«ES EL ESPEJO EL QUE NOS ESCRUTA BUSCANDO AQUELLO QUE SOLÍAMOS SER»
aseo con mi sobrina por las calles de Saint Andrews, ya despeinadas por el otoño. Un viento frigorífico cose mis mejillas rosáceas, pero ella lleva sin pena los vaqueros rasgados a la altura de las rodillas y los hombros al aire, como si todo lo contemplara