19). Hemos de evitar la participación en las actividades de esa dimensión oscura a la vez que nos mantenemos firmes contra ella para contender «ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos» (Jud. 3). A los cristianos se nos insta a vestir toda la armadura de Dios para pelear la batalla en la dimensión espiritual, confiados en que, si resistimos al diablo, huirá. Recuerde, «porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo» (1 Juan 4.4), una referencia a la fortaleza del poder de Dios contra Satanás y sus huestes, ya sean espirituales o corporales (Ef. 6.11; Stg. 4.7).

La iglesia de Jesucristo debe permanecer firme y luchar contra el mal del ocultismo porque se le ha encomendado dicha tarea y porque posee el poder para llevarla a cabo. Cristo ha resucitado de los muertos y es el vencedor sobre todas las fuerzas que se alzan contra Él; era imposible que la muerte retuviese al único que recibe en la Escritura el nombre de «Autor de la vida» (Hch. 3.15). El «gran sumo sacerdote» de la iglesia cristiana rechazó a Satanás en la tierra y lo derrotó en la cruz para redimir a los hijos de los hombres (Heb. 4.14; Lc. 4). El Rey de la eternidad despreció las prácticas ocultistas, porque se originan en Satanás y quienes las practican son verdaderos necios que se lanzan de cabeza adonde los ángeles no se atreven ni a poner el pie (Jud. 9).

La revuelta actual contra la razón y la lógica ha conducido a la cultura de las drogas y a un ansia por alguna sensación de seguridad. Ha ocasionado que nos quedemos absortos con el alcohol, las drogas, el sexo y ahora la muerte, que está reemplazando con rapidez al sexo en la cultura occidental. Dicha revuelta contra la razón y la lógica ha producido una fe y un modo de vida irracionales: un buen caldo de cultivo para el ocultismo.

En directa oposición a esas falsas doctrinas satánicas está la buena y sana doctrina de la Escritura que Cristo enseñó y ordenó a los apóstoles. Solo esas doctrinas son puras y verdaderas puesto que tienen su origen en Dios mismo, quien nos manda por su Espíritu Santo que prosigamos en las cosas que hemos aprendido de su Palabra y que la estudiemos para mostrarnos aprobados, obreros fieles que usan bien la Palabra de verdad (2 Ti. 2.15).

RECURSOS RECOMENDADOS

1. Barnhouse, Donald Grey. La guerra invisible: Panorama del continuo conflicto entre el bien y el mal. Editorial Vida, Miami, 2002.

2. Lewis, C. S. Cartas del diablo a su sobrino. Ediciones Rialp, Madrid, 1998.

3. Martin, Walter. Spiritual Warfare [Guerra espiritual], CD/cinta de audio, Walter Martin Ministries, www.waltermartin.com.

4. Mather, George y Larry Nichols. Diccionario de creencias, religiones, sectas y ocultismo. Clie, Terrassa, 2001.

1. C. S. Lewis, Cartas del diablo a su sobrino, Ediciones Rialp, Madrid, 1998, prólogo.

2. The Association of Religion Data Archives Online, sección International Data, http://www.thearda.com/internationalData/countries/Country_234_2.asp (datos recogidos por World Christian Encyclopedia y World Christian Trends), http://worldchristiandatabase.org/wcd/ (acceso obtenido 26 septiembre 2006).

3. Walter Martin, ed. Ravi Zacharias, The Kingdom of the Cults, rev., act., exp. ed., Bethany House, Grand Rapids, 2003, p. 23.

4. Adaptado de Martin, The Kingdom of the Cults, p. 18.

5. Estos tres dominios están enumerados solo por distinción, no en orden bíblico.

6. Albert Barnes analiza la posible estructura del infierno: «[arrojándolos al infierno] —en griego tartaroosasecharlos al Tártaro. El término aquí utilizado no se da en ninguna otra parte del Nuevo Testamento, aunque es habitual en los escritores clásicos. Se trata de un verbo formado a partir de Tártaro [Tartaros], que en la mitología griega era la parte inferior o abismo del Hades, Hadees, donde se suponía que las sombras de los malvados eran encarceladas y atormentadas, y se corresponde con el término hebreo Geenna, Gehena.

