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Resiliencia infinita
Resiliencia infinita
Resiliencia infinita
Libro electrónico163 páginas2 horas

Resiliencia infinita

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En las páginas siguientes, se desplegará un tapiz de recuerdos, emociones y desafíos. La historia de mi vida, entretejida con las hebras de amor, dolor, y la inquebrantable voluntad de levantarme y seguir adelante.

 

A medida que las páginas de mi vida se desenvuelven, el relato se entrelaza con las hebras de la cotidianidad, tejiendo una historia donde la adversidad se convierte en el catalizador de la fortaleza humana.

 

Haber atravesado una experiencia cercana a la muerte transformó por completo mi percepción del miedo y la incertidumbre asociados con la posibilidad de perder la vida en algún momento. 

Este relato, se convierte en un testimonio de la universalidad de estas experiencias que trascienden el tiempo y las diferencias individuales.

 

Soy un sobreviviente agradecido con Dios y las manos maravillosas del cirujano. Después de 8 horas y media de intensa intervención quirúrgica, recuperé la salud y me enfrenté a la realidad de que mi supervivencia no tenía explicación científica. Había sobrevivido milagrosamente a una herida de 30 centímetros, cuando su experiencia se basaba en lesiones más comunes de aproximadamente 10 centímetros. Solo el 90% de esas víctimas había logrado sobrevivir, según sus propias palabras.

La palabra "sobreviviente" se grabó en mi piel, no solo como un recordatorio de la noche que desafió mi existencia, sino como un testimonio de la resistencia frente a lo inesperado y la fortaleza ante lo inimaginable.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 abr 2024
ISBN9798224511075
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    Resiliencia infinita - Beltrán

    Resiliencia Infinita:

    Levántate y Sigue Adelante.

    Ricardo José Cuevas Beltrán.

    Derechos de autor © 2023 Ricardo José Cuevas Beltrán. Todos los derechos reservados.

    Este libro y su contenido están protegidos por las leyes de derechos de autor de México y otros países. Queda prohibida cualquier reproducción, distribución, exhibición o transmisión de cualquier contenido de este libro, a menos que se cuente con el permiso previo por escrito del propietario de los derechos de autor.

    RICARDO JOSÉ CUEVAS BELTRÁN

    Contador Público Independiente

    EDUCACIÓN:

    Escuela Bancaría Comercial

    Fecha de inicio – 1969

    Destaque en finanzas

    ITAM

    Fecha de inicio – 1989

    EXPERIENCIA LABORAL: Varias empresas comerciales, de servicios y de producción. 1972 – 2013.

    HABILIDADES: buena memoria, la lógica y las matemáticas.

    Buen trato con los demás y buena comunicación físicas.

    PERFIL

    Persona de 69 años con experiencia de 47 años como contador público. Experiencia de 18 años como maestro de licenciatura en las carreras de administración y contabilidad.

    CONTACTO: TELÉFONO: 5540117270., rijocuebe@hotmail.es

    AFICIONES: Lectura, Escuchar música, ejercicio y la socialización con familia y vecinos.

    A mi Abuelo, cuya presencia es la raíz de mi ser. Sin él, mis logros no habrían florecido. Me brindó educación y modeló un ejemplo de sabiduría e inteligencia. Fue un hombre justo, cuyo legado se teje con hilos de honradez, esfuerzo y amor incondicional a su familia.

    A mis padres, el Chato y la Chata, pilares de amor que forjaron mi carácter con principios morales sólidos y sin prejuicios. La Chata, un faro de vida, me enseñó a no claudicar nunca y a enfrentar la vida con alegría.

    A Maru, mi compañera de vida, cuya ternura, humildad, bondad y amor cautivaron mi corazón desde el principio. Ella ilumina los momentos de dicha y felicidad, siendo una compañera excepcional.

    A mis hijos Ana, Ricardo y Rodrigo, semillas de mi existencia y mi máxima responsabilidad. Anhelo que me conozcan más, que mi vida sea fuente de inspiración y que comprendan que la vida nos desafía, pero siempre podemos superarla.

    A mi hermano Germán, verdadero amigo y confidente, que ha sido mi apoyo incondicional. En situaciones difíciles, su presencia fue luz y su afecto, un bálsamo. Le debo la estabilidad y sobrellevar de la última etapa de mi vida.

    En cada página de este libro, late el corazón de quienes han sido mis pilares. Que sus enseñanzas y amor inspiren a aquellos que se sumerjan en estas palabras, recordándoles que siempre hay fuerza para levantarse y seguir adelante.

    INDICE.

    El Despertar de la Fortaleza Interior.

