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Cuando Las Drogas Me Arrebataron a Mi Hijo
Cuando Las Drogas Me Arrebataron a Mi Hijo
Cuando Las Drogas Me Arrebataron a Mi Hijo
Libro electrónico122 páginas1 hora

Cuando Las Drogas Me Arrebataron a Mi Hijo

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Hasta dnde es capaz de llegar una madre por salvar a su hijo de las drogas?
La vida cambia en un minuto, cuando te entras que tu hijo es adicto jams volver a ser igual, terminando para siempre la tranquilidad de toda una familia completa.
Las noches en vela, los minutos una eternidad, el tiempo se detiene, la angustia te paraliza, el timbre del telfono se vuelve tu enemigo, puede ser presagio de una desgracia, la sirena de una patrulla estremece, sabes que tu hijo adicto est en la calle, envuelto en los peligros que existen en el srdido mundo de las drogas.
Nuestras vidas se enfrentaran en una lucha sin cuartel, por salvarlos en la que todo podemos perder menos la fe, como madres lo intentaremos una y otra vez hasta el ltimo respiro de nuestra existencia.

As cambi la adiccin de mi hijo mi vida, dedicndola hoy a encontrar la mejor manera de ayudar a quienes lo necesitan.
Del dolor ms profundo, naci un proyecto de vida llamado Clnica Reencuentro, dando primeramente sentido a mi vida.
Al paso del tiempo se convirtieron en las mejores clnicas en tratamiento de adicciones en el norte de Mxico, lgrimas, perdidas y dolor se compensan cuando veo la transformacin que sufren las vidas, que son depositadas en nosotros, en m, que soy la cara y el corazn de un sueo llamado reencuentro.
www.clinicareencuentro.com.mx es ms que una clnica, es una razn de vida nacida de las entraas del dolor y la esperanza.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento4 nov 2016
ISBN9781506505626
Cuando Las Drogas Me Arrebataron a Mi Hijo
Autor

Elvia O' Malley

Nacida en Durango, México, en una familia sin problemas económicos, con una vida llena de bendiciones, exitosa en los negocios, a los 35 años descubrí que mi hijo mayor es adicto. Empezando en ese momento el derrumbe total de mi vida, levantándome desde las cenizas de mi existencia, superando grandes pérdidas, sobreviviente de cáncer a los 40 años, encontrando en el poder del perdón y la fe, el camino para seguir viviendo. Fundadora de uno de los más exitosos complejos de clínicas en rehabilitación de adicciones hasta el día de hoy. En ayudar a las familias que pasan lo mismo que yo, encontré el bastón que me sostuvo y se convirtió en mi razón de vida. Con 49 años de edad, agradeciendo cada cosa que me tocó vivir quiero compartir con ustedes hasta dónde podemos llegar cuando las drogas tocan nuestras vidas.

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    Cuando Las Drogas Me Arrebataron a Mi Hijo - Elvia O' Malley

    Copyright © 2016 por Elvia O’ Malley.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2015908926

    ISBN:   Tapa Dura                   978-1-5065-0560-2

                 Tapa Blanda                978-1-5065-0561-9

                 Libro Electrónico        978-1-5065-0562-6

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 03/11/2016

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    CONTENIDO

    1 Prólogo

    2 Introducción

    3 El principio

    4 Tratando de entender

    5 Tomando acciones

    6 La búsqueda

    7 De frente a la realidad

    8 ¿Existe la felicidad?

    9 Las pérdidas

    10 Luchando por sobrevivir

    11 Sacando fuerza del dolor

    12 Tratando de volver a empezar

    13 Un intento más…

    14 Codependencia

    15 El nacimiento de un proyecto de vida

    16 Diocidencias

    17 Cara a cara con el dolor

    18 Aprendiendo a vivir

    19 La aceptación

    20 Renovando mi fe

    21 ¿Tenemos los padres el derecho de decidir si internamos a un hijo?