Por lo general se consideraba que estaba bajo tierra, que se entraba por una tumba, que era oscuro, lúgubre y sombrío, y que era un lugar de castigo. Compárense las notas de Job 10.21-22 y Mateo 5.22. La palabra en este versículo se refiere a un lugar de castigo, puesto que todo el argumento se refiere a ello y no se puede pretender que los ángeles que pecaron sean llevados a un lugar de felicidad a causa de su transgresión. Debe también referirse a un lugar de castigo en un mundo que no es el nuestro, porque no hay evidencia de que ESTE mundo se halla creado como lugar de castigo para los ángeles caídos. [Los entregó a prisiones de oscuridad]: Donde la oscuridad permanece como cadenas sobre ellos —Robinson, Lexicon. Parece que el significado es que están confinados en esta oscura prisión COMO SI tuvieran cadenas.

No hemos de suponer que los espíritus estén literalmente atados; pero era habitual atar o encadenar a los prisioneros en las mazmorras, y la imagen se toma aquí de ese hecho. Esta representación de la multitud de los ángeles caídos confinados en el Tártaro o infierno no es coherente con las representaciones que se ven en muchas partes en las que su jefe puede merodear por la tierra, y en las que muchos de esos espíritus tienen permitido tentar a los hombres. Aun así puede ser cierto que la multitud de ellos esté confinada en los límites de su oscura morada, a la vez que puede ser cierto también que Satanás y los que tienen permitido deambular por la tierra estén bajo cautiverio y solo se les permita moverse dentro de unos límites, y que estén por tanto seguros de que al final serán llevados al juicio». Barnes’ Notes, Biblesoft.

7. Aparte del ocultismo, hay otras maneras de abrir la puerta a los dominios de Satanás. La rebeldía, que es como la hechicería, la tozudez, que es como la idolatría (1 S. 15.23), y el pecado descarado. El doctor Martin solía decir: «Si el diablo nunca hubiese existido, hay suficiente mal en el interior del hombre como para enviarlo al infierno sin la ayuda de Satanás».

8. Babylonian Talmud: Tractate Baba Bathra Online, s.v. Folio 16a v. 4, http://www.come-and-hear.com/bababathra/bababathra_16.xhtml (acceso obtenido 20 agosto 2007). En español, Mario Calés y Abraham J. Weiss, ed., Talmud de Babilonia Hebreo-Castellano, Acervo Cultural, Buenos Aires, 1998.

9. Satanásera la fuerza real que había tras el rey de Tiro, que se convirtió en un rey títere. Además, la popularidad de la inexacta enseñanza de que Satanás era «la más hermosa» de las criaturas de Dios se hace patente al comprobar la gran cantidad de resultados que ofrecen los motores de búsqueda, pero no tiene fundamento bíblico.

10. Algunos pueden argumentar que no sabemos cuáles fueron los razonamientos de Satanás, aparte de la descripción que hace Isaías de sus pensamientos de soberbia, pero esto no significa necesariamente que él pensase que Dios no fuese todopoderoso. Más bien, puede que pensara que él era como Dios. Satanás, al destruir a la humanidad, puede que no piense que todavía puede ascender al trono de Dios o derrotarle. Puede que simplemente esté luchando para destruir el máximo número posible de criaturas de Dios antes de caer al fin.

11. Walter Martin, Doctrine of the Demons [Doctrina de los demonios], CD/Audio, www.waltermartin.com.

12. Véase la ilustración de Jesús sobre esto en Marcos 9.44, 46, 48.

13. Martin, Doctrine of the Demons, CD/Audio, www.waltermartin.com

14. The KJV New Testament Greek Lexicon Online, s.v. «mavgos», http://bible.crosswalk.com/Lexicons/Greek/grk.cgi?number=3097&version=kjv (acceso obtenido 20 agosto 2007).

15. Deuteronomio 13.1-2 nos dice que en ocasiones los ocultistas anunciarían señales o prodigios que se cumplirían. El Señor consiente esta prueba para nuestros corazones, para ver si vamos a seguir a dioses falsos (Dt. 13.5). Satanás proporciona verdadero conocimiento a los ocultistas.

16. Para más información sobre la diferencia entre amor eros y ágape, véase Anders Nygren, Eros y ágape: La noción cristiana del amor y sus transformaciones (Sagitario, Barcelona, 1969, trad. José A. Bravo).

