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Uvas del mar
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Libro electrónico82 páginas30 minutos

Uvas del mar

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Uvas del mar es una geografía que nos remire a la tierra del autor. Animada por la imaginación, sus recuerdos rozan lo onírico, sueños casi realistas donde confluyen los amores iniciáticos, la playa primordial, el río y sus riberas rebosantes de criaturas y personajes. Sus versos, donde resuenan ecos del trópico, logran tocar profundamente el espíritu de lo humano, los amigos, la familia, las estaciones, y acaso su música. Mundo raro y cercano a un tiempo, en Uvas del mar todo inicia|en él conviven el mismo mar y, tal vez, el mismo río.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 dic 2023
ISBN9786078923854
Uvas del mar

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    Uvas del mar - Gastón Alejandro Martínez

    I. En sentido inverso al de mis sentimientos

    EL OTOÑO RECORRE LAS ISLAS

    Vengo de una playa que parecía interminable

    levemente parda por los restos

    triturados de criaturas del océano,

    de barcas azotadas aún por los coletazos del temporal

    que lanzaba las olas rompientes hasta el filo de las dunas.

    Vengo de una playa que se estrechaba

    como los muslos de una muchacha que vive aún en mí

    y se escapó conmigo tantas veces por la ventana

    de un motel en lo alto

    después de habernos poseído con delicadeza,

    así lo ameritaba su estirpe

    y la línea completa que dibujaban mis dedos

    desde la base de su cráneo donde nacían

    sus rulos espesos y oscuros

    hasta los rosados promontorios debajo de las uñas de los pies,

    sin importar que afuera, entre nosotros y el pudiente sol,

    azotara el norte.

    Vengo de una playa con conchas vacías

    y diminutas huellas de tildíos,

    donde crecían por todas partes las uvas del mar

    y cables herrumbrosos se adentraban en el agua

    como marcas de zonas conquistadas

    por nieblas muy antiguas.

    Regreso hasta la orilla, me descalzo,

    dejo que mis pies se hundan en lodos eléctricos,

    siento la vibración de las corrientes

    y entran en mi cuerpo minerales

    fraguados acaso en el Mediterráneo,

    en las costas italianas o en los fondos de las islas

    en sentido inverso al de mis sentimientos.

    Ah, mirada que no llega a ninguna parte,

    vida pueril que me espera en el auto,

    esa otra playa de toda la gente,

    el desembarco de los bárbaros,

    las gaviotas al acecho, la peste.

    Por un instante no escucho nada,

    solo el vibrar en mis pies de los mundos que fueron

    solo los cantos griegos y romanos

    solo el crepitar de los huesos que aman

    y no olvidan nunca los muslos de aquella muchacha.

    Allá donde la playa se estrecha

    y ciertamente no tiene fin.

    EL FARO

    Para mi hermano Víctor Hugo, que un día filmará esto

    Nunca vimos a los niños subiendo

    a risas por el caracol del faro,

    escabullidos de la iglesia,

    la tarde asmática de alguna misa

    en memoria de la abuela materna de ella,

    la primera en salir

    y acodarse en la balaustrada:

    su corpiño de gasa,

    la blusa sin mangas contra la brisa;

    él, playera de algodón desteñida

    por la sal de sus correrías,

    sucio pantalón remangado

    hasta la rodilla,

    dolorido por algo

    que no estaba en su cuerpo,

    mas lo sentía como un sangrar, el goce

    de estar con ella, aunque no lo supiera.

    Los ojos largos,

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