    Raíces de Resiliencia

    El Refugio de la Resistencia

    Renaciendo en la Adversidad.

    Forjando Carácter en la Juventud.

    Alianzas Inquebrantables.

    Aprendizajes en Tiempos Desafiantes.

    Triunfos y Desafíos Laborales.

    Resurgiendo de las Sombras.

    Redescubriendo la Libertad Interior.

    Melodía del Alma.

    Transformando la Adversidad en Oportunidad.

    La Fuerza del Apoyo Familiar.

    Epílogo Resiliente: Guía para los Viajeros de la Resiliencia:

    El Despertar de la Fortaleza Interior.

    Cada palabra que se dispone a leer, amable lector, es un fragmento palpable de mi existencia, una narrativa tejida con los hilos de mi vida que se despliega desde el vibrante 31 de marzo de 1954 en la efervescente Ciudad de México.

    Emergí en el seno de una familia de clase media acomodada, ocupando el honroso tercer lugar entre cuatro hermanos: Pilar, Enrique, Germán y yo. A pesar de las vicisitudes financieras que marcaron la senda de mis padres, mi infancia resonó con una armonía que hoy puedo afirmar como una etapa plena y feliz. Pequeños percances y travesuras colorearon mis primeros años, desde caídas que desembocaron en la Cruz Roja hasta el agridulce sabor de una mordida canina. Sin embargo, en cada embate, el amor incondicional de mis padres, abuelos maternos y hermanos actuó como un bálsamo que me permitió levantarme y proseguir.

    En la sinfonía de los primeros cinco años de mi vida, mis hermanos, Pilar y Enrique, desplegaron su influencia antes de la llegada de Germán, quien, con el paso del tiempo, se convertiría en una pieza fundamental de mi existencia. Detalles sobre mi infancia y juventud aguardan su momento en las páginas por venir.

    El año 1987 se erigió como un hito trascendental en mi historia, cuando en el cálido septiembre conocí al faro de mi vida, Maru. Con tan solo 22 años, sus ojos encendieron la

    El Despertar de la Fortaleza Interior.

    llama de la esperanza y la alegría que creía perdidas. Nuestra unión se selló el 3 de febrero de 1989 en una modesta pero profundamente emotiva boda, marcada por el amor que floreció durante nuestro año y medio de noviazgo. Dos hijos, Ricardo José y Rodrigo, se sumaron a nuestra travesía, convirtiéndose, junto con Ana, en mis más preciados tesoros.

    A los diez años, enfrenté la espectral proximidad a la muerte en el fondo de una alberca, un suceso que revelaría su impacto en mi vida con el tiempo. Las aguas de Tecamachalco resguardaron mi infancia y testificaron mi resiliencia.

    A los 31 años, la tragedia tocó mi puerta de manera abrupta y violenta. La madrugada del 29 de junio de 1985, fui herido de gravedad por mi excuñado Mauricio, en un acto que desencadenaría una serie de eventos desgarradores. El cuchillo, el dolor y la lucha por la supervivencia se entrelazaron en una experiencia que, con el tiempo, revelaría su significado más profundo.

    Así, en las páginas siguientes, se desplegará un tapiz de recuerdos, emociones y desafíos. La historia de mi vida, entretejida con las hebras de amor, dolor, y la inquebrantable voluntad de levantarme y seguir adelante.

    El tiempo, ese mago inexorable, me arrastró a una encrucijada singular a la tierna edad de diez años. En la morada de mi tía Bertha, una celebración familiar se volvió el escenario de un encuentro con la muerte. Rodeado de risas y juegos infantiles, me sumergí en las aguas de una alberca, ajeno al ballet acuático que la vida había preparado para mí. Sin saber nadar, me aferré a un flotador que, sin piedad, me llevó al centro de la alberca. Pánico. Silencio. Y entonces, la decisión instintiva de soltarme, emergiendo del agua yaciendo en la hierba circundante. Aquel día, la muerte acarició mi alma, pero el destino, juguetón, decidió otorgarme una segunda oportunidad.

    Los años pasaron, pero el eco de aquel encuentro con la parca resonaría nuevamente en mi vida a los treinta y un años. La madrugada del 28 de junio de 1985, mi destino se entrelazó con la oscuridad de la calle Norte 81 A de la colonia Electricistas. Mi excuñado Mauricio, como un personaje de tragedia griega, protagonizó un acto que marcaría mi existencia para siempre. Herido, ensangrentado, enfrenté el abismo y emergí como un superviviente, resistiendo las garras de la muerte que buscaban reclamarme.