BREVES APUNTES ACERCA DE LA REVOLUCIÓN OCULTISTA

• Los ocultistas definen el ocultismo como verdad; una verdad más profunda que la que proporciona la ciencia de los hechos visibles.

• El ocultismo se fundamenta sobre una palabra: experiencia.

• La experiencia no está sujeta a la autoridad divina.

• La muerte no es resultado violento del pecado, no tiene aguijón y no es amiga ni enemiga.

2

La revolución ocultista

El mundo ocultista nació en el momento en que Lucero cayó del cielo y se convirtió en Satanás. El «conocimiento secreto» u oculto nacido de esa rebelión echó raíces y creció con vigor, alimentado en la tradición oral y escrita que transmitió rituales secretos, hechizos y encantamientos de una generación a otra.¹ El hombre de la antigüedad construía sus ciudades en la paz y las destruía en la guerra, dejando a su paso clara evidencia de adoración a imágenes labradas, altares de piedra, templos y sepulcros.² Aunque la naturaleza y origen de la adoración ha sido siempre tema de debate, hay claras pruebas de que, desde tiempos inmemoriales, los hombres reconocían la existencia de un poder sobrenatural y lo adoraban.

Hay convincentes mensajes en los deteriorados pergaminos y en las desgastadas tablillas de los antiguos; sus palabras y hechos resuenan desde el pasado, portando el poder de enseñar mediante el ejemplo. Los detalles de su vida cotidiana, recompuestos a partir de los restos de sus ciudades, son una fuente principal de conocimiento. La historia de la adoración antigua está escrita en las ruinas de muchos países, como Italia, Egipto e Israel.

EL OCULTISMO EN LA ANTIGÜEDAD

Los primeros hombres, en el libro de Génesis, eran monoteístas, tal como ha sido la verdadera fe en Dios a lo largo de los siglos.³ Génesis 1.27 muestra con claridad la naturaleza íntima de la relación entre un Dios, el Creador, y el hombre, su creación: « Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó». Y después de que el diluvio eliminase a toda la raza humana con la excepción de Noé y su familia, «habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros» (Gn. 9.8-9). El relato bíblico describe una relación personal entre Dios y el hombre de los primeros tiempos; una estrecha relación emocional y un vínculo espiritual de comunicación y adoración.

William F. Albright, uno de los más importantes arqueólogos del mundo, confirma la credibilidad del relato bíblico como evidencia histórica legítima en Arqueología de Palestina. «Un descubrimiento tras otro han establecido la exactitud de innumerables detalles y han conducido a un reconocimiento cada vez mayor de la Biblia como fuente histórica».⁴ Pese a que el debate teológico sobre el monoteísmo frente al politeísmo en la antigüedad está lejos de considerarse resuelto en algunos círculos académicos, no debe obviarse el hecho de que el hombre antiguo dejó evidencias significativas de creencias monoteístas. Brian Brown, en su minuciosa obra The Wisdom of the Egyptians, observa:

«En cada caso en que nos podemos remontar a los estadios más primitivos del politeísmo, encontramos que resulta de combinaciones de monoteísmo».⁵ Como resultado directo de la evaluación científica de las pruebas de la antigüedad, ahora tiene más aceptación entre los expertos la desviación desde el monoteísmo hasta el politeísmo.

El relato bíblico deja claro que Adán y Eva adoraban a un solo Dios y que el ocultismo jugó su papel en la caída en el politeísmo que se produjo al principio de la historia de Israel.⁶ En el libro de Éxodo (circa 1400 A.C.), Moisés escribió: «A la hechicera no dejarás que viva» (22.18).⁷ Y de nuevo en Levítico 19.31: «No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios».⁸

En Romanos 1.18-32, el apóstol Pablo detalla la desviación de la adoración por parte del hombre, desde la inspirada por Dios hasta la inspirada por los demonios: adoración politeísta de bestias, cosas repugnantes e insectos. Cuenta que la caída de la raza humana hacia las falsas religiones a nivel mundial fue resultado de haber eliminado «con injusticia la verdad» (v. 18). El elemento clave en Romanos es que Dios los «entregó a la inmundicia» (v. 24) que manaba de la propia adoración de sus criaturas. Esta «inmundicia» abarca una amplia y exhaustiva área que adopta prácticas fundamentales como el animismo, el paganismo y varios rituales ocultistas. Al discutir las actividades ocultistas prehistóricas entre las civilizaciones antiguas, el erudito del Antiguo Testamento, Merrill Unger, apunta que «el tráfico en el reino de los malos espíritus se remonta a los tiempos más remotos hasta el mundo antediluviano… La historia primitiva de Egipto, Mesopotamia y el mundo grecolatino están repletas de ejemplos de cultivo de las artes demoníacas».