    22 ¿Por qué confiar en Reencuentro?

    23 La última verdad

    AGRADECIMIENTOS

    Q uiero dar gracias a Dios por permitirme estar hoy aquí, por darme la fuerza por medio de la fe para continuar en el difícil camino que me tocó recorrer.

    A mi madre, que desde el cielo seguro me bendice en esta nueva aventura. No hay un día de mi vida que no me hagas falta, pero sé que en el aire que roza mi cara, en la luz que ilumina las noches de luna, en cada estrella que brilla me acompañas, siempre vives dentro de mi corazón. Gracias, madre, por haberme ayudado a forjar la mujer que soy ahora; te amo y te bendigo.

    A mis hijos, gracias por estar aquí, por padecer en silencio y apoyarme en esta larga carrera de dolor que empezó desde su niñez, cuando comenzamos a luchar por su hermano y quedamos involucrados a través de la metamorfosis que sufrió nuestra vida. Sin ustedes, no hubiera podido seguir adelante, los amo a todos y a cada uno.

    A mi esposo, compañero de mil batallas, el brazo que me sostuvo y levantó las mismas veces que caí; gracias por veinte años de amor, por solidarizarte con mi sueño y por ser hoy parte fundamental de él.

    A los soles de mi vida, Olivia Margarita (Mirkita), Sofía, Giancarlo, Andrei, Aarón y Aranza: llegaron a mi existencia para pintarla de colores cuando la tristeza sombreaba todo mi entorno. Los amo infinitamente, no puedo imaginar mi vida sin ustedes.

    A todos y a cada uno de los que me permitieron entrar en su vida para conocer hasta dónde la adicción de un hijo puede llevar a una madre y a una familia en el intento de salvarlo; mil gracias.

    1

    Prólogo

    U na tarde cualquiera, como muchas en las que mi corazón lloraba con ese sentimiento que solo podemos comprender quienes tenemos un hijo, una madre, un hermano o algún ser querido que ha sido tocado por las drogas, en medio de este dolor llegó a mi mente una idea impensada: la necesidad imperiosa de compartir mi vida con ustedes. Estoy segura de que esta triste realidad se repite cada momento en muchos rincones del mundo, minuto a minuto: en algún lugar, en este momento, muchas madres están padeciendo este flagelo que quema el alma y destruye familias completas.

    Mi existencia era común y corriente como la tuya, quizás, y como tantas otras, con una vida que podría catalogarse de normal y tranquila, hasta aquel día en que mi destino cambiaría para siempre.

    Trato de hallar las palabras adecuadas para describir el contexto, lo cual es realmente complicado, ya que no encuentro las exactas para detallar el dolor y la manera en la que cambian nuestras vidas cuando descubrimos que tenemos un hijo adicto.

    Quiero compartir con quienes están sufriendo hoy la tristeza más grande que existe: sentir que las drogas te arrebatan un hijo es, sin duda alguna, la más terrible punzada que quema el alma. Enterarte que tu hijo es adicto es lo peor que puede pasarte; solo una madre que lo ha vivido puede entenderlo.

    Quisiera comunicar en estas letras hasta dónde la adicción de mi hijo cambió mi vida, mi familia, el panorama completo. Trastocó todo y me llevó desde el clímax del dolor, la destrucción, la desesperación y las grandes pérdidas hasta cambiarnos por completo en un giro de 180 grados. Así, mi tragedia se convirtió en una nueva vida consagrada a luchar contra las adicciones y aprendí en el trayecto que al final del túnel existe la luz.

    Luego de una lucha sin cuartel, en un esfuerzo supremo por recuperar a nuestro hijo, la vida nos llevó por caminos difíciles hasta darle un final que jamás habría imaginado… Nació así una esperanza de vida llamada «Reencuentro».