    Este punto de inflexión, el trágico duelo con el filo de la navaja, se entretejió con la narrativa previa de mi vida. Mi relación con Marielena, la separación, las señales de un desenlace inminente y la crudeza del momento en que la hoja penetró mi carne, quedaron marcadas en el tejido de mi existencia.

    Y así, querido lector, te invito a adentrarte en las páginas que siguen, donde cada palabra es un eco de mi pasado, presente y futuro. Una historia de amor, lucha y resiliencia, donde la máxima que rige mi vida es un inquebrantable levántate y sigue, guiada por el cobijo del amor y la determinación de forjar un destino propio en el tapiz de la existencia.

    Que estas palabras te sumerjan en mi universo, despierten tus emociones y te conduzcan por los recovecos de una vida marcada por la fuerza del amor y la voluntad indomable de seguir adelante.

    A medida que las páginas de mi vida se desenvuelven, el relato se entrelaza con las hebras de la cotidianidad, tejiendo una historia donde la adversidad se convierte en el catalizador de la fortaleza humana. Mis primeros años de matrimonio con Maru fueron como una sinfonía de amor, una melodía compartida que resonaba en cada rincón de nuestro hogar.

    La maternidad nos bendijo con la llegada de dos pequeños tesoros, Ricardo José y Rodrigo. Sus risas, travesuras y miradas inocentes se convirtieron en la luz que iluminaba incluso los días más oscuros. Mi hija mayor, Ana, fungía como la guardiana de la armonía en nuestra familia, y juntos, como una orquesta familiar, enfrentábamos los desafíos que la vida nos presentaba.

    Sin embargo, las notas alegres se entremezclaban con acordes de dolor. A los diez años, mi encuentro cercano con la muerte dejó una marca indeleble en mi espíritu, una cicatriz invisible que se convertiría en el recordatorio constante de la fragilidad de la existencia. Cada respiración se volvió un tributo a la oportunidad de vivir, un regalo precioso que aprendí a valorar con el tiempo.

    La historia dio un giro imprevisto en la oscura madrugada del 28 de junio de 1985. Un cuchillo, la traición de un ser cercano, y el límite mismo entre la vida y la muerte se volvieron los protagonistas de un capítulo que aún se erige como una sombra en mi memoria. La sangre derramada marcó no solo mi cuerpo, sino también la trayectoria de mi familia, desatando una cadena de eventos que pondrían a prueba los cimientos mismos de nuestras relaciones.

    En las siguientes páginas, desenterraré los detalles más íntimos de mi vida, desvelaré secretos que han permanecido enterrados en el cofre del tiempo. Cada palabra será un paso más hacia la comprensión completa de mi viaje, y confío en que, al compartir mi historia, pueda inspirar, conmover y recordarte la fragilidad y la belleza de la vida.

    Que esta narrativa sea más que palabras en un papel; que sea un eco en tu propia experiencia, un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la luz de la esperanza siempre encuentra su camino.

    Raíces de Resiliencia

    En los días impregnados de la dulzura infantil, cuando apenas contaba cuatro añitos, mi madre, con su corazón tierno, me llevó de la mano por los senderos de la vida. Nuestra morada temporal, un rincón entrañable en la calle Olloqui #16, nos acogía con su calidez, donde las risas de la niñez resonaban como melodías de alegría.

    Nuestra familia, un tejido de amor entretejido por los hilos de la abnegación, encontró refugio en aquel hogar, que, aunque ya no existe físicamente, perdura en la esencia de los recuerdos. Pocos meses después de mi llegada a este mundo, nos trasladamos a Fernández Leal en Coyoacán, donde compartimos risas y sueños durante cuatro años. Fue en ese tiempo que mi abuelo José, con su sabiduría y amor, ayudó a construir la casita de nuestros sueños en Olloqui, donde cultivaríamos memorias que perdurarían durante 17 años, hasta diciembre de 1975.

    En esos primeros años, mi madre, con su inmenso cariño, capturó los destellos de mi infancia en un pequeño cuaderno titulado Los Días Felices del Bebé. En sus palabras, impregnadas de ternura, dejó constancia de cada travesura y gesto, regalándome así un tesoro invaluable.

    Hijito querido, este álbum es tu pequeño rincón de felicidad. Aquí, a los 4 años y medio, veo cómo tu carácter se va moldeando. Te adoro, incluso más de lo que imaginé cuando eras solo un bultito de carne, chillón y mojado.

    Con una fecha eterna, el 17 de septiembre de 1958, mi madre grabó en mi historia su amor eterno. Mi nombre, Ricardo José, resonaba en las melodías de la época: Molino Rojo, Candilejas, el renacer del charlestón. Así, con detalles meticulosos, ella tejía mi árbol genealógico, uniendo los hilos de

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