Siguiendo el tema, Pablo afirma que los hombres caídos se dejaron llevar por «las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos » (Ro. 1.24). A simple vista, esto indica perversión sexual, pero es importante apreciar el plural «concupiscencias», que no se limita a la pasión sexual y puede referirse a toda clase de formas de deshonrar el cuerpo. Tales «concupiscencias» se encontraban a menudo en los rituales ocultistas y en el paganismo antiguo que los adoptó, ya que en muchos ritos paganos la perversión sexual es algo central, lo cual encaja con las «pasiones vergonzosas» que vemos en el versículo 26.¹⁰ La conclusión de Pablo es que el hombre, entregado a su propia disposición y capacidad, nunca asciende hacia Dios por sí mismo, sino que desciende hasta las más bajas formas de religión, incluso a prácticas ocultas y secretas que han pasado de un iniciado a otro.

Stonehenge (3100 A.C.), en Gran Bretaña, así como el menos famoso pero más complejo Avebury (2400 A.C.), detallan la devoción en el Neolítico a diferentes tipos de adoración pagana y el interés por el conocimiento oculto.¹¹ La civilización etrusca alcanzó su cenit en el norte y occidente de Italia en torno al 500 A.C., pero los restos de su cultura se mantienen como una potente ilustración de la tesis del apóstol Pablo.¹² Aunque hay pocas reliquias de esas sociedades antiguas y se ha perdido en el tiempo la verdad sobre su historia, lo que ha perdurado basta para testificar de la influencia del ocultismo sobre sus religiones y culturas.

Los etruscos abrazaron la creencia en lo sobrenatural. En su libro, A History of Pagan Europe [Una historia de la Europa pagana], los modernos líderes paganos Prudence Jones y Nigel Pennick señalan: «La religión etrusca no era una simple religión de práctica y precedente, al más típico estilo pagano, sino también una religión revelada, cuyos escritos sagrados daban instrucciones precisas para ceremonias y sobre la naturaleza de los poderes divinos».¹³ Evidencias arqueológicas detalladas halladas en tumbas etruscas indican el reconocido poder de esa revelación divina. La doctrina de los etruscos queda plasmada en tres libros sagrados. «Eran los libros de adivinación (interpretando vísceras), los libros de interpretación de presagios (sobre todo relámpagos) y los libros de rituales ».¹⁴ El fatalismo también jugaba un papel clave en la vida diaria, con individuos que optaban por no luchar contra el fin de las cosas o contra la propia muerte.

Para los etruscos, la ciencia y lo sagrado estaban entrelazados de manera inextricable. Los reyes etruscos también eran sumos sacerdotes, preparados profesionalmente en lugares equivalentes a las universidades de hoy. Era una mezcla que causaría consternación a nuestros políticos: la mezcla por antonomasia de iglesia y estado. En la sociedad etrusca todo parecía estar determinado por la adivinación, hasta el punto en que incluso los romanos que llegaron tras ellos prefirieron desechar tales minuciosos análisis como simple superstición. Con el tiempo, la adoración a deidades etruscas como la gran diosa, Voltumna, así como a Tinia y Uni, se diluyó en la gran fuerza social de la guerra y los inevitables cambios que esta produjo. La maquinaria bélica romana se había formado y crecía a pasos cada vez más grandes.¹⁵

La religión romana comenzó como una creencia general en lo sobrenatural. Creció en los corazones de simples aldeanos y se extendió como resultado de la expansión demográfica. Al crecer el número de personas, los dioses se multiplicaban para satisfacer sus necesidades. En esa era de proliferación de deidades, se ofrecían sacrificios universales por parte de los adoradores para cualquier dios o diosa anónimo que pudiese estar a cargo de algún campo o bosque en particular. A medida que Roma y su influencia crecían, sus divinidades desarrollaron identidades más concretas, hasta que tuvieron treinta y tres nombres, según se recoge en las inscripciones de las tabletas

¿Disfrutas la vista previa?
Página 1 de 1