    2

    Introducción

    ¡E s solo un vicioso! Estoy segura de que habrás escuchado esta frase en alguna ocasión, pues es una de las más comunes para referirse a las personas que se encuentran atravesando una adicción. Este mundo es, sin duda alguna, uno de los más difíciles y complicados que existen. Penetrar en la mente y en el corazón de un adicto es luchar contracorriente para cualquier persona que esté alejada de esto y desconozca cómo se gesta la enfermedad y el proceso que sigue.

    Para poder entenderla, debes tener vocación, no basta con haber leído sobre ella, a veces ni siquiera el haber estudiado psicología o psiquiatría ni todos los grados que puedas conseguir en las universidades; la teoría y las técnicas te enseñan a conocer la enfermedad, te dan las herramientas correctas para la lucha, pero la sensibilidad para entenderla no viene en los libros. Es algo que aprendes cuando has vivido en carne propia el sufrimiento que la acompaña. Se llega a un entendimiento completo cuando tienes un hijo envuelto en las drogas; solo así comprendes que el dolor no tiene límite.

    Cuando lo ves de cerca, cuando lo vives, traspasas la barrera que divide a estos seres humanos que, en su gran mayoría, son personas nobles, sensibles, humanas, que en su afán de encontrar un lugar donde pertenecer, fueron víctimas de personas sin corazón que los llevaron de la mano hacia el precipicio. Apoyados en el bastón de los resentimientos y los conflictos sin resolver que arrastraban desde su infancia, son la parte palpable de la problemática que existe en la familia; en aquella primera dosis rompen el frágil hilo que divide la cordura y la locura, y cambian para siempre la dirección de sus vidas y la de toda la familia.

    Vivir de cerca el infierno de las drogas es la única manera de poder comprender todo el contexto que encierra esa palabra. Solo entonces habrás adquirido la sensibilidad para entender la complicada problemática que rodea a un enfermo. De lo contrario, pertenecerás al mundo que solo juzga, que señala, que puede llegar a sentirse superior a todos aquellos que están dentro de las adicciones.

    Cuántas veces hemos escuchado aquellas frases despectivas: «No tiene valor para enfrentar la vida», «es un vicioso», «no vale la pena», «es la basura de la sociedad». Los ves por la calle y sientes un profundo desprecio hacia aquellas almas que vagan con la mirada perdida y la ropa andrajosa, caminando solitarios, con una sombra de tristeza en sus rostros y llevando sobre sus hombros la pesada carga del dolor y la soledad.

    No imaginas la historia que yace tras aquellas personas que lucen como despojos humanos: en cada uno habrá una familia destrozada, una madre que llora su ausencia o que tal vez murió con el dolor de saber que un pedazo de su ser vagaba perdido por el mundo. Te parecerá increíble conocer que tras aquellas sombras vivieron hombres y mujeres inteligentes, en algún momento personas triunfadoras, que se dejaron atrapar por la telaraña de las drogas.

    Cuán distantes pueden parecerte aquellas almas de tu perfecta vida, a ti que tienes todo: comida sobre tu mesa, una familia que te espera, ropa elegante y fina y ese auto de lujo. Tú que tienes trabajo, que quizás seas un triunfador que, gracias a tu inteligencia, te has mantenido alejado de aquel sórdido mundo del que te sientes… tan apartado. A ti que conduces a tu casa donde te esperan tus hijos, déjame decirte que yo fui una de esas personas que te describo, tan distantes de esos seres.

    Déjame decirte una escalofriante posibilidad, una terrible verdad: la vida cambia en un segundo. ¿Sabes a ciencia cierta qué pasa con tus hijos? ¿Sabes quién está a cargo de ellos cuando tú estás ausente? ¿Estás completamente seguro de que ellos están bien? No pierdas de vista a tus hijos un segundo, porque en un revés de la vida, ese mundo que creemos tan lejano puede llegar a formar parte del nuestro en un abrir y cerrar de ojos y a convertirnos en actores y protagonistas de la conocida obra llamada «adicción».

    Pretender que no pasa nada es el mayor de los errores. No podemos esconder la cara

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